Las pitadas a Piqué o el Himno Nacional. La libertad de expresión

Es la libertad de expresión, punto. Aquí debería acabar este artículo en condiciones normales. Pero en nuestro mundo de lo políticamente correcto y el buenismo, ya no hay condiciones normales.

¿Por qué digo que no vivimos en «condiciones normales»? Porque la mayoría no sabe lo que realmente significa «Libertad de Expresión». No es que la mayoría sea boba, que no lo es. Pero nos han educado en la corrección política y lo que yo llamo «sentimentalismo preventivo», que no es otra cosa que la institucionalización del miedo a opinar diferente de como creemos que espera la gente que lo hagamos.

Por eso leemos o escuchamos absurdas declaraciones de periodistas, políticos, deportistas o tertulianos que vienen a significar «debemos limitar la libertad de expresión por el bien de la libertad de expresión». Ahora puedes montar una pitada… ahora no puedes.

La libertad de expresión no significa que debamos prestar atención a todo lo que se dice. La desmelenada activista de Femen que sube a una tarima con las bragas ensangrentadas al grito de «liberad para los toros» está en su perfecto derecho de hacerlo tal y como lo hace. La única consecuencia «normal» de tal aparición sería el gesto de desagrado al ver una persona atentar contra lo que hemos aprendido que es higiénico y pudoroso, o la indiferencia más absoluta, o el apoyo incondicional a su proclama. En cualquier caso, lo políticamente correcto no debería obligarnos a hacer de ello una «noticia»…. y sin embargo lo hace. Se llama «cuota de opinión» o «pluraridad autoimpuesta».

La libertad de expresión no significa que no podamos criticar ninguna opnión. Opiniones las hay para todos los gustos porque no existe órgano de gobierno que nos impida pensar a cada uno de nosotros como nos sale de la neurona. No niego que no se intente desde el estatismo la domesticación neuronal del pueblo, pero les aseguro que aún no lo han conseguido. Ello significa que no sólo podemos criticar opiniones, debemos hacerlo si creemos que queremos. Y nada ni nadie puede impedírnoslo, excepto mediante el uso de violencia.

La libertad de expresión no significa que lo expresado no deba nunca tener consecuencias negativas. El otro día Manolo Millón quería escribir un artículo defendiendo la importancia del estado en las relaciones interpersonales. Le dije que si lo publicaba le echaría de Desde el exilio. Me respondió que soy un criminal que no respeta la libertad de expresión. Pues no. No soy un criminal y respeto hasta el extremo su opinión, pero le digo que no en mi casa, que opine lo mismo en otro sitio. En…. una asamblea de Podemos, por ejemplo. Si no me hubiese avisado y hubiese publicado el texto, le habría expulsado del blog. Es una consecuencia negativa legítima: en mi ámbito de propiedad no se defiende al estatismo. Pero no debemos confundirnos, ¡Ojo!: no es lo mismo castigar una opinión que atenta contra una persona (difamación demostrable), que crear leyes para limitar las opiniones que pueden ser vertidas sobre lo que sea. De hecho, en esta publicación online, todo el mundo opina lo que le sale de la neurona.

La libertad de expresión no significa que las opiniones «buenas» tengan que ganar o ser mayoritarias. Tan libre es en su libertad de expresión el que pita al Himno Nacional como el que pita a Piqué. Y no pierdo de vista que considerar lo primero «normal» y lo segundo «maleducado», incluso «vergonzoso», o viceversa, no deja de ser una opinión libremente expresada carente de toda objetividad. Ningún intento de «consenso» podrá jamás sacarnos de la subjetividad de nuestras pitadas. A pesar del gobierno y sus palmeros.

