Hemianopsia institucional

Si la derecha española/españolista fuera capaz de diseñar un nuevo pacto territorial inspirado en los conceptos de la tan poco entendida claridad canadiense, gobernaría treinta años seguidos. Pero en los últimos treinta no han tenido un momento de luces para encontrar una estrategia política que buscara generar comodidad con ser español con quienes no lo quieren ser. Se supone que se quiere que la gente sienta pertenecer, no que viva incómoda por mucha vileza que le encontremos al bucle melancólico. Bueno, alguno hubo, pero le partieron la cara. Lo más complicado no es generar el liderazgo para atraer a los “no españoles”, sino seguramente convencer a los propios españoles que no tienen duda de serlo de que la opción de dejar de ser español debería poder cuestionarse. Liderazgo, esa palabra importada y que en su significado profundo nos es ajena. Aznar eligió como símbolos de España en las monedas del euro a la Catedral de Santiago, a Cervantes y al Rey. Podría haber probado a poner el árbol de Guernica, a Pau Casals y a Picasso. Dudo que lo pensara, pero lo que dio a entender es que España era católica, castellana e hija del establecimiento inamovible. Es decir, no sumó. Es decir, nunca encontraron la forma de sumar.

TIRABUZÓN
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3 comentarios

  1. Si todo eso suena muy guay hasta que planteas la misma opción para los territorios no independentistas situados dentro de regiones independentistas y de golpe te das cuenta que lo que reclaman para si los independentistas, es decir decidir ellos de manera unilateral a pesar de ser minoría dentro del Estado se lo niegan a sus propias minorías.

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