Que a estas alturas haya que explicar todavía que existe una clara correlación entre Libertad individual y calidad de vida, entre Libertad para hacer negocios y salario o nivel de empleo, es un claro ejemplo de hasta qué punto se manipula la información y la educación o, dicho de otra manera, qué fácil es aprovecharse de que sesgos de confirmación o ignorancia supina nos lleven una y otra vez a olvidar la tozuda evidencia de los datos.
Es ya un fenómeno conocido, sin embargo, que las organizaciones sindicales de este país pierdan cada vez más fuelle, nada extraño vistas las tonterías que se dedican a gritar en las manifestaciones del 1 de Mayo o aireadas sin pudor las impudicias en las que gastan el dinero. Éste era, dicho de uno u otro modo, uno de los comentarios recurrentes de los que aparecieron en televisión, realizados por gente sencilla que cazaban al azar los reporteros. No obstante, ellos, los sindicatos, siguen empecinados en cometer las mismas tropelías que desde hace más de un siglo llevan demostrándose equivocadas. Cuentan con el favor de los medios y son convenientemente regados con jugosas subvenciones y prebendas por parte del gobierno, sea cual sea el color de este, y aun así, siguen perdiendo adeptos. Es sencillo imaginar que pasaría si tuvieran que financiarse solamente con las cuotas de sus afiliados, como pasa en tantos países de esos en los que el sueldo medio es mayor que el nuestro y el paro infinitamente menor. Yo las quitaba mañana, las subvenciones.
No hay que ser un lince para abrir Google y comprobar que un mercado de trabajo libre y poco intervenido es el mejor garante de un empleo prácticamente pleno y unos salarios más que decentes.
¿Se imaginan a un representante futbolístico llegando a un club como en Madrid o el Barça y convenciendo a sus presidentes para que fichen, con un sueldo como el de Crisitiano o Messi, a un jugador totalmente desconocido, del que nadie sabe nada, solo con el argumento de que dicho jugador lleva jugando a fútbol toda la vida y estudiando videos sin parar? Este tonto ejemplo me viene siempre a la cabeza que oigo o leo las reivindicaciones sindicales. A veces, muchas veces, el fútbol puede explicar muchas cosas de la vida. Esto es lo que parecen demandar algunos, sin pararse a pensar que los futbolistas o cualquiera que gane un salario con muchas cifras, generalmente lo hacen porque generan cantidades de dinero de orden superior a lo que ganan. Su productividad es muy elevada y su retribución también. No obstante, hay que seguir demostrándolo cada día. La primera jornada de liga, el campeón del año anterior y el recién ascendido tienen los mismos puntos. Igual que cualquiera en su día a día.
Tan sencillo como copiar lo que se hace bien en otros lados nos valdría. Trasponer la legislación laboral de Dinamarca o Singapur sería suficiente. El tiempo nos llevaría rápidamente a comprender que hay que reinventarse cada día y luchar como si nos fuera el ascenso o la Champions League en ello. No existen fórmulas mágicas. En realidad, son cuatro cositas sencillas. Trabajo, flexibilidad laboral y seguridad jurídica. Eso es lo que trae el pleno empleo y los salarios altos. Igual que el sol sale por levante. Igual que el cielo es azul, el agua moja y el fuego quema. Igual de evidente.
Muy muy clarito, pero como diria el reciente difunto d Cesar Alonso de los Rios diga ESPAÑA COÑO y sin miedo y no tanto «en este paia» ESPAÑAA COÑO ESPAÑA SIN MIEDO Y SIN COMPLEJOS Y SI GRITO. ESPAÑA
ahora lo más normal es decir «el estadospañol»
Y s los abducidos y acomplejados, por la izmierda antiespañola. com n salero ESPAÑA
Yo comparto profesión (o por lo menos titulación académica) con el autor de este artículo según su firma. A pesar de estar en activo desde hace unos 12 años, mi salario está en un nivel similar al de un mozo de almacén o un repartidor de bebidas (en algunas empresas que conozco).
Sin embargo, soy consciente de que mi bajo sueldo actual en relación a otros compañeros de promoción (en algunos casos hablo de cobrar menos de la mitad en neto) son consecuencia de diversos factores: decisiones (desacertadas) que he tomado, preferencias personales o prioridades que he ido tomando en los últimos años y también la suerte de estar o no estar en el lugar adecuado en el momento adecuado.
