Experiencias Cercanas a la Muerte (Entrevista a Penny Sartori)

Pen website1“Piensa en las imágenes de la pantalla del televisor como la forma, objeto de nuestro interés. Si no supieras cómo surgió la forma [las imágenes], la explicación más obvia sería que dentro del aparato había personitas cuyas sombras estabas viendo proyectadas en la pantalla. Los niños piensan a menudo de esta manera. Si apartas la tapa del aparato, y miras dentro, encuentras que allí no hay personitas. Después podrías ser más sutil y especular con que las personitas son microscópicas y están de hecho dentro de los cables del aparato de TV. Pero si miras los cables a través de un microscopio, tampoco allí puedes encontrar ninguna personita. Podrías volverte todavía más sutil y proponer que las personas diminutas de la pantalla surgen de hecho a través de una “compleja interacción entre partes del aparato que no se comprenden completamente todavía”. Podrías pensar que esta teoría sería probada si cortaras unos pocos transistores del aparato. La gente desaparecería. Si repusieras los transistores, volverían a aparecer. Esto podría proporcionar evidencia convincente de que las imágenes surgen de dentro del aparato, y enteramente sobre la base de una interacción interna. Supón que alguien sugiriera que las imágenes de las personitas vienen del exterior del aparato, y que el aparato toma las imágenes como resultado de vibraciones invisibles a las que el aparato está sintonizado. Esto sonaría probablemente como una explicación muy oculta y mística. Podrías negar que nada llega al interior del aparato. Podrías incluso “probarlo” pesando el aparato apagado y encendido; pesaría lo mismo. Por lo tanto, podrías concluir que nada está entrando al aparato. Creo que ésta es la posición de la biología moderna, que intenta explicar todo en términos de lo que ocurre en el interior. Cuanto más explicaciones para la forma se buscan en el interior, tanto más elusivas prueban ser dichas explicaciones, y tanto más se adscriben a interacciones incluso más sutiles y complejas, lo cual siempre elude toda investigación. Tal y como estoy sugiriendo, las formas y patrones de comportamiento son de hecho sintonizadas dentro por conexiones invisibles que surgen fuera del organismo. El desarrollo de la forma es un resultado de tanto la organización interna del organismo y la interacción de los campos mórficos a los que está sintonizado” Una Nueva Ciencia de la Vida. Rupert Sheldrake.

“La hipótesis revolucionaria es que “usted”, sus alegrías y sus penas, sus recuerdos y sus ambiciones, su propio  sentido de la identidad personal y su libre voluntad, no son más que el comportamiento de un vasto conjunto de células nerviosas y de moléculas asociadas” La Búsqueda Científica del Alma. Francis Crick.

Nada surge de la nada, o de la nada, nada provieneParménides

 

Quizás si invirtiéramos la flecha del tiempo de la frase de Parménides y dijéramos, atrevidamente, que nada acaba en nada, o hacia la nada, nada deviene, no traicionaríamos el parecer general entre los científicos (que algunos llaman consenso) porque ya la termodinámica clásica, con toda una ley (relacionada por cierto con la de la flecha del tiempo –que le sucede) instituía un axioma sobre la materia y la energía (en último extremo intercambiables): la energía ni se crea ni se destruye, solamente se transforma. La física es una ciencia que camina sobre sólidos cimientos empíricos y teóricos y sus predicciones suelen ser de una aplastante precisión. Así que ¿qué mentecato que se presumiese científico iba a negar que al fallecer nuestro organismo y disgregarse en sus partes integrantes, iba a desaparecer algo material, algo de esa energía condensada o no en materia? Todo se transformaría, lo cual, por otra parte, resulta extremadamente beneficioso para una biosfera en la que los nutrientes y su energía fluyen. Así que la ciencia lo explica satisfactoriamente y todos quedamos contentos, excepto quizás el fallecido, que muy posiblemente quisiera mantener por un tiempo indefinido su estatus de ente consciente (al menos mientras esto no equivaliese a ente doliente).

Desconozco que hay de cierto en eso de que al morir el cuerpo humano pierde 23 gramos, algo que muchos se han apresurado a atribuir al peso del alma que rauda abandona el cuerpo ya inservible. Supongo que una simple búsqueda de artículos académicos y un posterior desbrozado me resolverían las dudas al respecto, o las mantendría, pero al menos sabría mejor sobre qué dudar exactamente, acotando el campo de probabilidades.

