José Luis Olaizola no necesita demasiada presentación, o acaso sí, para los más jóvenes. Ha sido conocido fundamentalmente por su obra literaria, si bien ha desarrollado a lo largo de su dilatada carrera vital profesiones de cierto rango, antes de entregarse de lleno a la escritura. Tuvo su momento de más fama al obtener el Premio Planeta en 1983 por La Guerra del General Escobar, un libro de muy interesante lectura, en especial en estos tiempos, dado que trata de un General Republicano profundamente católico, que, imbuido de un elevado sentido del deber y del servicio, se ciñó a su obediencia a la República en Cataluña y le hizo la guerra a los nacionales. Por él pidieron clemencia muchos católicos tras finalizar la guerra pero Franco dio la orden de fusilarlo.
Este libro nos presenta a un héroe, un hombre de honor y pundonor, que cae derrotado, en parte por el enemigo y en mayor grado por la contradicción interna entre sus enfrentadas convicciones, entre su fe católica y su lealtad jurada a la República como hombre de armas. La guerra del General Escobar estaba en su cabeza, en su mente, en su conciencia, en su alma.
La debilidad de Olaizola por personajes como el General Escobar revela su mente abierta y su comprensión del ser humano en su fragilidad y desamparo así como en la fuerza que puede llegar a extraer de sus valores. Olaizola, como católico que es, aprecia a quienes comparten y defienden la fe cristiana frente a las mayores adversidades.
Son muchos los libros que ha escrito Olaizola pero a mí me cautivó hace ya tiempo el que escribió sobre un metelinense que conquistó un imperio: Hernán Cortés. Crónica de un imposible. Era en mi casa muy natural hablar de la historia del pequeño pueblo de Medellín, en Badajoz, dónde nació Cortés y mucho tiempo después mi abuelo, que fue maestro, y mi madre, que me trajo al mundo. Tener entre nuestros apellidos el de Cortés nos llenaba de orgullo, fuéramos o no de la familia de tan ilustre personaje.
Cortés fue uno de esos héroes que despierta la debilidad de Olaizola. Siendo, como fue, el conquistador primero de las Américas, un héroe en el campo de batalla, un hábil diplomático y un católico ferviente que llevó consigo además de la espada, un gran afán evangelizador y civilizador, quiso que los indios abandonaran sus bárbaros rituales de sacrificios humanos, antropofagia o sodomía. Pero pese a todos sus logros no pudo ser Virrey en sus dominios. Su Emperador, Carlos V, es posible que viera en él a alguien demasiado poderoso y prestigioso, y también muy dado a aventurarse de continuo por libre, como para permitirle gobernar en los dominios ultramarinos continentales. De este modo Cortés falleció sin haber obtenido el premio que debió sentir que le correspondía en justicia ganar, y acaso, como jugador que era, creyó que el destino tuvo con él la crueldad irónica que reservaba a los pocos que perdían a los naipes con las mejores cartas en la mano.
José Luis Olaizola ha alcanzado una avanzada edad con una lucidez mental envidiable y con una gran familia. Y aún sigue escribiendo. Además de preguntarle por el héroe que en su momento le dio la fama literaria y por aquel otro que a mí más me cautivó en sus escritos, he querido conocer de primera mano como contempla este país nuestro a los 91 años.
Le agradezco enormemente que haya dado respuesta a mis preguntas.
1.- Creo compartir con usted una cierta debilidad por los personajes históricos que, representando nobles ideales, terminan siendo derrotados por adversidades, enemigos, el desprecio de sus coetáneos o el olvido, personajes como Héctor, Germánico, Cortés…el General Escobar….. ¿Qué tienen de especial estos héroes sacrificados en el altar de la historia? ¿Qué nos enseñan de nuestra humana condición?
Creo que los personajes heroicos que usted cita, no tienen un componente común. Cada uno tiene sus características. Por ejemplo, el que mejor conozco, el general Escobar, tenía un claro sentido del deber, o compromiso, con el juramento que había prestado al gobierno de la República legítimamente constituido, por eso no le cabe unirse a sus compañeros militares que se había alzado ilegítimamente en armas.
En cuanto al caso de Hernán Cortés lo desarrollo en su siguiente pregunta.
2.- Ahora hacemos 500 años de la conquista de Hernán Cortés de México y el actual Presidente Mexicano ha pedido a nuestro Rey Felipe VI que pida perdón por la conquista. Usted ha estudiado bien la figura de Cortés, con sus luces y sus sombras, y conoce su leyenda negra y su leyenda rosa. ¿Qué retrato podría hacernos de aquel noble Hidalgo, sobre el que ya escribió una gran novela, para ilustración de sus modernos detractores «indigenistas»?