La gente tiene ideas, creencias, y las expresa. Y en eso consiste la libertad de expresión: en que ninguna ley puede limitar a nadie a la hora de expresar lo que piensa. Nos guste, o no nos guste lo expresado. ¿Hay excepciones? Sí. La palabra también puede ser una agresión. Pero entramos en un terreno resbaladizo: usted, ¿cuándo se siente agredido? ¿Si alguien opina diferente? ¿Si alguien opina que usted es un ladrón mentiroso? ¿Son perseguibles por la ley -esto es, debemos limitar la libertad de expresión de quien dice- frases tipo «Jesús era un cabrón» o «Mahoma era un menorero»?

Y usted, ¿qué opina? Díganoslo aquí -> comentarios

Luis I. Gómez
Luis I. Gómez

Si conseguimos actuar, pensar, sentir y querer ser quien soñamos ser habremos dado el primer paso de nuestra personal “guerra de autodeterminación”. Por esto es importante ser uno mismo quien cuide y atienda las propias necesidades. No limitarse a sentir los beneficios de la libertad, sino llenar los días de gestos que nos permitan experimentarla con otras personas.

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14 comentarios

  1. Poco a objetar en el artículo.
    Lo de pitadas al himno y quemar banderas tiene sus matices. Por ejemplo, si un grupo de personas se reune en una plaza y se les ocurre decir «no queremos al rey» o «me cao en España», estarían en su derecho de hacerlo en ejercicio de su libertad de expresión.
    Sin embargo, si hablamos de un partido de futbol organizado por la Federación Española de Fútbol (lo cual entiendo que es como una entidad «privada»), dicha federación puede considerar que se le está ofendiendo en su casa y puede optar libremente por cancelar el partido, del mismo modo que tú puedes expulsar del blog a quien escribe cosas que no te gustan.
    Si tú te cuelas en un mitin del PP (¿ya se acepta en español mitin o hay que decir meeting?) y, en ejercicio de tu libertad de expresión, te pones a silvar cuando suena el himno del partido o cuando sale a hablar algún miembro del partido, lo más probable es que te hechen de allí a patadas y no te dejen entrar nunca más.

    Por otra parte, las personas en general tenemos cierto apego irracional por algunos símbolos, y cuando se ataca esos símbolos sentimos como si se nos estuviera agrediendo, mientras que la libertad individual está limitada por la agresión a otros individuos. Pero al ser una agresión subjetiva e irracional, el tema se complica.
    Al final todo se reduce en que los aficionados del Barça son libres de pitar el himno de España en un partidio oficial, y yo soy libre de cagarme en la ******** madre de los culés y de los independentistas catalanes (claro que si hago esto en público, seguramente tendría peores consecuencias que las que pudiera sufrir quien pita un himno)

  2. Hola:
    Opino que te equivocas. Uno tiene derecho a pitar el himno o a quemar la bandera, si es eso lo que desea hacer. A lo que no tiene derecho es a impedir que los que quieran escuchar el himno puedan hacerlo. Es decir, tu derecho a pitar el himno no significa que puedas hacerlo en cualquier lugar a cualquier hora. En un estadio, la gente tiene derecho a escuchar el himno.
    Por cierto, ¿por qué algunos liberales (también Rallo) os empeñáis en olvidar que el derecho a escuchar el himno en un estadio prevalece sobre el de pitarlo? En realidad, no se trata de libertad de expresión, sino de respeto. Es un estadio de deportes, no es tu bar, ni el patio de tu casa. Es respeto.
    Por eso, pitar el himno en un estadio es un atentado a la libertad de las personas que quieren oírlo; es coacción, es aceptar la ley del más fuerte; no es libertad de expresión.

    • Dos grupos de personas expresan libremente su opinión, unos pitan, los otros no (podrían cantar más alto, por ejemplo). Y poco más se puede decir.
      Y no, no es la ley del más fuerte, es como es.
      Y las opiniones se expresan siempre, excepto que el dueño del estadio diga: en mi propiedad no se pita bajo multa de … o similar.
      Es un campo de fútbol, propiedad privada de alguien.