Lo que sí he aprendido de diversas fuentes es que la muerte “orgánica” (seamos generosos con los partidarios de un alma inmortal) no se produce en unos minutos, ni siquiera en unas horas. Pueden apresurarse a quemar el cadáver, porque la vida continúa y, desde dentro, y desde fuera, otros organismos se alimentarán de los restos. Y ello por no hablar de nuestras propias células, que no mueren todas a una como si fueran de Fuenteovejuna. La muerte, como la mente, es un proceso. Un proceso que lleva su tiempo. Pero tranquilos, ambas, muerte y mente, separan sus caminos, a juzgar por lo que indican todas las investigaciones, sean científicas, pseudocientíficas o algo intermedio plagado de especulaciones de cosas posibles o incluso probables. O bien perdemos en algún momento la consciencia, en última instancia con carácter definitivo, y todo acaba, placer y dolor, o bien la consciencia escapa de la prisión platónica del cuerpo y se pone a levitar por encima de nuestro cuerpo inerte sobre una mesa de reanimación, viendo enfermeras y doctores afanarse por hacernos volver a ese cuerpo que nos parece ahora una cosa irrelevante. ¿Otras opciones? Sin duda ha de haberlas y ni siquiera tenemos los elementos de juicio para valorarlas. El Universo, y dentro de él el Universo de la Consciencia, como lo llamaron Tononi y Edelman, sigue siendo una gran caja negra (energía oscura, materia oscura, cerebro oscuro…). Todo oscuro, pero tranquilos, el sueño eterno NO ES OSCURO. El color negro profundo es el que damos a lo que no refleja la luz. Pero sin consciencia de la ausencia de luz difícilmente podemos imaginar una eternidad mirando un opaco telón negro de fin de función. ¿Mirar? ¿Con qué ojos?

En fin, todo esto parece que se nos está yendo de las manos, es tan….etéreo. Millones de almas se escapan entre los dedos de los investigadores de los últimos momentos y lo único con lo que cuentan es con el testimonio subjetivo de personas que han sido reanimadas tras una parada cardiorrespiratoria que ha dejado por un tiempo plano su encefalograma. Y no todas las personas. De hecho representan un porcentaje relativamente bajo, si la cosa fuera el fenómeno universal que todos los creyentes y aspirantes frustrados a creyentes desearan. Quizás en el más allá no nos quieran mostrar el camino, solo dar pistillas. Los designios del Señor son inescrutables. Un juego cruel pero…¿no lo son también todos los juegos de supervivencia de este mísero y competitivo mundo? Vivir es matar, por decirlo eufemísticamente…duele admitirlo, pero más pasar hambre y penalidades.

Hace décadas el Doctor Raymond Moody comenzó a recopilar testimonios muy “vividos” de gente en teoría “muy muerta”, al menos durante breves episodios de parada cardiorrespiratoria. Y encontró un montón de historias muy sugestivas que inevitablemente se convirtieron, puestas entre dos pastas y escritas en papel, en un best-seller y en un fenómeno social que transformó por un tiempo a personas dotadas de un gran raciocinio en creyentes fervorosos de una nueva fe en el más allá. Porque ¿a cuento de qué iba alguien a flotar hacia una luz cálida que irradiaba amor puro, reencontrarse con familiares fallecidos y verse a sí mismo desde las alturas si no fuera porque iba a un lugar mejor en el que todas las penalidades de esta existencia serían finalmente suprimidas?

Todo esto encajaba perfectamente en las cosmovisiones religiosas. También la Teoría del Big Bang, que nos hacía pensar que Dios había explotado para que un día unos homíninos peculiares cantaran sus alabanzas. Tanto misterio y complejidad reducidos a cuatro mantras no iban a servirnos de mucha ayuda en la comprensión de los fenómenos.

