España o los españoles

La diferencia entre España y los españoles no es siquiera sutil. Son dos cosas perfectamente distintas si entendemos España como un estado-nación y los españoles como personas que viven bajo sus reglas. Para lo que nos ocupa estas son las definiciones más apropiadas puesto que no solo yo sino aquellos se llenan la boca con la defensa de España utilizan.  

España, así entendida, no merece ninguna defensa, no debe ser objeto de protección ni debe estar por encima de los españoles. Debe ser controlada. Las personas son lo que cuenta y no los Estados. Un estado-nación no es más que una de las múltiples formas que existen de organizar nuestra convivencia. No ha sido siquiera la más duradera históricamente. Los Estados como hoy los entendemos nacen con la Paz de Westfalia de 1648, desarrollándose plenamente desde la Revolución Francesa. Anteriormente no existía la legalidad ligada al territorio y en una misma zona convivían distintas leyes, como convivieron distintas religiones o distintos señores feudales. Muchos imperios a lo largo de la Historia no eliminaron las leyes de los lugares que conquistaban y se compaginaban de diversas maneras.

Si como asumimos en nuestros días la Libertad individual, el Hombre y el desarrollo de sus proyectos vitales deben tomar el centro sobre el que giren las normas de convivencia, como así parece entenderse desde la Segunda Guerra Mundial, es necesario poner la ley al servicio del Hombre y no al contrario. Dice la Constitución Española en la primera frase del preámbulo que “La Nación española, deseando establecer la justicia, la libertad y la seguridad y promover el bien de cuantos la integran, en uso de su soberanía, proclama su voluntad de” (sic) y comienza a desarrollar el mencionado preámbulo. La Constitución está pensada – al menos eso dicen los que la redactaron – para promover el bien de cuantos integran la Nación española, el estado-nación de España. No puede ser entendida de otra manera que como herramienta, jamás como fin, incluso detalla procedimientos para cambiarla.

La defensa a ultranza de España no puede estar por encima de los españoles. Las herramientas que utilicemos para la convivencia deben estar sujetas al constante escrutinio de los ciudadanos y no pueden ser un ente estático y monolítico, inmutable. Los instrumentos que utilizamos en el pasado y que fueron muy útiles ayer, hoy pueden resultar arcaicos. No digo que haya quien desee seguir utilizando su viejo transportador de ángulos, papel vegetal y tiralíneas, cada cual es muy suyo de elegir su proyecto de vida y lo que este conlleve.  Me tendrá a su lado para defender su derecho a llevarlo cabo, pero deberá entender que su proyecto no es el mío o no tiene por qué serlo. Los estados-nación no lo permiten encorsetando fuertemente a los individuos por el azar de donde nacen, sin integrar la disparidad de aspiraciones vitales. Por eso yo no defiendo España, ni creo que deba ser defendida. Defender a los españoles, que sí es inexcusable, es algo muy distinto.

José Luis Montesinos
José Luis Montesinos

Soy Ingeniero Industrial, siempre fui autónomo aunque ya no quede más remedio que trabajar con frecuencia para la Administración que todo lo invade. Soy Vicepresidente del Partido Libertario y autor de dos novelas cortas, Nunca nos dijimos te quiero y Johnny B. Bad, que puedes encontrar en Amazon. Mi último libro se llama Manual Libertario, está disponible en www.fundalib.org. Canto siempre que puedo.

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5 comentarios

  1. Diga Vd. lo que le parezca, pero España no es otra cosa que Los Españoles, no hay distinción posible. La tierra que poseen bajo su soberanía ha variado, pero ellos y sus costumbres y cualidades, también pero menos. Nuestra debilidad es nuestra fortaleza y al revés. Esa frase “La Nación española, deseando establecer la justicia, la libertad y la seguridad y promover el bien de cuantos la integran, en uso de su soberanía, proclama su voluntad de …” que a Vd. le hace tanta gracia (pone un sic), es correcta, pues los integrantes a los que se refiere son «los españoles», evidentemente, que son los que la firman con sus votos. Sin esas naciones-estado que Vd. dice, y sus leyes, el liberalismo no sería otra cosa que anarquía. El liberalismo, igual que la democracia, no vale nada sin leyes que los sustenten. Y esas leyes lo mejor es que se deban a la soberanía de un conjunto bien definido de personas, con cultura, religión, costumbres y antepasados similares.

