El kindergarten pregunta: ¿Tú crees en la ciencia? — porque yo sí

El kindergarten es enternecedor, especialmente cuando se trata de niños que no son nominalmente adultos.

– ¿Qué estás haciendo para proteger el aire y el agua para mi generación y la generación de mis hijos? ¿Crees en la ciencia? — porque yo sí.

El congresista estaba visitando su circunscripción (Utah, Salt Lake Valley), y el kindergarten le había preparado una encerrona. Al estilo palestino, con los niños por delante. Y consideran una gran victoria que Chaffets no contestara rotundamente: sí / no creo en la ciencia. Normal; a ver quién es el político que tiene las narices de responderle lo obvio a la niña.

– Creo que la imbecilidad humana es una fuerza mucho mayor que “la ciencia”, sea lo que sea lo que entiendes por “la ciencia”. Pero alguien te está engañando, y abusando de la fase de formación y crecimiento de tu (todavía) muy escaso cerebro. La ciencia consiste en comprobar; no consiste en creer. Así que creer en “la ciencia” es una operación tan poco inteligente como creer, sin más, en un sistema que unas veces está en lo cierto y otras veces está rotundamente equivocado.

Sí, es cierto que eventualmente, y con más o menos tiempo, hay una esperanza muy razonable de que “la ciencia” acabe acertando en la solución del problema que te preocupe. La dificultad es que por mucho que digas “la ciencia”, y pongas una cara muy pomposa, eso no te puede decir si ya ha acertado con la solución o todavía no. O sea que no has dicho nada, aunque imagines haberlo dicho todo. Cerebro, niña. Necesita cocción todavía. Pero es cosa de la edad, no es un problema tuyo. En cambio sí es un problema de los subnormales que te han metido la pregunta idiota en la cabeza. Esos ya no tienen solución. Su cerebro ya esta (mal) formado.

Pero si quieres una respuesta breve, podría ser esta. Sí, creo en la ciencia en general como sistema de conocimiento, mientras tenga el tiempo suficiente para conseguirlo. En la solución de cada problema particular dependerá de lo que haya demostrado. Empíricamente. Lo malo es que tienes tan pocas posibilidades de entender la respuesta breve como la larga. Esa falta de comprensión es lo que hace la diferencia entre el kindergarten y el mundo de los adultos, y lo que hace recomendable situarlos en espacios físicos separados.

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Pero iba a dar igual lo que respondiera. Fuera lo que fuera, escuchar no estaba en el plan. El vídeo:


Los alarmistas del clima están obsesionados por conseguir tu fe ciega. Y la pregunta supuestamente inteligente y demoledora iba de fondo sobre lo del “cambio climático”. Convenientemente escondida entre asuntos de polución ambiental,  que no tiene nada que ver. Pero la pinta es que el clima sólo es la punta de lanza para lo demás.

Este es un problema diferente, pero sirve de ejemplo de la fe que merece “la ciencia”, así sin más. Desde Slate, nada menos:

La niña tampoco lo entendería, pero se le podría preguntar a sus tutores abusadores de la infancia: ¿si a veces hay “terrible science”, cómo sabes cuándo creer en la ciencia y cuándo no?

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plazaeme

Negacionista. Que no se sabe muy bien si quiere decir que niego que exista el clima; que niego que el clima cambie; que niego que el clima esté cambiando actualmente de forma que no se haya visto antes; o que niego que hayan mostrado que se trata de un problema real, y no imaginario. Nunca me lo explican, y sigo esperando.

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2 comentarios

  1. Lo bueno de la Ciencia es que en ella no se cree. Se sabe lo que se sabe, y lo que no, no se sabe. El problema de los políticos es que cuando los sacas de su “librillo” no suelen encontrar respuestas “agudas”. El político podría haber sido más inteligente, y responder a los manipuladores a través de la niña, con algo del estilo:
    -Para creer o no creer, tienes las religiones, y otros tipos de sentimientos, pero la Ciencia se caracteriza porque no necesita de la fe de una creencia. La Ciencia se sabe, y lo que no se sabe, no es CIencia.

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