La gran moda a la que dio origen el libro de Moody promovió estudios diversos interculturales, para ver qué tenían en común las experiencias cercanas a la muerte de un Hindú con las de un Norteamericano o con las de un Japonés. Los resultados apuntaban a diferencias culturales en lo que se percibía en la experiencia objeto de estudio (o para ser más preciso en el relato que de ella hacían los que las había “vivido” en muerte cerebral). También se pidió a niños que relatasen sus experiencias en semejante trance, que nadie desea en un niño (los niños, nos dicen, no mienten, pero fabulan que no veas). Y el caso es que había, como decía, diferencias culturales, pero también aspectos comunes en todas ellas. Casi todos los que vieron la muerte de cerca (o los casi últimos estertores de un cerebro alucinado) hablan de luz intensa y cálida, de amor, muchos de familiares fallecidos, algunos de una figura mística que, según la religión sería uno otro Profeta o deidad. Muchos sentían que salían del cuerpo por un túnel. Muchos se veían desde arriba. Todo ello muy alucinante. Y luego había variedades interculturales e interindividuales. Y también los había que sentían como si cayeran en un insondable y monstruoso vacío…..todo lo cual me recuerda a las experiencias psicodélicas…buen viaje, mal viaje.

ECMPero las llamadas Experiencias Cercanas a la Muerte (ECM) no me terminan de encajar en un cuadro mucho más amplio de la vida (y la muerte) en la tierra. Algunos, como el científico y filósofo Rupert Sheldrake han tratado de dar una explicación holística de la consciencia. Su teoría no deja de resultar un tanto confusa y difícil de conciliar con lo que se sabe del mundo natural y, sobre todo, de cómo ha evolucionado, pero no obstante tiene una metáfora extraordinariamente persuasiva para hablar de la relación mente-cerebro. Arriba en la cita que hago de él lo explica a groso modo: si vemos con ojos inocentes un televisor creemos que está habitado por personajes diminutos. Desmontamos el artilugio y, al no ver a los personajes, buscamos entre los cables y demás compontes electrónicos del aparato, a ver si se ve algo parecido a los personajes diminutos. Llevados a la desesperación por no ver nada parecido a lo que presenciábamos en la pantalla del televisor con sólo pulsar el botón de encendido atribuimos a los componentes internos del artefacto la emergencia de la imagen en la pantalla, con todas sus cualidades (color, movimiento…). En éste punto, señala Sheldrake, se encuentra la ciencia actual. Las ondas invisibles que llegan al aparato y permiten que este funcione como al principio no se han contemplado siquiera. Claro que tampoco se han visto gamusinos, pero seguimos intentando cazarlos, como él con la telequinesia, la telepatía y sus campos mórficos. No creo que la cosa pase los más permisivos controles científicos.

La idea de no-localidad de la consciencia parte, de entre otras fuentes, del trabajo de este especulador de interesantes pero de momento incontrastables propuestas. Dicha idea se apoya en lo que más conviene en la ciencia dura de la física (el entrelazamiento cuántico) pero a partir de tan sólida base se va por las ramas….y nos lleva de vuelta al homínino arborícola que tuvo que sobrevivir en la sabana hace millones de años. O al menos nos lleva a los que definitivamente hemos perdido la fe en que ese avión despegue a partir de ese cuántico aeropuerto (joder, no hay pista suficiente).

No obstante la consciencia es un gran misterio, y los intentos de Francis Crick, de Gerald Edelman, de Daniel Dennett y de tantos otros brillantes pensadores de la ciencia y científicos (estos más que reconocidos, más de uno Nobel) nos han llevado a una sucesión de hipótesis que están muy lejos de poder articularse en una Teoría científica propiamente dicha. El que llamó David Chalmers el Problema Duro (esto es, cómo a partir del cablerío neuronal, sus neurotransmisores etc puede surgir una representación del mundo, que viene a ser el problema del televisor de Sheldrake) sigue sin resolver y, francamente, ese es el único cuya resolución es, digamos….trascendente.

No es disparatada del todo la idea de que la consciencia sea una propiedad del universo. No puede probarse, de momento, con los medios de los que disponemos, y acaso nunca podamos probarla, pero la falta de un nexo definitivo y concluyente entre la mente y el cuerpo (la vía negativa de las enfermedades neurológicas no es, a mi juicio, suficiente), un nexo positivo a través del cual quede diáfanamente claro cómo las neuronas producen ese Teatro de la Consciencia, no podremos decir cómo se apaga la consciencia, como se volatiliza en la nada, cómo sólo quedan restos biológicos llenos de vida, pero de otra vida distinta de la que se sintió a sí misma como tú, como yo o como tus familiares y amigos.

