En noviembre habrá en París una nueva conferencia / negociación sobre políticas contra las emisiones de CO2. En este caso tratan de forzar acuerdos que obliguen a algunos signatarios a realizar reducciones en las emisiones, y a aportar capital. Y, como siempre, los meses anteriores se dedican a crear ambiente y presión para que los gobiernos dubitativos pasen por el aro. Fundamentalmente, “trabajándose” la opinión pública.
El alarmismo climático es una teoría que no tiene pruebas científicas (empíricas). Si hay algún lector que discrepe de este detalle tan simple, no tiene más que señalarnos en los comentarios las pruebas científicas que cree que tiene el alarmismo del calentamiento global. Mientras tanto, a falta de pruebas, las campañas de los calentólogos siempre se han basado en dos elementos. Un falso “consenso” de los científicos, y los modelos climáticos. Y como los modelos climáticos están fallando estrepitosamente en sus predicciones, ya sólo les queda el falso “consenso” para hacer campaña.
Y es una campaña bastante sorprendente. Completamente novedosa en el mundo científico. Todo se basa en comenzar cualquier afirmación con un meme del tipo de “los científicos dicen …”, o de “la ciencia dice …”. Que es el mismo procedimiento por el que se convencía a los analfabetos en el siglo XIX. Bastaba con señalar: “El periódico dice …”. Y como estaba por escrito, se suponía que para el analfabeto tenía que ser cierto.
El único problema es que el 97% de los científicos no dicen lo que Obama y los alarmistas dicen que dicen. En ninguno de los estudios que supuestamente han pretendido medir ese porcentaje. Es una mentira evidente que la prensa se traga encantada. Tan fácil de comprobar como comparar las preguntas de las encuestas con las afirmaciones atribuidas al falso consenso. Por ejemplo, el estudio al que se refiere Obama en ese tuit no pregunta en ningún momento si el “cambio climático” es peligroso. Que sea real no dice nada; porque el clima siempre cambia y siempre es real. Y que sea “man-made” es irrelevante … si es moderado.
Hay mil ejemplos. En esta ilustrativa discusión en el Financial Post, entre McKitrick y Cook, Ross pone este ejemplo:
En un debate reciente en Nueva Orleans oí al activista climático Bill McKibben afirmar que había un consenso de que los gases invernadero suponían un “peligro grave”. Pero en cuanto le preguntaron por la fuente de su afirmación, rápidamente lo retiró.
Recomiendo el debate.
(respuesta de McKitrick)
Es de libro. Puedes hacer una encuesta preguntando a los científicos del cambio climático si los humanos influyen en el clima; y preguntando si los humanos han causado al menos la mitad del calentamiento observado, o son una causa dominante. Y aunque tengas un 97% contestando que sí (un estudio posterior sólo producía un 66% [–>]), eso no quiere decir que haya ningún motivo para alarmarse. Por la sencilla razón de que la mitad de un calentamiento muy pequeño, y muy inferior al predicho, es un calentamiento irrelevante.
Se supone que los periodistas deberían contrastar lo que ponen. Si un político (y los de la ONU lo son), o un ecologista (también son políticos), les dicen que “el 97% de los científicos dicen X”, lo menos que podían hacer es comprobar que efectivamente han dicho X, y no Y. Al menos se enterarían de que el famoso consenso no tiene nada que ver con alarma o problema alguno. Al contrario; es completamente compatible con una bendición.
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Añadido gratis.
Que las emisiones de CO2 deberían de calentar algo el clima no lo discute ningún climatólogo. El problema está en saber cuánto es “algo”. El general se acepta que el efecto directo es como 1ºC por doblar la cantidad de CO2 en el aire. Y eso no sólo no es malo, sino que es muy bueno. Para imaginar un problema o alarma, hay que imaginar que el sistema climático reacciona a ese calentamiento suave, amplificándolo. La medición clave para comprobar esa amplificación es la diferencia de calentamiento entre la superficie (1,5 m.) y la troposfera alta (de 7 a 12 Km.). Si hay esa amplificación, el aire en altura debería calentarse más que en superficie. Sobre todo en los trópicos.
No es algo muy fácil de medir. Se intenta con globos sonda y con satélites. Y no se observa ese fenómeno. Los alarmistas critican las mediciones. Normal, porque se fastidiaría su teoría. Roy Spencer ha desarrollado un sistema nuevo de medirlo con satélites, atendiendo las críticas de los alarmistas. Con este resultado para los trópicos (20N – 20S):
– Calentamiento en los modelos: 1,89 veces superior en altura que en superficie.
- Superficie: 0,19ºC década.
- Altura: 0,35ºC / decada.
– Calentamiento observado: ¡Es inferior en altura que en superficie!
- superficie: 0,10ºC / década.
- Altura: 0,07ºC / década.
EL gráfico resumen es este:
No es fácil de ver, pero está bien explicado en su blog: