Con este artículo empieza una serie de artículos que tratarán de indagar en los aspectos más controvertidos acerca de las postulaciones económicas y políticas del economista español Jesús Huerta de Soto, al que he ido siguiendo muy de cerca desde hace años. No pretendo ser muy exahustivo, ni tampoco muy académico, sino tan sólo introducir la duda en aquellos aspectos más extraños en las tesis del señor Huerta de Soto, dudas que me han ido asaltando y que van acrecentándose con el paso del tiempo. Empecemos.
Huerta de Soto afirma haber abandonado el liberalismo clásico y la teoría del estado mínimo (minarquismo), para abrazar con toda fuerza el llamado anarcocapitalismo, que defiende la eliminación total del Estado y que todas las actividades humanas sean desempeñadas por asociaciones o empresas privadas en competencia entre sí. Huerta de Soto afirma que es imposible alcanzar el ideal del liberal clásico puesto que una vez que se acepta la existencia del Estado, éste se expande como un virus hasta acaparar todos los intersticios de la sociedad. Nada más lejos de la realidad.
Asimismo Huerta de Soto explica cómo las distintas instituciones han ido apareciendo a lo largo de los años en la humanidad, evolucionándose y perfeccionándose. Estas instituciones pueden ser el lenguaje, el dinero, el derecho, la familia, la religión, etc. ¿Pero no es el Estado también una institución? ¿No es algo que ha aparecido en la humanidad espontáneamente y ha ido evolucionando hasta nuestros días?
Estamos de acuerdo en que el Estado ostenta el poder monopolístico de la violencia pero quizá esto sea un requisito necesario para la defensa de ciertos derechos que garantizan la libertad, como el de no-agresión o el de propiedad privada. Las sociedades van cambiando y van moldeándose instituciones adecuadas a las circunstancias. Si esto no fuese así, ¿por qué no existe apenas ninguna civilización o nación sin Estado? ¿por qué si el Estado es tan dañino es la forma de organización política más extendida en el globo? ¿Es que hay un Dios maligno que nos lo impone? Porque recordemos, existen gran número de Estados que han emergido espontáneamente, y que con el paso de los siglos han ido expandiéndose, reduciéndose, creándose, extinguiéndose y a su vez están en competencia entre sí. Cada época parece estar relacionada a un tamaño idóneo de Estado, hay épocas dónde importa más la aldea, otras donde importa más un cluster, otras donde la organización política se concentra y es más continental. Y todo esto depende de circunstancias infinitas.
Por otra parte, no es cierto, al menos en la práctica actual, que una vez que existe el Estado este empieza a aumentar de tamaño hasta copar toda la sociedad. Bien puede aceptarse esa tendencia aisladamente, pero no hemos de olvidar que existen otras fuerzas que contrarrestan a ésa, a saber: la globalización y la competencia entre los Estados. Como conclusión podríamos hacer nuestras las palabras de Thomas Friedman en The World is Flat, que decía algo así como que es necesaria una cantidad de libertad y competencia y también una serie de «fricciones» que vienen dadas por los Estados, y cada época tiene una determinada proporción de éstas.
Hay sociedades que fueron muy estatistas pero que se han liberalizado en gran parte, como pasó con Reino Unido, Suecia(bien es cierto que Suecia tiene otros defectos y estas naciones curiosamente tienden a ser más proteccionistas gracias al café para todos de la UE) y otras. Quizás por eso nunca me he creído mucho la tesis ancap de que el Estado sólo puede tender a hacerse más grande. Bien puede ser cierto que los políticos siempre tiendan al populismo, pero al fin y al cabo, los políticos, también son personas que en algunos casos pueden ser racionales aunque según las tesis ancap (también en la tesis socialdemócrata de que los políticos y en general las personas sólo tienden a incentivos como defienden en la web Politikon no me parece muy convincente) es imposible que un político haga eso.
También, el problema de los ancap es que sólo ven el mundo como algo económico, cuando también hay que lidiar con el hecho cultural y otros ajenos a la economía en los que sólo puede actuar la política.
No acabo de ver el error científico de Jesús Huerta de Soto… demasiadas preguntas que se deberían responder para finalmente afirmar algo sobre el tema…
– Preguntas (1): «¿Pero no es el Estado también una institución? ¿No es algo que ha
aparecido en la humanidad espontáneamente y ha ido evolucionando hasta
nuestros días?»
