Algo está cambiando en España

Hay un montón de buena gente en Cataluña que quiere la independencia. Lástima que estén gobernados por una panda de delincuentes e impresentables.
 
Hay otro montón de buena gente en Cataluña que quiere seguir en España y que se respeten sus derechos. Lástima que estén gobernados por una panda de inútiles y corruptos.
 
Hay un montón de buena gente en España a la que el conflicto catalán le ha sacado su lado más español como muestra de orgullo y forma de autodefensa. Lástima que no sea por hacer las cosas bien.
 
Hay un montón de buena gente que cree que estos problemas se arreglan dialogando. Lástima que no entiendan que no se puede dialogar con quienes pisotean arbitrariamente los derechos y libertades de los ciudadanos que tengan ideas distintas.
 
Éstos son la INMENSA MAYORÍA. Y a mí me parece que entre toda esta buena gente se puede encontrar un marco común para resolver los problemas de manera razonable. No como hasta ahora.
 
Ahora hay unos pocos que se dedican a violar sistemáticamente derechos y libertades de ciudadanos.
 
Hay otros pocos que se dedican a presionar, chantajear, coaccionar o amenazar a aquellos que tienen ideas distintas o no comulgan con su ideario.
El Kalimero Imperial, símbolo de los momentos más «gloriosos y pacíficos de la Nación Española»

Hay otros pocos que se dedican a sacar la siniestra bandera del Kalimero Imperial.

Y hay otros pocos que no tienen ningún reparo en agitar la basura todo lo que puedan por un plato de lentejas o un par de votos.
 
Éstos son la INMENSA MINORÍA. Y muchos de ellos son los que, de una u otra manera, mandan y construyen la ficción que luego vemos.
 
Creo que, por la vía del regreso a la cordura de quienes mandan en Cataluña o por la vía del 155, la situación se estabilizará durante algún tiempo. Más que nada porque la independencia unilateral supone que el 90% de los trabajadores que trabajan en exportaciones o servicios fuera de Cataluña acaben en la cola del paro en menos de 24 horas, y no creo que allí quieran superar a Andalucía en esa nefasta estadística.
 
Creo que se ha producido un enorme cambio sociológico en España. Creo que ahora España es más abierta a la hora de reconocer sus diferencias y a perdonar sus errores cometidos a lo largo de su historia. Esto ya no es el «una, grande y libre», donde cualquiera que decía sentirse español era calificado automáticamente de «fascista de derechas». Se entiende que cualquiera puede sentirse español, independientemente de sus ideas (salvo si se tiene el cerebro vacío o completamente fanatizado). Y también se entiende que existen regiones con un sentimiento de identidad fuerte dentro de España. Al mismo tiempo, la gente está orgullosa (en la inmensa mayoría de casos) de «su nación» y de su «Estado de Derecho». La gente no quiere carnicerías, ni prohibir el catalán, como tampoco reivindica las salvajadas en América o los Tercios en Flandes. Quiere que se aplique la ley y se respeten sus derechos, algo que sí es razonable. Creo que, de alguna forma, somos gente «un poco más madura». Luego llegarán los políticos y los fanáticos y la cagarán, como siempre. Pero «tal vez» lo que salga de aquí no sea tan malo.
 
Lo que sí está roto es Cataluña. Sea a través de la bajada de pantalones de Puigdemont o a través de aplicar el 155 con todas sus consecuencias, tiene que haber un momento en el que los independentistas catalanes, que no serán mayoría pero sí una parte fundamental de la población, tengan que entender que no se puede ir por ahí acosando a la gente ni fumándote un puro con las leyes porque sea para lo que quieres. Tienen que comprender que las consecuencias económicas de una declaración unilateral de independencia son espantosas. Tienen que entender que les han timado de muy mala manera con las expectativas económicas. Tienen que aceptar que les han fanatizado desde el primer día en la escuela hasta la última comida mientras veían TV3. Tienen que asumir que se han equivocado en la manera de hacer las cosas. Y sí, tragarte el orgullo, reconocer que te has equivocado y rectificar son sendas putadas. Pero no hay nada que no curen el respeto a los demás y el tiempo. 
Burrhus el elefante neocon
Burrhus el elefante neocon

