La ecolocracia alemana empobreciendo a sus súbditos

Los Verdes alemanes están de fiesta: el bloque B de la central nuclear de Gundremmingen acaba de ser cerrado para siempre. Lo que no entienden ellos es que no se haya cerrado también, arovechando la ocasión, el bloque C. No nos cabe la menor duda que los ecologistas germanos pertenecen al sector privilegiado de la sociedad alemana al que no le importa que el recibo de luz cueste 50, 100 ó 150 Euros. El caso es que mientras unos están de fiesta, los otros no parecen estar demasiado preocupados por el cierre de una planta de generación de enrgía valorada en 3.000 millones de Euros. Ya lo decía mi abuela: «yo lo tengo, luego puedo permitírmelo». Los gurús ecoverdistas y los sociólogos neocomunistas se lo recomendaron en su día a Angela Merkel, y Merkel, impactada por las imágenes del tsunami en Japón que provocó un serio acciednte nuclear en Fukushima, decidió cerrar todas las centrales nuecleares alemanas hasta el 2022, no sea que con eso del cambio climático los tsunamis alcancen algún día las hermosas Baden-Württemberg y Baviera.  Les pongo un mapa (ustedes se imaginan la ola del tsunami):

Casi en las antípodas -y no sólo en las geográficas- los japoneses acaban de conceder la licencia para la reapertura de dos reactores mejorados en Oi, en la provincia de Fukui y hay otros cinco reactores ya casi listos para iniciar su actividad cuanto antes. Y es que estos japoneses, tras haber superado con soltura los múltiples ataques de Gozilla, no le temen a nada, pensarán los sufridos votantes y pagadores de recibo de la luz germanos.

Tal vez también tenga algo que ver con la disponibilidad de energía y el precio de la misma, pero es dudoso que los ecoverdistas europeos, tan responsables ellos, no estén haciendo las cuentas tan bien como los japoneses. Después de todo, en sus despachos en Berlín la luz sigue funcionando perfectamente, no como en los 330.000 hogares -seguro que eran todos unos irresponsables derrochadores- alemanes que vieron como, no pudiendo pagar el recibo de la luz, tenían que recuperar la saludable y climaneutral costumbre de cenar a la luz de las velas. Poco importa que el precio de la famosa «Energiewende»  ronde los 520.000.000.000 € hasta el 2025 y suponga un coste de 330 € anuales a cada familia con tres miembros. Se trata de salvar el planeta! Nadie dijo nunca nada de mejorar la prosperidad de los alemanes.

La decisión de eliminar la energía nuclear alemana no fue totalmente constitucional, pero sí perfectamente «sostenible», dicen los ecoverdistas. La factura no la pagan ellos, la pagan los contribuyentes y clientes de electricidad alemanes. El trabajo realizado por una central nuclear de 1.350 MW (disponibilidad del 90%) como la que se cierra es equivalente al trabajo de 4.400 aerogeneradores (disponibilidad del 20%), es decir: un parque eólico con 320 kilómetros cuadrados, más o menos la superficie de la ciudad-estado de Bremen . Y como el viento no sopla siempre, seguimos esperando que alguien, a la luz de las velas probablemente, invente un sistema de almacenado industrial de energía efectivo que nos salve de la malvada intermitencia. Mientras, será el malísimo carbón -de nuevo- el que nos saque las ascuas del fuego.

Todo muy coherente, se dan cuenta?

Luis I. Gómez
Luis I. Gómez

Si conseguimos actuar, pensar, sentir y querer ser quien soñamos ser habremos dado el primer paso de nuestra personal “guerra de autodeterminación”. Por esto es importante ser uno mismo quien cuide y atienda las propias necesidades. No limitarse a sentir los beneficios de la libertad, sino llenar los días de gestos que nos permitan experimentarla con otras personas.

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5 comentarios

  1. Pues… me gustaría poder comentar algo, pero sinceramente, ante tanta estulticia, se me acaban los argumentos.

    Muchos, yo también a veces, tendemos a `pensar que solo los españoles estamos manipulados por políticos y medios de comunicación para, fuera de toda racionalidad, pensar solo como ellos (todos) quieren. Y que en los llamados «países avanzados» no pasan estas cosas.

    Luego viene Luis, y una vez tras otra, con datos difícilmente refutables, nos informa de que también en la muy avanzada Alemania, la gente vota en contra de sus propios intereses y…

    En fin.

  2. Hola Luis.
    ¿Podrías comentar cuales son, en tu opinión, las características típicas del votante «verde» estándar en Alemania? Es decir ¿podrías hacer una especie de retrato robot del mismo y explicar un poco como han llegado a tener el peso político que detentan?, que es uno de los casos más notables en Europa, (por mucho que sus «ideales» sean compartidos por gran parte del progretariado europeo, no hay muchos otros partidos verdes con tal éxito electoral).

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