¿Qué entiendes, tú, por institución?
– Pregunas (2): «¿por qué no existe apenas ninguna civilización o nación sin Estado?»
¿Hace falta que no haya guerras para defender la paz? ¿Es necesdario ver un país donde toda la economía sea realmente libre y voluntaria para defenderla? ¿Acaso existe algún país «minarquista» como para defender un Estado mínimo? ¿Debemos entonces ajustar la ciencia económica (social) a la realidad actual (o pasada) y aceptarla tal y como la creamos y conformamos actualmente? ¿No existe evolución posible?
– Pregunta (3): «¿por qué si el Estado es tan dañino es la forma de organización política más extendida en el globo?»
¿Todo lo que está extendido en el globo no es dañino (simplemente por estar «extendido»)?
– Pregunta (4): «¿Es que hay un Dios maligno que nos lo impone?»
¿Eres religioso?
– Dices (5): «Bien puede aceptarse esa tendencia aisladamente [crecimiento del estado], pero no hemos de olvidar que existen otras fuerzas que contrarrestan a ésa, a saber: la globalización y la competencia entre los Estados»
¿No son «Globalización y comptencia» dos principios básicos del anarcocapitalismo?
5) Desde que no existe un Estado global, el anarcocapitalismo a nivel global (no a nivel regional) es una realidad, dando paso a la globalización y competencia.
Así es.
Para mi la pregunta fundamental es: ¿por qué existe el estado?
Si la cosa es que si algo no ha existido no se puede decir que no funcione y ese es todo el argumento a favor de su existencia….. Pues magro sentido de la realidad.
Me he perdido, Bastiat. Haces una pregunta, muy válida, que no respondes. Ni lo intentas. Y luego pasas a un salto curioso. Supongo que quieres decir:
– Decir que si algo existe, quiere decir que funciona, es un magro sentido de la realidad.
No veo lo magro por ningún sitio. Es obvio que sabes que funciona. Pero es que ese no es todo el argumento a favor del estado. No lo he visto plantearlo a nadie, en ese plan. Por ejemplo, la esclavitud funciona. Sin que nadie use ese argumento en favor de la esclavitud. ¿Cuál es la diferencia? Que sabemos que la esclavitud funciona, pero también sabemos que funcionan las sociedades sin esclavitud. Y puedes comparar, y mirar las ventajas e inconvenientes de ambas.
Sin embargo no conocemos ninguna sociedad compleja sin estado. Ninguna sociedad más compleja que el paleolítico. Y hemos visto un montón de sociedades transitando al neolítico, y más allá. Todas creando un estado, y todas con muchas cosas en común. Lo que te lleva, creo yo, a decidir una de dos:
– Sólo se pueden crear sociedades complejas con estado.
– Los humanos no tienen imaginación ni recursos culturales para crear sociedades complejas sin estado.
Eso no quita que, en teoría, se pueda pasar de una sociedad compleja con estado, a una sociedad compleja sin estado. Pero será teoría mientras no lo observes. Y peor; que no lo hayas observado en tanto tiempo y en tantos sitios como podría haber ocurrido, parece un buen indicio de la poca probabilidad del asuto. Fíjate el problema de plantear como muy posible algo que implica que los humanos empiecen a hacer lo que no han pensado en hacer en 12.000 años de historia. Especialmente si piensas que los humanos han cambiado mucho tecnológicamente, y económica y ecológicamente, pero apenas se puede decir que hayan cambiado socialmente, culturalmente, políticamente, etc. Lees a toda esa ristra de excelentes historiadores que hubo en Roma, entre Cayo Mario y Julio César, y estás viendo una réplica calcada del mundo del mundo en el que vives.
Perdona Plaza…. pero responder en el móvil… es complicado. Me he dejado muchas cosas en el tintero.
Les pregunto a los Ancap que si tienen consciencia del porqué surge el estado. ¿Qué motivaron las estructuras previas a lo que hoy consideramos estado, sus orígenes?
Y evidentemente luego lo que me pregunto es que para apoyar sus ideas ancaps al final lo que sale a relucir es que sólo pueden argumentar que como no ha existido no se puede decir que no sea viable…. Incluso algunos hablan del caso de Islandia que si de algo es reflejo es que ni tan siquiera en un entorno reducido logró sobrevivir y cuando cayó el sistema no es que fuera por conquista sino porque los ciudadanos islandeses estaban deseando que alguien pusiera orden….. No digo mas.