Penny Sartori ha ejercido de enfermera en el lugar más cercano a la muerte de los hospitales. Ha visto morir a mucha gente, y ha visto alguna de esas resurrecciones que las técnicas modernas de reanimación permiten. Tuvo la buena idea de investigar con detalle y cuidado, ciñéndose al método científico, las llamadas ECM. El resultado de su trabajo de cinco años fue un libro que nos habla de la sabiduría que proporcionan las ECM.

No podemos asegurar qué ocurre en dichas experiencias, no podemos medirlo, cuantificarlo etc…pero algo que sí podemos hacer es constatar la profunda transformación que producen en quienes las “viven” en su futura vida terrenal. Sin duda pierden en gran medida el miedo a morir. Alucinación o no resulta la mar de efectiva para hacer la vida un poco menos desagradable y un poco más despreocupada.

La Profesora Sartori ha tenido la amabilidad de contarnos sus experiencias cercanas a los que han experimentado experiencias cercanas a la muerte. Un testimonio de segunda mano de un testigo subjetivo, pero realizado con todo el rigor de alguien que quiere desvelar un gran misterio sin caer en el autoengaño consolador.

En ingles:

 1. When could we consider a person as clinically dead?

Clinical death occurs when a person has a cardiac arrest and the heart stops beating. Within 10 – 15 seconds after the heart stops beating the person becomes unconscious and the EEG (which measures the brain waves) goes flat. According to current scientific beliefs about consciousness then there should be no conscious experience when this occurs.

2. What coping strategies do people use in the face of death?

It depends in which context you mean. For example people who are given a diagnosis of terminal illness may initially deny death or become angry. Some people may pray to God or ask to be visited by a priest or minister. Some people become angry at God. In a near-death situation the context is very different because it is so unexpected.

3. At what precise moment are experienced the so-called near-death experiences? In what state is the patient’s body, in particular the brain?

This is a very difficult question to answer because NDEs occur during clinical death and also when the heart is still beating. However, in my hospital research, for example, Patient 4 had a cardiac arrest while her husband was visiting her. She described talking with her husband but feeling unwell and then described the NDE and then waking up with her bed being moved to the Intensive Care Unit. The only time her NDE could have occurred was when her heart had stopped beating. Her brain EEG should have been flat at that point.

However, there are other contexts when NDEs have been reported and in these cases it is much more difficult to discern exactly when the NDE occurred because the patient was unconscious for a longer period of time. The heart was still beating in these cases and it is impossible to say what the brain EEG would have shown but there would have certainly been some brain activity.

In either situation, the patient was deeply unconscious and their brain function would have been severely impaired . This raises the question – how can someone with a severely impaired brain function report such a heightened state of awareness if consciousness is produced by the brain?

4. From a statistical point of view how many patients recall having had A NDE? How many claim to have come back from nowhere?

The prospective hospital studies that have been published (Van Lommel et a 2001, Parnia et al 2001, Schwaninger et al 2002, Greyson 2003, Sartori 2008, Parnia et al 2015 plus Sabom in the 1980’s) have shown that 9 – 23% of people who survive cardiac arrest have reported an NDE.

5. Around the NDE has been a lot of talk, but this has hidden what could really be true. What have you found in your research till date which is true?

During the 5 years of my hospital research I found 15 patients who reported an NDE during the time they were unconscious. The strongest case I came across was that of Patient 10 (Sartori, Badham and Fenwick 2006). He did not have a cardiac arrest but he was deeply unconscious. He reported leaving his body and viewing the emergency situation from above. He very accurately described the actions of the nurse, the doctor and the physiotherapist. I know that what he described was accurate because I was the nurse who was looking after him at the time. He also described going into a pink room and meeting his dead father, dead mother-in-law and a man who could have been Jesus (but he was not what he expected Jesus to look like because his hair was long and scruffy). Jesus told him to go back, it was not his time. An interesting aspect of this case is that the man was 60 years of age at the time and has cerebral palsy. From birth his right hand had been in a contracted position but after his NDE he can now open it out. This should physiological be impossible because the tendons on that hand would be shortened so to open the hand he would require surgery to release the tendons but no such surgery was performed, neither had any physiotherapy been performed on his hand. I spoke with his sister about this and she has signed a statement to confirm that he has never previously been able to open his hand. The doctors and physiotherapists cannot explain how this could have happened.