Manolo Millón.
Licenciado en Psicología.
Máster en Dirección de Recursos Humanos.
De vuelta cuasiobligada en Málaga

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17 comentarios

  1. En las conversaciones que tengo con amigos residentes en Cataluña, éstos casi siempre acaban poniéndose de parte de los independentistas (los casos que me tocan más de cerca, son gente que vive en zonas rurales donde la inmersión en el independentismo es absoluta).
    Suelen recurrir mucho a que es «un sentimiento», y que contra un sentimiento no se puede ir, y que no se les puede negar.

    Yo creo que se equivocan. Un sentimiento parece que sea algo imparable sólo cuando se le alimenta, y se percibe como algo que se puede materializar.

    Yo suelo poner el siguiente ejemplo: un «amor platónico» que tiene un chaval en el instituto hacia la más guapa de la clase. El chaval está loco por ella, y la tiene idealizada. Se imagina llevando una vida maravillosa con ella (aunque a lo mejor en la realidad esa chica es idiota y ese chico sería un infeliz con ella, pero él no lo percibe así). Cuando la chica que la ha rechazado varias veces y le ha mostrado cierta indiferencia, llega un momento en que el chaval asume que es un amor imposible y poco a poco se enfría ese sentimiento que tiene hacia ella.
    El problema viene cuando unos colegas del chaval le comen la oreja, y le hacen creer que sí que tiene posibilidades. Le dicen cosas del estilo «¿pero no ves como te mira?» «le gustas pero se hace la difícil», «tienes que insistirle y un día será tuya». Si ese chaval se deja influenciar por los malos amigos, podría llegar a convertirse en un acosador sin saberlo.
    Una vez el chaval asuma que esa chica no le corresponde y que no puede tenerla, la terminará medio-olvidando.

    En el tema del independentismo, yo creo que es parecido. Ese «sentimiento» ha existido desde que tengo uso de razón, pero no parecía que fuera una gran inquietud que moviera a la gente. La gente no lo percibía como una posibilidad real. Pero estos últimos años, desde el gobierno de la generalitat se les ha estado enviado continuamente mensajes de que es algo posible, y que lo pueden conseguir si les apoyan. Estos últimos años muchísima gente estaba convencidísima de que la independencia y el tener su propio país era algo que tenían al alcance de la mano y se han cegado en ello.

    Esa imagen que, desde ayer cuando se produjo, se ha repetido tantas veces, que es la cara de euforia y alegría que mostraba la gente que seguía el pleno del Parlament desde la plaza Companys, refleja esa credulidad irracional que tenían. Esa gente realmente creía que con el simple hecho de que Puigdemon pronunciara esa fras del estilo de «proclamo la República de Cataluña», automáticamente se habría cumplido su sueño y serían un país.

    Quizás, con un poco bastante de suerte, una parte importante de la gente se de de bruces con la realidad y puedan darse cuenta de que la República Catalana es ese amor platónico al que no pueden aspirar, y poco a poco se olviden de él, y de paso se den cuenta de que no iban a ser todo lo felíces que habían idealizado (como quien se da cuenta de que esa chica que le gustaba es una estúpida).

    Pero me temo que no será tan sencillo…

  2. En general de acuerdo con los aspectos que destacan en tu artículo, Burrhus, pero te extraigo esta frase: -«como tampoco reivindica las salvajadas en América». Creo que eres víctima de la propaganda de la Leyenda Negra hispanófoba, de lo contrario ya no utilizarías ese lenguaje. Como hoy voy de recomendaciones (con vuestro permiso), insisto en un libro recién salido del horno: «Imperiofobia y Leyenda Negra», de María Elvira Roca Barea. Te aseguro que conocía muchas cosas sobre la Historía de España que se citan en el ensayo, pero este libro, que considero imprescindible para cualquiera que desee entender medianamente la historía de este país y de Europa, me ha ampliado y estructurado mucho mejor mis ideas al respecto, y si ya era militante contra las calumnias vertidas sobre España (por amor a la verdad y por patriotismo), ahora estoy muchísimo mejor armado gracias a él y su autora.
    El resto es cosa tuya.