Perdón, lo había entendido mal.
La ausencia de Estado no dejará nunca de ser algo utópico.
Siempre han existido personas malvadas dispuestas a usar la coacción y
extorsión como su medio de vida, y no podemos obviar ello.
En el caso de que desapareciera el Estado, incluyendo todas las fuerzas
de seguridad, órganos legales, etc, nada impediría que surgieran grupos
armados que digeran: «a partir de hoy todo este territorio es nuestro y
quien quiera vivir aquí debe pagarnos una cuota».
Esto ya ocurre en algunos países de África, en los que organizaciones criminales controlan regiones enteras.
La teoría ancap dice que surgirían empresas privadas de seguridad que
los individuos podrían contratar para defenderse de los extorsionadores.
El problema es si los extorsionadores hacen aparición antes o crecen
más rápido que las propias empresas de seguridad. De hecho, los
extorsionadores podrían disfrazarse de «empresas de seguridad» que te
protegen de ellos mismos y de otros.
En resumen, esto conduciría a una especie de feudalismo, el cual, con el
tiempo, iría evolucionando como ya lo hizo en el pasado a otras formas
de Estado.
La realidad es que los humanos necesitamos formar parte de colectivos
para sentirnos más seguros aunque ello suponga renunciar a parte de
nuestras libertades y responsabilidades. La diferencia reside en cuántas
libertades estamos dispuestos a ceder.
Os recomiendo la lectura de «Perfectopia», de León Hernández (un twitero
libertario muy seguido con el seudónimo @elreyestadesnudo). Yo compré
la versión Kindle de Amazon por menos de lo que cuesta un café (0.85€)
Está escrito a modo de novela o historia de ficción, y no deja de ser una fantasía, pero encantará a los liberales.
Estamos en un plan de idealismo que yo llamaría idealitis. Enfermedad en que las ideas funcionan de forma completamente autónoma -¡¡¡y libre!!!- de la realidad.
¿Cuál es el argumento? ¿Saber si es una propuesta válida el fin del estado? ¿O saber si son válidas las premisas que supuestamente la justifican? Porque podría ser cierto al mismo tiempo que el estado «se expande como un virus» (¡ay, las metáforas!), y que la ventajas de acabar con el estado son exactamente las mismas que las de volver al paleolítico. Sin duda se puede defender que el paleolítico tiene ventajas. Todo depende de la definición de «ventaja». Pero la libertad de cada pringado definitivamente no está entre ellas. La libertad de los tres o cuatro que mandan en la banda, en cambio, sí.
También hay otros puntos que no entiendo. No sé si el «tamaño» del estado se refiere a los habitantes o kilómetros cuadrados que ocupa, o se refiere a la cantidad de esfera privada (de cada cual) que invade. Y no veo de dónde sale la idea de que «cada época parece estar relacionada a un tamaño idóneo de Estado».
No deberíamos de masturbarnos con les palabres. Por ejemplo con la propuesta de que si el estado es una institución, entonces Huerta no puede tener razón, y por tanto el estado no puede ser una institución. Para eso harían falta dos cosas. Una definición (imposible) de institución que no incluya al estado; y una imposibilidad de excluir al estado (u otras instituciones) de las instituciones que se perfeccionan con el tiempo. Es muy fácil. Algunas han desaparecido con el tiempo, y eso hace que la propuesta no tenga la pretensión de ser absoluta.
Propongo: El día que alguien muestre una sociedad compleja en ausencia de estado, podremos examinar las ventajas de esa idea. Pero hasta entonces no dejará de ser eso; una idea. (Nota / ejemplo: no hubiera habido piratas -una sociedad sin estado- si no hubiera habido estados a los que piratear). Mientras tanto, parece que deberíamos de limitarnos a examinar cuál es el mejor tipo de estado. Definiendo antes qué es «mejor», por supuesto. Si queremos tener algún contacto con el mundo real, quiero decir.
Totalmente de acuerdo con tu comentario, muchas gracias Plaza. Es una idea y como idea debe ser demostrada en la práctica. Mientras tanto hay que centrarse en el mejor tipo de Estado que podemos observar.