6. Scientists generally adhere to a monistic and evolutionary view. In it, mind and conscience are products of the brain activity, which deteriorates with the deterioration of the brain and dies ends with the cessation of activity in the brain. Do you think the NDE may create doubts in this paradigm?

 Yes, NDEs definitely create doubts in this paradigm. NDEs suggest that this ‘belief’ that consciousness is produced by the brain is incorrect. I think we have to consider other possibilities and to me non-local consciousness explains NDEs in a much better way. The conclusions I have drawn from my research are that consciousness is primary and is around us all the time but we are not aware of it. Consciousness is mediated through the brain but not produced by the brain. The brain therefore acts as a filter which screens out this heightened state of consciousness which is all around us. However, there are times when the filter action of the brain relaxes and allows this heightened state to be experienced. Times when this filter action of the brain relaxes are when someone has an NDE. There can be other situations where the filter action relaxes such as when drugs such as DMT and LSD are taken, during a spiritually transformative experience, deathbed visions as someone is dying, peak experiences during meditation etc but the context set and setting are different with the other altered states of consciousness.

7. In what terms do describe their experience the patients who have felt a NDE? Is this experience, according to their accounts, qualitatively different from what we feel through our bodies and senses? Could we say that, in some cases, there are not appropriate words to define it?

Yes, many people find it incredibly difficult to put their experience into words because their experience is beyond any other human experience they have ever had. What they describe is a heightened state of awareness and describe it as a superior form of awareness.

8. What are you working on now? What mystery would you dream to unravel?

I continue to gather cases of NDEs and I am particularly interested in the transformative effect that NDEs have on people. So many people completely change their lives after an NDE and they have a very important message that we can all benefit from without having to nearly die. I am still excited by how little we know about consciousness and continue to investigate it through my work.

I also teach at the university and it is very interesting to debate with the students about consciousness and NDE research.

Heart Monitor Flat Line Death

En castellano:

1. ¿Cuándo podríamos considerar a una persona como clínicamente muerta?

La muerte clínica se produce cuando alguien sufre un paro cardíaco y su corazón deja de latir. En los 10 – 15 segundos posteriores a la parada cardiaca el afectado pierde el conocimiento y su electroencefalograma (EEG; que mide las ondas cerebrales) se vuelve plano. De acuerdo con las actuales creencias científicas respecto a la consciencia no debería haber ninguna experiencia consciente mientras esto sucede.

2. ¿Cuáles son las estrategias de afrontamiento de las personas que encaran la muerte?

Depende en qué contexto lo hagan. Por ejemplo, las personas que reciben un diagnóstico de enfermedad terminal, al principio pueden negar la muerte o enfurecerse. Algunas pueden rezar a Dios o pedir que les visite un sacerdote o un pastor. Algunas se enfadan con Dios. En las situaciones cercanas a la muerte el contexto es muy distinto por tratarse de algo bastante inesperado.

3. ¿Cuál es el momento exacto en el que se experimentan las llamadas experiencias cercanas a la muerte? ¿En qué situación se haya entonces el cuerpo del paciente, particularmente su cerebro?

Esta pregunta es muy difícil de responder porque las ECM se producen durante la muerte clínica pero también se dan cuando el corazón todavía late.

Sin embargo, de la investigación que he realizado en el hospital, por ejemplo, la paciente número 4 tuvo un paro cardiaco mientras su marido la visitaba. Describió haber hablado con su marido pero con una sensación de malestar para, a continuación, experimentar la ECM y despertar después mientras su cama se trasladaba a la Unidad de Cuidados Intensivos. El único momento en el que su ECM podría haber ocurrido fue precisamente cuando su corazón se paró. Y en ese momento su EEG era necesariamente plano.

En todo caso existen otros contextos en los que se han reportado algunas ECM en los que resulta mucho más difícil discernir con exactitud cuando se produjo la experiencia, dado que el paciente estuvo inconsciente durante mucho más tiempo. En estos casos el corazón seguía latiendo por lo que es imposible decir lo que el EEG del cerebro nos habría mostrado, pero con seguridad habría alguna actividad cerebral.