Como sostiene Hugh Thomas, el famoso historiador, Hernán Cortés es el más grande de todos los conquistadores. Gracias a él España se convirtió en un Imperio.
¿Qué le movió a acometer tan enorme hazaña como fue la conquista del imperio azteca? Cortés creía de buena fe que no había nada más grande que ser vasallo de Carlos V, el mayor emperador del orbe conocido. Además no pretendía rescatar o traficar con oro, sino que su intención era poblar, es decir establecerse y mejorar una cultura que consideraba contraria al cristianismo, con sus múltiples sacrificios humanos que convertían su religión en una pesadilla. Él venía a liberar a los nativos de esa pesadilla.
¿Destruyeron los conquistadores? Cierto que destruyeron, pero por regla general lo que destruyeron fueron los ídolos malignos, como Cempoala, que exigía la sangre de las doncellas.
De todos modos cuando estaba a punto de morir, en Sevilla, en el año 1547, tomó conciencia de que quizá se había podido exceder en algunos aspectos de la conquista y por eso en su testamento, otorgado el 12 de octubre del citado año, manda a sus herederos que consideren si es lícito considerar como esclavos a los naturales de la Nueva España –la esclavitud no estaba mal vista en aquel siglo- y que una vez averiguado actúen en conciencia.
3.- ¿Cómo ve la actual situación política española con el Procés, el deseo de exhumar a Franco, los partidos radicales de izquierdas? ¿Se parece a la que se dio en la Segunda República, de alguna forma? ¿Qué paralelismos se pueden encontrar?
No creo que exista ningún parecido con la situación que se dio durante la Segunda República y que acaba desencadenando una guerra civil de proporciones incalculables. A los actuales partidos de izquierda no les queda más remedio que mostrarse moderados, ya que no cuentan con el suficiente apoyo popular.
En cuanto a la exhumación de los restos de Franco, como a la inmensa mayoría de los españoles, me parece que bien están donde están, y que no tiene demasiado sentido andar enredando con ese asunto. En el fondo es un asunto que me tiene sin cuidado.
4.- España es un país Católico, acaso el que históricamente más ha defendido el Catolicismo. Eso ha conformado de forma importante nuestra cultura. ¿Cuánto, diría usted? Y, por otro lado ¿en qué situación se encuentra el Catolicismo en nuestros días, en medio del relativismo y la hostilidad de determinados sectores contra el mismo?
Nuestra cultura sigue siendo cristiana, pero el catolicismo está pasando por sus horas más bajas en cuanto a su práctica se refiere. Creo que en Leganés, me comentaba un párroco, solo un 3% de sus habitantes asiste a misa los domingos. El control de la natalidad, por medios no admitimos por la Iglesia, alcanza tales proporciones que estamos a punto de ser el país de Europa con un índice de natalidad más bajo, casi igual a cero.
Por no hablar del aborto, la eutanasia, y los matrimonios entre homosexuales.
Pero la barca de Pedro no hay cuidado de que se hunda y acabaremos superando tal cúmulo de dislates.
5.- De la Transición y la Constitución de 1978 a nuestros días ha existido un período político y social al que usted ha asistido como espectador privilegiado. ¿Cree que este período está finalizando? ¿Cómo ve el futuro de España?
Con la transición se ha dado media vuelta a toda España. No hay quien la conozca. ¿Para bien? Sin duda tiene aspectos muy positivos, pero, a mi juicio, el problema es que hemos hecho un país demasiado caro, con tal multiplicidad de organismos y correspondientes funcionarios, difíciles de mantener, y que ha dado lugar a que la corrupción se adueñe del país. A pesar de todo veo el futuro de España bien, su principal problema es su excesivo endeudamiento, pero a la Unión Europea no le interesa que España caiga en la bancarrota y nos ayudará a salir del trance.
6.- Usted ha cultivado la literatura histórica, la infantil e incluso ha sido cineasta, aunque comenzó siendo abogado. ¿Cuál ha sido su evolución personal?
Mi evolución personal ha sido un tanto singular. Durante quince años me dediqué al ejercicio de la abogacía, con bastante fortuna. Durante otros quince años fui contratado como alto ejecutivo y ocupé la presidencia de empresas importantes –Movierecord, el Parque de Atracciones de Madrid….- y, por fin, desde hace más de cuarenta años me dedico a la literatura habiendo obtenido los premios más importantes, incluido el Planeta. He escrito 81 libros.
7.- ¿En qué está trabajando ahora?
En la actualidad estoy trabajando en la promoción de mi último libro “Retazos de una vida literaria” , editado por Palabra, en el que resalto los aspectos más curiosos de mi vida.
He cumplido 91 años y creo que merecería el record Guinnes, pues no creo que haya ningún escritor de mi edad que acabe de publicar un libro.