Steve McIntyre, al que la ciencia (digamos clásica) debería hacerle el mayor monumento posible, está auditando un nuevo trabajo científico de reconstrucción de temperatura global de largo plazo. 2.000 años. Lo que llaman «paleo» climatología.
Como no hay termómetros, miden variaciones en unos elementos que se suponen relacionados con la temperatura. Los llamados «proxys». Hay de muchos tipos; desde el grueso de los anillos de los árboles, la proporción de ciertos isótopos (sea en el hielo, en sedimentos, etc), o la presencia de un tipo de polen — en fin, hay un montón. Y aquí la clave está, por supuesto, en lo de «se suponen relacionados con la temperatura». Que puede ser, o no tanto.
La otra parte delicada -además de la calidad de los proxys- es el tratamiento estadístico. En dos aspectos. Por una parte la estadística para crear una serie de temperatura de un lugar, con un proxy. Con unos datos en los que normalmente el «ruido» es mucho mayor que la señal. Y por otra parte la estadística para empalmar varias decenas de series, de tantos sitios, para crear una «media global» (o hemisférica).
McIntyre empezó hace ya años auditando el famoso «palo de Hockey» de Michael Mann, y descubrió y demostró que era una farsa. Ni siquiera una falsificación; directamente un cachondeo. Desde entonces se ha especilizado en «paleo» reconstrucciones de temperatura. Que son muy importantes en la discusión del «cambio climático». Porque como no hay forma de que de las mediciones modernas, con termómetros, salga ninguna predicción preocupante, los alarmistas usan las «paleo temperaturas» como argumento principal para asustarte. Y el problema que señala McIntyre, una y otra vez, es que esas paleo reconstrucciones son, en general, de una fiabilidad muy problemática.
Esta semana ha empezado a hincarle el diente a un nuevo estudio que presentan al público de esta forma:
Hoy la tierra se está calentando unas veinte veces más rápido de lo que se enfrió durante los últimos 1.800 años -dice Michael Evans- segundo autor del estudio, y profesor asociado en el departamento de Geology and Earth System Science Interdisciplinary Center (ESSIC) de la universidad de Maryland. “Este estudio realmente destaca el profundo efecto que estamos teniendo hoy en el clima»
El artículo de McIntyre es el primero de una serie. Que es como suele trabajar; paso a paso hasta gran profundidad y claridad.
Ya resulta muy llamativo el gráfico principal del estudio. Donde no hay cristiano que pueda ver ningún efecto profundo del hombre moderno pecador sobre esa serie de supuesta temperatura del mar global. Y mucho menos un calentamiento unas veinte veces más rápido que el enfriamiento anterior.
McIntyre hace un agradecimiento que conviene destacar.
Los autores han hecho un trabajo realmente encomiable de archivo de sus datos según los han usado, las localizaciones originales de sus datos digitales, e incluso han archivado (mucho del) código usado para su reconstrucción.
Donde dice «archivado» quiere decir puesto a disposición de los demás. Y le parece encomiable porque no es precisamente la estrategia habitual de la especialidad. Lo que no dice (tal vez porque sus lectores ya lo sabemos de sobra) es que la esforzadísima lucha para conseguir que la «paleo climatología» presente sus datos y métodos al público, es básicamente una lucha personal del mismo Steve. Y lo va consiguiendo
Dado que, por una vez, han presentado los datos de forma que sean reproducibles, McIntyre nos puede presentar los 57 proxys. Las 57 series de reconstrucción de temperatura de las que sale la media «global» del primer gráfico. Y en forma de grados centígrados, que por razones incomprensibles los autores no han hecho (usan desviaciones estándar).
Como siempre, clic para ampliar. Pero aun así es muy difícil ver bien la locura del asunto. Afortuadamente Willis Eschenbach nos ha resuelto la papeleta en WUWT. Ha hecho el mismo gráfico, pero separando las series por cada cuenca oceánica. Y se ve perfectamente que cada serie marca lo que le da la gana. Pero «la gana» en su máximo esplendor. Hay series que se enfrían ¡¡¡10ºC!!! durante el mismo tiempo en que otra serie de la misma cuenca se está calentando, y otras no están cambiando de temperatura.
Muy fácil lectura, y tremendamente instructiva:
Esta entrada sólo pretende ser un aperitivo / estímulo para inducir a los interesados a acercarse a los artículos de McIntyre y Eschenbach. Más fácil el de Eschenbach. Y tienes un ejemplo perfecto para ver por ti mismo cómo se puede presentar un calentamiento moderno espectacular … sacado literalmente de la nada. Puedes incluso reproducir la nada en tu propio ordenador, con sólo aprender el lenguaje «R».
Para mayores profundidades técnicas, y la crítica correspondiente, basta esperar los siguientes análisis prometidos por Steve. Probablemente haremos un resumen. Pero ya avisa que va a presentar los datos sin la extravagante estrategia de los autores de agrupar los datos en grupos de 200 años.