En cada una de estas situaciones el paciente estaba profundamente inconsciente y su función cerebral habría sufrido un daño severo. Lo que nos lleva a siguiente cuestión: ¿Cómo puede una persona con una función cerebral tan severamente dañada informarnos de un tan elevado estado de consciencia si la consciencia es un producto del cerebro?

4. Desde un punto de vista estadístico, ¿Cuántos pacientes recuerdan haber tenido una ECM? ¿Cuántos afirman haber regresado de la nada?

Los estudios prospectivos en hospitales publicados (Van Lommel et un 2001, Parnia et al 2001, Schwaninger et al 2002, Greyson 2003, Sartori 2008, Parnia et al 2015; y Sabom en la década de los 80) indican que entre el 9 y el 23% de las personas que sobreviven a un ataque cardiaco dicen haber experimentado una ECM.

5. Se ha hablado mucho de las ECM, pero con tanto revuelo ha quedado oculto lo que realmente pudiera ser cierto. ¿Qué ha encontrado en sus investigaciones hasta la fecha de cierto?

Durante los 5 años que investigué en el hospital encontré a 15 pacientes que experimentaron una ECM mientras estaban inconscientes. El caso más impactante que observé fue el del Paciente 10 (Sartori, Badham y Fenwick 2006). No tuvo paro cardíaco, pero estaba profundamente inconsciente. Nos relató que  había abandonado su cuerpo y, desde arriba, había visto la situación en emergencias. Describe con bastante precisión lo que hicieron la enfermera, el médico y el fisioterapeuta. Sé que lo que describió era cierto puesto que era yo la enfermera que cuidaba de él en ese momento. Describió asimismo haber entrado en una habitación rosa, en la que se encontró con su padre y su suegra fallecidos, y con un hombre que podría haber sido Jesús (pero no tenía el aspecto que hubiera esperado de Jesús porque su pelo era largo y desaliñado). Jesús le dijo que volviera, que no había llegado su hora. Lo interesante en este caso es que el hombre tenía 60 años de edad por entonces y una parálisis cerebral. Desde que nació, su mano derecha había estado contraída, pero tras su ECM puede abrirla. Esto debería ser fisiológicamente imposible, dado que los tendones de dicha mano estarían de tal manera acortados que para abrir la mano se requeriría una cirugía que liberase esos tendones, pero dicha cirugía no se practicó, ni tampoco se le realizó ninguna fisioterapia. Hablé con su hermana al respecto, que ha firmado una declaración confirmando que él nunca había podido abrir la mano. Ni los médicos ni los fisioterapeutas pueden explicar cómo pudo haber sucedido.

6. Los científicos se adhieren generalmente a una visión monista y evolucionista. En ella, la mente y consciencia son productos de la actividad del cerebro, y se deterioran con el deterioro del cerebro y mueren con el cese de la actividad cerebral. ¿Cree usted que las ECM pueden generar dudas en este paradigma?

Sí, sin duda las ECM siembran dudas en este paradigma. Las ECM sugieren que la “creencia” de que la consciencia es un producto del cerebro es incorrecta. Creo que tenemos que considerar otras posibilidades y que la conciencia no local explicaría las ECM de forma mucho más satisfactoria. Las conclusiones a las que he llegado con mi investigación son que la conciencia es algo primario y que está a nuestro alrededor todo el tiempo, pero sin que nos percatemos de ello. La consciencia se expresa a través del cerebro pero no es producida por él. Por consiguiente, el cerebro actúa como un filtro que criba ese estado aumentado de conciencia que está a nuestro alrededor. Sin embargo, en ocasiones, la acción de filtrado del cerebro se relaja, permitiendo que dicho estado de mayor consciencia sea experimentado. Los momentos en los que esta acción de filtrado del cerebro se debilita se producen cuando alguien tiene una ECM. Puede haber otras situaciones en las que la acción de filtrado se relaje, por ejemplo, cuando se toman drogas como la DMT o el LSD, o en una experiencia espiritual transformadora, o cuando alguien tiene visiones en su lecho de muerte, o en momentos de éxtasis durante la meditación, etc, pero el contexto en su conjunto y el escenario son diferentes de los de otros estados alterados de conciencia.