  3. Lo que ocurre en CAT (y con el nacionalismo en general) me recuerda a la frase que abre ‘Inception’: «El parásito más resistente es una idea». En este caso, la del nacionalismo, reforzada hasta la saciedad durante años por su sistema educativo y los medios de comunicación. La mentalidad de varios millones de personas no cambia de la noche a la mañana, y las fuerzas están muy igualadas.
    Personalmente me repele la idea de «modular» ideologías y sentimientos con los instrumentos disponibles para el poder político, pero el hecho es que «cossi fan tutti». El disponer de televisiones públicas o apesebradas, y de todo un sistema de educación es una tentación muy, muy fuerte que ningún gobierno resiste.
    La cita completa:

    “¿Cuál es el parásito más resistente? ¿Una bacteria? ¿Un virus? ¿Una tenia intestinal?
    – Lo que intenta decir el Sr. Cobb.
    – Una idea. Resistente. Altamente contagiosa. Una vez que una idea se ha apoderado del cerebro es casi imposible erradicarla. Una idea completamente formada y entendida, que se aferra.”

    • Muy interesante el comentario. Completamente de acuerdo.
      Si no se les quita la TV y la educación a los nacionalistas no hay nada que hacer. Se podrán ganar batallas concretas pero al final perderemos la guerra, porque a largo plazo las ideas (las creencias) son las armas más poderosas para interpretar y transformar la realidad.

  4. Una pregunta: ¿sinceramente crees que los alemanes habrían cambiado su fanatismo nazi si su país no hubiera terminado vencido y arrasado en la guerra que ellos mismos empezaron?. Pero yendo aún más allá: ¿crees que aún terminado como termino el régimen nazi, Alemania estaría a salvo de caer de nuevo en esa depravada ideología sin que se hubiera prohibido de raíz la propia ideología y organizaciones políticas nazis así como su simple apología?
    Lo anterior, aplicado al caso del independentismo catalán se formula de la siguiente manera: ¿sinceramente crees que los independentistas catalanes pueden cambiar sin que sean completamente derrotados a nivel político (que de momento están muy lejos de estarlo), mientras se permita su ideología basada en el odio racista?.
    Una pista la tenemos con lo sucedido en Vascongadas: ¿aparte de dejar de asesinar, que simple y llanamente lo han hecho por motivos estratégicos, los batasunos han cambiado en algo su odio racista a los españoles?.

    • No creo que los alemanes hubiesen cambiado de opinión si no hubiesen perdido. De hecho, sin ser nazis, muchos alemanes ven aún con cierta «aura» aquella época. No por el tema de los judíos, pero sí por el tema de las conquistas.

      Yendo a la cuestión de fondo: No. Creo que la única manera de que el independentismo catalán rectifique es sufriendo una derrota política severa. Vamos a ver mañana. A mí todo lo que sea no declarar de forma explícita y unilateral la independencia me parece un fracaso sin paliativos. Creo que, salvo en el caso de que Puigdemont verdaderamente capitule o que haga un discurso ridículo, se debería de aplicar el 155. Y estoy siendo blando y generoso. Me apuesto una cena a que la declaración de mañana de Puigdemont va a ser muy simbólica, de «seguir hacia adelante siendo conscientes de la nueva realidad sin dar un paso atrás».

      Respecto a las Provincias Vascongadas, los pueblos más xenófobos, racistas y fascistas de toda España están allí. Lo de Alsasua, por ejemplo, es vomitivo. Pero eso cambia llamando a esos pueblos por sus adjetivos. Xenófobos, fascistas y racistas.