El mejor tipo de estado no es el que no existe, pues no serái estado. El mejor tipo de estado es aquél en el que cualquier posibilidad de retroalimentación de su aparato de poder queda radicalmente limitado desde el origen: su ley consttucional. Ésta debe limitarse a garantizar la libertad, la vida y el intercambio libre entre personas para lo que bastan un órgano judicial y, apurando la cosa, uno de defensa.
Hemos discutido muchas veces del tema. Esto es como una casa de empeños: los estatistas lo quieren regular todo y comienzan ahí su puja. Yo quiero que mantengan sus narices lo más alejadas de mi actividad diaria, y empiezo la puja diciendo que no deben regular nada. Pero es una lucha desigual, pues los ahijados del aparato estatal son mayoría (ya se ha encargado el sistema de ir comprando voluntades a golpe de prebenda «social»)… No debería ser importante ese detalle: ningún libertario quiere una solución para la mayoría (al contrario que los estatistas, sabedores de la verdad), sólo una slución para ellos y los que como ellos piensan.
Los piratas, mafiosos y salvajes con bastón en la mano de hoy son hacienda, partidos políticos y co. El estado no ha servido para eliminar esos peligros, simplemente los ha estatalizado. Y no, no es mejor.
Sí pero es que estás haciendo una operación falsa. Divides el mundo entre «los estatistas» y «yo» (o sea, tú). Pero esa no es una división real del mundo. En el mundo hay una infinita gama de gente con una posición distinta dentro de la tensión que se crea entre complejidad y libertad.
Todo mecanismo complejo tiene menos «libertad» entre las partes constituyentes del mecanismo respecto de las partes fuera del mecanismo. Por definición de mecanismo. Pero con el mecanismo pueden alcanzar cosas que las partes por su propia cuenta no alcanzan.
A ver, un ejemplo que un «mercadista» debería de entender. Para que un mercado funcione, tiene que partir de la asunción de que el comprador no va a asesinar y robar al vendedor. Pero para conseguir realizar esa asunción hay que empezar por una pérdida de libertad; por no tener la opción de asesinar y robar. Lo que pasa es que esa pérdida de libertad te permite la libertad de comprar o no comprar. Pero, en fin, toda complejidad implica alguna regulación, y toda regulación *es* pérdida de libertad.
Solo sacando las cosas de quicio, a base de absolutos completamente irreales, conseguís crear un problema perfectamente imaginario. 😉
Solo una cosa: no es «el mundo» y «yo», es «unos que prefieren un estado X» y «otros que preferimos una forma de ordenación social Z».
La libertad, si bien es condición necesaria para el asesinato, no es condición suficiente. Para matar he de ser libre y poder tomar esa decisión, pero el hecho de que puedo hacer algo no implica que lo deba hacer. No pierdo ni un ápice de mi libretad cuando decido comerciar en lugar de robar o matar. Ni un ápice.
Claro que pierdes libertad. Si decides poder comerciar, eso implica tener una expectativa razonable de no ser asesinado y robado. Sin esa expectativa, no hay posibilidad de comerciar. El riesgo no merece la pena. Pero sólo puede haber esa expectativa mediante una pérdida de libertad suficiente de asesinar y robar. No le dés más vueltas. No las tiene.
– Solo una cosa: no es «el mundo» y «yo», es «unos que prefieren un estado
X» y «otros que preferimos una forma de ordenación social Z».
Donde «X» puede adquirir una gama infinita de valores, y «Z» es simplemente desconocido en el mundo real. Y a su vez infinitamente variable en el mundo imaginario. O sea, un problema irresoluble, por indefinición. Humo, para los amigos. 😉
No, no las tiene: tomar una decisión es un acto genuinamente libre. No se pierde ni un ápice de libertad.
En la ecuación, Z puede adquirir una infinita gama de valores, en absoluto desconocidos. También están los no experimentados, no por ello erróneos o falsos. Lo que desconocemos nunca es necesariamente humo. De hecho, muchs lo temen, y no se puede temer al «humo» … o sí. Depende de lo dependientes que seamos de lo que vemos 😉
¡Joder!
¿Qué es lo que no entiendes de que acordar circular por la derecha implica la pérdida de libertad de circular por el lado que te dé la gana? Pues el mercado sin asesinatos (o poco probables) es exactamente lo mismo. Y el mercado (y sus normas y policías) no se inventa y acuerda cada vez que se reúne. Sería menos operativo que si se inventa una vez, y persiste igual mucho tiempo. Así que participar es aceptar unas normas (y policías) que tú no has pactado, ni has tenido libertad alguna de elegir. Así que si quieres participar, tienes que pasar por el aro (pérdida de libertad) de lo que ya hay.