      • En un estadio de deportes, si tú pitas yo no puedo escuchar.
        Lo de que el estadio es una propiedad privada es cierto, pero se supone que en esos lugares se respeta el himno del rival, o de quien sea. Se supone, claro, porque no es una cuestión de libertad de expresión, sino de Respeto.
        Si no, la próxima vez que venga la policía a las 2 am a mi casa, debido a las quejas de los vecinos por el ruido de la fiesta, les diré que sólo estoy ejerciendo mi libertad de expresión. Es absurdo el razonamiento que hacéis algunos: ¿de verdad no comprendes que si tú pitas el himno en mi oreja yo no puedo escucharlo y que, por lo tanto, me estás coaccionando al impedir que yo exprese mi libertad, que no es otra que la de escuchar? XD.http://www.rtve.es/alacarta/videos/telediario/bolt-interrumpe-entrevista-tve-sonar-himno-eeuu/1500146/

        • El respeto por el otro es un tema de educación, en el que estoy completamente de acuerdo contigo. Pero no tiene nada que ver con la libertad de expresión.

          Si la ley considera una agresión física ruido por encima de 90 db, llamas a la policía, vienen, miden, y si la fiesta sobrepasa esos nivles, la para. Tampoco tiene nada que ver con la libertad de expresión.

          • Exacto. No tiene nada que ver con la libertad de expresión, sino con el respeto. De eso se trata. Pitar el himno en un estadio no está relacionado con la libertad de expresión, sino con el respeto. Y esto, visto tu artículo, es lo que algunos liberales parece que os cuesta entender.
            Lo del ruido de la fiesta era un ejemplo para que comprendieras que esta cuestión no tiene nada que ver con la libertad de expresión, como muy bien has colegido.
            Sin embargo, los pitos a Piqué sí es una cuestión de libertad de expresión, dado que no impide que Piqué juegue ni que los que deseen verlo jugar puedan hacerlo.
            Son dos cosas diferentes que no sé por qué en España a la gente (especialmente a algunos liberales) le cuesta entender.
            Saludos cordiales!!

            • Disiento: pitar, gritar, corear, cantar, … eso todo es lo propio de un partido de fútbol. Lllamar al árbitro h.d.p, al linier cabrón y al contrario «asesino» cuando comete una falta. Todo, eso sí, muy respetuosamente 😉

              Lo que los liberales no entendemos no se lo que es. Lo que yo no entendo es que se pretenda limitar la libertad de expresión en público (o en privado, si es mi casa) con el argumento del respeto, porque… oye, a mí me faltas al respeto cada vez que pones el Himno nacional (es un ejemplo, eh?) Cuál «respeto» es más respetable?

              Los pitos al Himno son libertad de expresión, porque vienen de personas que no quieren oírlo. Y eso no impide que suene, y no impide que se desarrolle el partido con o sin Piqué, cosa que tampoco deciden los pitos, sino el entrenador. Yo invitaría a los estadios a tocar el Himno a más volumen.

              Saludos cordiales de vuelta!!

            • Yo ya he dicho lo que pienso que, en resumidas cuentas es: pitar el himno en un estadio no tiene nada que ver con la libertad de expresión. Tiene que ver con el respeto (con la falta del mismo, en este caso). Todo lo demás que dices, no tiene nada que ver con el caso.
              No entiendo por qué pones el énfasis en los que pitan y no en los que no pueden escucharlo porque los que pitan están ejerciendo su derecho. Honestamente, no entiendo ese razonamiento que hacéis algunos liberales. 😉
              Anyway,
              Saludos!!

            • La gente tiene tanto derecho a pitar el himno como a escucharlo. Hablamos de derechos, así que olvídate del respeto. El respeto, la educación, la actitud hacia los demás y en general la forma en que deseemos relacionarnos es propia del individuo, y por tanto no deberías hablar del respeto como algo que se te tiene que otorgar si el otro no está dispuesto a brindártelo.