      • «Pero eso cambia llamando a esos pueblos por sus adjetivos. Xenófobos, fascistas y racistas». Eso es un requisito indispensable, pero si te quedas ahí no se consigue absolutamente nada. Mientras de una manera (vía derrota electoral) u otra (art. 155 o cualquier otra medida equivalente) no se les quite del poder durante una buena temporada, para que la mayoría ciudadana perciba que ya no tienen el poder absoluto del que han dispuesto hasta ahora, y que su vida diaria y su propia autoestima ha mejorado, no hay nada que hacer. Hasta que un ciudadano de Alsasua no tema pasear por su pueblo con una bandera de España porque los que están «acojonados» son los fanáticos (como ocurrió por breves días tras el asesinato de M.A. Blanco, hasta la traición del PNV en connivencia con el PSE al espíritu de Ermua) la realidad esencial de la situación no habrá cambiado, porque nadie cambia de bando (y de ideas) cuando va ganando su bando y encima por goleada, como desgraciadamente ha sucedido en Cataluña y Vascongadas hasta ahora.
        Veremos que pasa mañana , pero apuesto lo mismo que tú: alguna declaración lo suficientemente enrevesada y ambigua como para que a Rajoy y al resto de aristocracia política española, le dé aún más pereza actuar.

      • Apuntar: Alsasua está en Navarra, no en Euskadi. Navarra no es el Pais Vasco.
        Vascongadas quiere decir vasconizadas, (vasconizadas desde Navarra). Aunque ese es otro tema, aunque al nacionalismo vasco le encanta que lo mezcléis e incluso no sepáis distinguirlo.

        • Gracias por el apunte de geografía. La verdad no me acordaba de que Alsasua estaba en Navarra, aunque debí caer en ello porque si recordaba que en pueblo en el que agredieron a los guardia civiles de paisano y sus novias era navarro.
          Respecto a lo de Vascongadas, en mi niñez se decía «provincias Vascongadas» o «País Vasco» indistintamente y si les jode a los nacionalistas esa denominación, por mi parte, mejor que mejor.

  5. Hay un montón de buena gente, inmensa mayoría, que han votado repetidamente, durante los últimos 40 años, a las castas parasitarias regionales y estatales. Esos políticos no han salido del vacío, sino de la gente, y con los votos de esa mayoría.

    Es como el tema de Cataluña, ahí muchos se han abstenido repetidamente en las elecciones autonómicas, han dejado que les quiten la educación de sus hijos, que los medios de propaganda pública lo sean para decirles que son colonos, escoria, etc.. y, sin embargo, algunos de esos abstencionistas sí se movían a votar a Felipe en las elecciones generales. Quizás pensaban que del chantaje de los nacionalistas algunas migajas les caerían..

    Y, al ser el sistema tan disfuncional, que sólo funciona del agravio permanente, catalán, andaluz, extremeño, etc.., confiamos sólo en que nuestros políticos regionales sean mejor carroñeros que los de al lado. O permitir un presidente claramente corrupto porque lo demás tiene aún peor pinta…

    Quizás esa inmensa mayoría de buena gente no lo sea tanto. En democracia hay cierta responsabilidad.

    • Eso no me sorprende. Cuántas recesiones ha superado España en los últimos años? La de los 80, la de los 90, la de ahora… siempre con tasas de paro superiores al 15% en el mejor de los casos. Y con una formación manifiestamente mejorable.

      Lo de Andalucía ha sido muy doloroso. Yo creo que uno de los mayores problemas ha sido que el sistema judicial ha estado lento y ha funcionado muy mal, por no decir que de forma cuasicorrupta. Ejemplo: Yo juez, hago una sentencia a tu favor para que tú le des una prebenda a la empresa de mi hija.

      Hay un montón de reformas pendientes por hacer. La primera es la del sistema judicial, para que sea completamente independiente. Y luego la de la educación.