A la sociedad le pasa lo mismo. No es práctico reinventarla cada vez que nace un Luis, para que el señorito tenga la libertad de elegir cómo funciona. Sería empezar por el paleolítico a cada nacimiento de Luis. Y desgraciadamente, en el paleolítico la libertad es manifiestamente chunga. Salvo la libertad de que te dé de hostias uno más fuerte que tú. Que es libertad para él, pero no para ti. 😉
– Lo que desconocemos nunca es necesariamente humo.
No; «humo» quiere decir «nada», por indefinición. Tú conocerás «Z». O lo crees. Pero cada Luis tiene un «Z», por lo que yo veo.
Si haces una propuesta definida, podremos hablar sobre algo concreto. Y tal vez te lo puedas montar en algún sitio, si consigues el poder suficiente. Pero de momento pareces estar pretendiendo que sean los demás los que cambien de opinión, para tu gusto. Y el problema es que, o bien les convences (trazas no lleva), o bien les fuerzas (menos trazas todavía).
Puedes decir que es «injusto». Seguro. Todo depende de cómo definas «justo». Pero se puede apostar a que no le va a impresionar a mucha gente. El único efecto que le veo a eso es que consigas amargarte. No es un plan muy bueno.
A ver, lo que no consigo exlicar es que la adopción de normas y la decisión de asumirlas es también un acto perfectamente libre. Soy perfectamente libre circulando por la derecha. Además, con ello protejo mi vida y la de otros, cumpliendo mi propósito de no matar a nadie con mi coche. Nunca se habla (yo no lo hago) de libertad para hacer lo que a uno le de la gana. Siempre hablo de libertad para hacer lo que uno decide… que no es lo mismo.
Una decisión se toma en función de muchos parámetros que condicionan el resultado de la misma, pero ningún parámetro condiciona el acto de decidir.
No, no cambies nunca de opinión!!! Pero no me obligues a mí a cambiar la mía. Cada Plazaeme tiene su X, y no pasa nada. Cada Luis tiene su Z, y tampoco pasa nada. AL final, unos deciden que TODOS debemos vivir en un consenso a partir de las X y otros reclamamos nuestro derecho a poder hacerlo SOLO NOSOTROS en un consenso de las Z.
Y esa es la única diferencia.
Nein. La decisión de asumir las normas no tiene nada de libre. O las usas, o no circulas. Eso no es libertad.
– Además, con ello protejo mi vida y la de otros, cumpliendo mi propósito de no matar a nadie con mi coche.
Es que no se trata de ti, sino de todo Dios. Sólo así funciona. Y lo que estás diciendo
es que eres libre circulando por la derecha (falso) porque coincide con tu propósito. Lo mismo dirá otro que es libre pagando impuestos, porque coincide con su propósito.
¿Ves la paradoja? La libertad no consiste en que la obligación coincida con lo que quieres.
Doch! Ya que quien decide pagar imuestos, porque coincide con su propósito, es perfectamente libre!! Es su decisión libre, «yo pago impuestos» … lo que ya no puede hacer es obligar a otros a pagarlos, pues entonces limita la libertad de los otros para tomar esa decisión.
El acto libre queda definido por la toma de decisión, no por aquello sobre lo que se decide. Y si decido circular por la izquierda, en uso de mi libertad, acabaré con mi vida o con la de otros. No se es menos libre, simplemente la decisión ha sido la equivocada en ese contexto. El que decide circular por la derecha, asumir una «costumbre» que se ha mostrado positiva para salvar la vida de los participantes en la circulación, no ha dejado por ello de ser libre en absoluto. Es libre, y responsable.
La libertad no entende de «bien» o «mal», son las consecuencias de los actos libres las que pueden adjetivarse en función de la moral/ética.