7. ¿En qué términos describen su experiencia los pacientes que han tenido una ECM? ¿Es esta experiencia, según dicen, cualitativamente diferente de las que tenemos a través de nuestros cuerpos y sus sentidos? ¿Podría decirse que, en algunos casos, no hay palabras adecuadas para definirlo?

Sí, a muchas personas les resulta extraordinariamente difícil poner en palabras su experiencia ya que su experiencia está más allá de cualquier otra experiencia humana que hayan tenido nunca. De lo que hablan es de un estado pleno de conciencia,  que describen como una forma superior de conciencia.

8. ¿En qué está trabajando ahora? ¿Qué misterio sueña con desentrañar?

Sigo recopilar casos de ECM y estoy particularmente interesada en el efecto transformador que tienen estas experiencias en la gente. Muchas personas cambian por completo su vida después de una ECM y nos transmiten un mensaje muy importante del que podemos sacar todas las ventajas sin tener que estar a las puertas de la muerte. Todavía estoy impresionada por lo poco que sabemos sobre de la conciencia y sigo investigándola en mi trabajo.

Además doy clases en la universidad, dónde es muy interesante debatir con los estudiantes sobre la consciencia y la investigación de las ECM.

 

Germanico
Germanico

No hay aprendizaje sin error, ni tampoco acierto sin duda. En éste, nuestro mundo, hemos dado por sentadas demasiadas cosas. Y así nos va. Las ideologías y los eslóganes fáciles, los prejuicios y jucios sumarios, los procesos kafkianos al presunto disidente de las fes de moda, los ostracismos a quién sostenga un “pero” de duda razonable a cualquier aseveración generalmente aprobada (que no indudablemente probada), convierten el mundo en el que vivimos en un santuario para la pereza cognitiva y en un infierno para todos, pero especialmente para los que tratan de comprender cabalmente que es lo que realmente está sucediendo -nos está sucediendo.

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12 comentarios

  1. He disfrutado mucho con esta entrada. Muchas gracias. Y me ha recordado a una amiga, que “se murió” de una hemorragia feroz al dar a luz a su último hijo. Y que con el corazón parado, y el cerebro plano, oía a los médicos decir a uno de ellos empeñado en seguir resucitándola : déjala ya, que está muerta desde hace demasiado tiempo. Y que ella no podía hacer nada, pero que se enteraba de todo… y el médico tozudo la trajo de vuelta a la vida.

    Pero, al leer todo esto, la duda que me ha entrado es : cuando autorizamos un trasplante de órganos , que tiene que ser inmediato, después del encefalograma plano, ¿ no estaremos matando al donante ? ¿quedará alguna conciencia del donante en el receptor ?

    • Gracias a ti como siempre, viejecita.
      Lo de reanimar o no a las personas en ciertos estados es objeto de un intenso debate ético en medicina. Uno puede dejar por escrito que no quiere que, en caso de que su organismo deje de forma natural de funcionar se lo reanime artificialmente. Muchas personas que han sufrido accidentes agradecerán probablemente que les reanimen pero….¿y un enfermo terminal? ¿Qué carajo hace de nuevo en la tierra para seguir padeciendo dolores indecibles? Cuando se pare que se pare.

  2. El ejemplo del televisor que proponen, yo lo complementaría de la siguiente manera:

    Supongamos que la ciencia (la biología, antropología, la neurología, y las ramas que entre en juego en el estudio de la vida) se están centrando en estudiar los principios de funcionamiento del televisor, y consiguen descifrarlo hasta prácticamente el final. Es decir, conocen toda la circuitería electrónica, los microchips que integran el televisor, el funcionamiento de la transmisión por ondas electromagnéticas, e incluso pueden descifrar las líneas del software que descodifican la señal digital y permiten la coordinación de los distintos subsistemas de que consta el televisor.

    Se sienten satisfechos de que saben todo lo que necesitan saber para hacer un buen televisor. Sin embargo, pasan por alto que lo que hace interesante el televisor es lo que vemos a través de ella. Es decir, una película, una serie, un program de entretenimiento, un programa de monólogos.
    Puedes fabricar la mejor televisión del mundo, pero si no fuera por la creatividad de guionistas, directores, artistas, realizadores, etc., encenderías esa televisión y no serviría de nada.

