Muchas veces la Historia se forja a partir de pequeñas casualidades que, con el paso de los años, acaban teniendo consecuencias insólitas. La situación actual del conflicto nuclear iraní proviene de la evolución de múltiples causas, sin duda. Pero una de ellas, tal vez la más importante, se remonta a 1947 cuando el Reino Unido le otorgó la independencia a la India Británica.
En agosto de 1947 tuvo lugar lo que se conoce como «Partición de la India» que originó la creación de dos nuevos Estados soberanos: Pakistán y la India. Pakistán, a su vez, contaba con dos territorios totalmente separados, sin frontera común, uno a cada lado de la India: Pakistán Oriental y Pakistán Occidental. La partición de la India ocasionó un éxodo bidireccional de musulmanes desde la India a Pakistán y de hindúes desde Pakistán a la India con las matanzas mutuas de miles de ellos en el camino.
Unos años antes, en 1936, A.Q.Khan había nacido en la ciudad india de Bophal y en el seno de una familia musulmana. Contaba con apenas 11 años cuando la India y Pakistán se separaron y fue testigo de las atrocidades cometidas entonces, hasta el punto de que marcarían el resto de su vida. Vivir en la India siendo musulmán no debía ser empresa fácil en aquellos tiempos y, en 1952, Khan cruzó la frontera hacia Pakistán cuando viajar a través de la misma era ya menos arriesgado. En una entrevista, Khan recuerda cómo eran aquellos tiempos y cómo las autoridades indias trataban a los musulmanes. El rencor hacia este país sería una de las claves en el futuro.
Khan fue a estudiar a Europa en los años 60. Primero en Alemania, luego en Holanda y finalmente en Bélgica, donde terminó su doctorado en la especialidad de metalurgia en 1971, justo cuando otro gran acontecimiento histórico iba a tener lugar con los mismos protagonistas que en 1947. El 16 de diciembre de 1971, Pakistán Oriental declaró su independencia tras aplastar al ejército de Pakistán Occidental con la ayuda de la India. Pakistán Oriental pasó entonces a llamarse Bangladesh. La nación pakistaní acababa de ser desmembrada y, de nuevo, la India había jugado un papel preponderante. Las imágenes de la humillación sufrida por el ejército de Pakistán probablemente fueron censuradas por Islamabad, pero no había censura en Bélgica, donde Q.Khan estaba terminando su doctorado y volvió a ver cómo la India destrozaba el orgullo de su nación.
Su gran formación le permitiría obtener un puesto de trabajo en el FDO holandés (laboratorio de investigación de dinámica-física). Lo cierto es que fue una casualidad que comenzara a trabajar allí. Khan no buscó este trabajo, sino que fue su director de tesis quien le dijo que lo pidiera. Pero la realidad es que Khan terminó trabajando para el FDO, que resultó ser un subcontratista de URENCO, un consorcio internacional formado por Reino Unido, Alemania y Holanda para desarrollar tecnología destinada al enriquecimiento de uranio. El destino hizo que un joven pakistaní, con un odio visceral hacia la India, terminara teniendo acceso a los más codiciados secretos sobre tecnología nuclear de enriquecimiento de uranio.
Y entonces otro suceso de gran importancia tuvo lugar. La mañana del 18 de mayo de 1974, en el pueblo abandonado de Pokhran en Rajashtan, la India llevó a cabo la primera detonación de una cabeza nuclear bajo el nombre en clave de «Buda sonriente». Khan fue testigo, con horror, de cómo su vecino y enemigo natural acaba de tener acceso a la tecnología que podía terminar con Pakistán. Y no pudo aguantar más.
Pocos meses después, Khan escribió una carta al primer ministro de Pakistán (Ali Bhutto) en la cual le decía que debía considerar el enriquecimiento de uranio como el camino hacia la consecución de la bomba nuclear, que él disponía de los conocimientos necesarios para desarrollar esa tecnología y que quería volver a Pakistán para ayudar a su país. La carta de Khan no pasó desapercibida y, en diciembre de 1974, viajó por primera vez a Pakistán para mantener una serie de reuniones con altos mandos del gobierno. Durante el siguiente año se dedicó a robar toda la documentación posible de tecnología de centrifugadoras hasta que la situación se hizo insostenible y las sospechas sobre su persona eran ya notorias. En diciembre de 1975, Khan viajó a Pakistán para siempre.
El programa nuclear pakistaní estaba en marcha. Financiado en parte con dinero de un joven Gadaffi y con la asistencia técnica de China que veía con buenos ojos otra bomba nuclear que amenazara a la India, Khan se hizo cargo de hacer de la bomba atómica pakistaní una realidad. Esto tuvo lugar el 28 de mayo de 1998 en el emplazamiento de Chagai. De este modo, Pakistán se convirtió en el séptimo país del mundo en disponer de armas nucleares y A.Q.Khan en la persona que dominaría la tecnología nuclear militar de principio a fin y que no tendría escrúpulos en venderla en el mercado negro al mejor postor. El programa nuclear clandestino e ilegal de Irán tiene su origen en la red mundial de proliferación nuclear que Q.Khan estuvo dirigiendo durante años y que extendió su alcance hasta países como Corea del Norte o Libia.