Volviendo al hilo y al calor de tus comentarios, Plaza: ni el estado, ni los Z-Alegres, ni los X-enraizados tienen derecho a decidir por nadie. Las decisiones las toma cada uno de nosotros y luego se atiene a las CONSECUENCIAS, asumiendo la responsabilidad por lo decidido. En una sociedad como la nuestra, la consecuencia de no enviar tus hijos a la escuela (negarse a que les eduquen los piratas) es la multa o el secuestro de tus hijos (vamos, muy pirata). Si tanto el que decide escolarizar como el que decide no hacerlo lo hacen libremente, el factor «social» no limita en absoluto su lbertad para decidir, lo que hace es imponer bajo amenaza de violencia una limitación a la libertad de decisión… de ambos!
¡La pera!
– Es su decisión libre, «yo pago impuestos» … lo que ya no puede hacer
es obligar a otros a pagarlos, pues entonces limita la libertad de los
otros para tomar esa decisión.
– Es su decisión libre … elegir entre cárcel e impuestos.
– No puede obligar a otros a pagarlos … y entonces no serían impuestos, sino donación voluntaria
– pues entonces limita la libertad de los
otros para tomar esa decisión … que es exactamente lo que ocurre.
No tuerzas lo que no tiene torcer, Luis. Si a ti te conviene circular por la derecha, porque eso coincide con tu propósito, tu propósito nunca se podría alcanzar si la norma no es obligatoria — incluso para los que no tienen el mismo propósito que tú.
La carretera funciona para tal nivel de tráfico, exclusivamente porque la norma de circulación por la derecha no es voluntaria, sino obligatoria. Y supongo que aceptamos que obligación y libertad son contrarios. Si no, tenemos que empezar de cero. Por el lenguaje, vaya.
Los impuestos es lo mismo. Si no fueran obligados, no funcionarían.
Sigo de acuerdo en que por *tu* carretera (sociedad) hagas como quieras. Sólo necesitas una carretera (sociedad) tuya. 😉
Parece que nos hemos entendido, después de todo. Tu última frase describe a la perfección lo que podría ser el experimento: dos modelos sociales (o más) en competencia entre sí, dejando que la gente decida a cual acogerse.
Bueno, nos iremos entendiendo cuando me describas ese modelo social que vas a inventar a partir de una imaginación fecunda. Y el experimento no sería dos modelos sociales compitiendo entre sí. Eso se ha visto muchas veces ya. Y se sigue viendo. Lo experimental sería ver un modelo social que puede que tenga mucho de modelo, pero no parece tener nada de social. De lo que se conoce hasta ahora como social. ¡Ninguna tontería de experimento! 😉
Eso significa que te debo un artículo/propuesta de experimento y parámetros del mismo 🙂 Prometido!
La única pega: el modelo ya está inventado, o los modelos, hay varios. Pero intentaré bajar algunas cosas a lo «terrenal»
¡Eso! A ver si podemos discutir algo que se pueda masticar. ¡Yo soy carnívoro! 😉
Genial explicación
– otros reclamamos nuestro derecho a poder hacerlo SOLO NOSOTROS en un consenso de las Z.
Y yo estoy de acuerdo en que lo hagáis. El único problema está en esa parte donde dice «solos».
Existió una sociedad sin estado que duró 400 años. Islandia entre el 900 y el 1300.
Pienso que el estado es un mal necesario. Por lo tanto, hay que disminuirlo a su más mínima expresión hasta que, en lo posible, solamente quede esa pequeñísima característica necesaria. No es fácil, ya que a ello se oponen los estatistas (que son en realidad y como individuos vivientes no muy emocionalmente adultos) que lo sostienen.
Pero el artículo es interesante y espero que continúe con nuevas partes.
Las instituciones son pautas de comportamientos humanos pacíficos. Bajo esa óptica un estado no es una institución, aunque haya surgido y se haya consolidado evolutivamente.
Eso no quita que se pueda extender algo de la teoría de las mismas a su análisis: por ello es verdad que la competencia entre estados es algo positivo. Prueba y error y posibilidad de cambio (emigrar).
Ya apuntaba Juan Ramón Rallo ese comentario. Evolución no significa algo positivo. Por eso mi artículo lo que pretendía es insertar dudas allí donde las convicciones parecen demasiado arriesgadas.
– Las instituciones son pautas de comportamientos humanos pacíficos.
¿Ligar, bailar, o cantar son instituciones?
Muchas de tus preguntas en el artículo encuentran repuesta en dos artículos publicados en esta misma casa:
1. Estado de decadencia (revisado y aumentado)
2. El Estado no es la única alternativa de Alberto Medina.
Estimado Antonio, dices:
«Por otra parte, no es cierto, al menos en la práctica actual, que una vez que existe el Estado este empieza a aumentar de tamaño hasta copar toda la sociedad.»