    • Asmith, complementas adecuadamente la metáfora de Sheldrake que, como metáfora, es muy buena. Da que pensar. La cuestión es si un cerebro evolucionado por selección natural (un cerebro adaptado) y un televisor fabricado expresamente para recibir señales pueden compararse de forma satisfactoria.

  3. Afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias, y los testimonios de algunas personas en ese trance no lo son en absoluto, al menos desde mi punto de vista.
    Desconocemos tantas cosas sobre el funcionamiento “normal” del cerebro (sin ir más lejos, por ejemplo los muy habituales y vulgares sueños) que me parece una temeridad pretender explicar su funcionamiento en esas raras situaciones “anormales” recurriendo a lo “sobrenatural” como es esa fantasmal “consciencia extendida”.
    Antaño los sueños también se relacionaban con lo “sobrenatural” pero no creo que haya muchos científicos serios que hoy en día sostengan que los sueños no surgen de manera “natural” de interacciones del propio cerebro, a pesar de que sigamos sin tener una teoría completa que los explique.
    Un indicio consistente con lo anterior es la pretensión netamente cultural de que ciertas drogas conectaban la mente con lo sobrenatural (creencia que no solo se reduce a tribus y culturas “primitivas”, ya que modernamente también se ha atribuido al caso del LSD), cuando hoy en día está plenamente demostrada la base de interacción químico-física de esas drogas con el cerebro.
    Personalmente no encuentro nada de particular que en esos instantes cercanos a la muerte, en que nuestro sistema biológico, incluído nuestro cerebro está sometido a un estrés químico-físico completamente anormal se produzcan fenómenos seudoconscientes similares a los que se producen bajo el efecto de las drogas. De hecho hasta en los relatos de ambos fenómenos se repite el término “viaje”.

  4. Muy interesante el tema y lo expuesto.
    El eterno dilema de si nuestra mente es software, más o menos sofisticado, pero generado por nuestro hardware o bien ese software tiene enlaces externos que desconocemos.
    En mi opinión hay un nudo gordiano en esa cuestión. ¿Puede nuestra mente, sin nuestros sentidos, interactuar con entes exteriores? Por ejemplo otras mentes. El siempre delicado asunto de la telepatía. Por que si la telepatía es cierta quiere decir que, al menos, hay un soporte y una vía de comunicación.
    No conozco el estado actual de este tema y me gustaría saberlo. ¿Es todo fraude en la telepatía? O hay elementos mínimos verificados de esa posibilidad, aunque estemos lejos de poder aplicar el método científico y la repitibilidad de las pruebas.
    He leído sobre experimentos de la Universidad de Estrasburgo y el Dr Alejandro Riera, español, sobre el tema, pero no tengo una percepción clara de si hay evidencias claras.
    Te agradecería si pudieses ampliar este aspecto.
    Saludos

    • Hola Pedro,
      El arriba citado Rupert Sheldrake ha conducido estudios sobre la telepatía. A mi juicio adolecen de errores de diseño, y no me merecen fiabilidad sus conclusiones, pero busca si quieres sobre el particular en google.

  5. Interesante la idea de que la conciencia es una esencia (onda), exterior y que el cerebro puede ser sólo un receptor-sintonizador (con algunos controles, como todos los receptores -y a eso se reduciría el individualismo-). Claro que nuestra conciencia o identidad (que es lo que cuenta a efectos del individuo), se disolvería en ella igualmente a como lo hace nuestra materia en la materia del Universo. ¡”Pal” caso!

    • JJI, precisamente la idea subyacente a todo el planteamiento de la no localidad de la consciencia es que esta es un fenómeno universal y que no se disuelve. En todo caso, al morir, tu consciencia se expandiría. Yo no lo veo nada claro, pero suena bonito.

    • Buenas tardes, muy interesante artículo. Quisiera comentar en relación a esto último la existencia de los matemáticos indúes incultos. Se trata de varios hombres que, sin conocimientos matemáticos, tenían el don de ser como calculadoras para grandes números, haciendo operaciones complejas, raices cubicas de números grandes, etc por ejemplo y que decían que el resultado les “venía” de no sabían donde. El caso es que acertaban y no hay explicación científica a tal fenómeno.

      Saludos.

      • por si teneis curiosidad en el libro de OSHO “intuición”, habla de alguno de ellos como Shankaran, o Shakuntala Devi.

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