Nunca se me ha ocurrido llorar diciendo que el gobierno tendría que hacer algo para que mi profesión cobre más por ley, porque sé que eso me perjudicaría. Si mañana el gobierno dice que los Ingenieros Industriales deben cobrar más de 1800€ netos al mes (no hace falta hablar de 2000 o más), lo más probable sería que me quede en la calle y que no vuelva a encontrar trabajo de mi profesión, al menos relativamente cerca de casa.
La única manera de mejorar mi situación económica pasa por intentar acceder a otros ámbitos (dentro de mi profesión), para lo cual debo tener la posibilidad de negociar libremente (lo que vendría a ser ofrecerme por un salario de entrada más bien bajo). A partir de ahí, dependería de mí convertirme en alguien «valioso» dentro de la empresa o del sector.
La existencia de puestos «precarios» no es necesariamente algo negativo, puesto que muchas personas de «alta cualificación» han tenido que pasar por algún momento de su vida por un puesto de empleo que suele calificarse como precario:
– Mientras se saca la carrera, trabajar unas horas semanales de camarero, repartidor, botones, etc. para sacarse unas perrillas (bien porque sus padres no pueden costearle los estudios, o bien simplemente para tener un poco de independencia).
– Al acabar la carrera, para adquirir experiencia y crecer profesionalmente, en algunos casos necesitan pasar por puestos de becario o similares.
Lo negativo es cuando una persona se estanca dentro de un puesto precario. La libertad y facilidades para poder moverse dentro del mercado laboral son muy importantes para que uno pueda crecer profesionalmente y tener acceso a puestos de trabajo mejores.
Todos empezamos por un trabajo precario. Solo algunos privilegiados entran ya en puestos bien remunerados y lo normal es que sea por haber destacado en los estudios (esfuerzo personal = mejores condiciones) o por tener lo que popularmente se denomina «enchufe». Para un trabajador normal (no enchufado) las mejoras en sus condiciones laborales suelen llegar de dos formas:
– Buscando activamente esas mejoras (cambiando de empleo a uno mejor remunerado, ampliando su cualificación…)
– Esperando esas mejorar vía convenios y demás (subidas pactadas, trienios…)
Es obvio que el primer sistema da mejores resultados (pocos se cambian por mejorar un 2% su salario a no ser que haya otras contrapartidas), pero son acciones individuales de aquellos que desean la mejora y que la legislación laboral actual no favorece en absoluto.
El segundo sistema es el preferido de los sindicatos porque así mantienen su posición de poder, ya que alguien tiene que negociar esas mejoras. Por eso no es extraño que sus intereses se decanten por mantener la «lucha» y por mantener el mercado laboral lo más cerrado posible.
El sistema de «protección» al trabajador basado en las indemnizaciones por despido crecientes con el tiempo, a parte de los inconvenientes más evidentes relacionados con la formación de barreras a la contratación, también suponen un incentivo al inmovilismo por parte de los asalariados.
Ya sabes: llevo 12 años en la empresa, si me planteo probar suerte en otra empresa por un puesto que creo que será un poco mejor, pierdo los «derechos» relacionados con la antigüedad (si quiere despedirme tiene que pagarme una pasta), por lo que casi que mejor me quedo, así cuando lleve 20 años seré intocable.
Claro que si luego cierra la empresa, después de 20 años trabajando en un mismo puesto, es cuando descubres que no sabes hacer nada más y te encuentras en el escalón más bajo del mercado laboral pero con 50 años.
Efectivamente. La indemnización por despido es otra barrera a la movilidad. Es curioso que haya gente que se sorprende cuando les dices que te cambias de empresa «con los años que llevas trabajando aquí». Ni siquiera lo entienden cuando les dices que con tu nuevo sueldo en un par de años ya has ganado el dinero que te correspondía de indemnización por despido. No faltarán los comentarios alegando que te pueden despedir antes y cosas así. Comentarios más propios de alguien que pretende justificarse por no hacer lo mismo. Comentarios que solo demuestran lo sencillo que es mantener a la mayoría de la gente donde quieres, simplemente proporcionándoles una mínima sensación de seguridad.
Demasiados intereses, de demasiados inútiles, en contra. Son la carcoma del sistema. Y las subvenciones, un conocido foco de corrupción. Pero ellos tienen los altavoces, y otros se quejan en blogs. Quizás con el tiempo. En plan gota malaya.
Cada vez menos fuerza, cada vez más goteo. Qué remedio