En qué aspectos de la vida social, incluso la individual, no está ya metido el estado? Porque yo no encuentro ninguno.
Está metido en muchas partes, pero eso no es exactamente lo mismo a que tenga mucho poder. Yo diría que los Estados ahora tienen menos poder que en el antiguo régimen por ejemplo. Y creo que la tendencia en el futuro es a que el Estado sea cada vez menos poderoso. Aunque es verdad que la regulación no ha parado de crecer y va a seguir creciendo.
Antono, hombre, pero si TODO está regulado! Desde la curvatura de los pepinos hasta la cantidad de dinero que puedo llevar en el bolsillo al irme a Francia de vacaciones! El poder del estado se materialza no sólo en la asunción monopolita de determinados servicios, también en la vorágine hiperreguladora que coarta libertades de un lado, alimenta el aparato burocrático del otro.
Lo siento, pero en esto no estoy de acuerdo contigo.
Es maravilloso disentir. Pero yo creo que la globalización es una fuerza que contrarresta el Estado, al hacer más fuerte la competencia entre ellos. Esto hace que sea más fácil escaparse de las regulaciones que dañan.
No estoy seguro de si el Estado es un mal o un bien, necesario o innecesario. No tengo argumentos fuertes para inclinarme por alguna opción.
La competencia entre estados sólo es buena si el resultado de la misma es un proceso de inhibición de la intromisión de los estados en la vida particular de cada uno de nosotros. Ejemplo: menos impuestos, libre circulación de personas y bienes. Pero esa no es la tendencia que vemos. Lo que vemos es que desde «instituciones» supraestatales se intenta – globalización? horror!! dicen- eliminar cualquier rasgo de singularidad que genere la desigualdad necesaria para que exista de competencia y crecimiento. Ejemplo: eliminación de «paraísos» fiscales, Unión financiera, Kyotos o los Paneles intergubernamentales de todo color.
No, Antonio, la «solución estatal» dejada de la mano del «hombre bueno» termina en dictadura de los padrinos y abijados del estado, que para eso viven de ello.
El problema es que yo no veo competencia entre Estados, más bien al contrario, unión y colaboración entre ellos conducentes a «supra estados», la UE, por ejemplo.
Cierto. La defensa Hoppeana y de JHS por la fragmentación contribuye a la moderación. Como Hoppe expresa: «No hay relación directa entre tamaño del Estado y prosperidad económica. Y pone como ejemplo Suiza con Albania y E.E.U.U. con la Unión Soviética. Sin embargo existe una relación indirecta» Como se ha dicho en principio limita el Poder mejor.
En todo caso, un estado grande está claro que es un mal, en eso no tengo ninguna duda.
la capacidad de cohaccion de un estado moderno con las tecnologías que se han desarrollado podrían ser mucho mayores, por suerte se quedan en lo minimo que le permite la opinión publica: quitarnos aproximandamente el 50% de la riqueza que generamos.
Supongo que menos los suicidas y los mártires, estaremos de acuerdo en que nuestra propia vida y la de los nuestros, es lo que más nos importa a la mayoría. Pues es de Perogrullo que la Historia nos demuestra que en los Estados modernos, al menos en lo que global y vulgarmente se conoce como Occidente, el poder del Estado no ha hecho más que menguar. No hace muchos siglos un rey en Europa, o cualquier poderoso (noble o religioso) era dueño y señor de la vida y haciendas de sus súbditos, que se encontrabansimple y llanamente bajo el capricho personal de aquel, en muchos casos incluso legalmente. Supongo que ni los más sicodélicos ancaps mantendrían el delirio de que eso sigue siendo así, aunque no apostaría por ello, dado el nivel de alucinaciones que algunos exhiben.
Y podemos sentirnos muy afortunados somos de que haya sido así. ¿Qué muchos opinamos (yo me incluyo) que sería mejor que el poder del estado disminuyera mucho más? Indudable, pero por favor, no perdamos la perspectiva y la jerarquía de las intromisiones del Estado. No defendamos la falacia que puesto que el Estado moderno se mete y regula muchas cosas en las que antiguamente ni se planteaba, la conclusión es que el Estado moderno es más opresivo que el antiguo.