              Cuando tus derechos colisionan con los de otros se produce un conflicto de intereses (en el fondo esa es la discusión real del caso que expones). En ese punto es cuando se tienen que establecer unas normas de convivencia para evitar que se aplique la ley del más fuerte. Lo ideal es no llegar a eso (y ahí es donde el respeto debería jugar un papel importante) pero por desgracia hay gente que tiene cierta tendencia a no respetar a los demás cuando se trata de imponer su criterio.

              En el caso que nos ocupa no sé si las normas establecen que no se puede pitar el himno. Si no es así me temo que su derecho a pitarlo prevalece. Otra cosa es que a mi también me parezca una falta de respeto, pero como ya he dicho hay gente que tiene cierta tendencia a no respetar a los demás.

            • Dices: «Lo que yo no entendo es que se pretenda limitar la libertad de expresión en público (o en privado, si es mi casa) con el argumento del respeto». Tu libertad de expresión tiene un sólo límite: la libertad de expresión del vecino. Si no entiendes esto, estás defendiendo la ley del más fuerte. Y eso es lo que haces cuando justificas que en un estadio sea un derecho pitar el himno, pero no escucharlo.

            • Pero pitar una canción no es limitar la libertad de expresión del otro! El otro puede cantarla más alto, o juntarse con otros para que suene más fuerte.

              Hoy prohibmos pitar el Himno porque falta al respeto de los que lo quieren escuchar, mañana prohibimos las procesiones de Semana Santa porque falta al respeto de los que quieren dormir, pasado mañana prohibimos escribir en este blog porque falta al respeto de los que piensan que internet es una fuente de maldad… y a sí hasta que de la libertad de expresión no quede nada, todo para «defender» la libertad de expresión. Es absurdo.

            • A ver, probablemente no eres deportista, ¿verdad? ?
              Ok! No problem!
              Un himno no es una canción. Un himno, representa unos valores determinados por los cuales algunas personas se sienten representados. Por eso, se toca al inicio de los eventos deportivos. Estoy seguro de que esto lo sabes. Si tú no compartes esos valores, claro que puedes pitar ese himno. ¿Quién te dice que no puedas hacerlo? El único límite es el derecho de tu vecino a escucharlo. Si tú cuando pitas el himno impides a tu vecino que lo escuche, quien debe callarse eres tú. Por respeto a tu vecino. Si justificas pitar el himno en un estadio, aunque ello suponga que tu vecino no pueda escucharlo, basándote en la libertad de expresión, estás justificando la ley del más fuerte. Se llama respeto al que no es como tú. Si no lo haces, estás defendiendo la dictadura de la democracia, o la ley del más fuerte.
              En cuanto a los ejemplos que pones:
              -Procesiones de Semana Santa: cada vez hay más gente que considera que deberían llevarse a cabo en un lugar que no impidiera a otras personas dormir. El que a la mayoría de la gente le guste no debería ser motivo para justificar que los que piensan de manera diferente no puedan ejercer su libertad de lo que sea.
              -Textos de internet «malvados»: eso es absurdo, dado que en las sociedades abiertas nadie está obligado a hacer lo que considera moralmente reprobable. Es decir, nadie está obligado a leerte. Este ejemplo se relaciona con «Charlie Hebdo». Recuerdo que en muchos foros, como en el programa de radio «Sin complejos», de Esradio, se decía que no tienes derecho a insultar a las religiones. Falso, claro que tienes derecho a hacerlo; a lo que no tienes derecho es a obligar a los creyentes a leerte, o a saber de tus insultos. En un estadio, pitar el himno implica impedir que los demás lo puedan escuchar. Tomando el ejemplo de Charlie Hebdo, sería como empapelar la mezquita de la M30 con los chistes de la revista. Más o menos!!

  3. Realmente de acuerdo, solamente recordar también que, además de libertad de expresión, existe otra cosa llamada que es «derecho de admisión» a una propiedad privada.

    Así que cualquiera puede criticar o manifestarse por cualquier cosa, pero no necesariamente dentro de una plaza de toros de propiedad privada (o alquilada por una empresa taurina).

    Saludos

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