    • Pues yo estoy de acuerdo con el artículo. El Estado es una herramienta que se ha dado una comunidad para organizar la convivencia. Esa comunidad nos hemos identificado de diversas formas a lo largo de la Historia, castellanos, aragoneses, vascos, visigodos, celtas, iberos, tartésicos, etc. En los últimos siglos nos hemos identificados como españoles y le hemos llamado España al Estado nación que nos acoge. En mi opinión España sigue siendo una garantía para todos los españoles de alcanzar sus fines en convivencia democrática. Sin embargo sería factible una organización distinta siempre que permitiera mejorar las perspectivas de la mayoría de españoles. Para el caso catalán, por ejemplo, creo que sería ventajoso para todos los españoles permitir un cambio constitucional que facilitara la segregación de la comunidad autónoma catalana mediante un referéndum siempre que todos los organos administrativos territoriales de carácter inferior a la autonomía y en el mismo referendum pudieran a su vez segregarse de cataluña y permanecer unido al resto de España. Si la jerarquía territorial fuera autonomía, comarca, ayuntamiento; en un referéndum a nivel autonómico, si el 50% del censo mas uno vota segregarse lo podría hacer siempre que todas las comarcas en las que no se llegara a ese nivel permanecieran unidas a España. De la misma forma una comarca debería poder segregarse de la autonomía con un referéndum similar siempre que los ayuntamientos que no alcanzaran el 50% mas uno del censo de votos positivos, permanecieran en la autonomía original. Sería un cambio constitucional que facilitaría la convivencia.

      • Ya lo he preguntado, cada vez que se propone ese modelo como alternativa, sin que hasta hoy se me haya contestado:
        ¿En qué se diferencia el modelo que usted propone, y que al parecer es el preferido por los ultraliberales, al modelo cantonal de la I República española?.
        ¿Por qué su modelo sería un éxito mientras que el de la I república fue un fracaso absoluto?

      • Eso de más del 50% es una barbaridad. Lo de dividir los colectivos en comarcas otra, que además me suena a óblast.
        Sepa Vd. que para cambiar la forma de pago en su comunidad de vecinos requiere unanimidad. Eso le parece a todo el mundo normal. Le puedo poner otros ejemplos a todos los niveles, y por qué existen las mayorías, mayorías cualificadas o unanimidades para cambiar reglas en todos los ámbitos. No es razonable que algo básico en el mundo de hoy como la nación, de la que emanan todas las leyes dependa solo de que haya una mayoría del 50% del censo como dice Vd. No me resulta extraña su opinión, pues los nacionalistas y los medios nos machacan a diario con su concepción de democracia, que es «lo que diga la mayoría». En esa concepción, y volviendo a una comunidad de vecinos, se puede votar que hay que matar al vecino del 5º porque es antipático. Si sale si, pues a matarlo.

        Luego, hablando de la fragmentación en comunidades, comarcas, ayuntamientos, barrios o soviets, eso requiere organización (burocracia), para mi el cáncer de la política y la economía, y es lo opuesto al liberalismo. Lo cierto es que esa concepción concuerda con el motivo fundamental de este problema: el dinero. Como Vd. escuchará, resulta que Junqueras, Forn, y su P.M. han preferido declarar en la lengua que dominan mejor: el Español. ¿que motivo tienen estos hispanoparlantes para imponer a todos sus subditos una lengua que ni siquiera es la suya?. Pues es sencillo: Cataluña lleva unos 130 años al menos recibiendo más inversión que el resto de comunidades. El resultado es que el salario medio es mayor y por tanto, con un IRPF progresivo, impuesto de patrimonio, IVA, etc. en valor absoluto es mucho mayor el dinero que ponen que el que reciben. En una cataluña independiente, eso que tienen de sobra, producto de la inversión del estado en la revolución industrial primero, y más recientemente, en los chantajes de investiduras, presupuestos y demás a Gonzalez, Aznar, ZP, Sánchez, creen que lo podrían gestionar ellos (los independentistas), como si la torta no se fuera a caer a pedazos si la partimos a lo bestia. Si eso lo extiendes a comarcas, barrios, etc. supone, en el delirio secesionista, que Les Corts o Sarriá en Barcelona, Los Remedios en Sevilla, La Finca o la Moraleja en Madrid se podrían independizar y gestionar ellos mismos los impuestos, y los habitantes de los barrios pobres, que se jodan.
        Evidentemente eso es una barbaridad, pero no por la insolidaridad, sino porque eso no se sostendría en el tiempo.

    • Completamente de acuerdo.
      El art.en si es una especie de versión moderna del falso dilema clásico «¿galgos o podencos?».

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