    • Hola asertus. Simplemente decirte que tu idea sobre la gente no nacionalista de Cataluña es muy superficial, y por lo tanto injusta. En trazos generales, ha sido silenciada en los medios, cuando no desprestigiada a nivel autonómico, y convertida en moneda de cambio por los gobiernos centrales. Por otra parte, la mayoría de esas personas estaban en un estado económico y cultural inferior a los autóctonos (los que no estaban en esa situación nunca se han dejado avasallar, pero sí que han sido apartados -voluntariamente en la mayoría de los casos- de la vida política de la Autonomía en la que no se sube sin declararse «adepto al régimen»). Pero sobre todo, la gran traición la perpetró el PSC, infiltrado por nacionalistas (fueron, por poner un ejemplo, los que nada más alcanzar el poder trajeron el estatuto que nadie pedía ni quería, salvo los nacionalistas). El PSC secuestró en Cataluña el voto de los ciudadanos más humildes que habían venido a Cataluña buscando algo mejor para ponerlo al servicio del nacionalismo (asquerosa jugada hasta la médula, pero habían aprendido bien la lección del lerrouxismo). El nacionalismo se había posicionado, muy inteligentemente, en todas las cabeceras de todas las instituciones relevantes bastante antes de que Franco muriera (hay que aplaudir su competencia). De hecho, en el resto de España, no se ha tomado conciencia de la realidad hasta estos días.
      Si quieres conocer las técnicas nacionalistas y la lucha contra el nacionalismo (totalmente silenciada) en estos años «democráticos», ya referencié aquí un libro de Antonio Robles: «Historia de la resistencia al nacionalismo en Cataluña». Entenderás perfectamente a esa gente silenciada a la que muchas veces se la tacha de cobarde desde la comodidad de algún sillón.

      • Completamente de acuerdo JJI.
        Un solo ejemplo que conozco de 1ª mano gracias a mi hermano: en la Universidad pública catalana olvídate de hacer carrera sin declararte expresamente adepto al régimen nacionalista, que comparado con el régimen de Franco convierte a este último en liberal, tolerante e inclusivo.
        De mi infancia, durante el franquismo, recuerdo el temor que sentía mi padre a que trascendiera del circulo familiar más íntimo su condición de ateo, dado que temía que afectara a su profesión de humilde maestro de escuela, en una época (finales de los 60) en los que la Iglesia Católica seguía conservando bastante poder e influencia política y social. Nunca llegué a saber si el temor de mi padre estaba realmente justificado, pero lo que es indudable es que lo sentía, así que algo habría incluso en fechas tan tardías del régimen franquista.
        Pues ese mismo miedo a ser represaliado en lo más básico, en su propia subsistencia laboral, es el que he percibido durante todos estos años de dictadura nacionalista en Cataluña en mi propio hermano, en plena época supuestamente democrática. Y ya del País vasco ni hablamos, lo que han tenido que soportar y siguen soportando los no nacionalistas.

        • Por cierto al igual que Asertus también opino que en democracia hay cierta responsabilidad de los votantes, que es casi lo único que los nacionalistas no han podido controlar por completo, en tanto en cuanto el voto es secreto.

          • Y eso no lo niego. Los de dentro tenemos más motivos para lamentarlo que los de fuera, pero desde luego, no se le puede pedir a la gente demasiado cuando tampoco se le deja comprender demasiado. Sólo trato de hacer justicia e informar, porque sin información no hay verdadera opinión, sino emoción, como la que el comentario de asertus evidencia.

            • Comprendo lo que ambos decís. De hecho la dictadura universitaria también se ve en Madrid, la famosa Somosaguas, o en muchos departamentos en Valencia, Galicia, etc..

              La traición del PSC era evidente ya en los 90, para el que lo quisiera ver. Aunque comprendo que, desde dentro, entre el ambiente opresivo y la propaganda sea más difícil.

              Pero no se puede querer democracia y no admitir la responsabilidad o consecuencias.

              Por cierto, también afirmo que los sucesivos gobiernos españoles también han sido cómplices por intereses cortoplacistas, como suele ser siempre.

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