No hay ninguna duda de que se trata de un movimiento político revolucionario, que ataca al poder establecido. Se nota en que está perfectamente organizado por las autoridades, y apoyado por gente como -por ejemplo- Al Gore, el alcalde de Nueva York, Ban Ki-Moon, la ministra francesa de Ecología, y la embajadora de las Naciones Unidas para la paz. Leonardo di Caprio todavía no había llegado al sitio de la foto, pero también andaba por ahí.
Pero, ¿qué es lo que quieren, o piden? Cosas muy sencillas, y por otra parte muy obvias.
1. Energías “limpias”. Que son aquellas que no usan combustibles fósiles. Como las velas, que antiguamente se hacían con cera de abeja, pero que hoy en día se hacen con cera de parafina. Un hidrocarburo que se saca, o del petróleo, o del carbón. 😉
2. El fin del capitalismo, que perjudica mucho a los cinco notas de la primera foto. Y a di Caprio, que faltaba.
3. El sistema público de salud, que cualquiera puede reconocer como origen del cambio climático. O al revés (es un poco lío).
4. El fin del colonialismo. Que quiere decir que China y la India etc, tengan tanta energía como los países desarrollados. Que quiere decir que emitan tanto CO2 como ellos por habitante, y mucho más en medición absoluta. -Oh, wait!-
5. El respeto a la etno-manía y a la diversidad. Que quiere decir que los miembros de la tribu tienen que seguir siendo etnia, quieran o no quieran. Como las imágenes que estamos sacando son de Nueva York, no hemos encontrado vascos étnicos o catalanes étnicos para poner de ejemplo. Pero algún amable lector podría enviar las fotos correspondientes del acto revolucionario en su zona.
6. La religión -por fin- universal.
7. La eterna infancia … mental.
8. Una adecuada moral alimentaria.
9. Un reequilibrio de las relaciones internacionales. Por ejemplo, que la capital espiritual del mundo sea … ¡Nueva York!
10. Un mundo … ¡para el futuro! La más cristiana de las virtudes.
Y todavía habrá quien piense que el cuento del clima era una chorrada.
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Añadido (11:00) que saco de Bob Tisdale [–>]:
Y a pesar de toda la fanfarria, cuando la ONU hace una encuesta mundial sobre qué haría falta para mejorar el mundo, al elegir entre 16 mejoras posibles la gente del globo pone la “acción ante el cambio climático en el último lugar. Clic para fuente.
Menuda colección de aprovechados y caras duras llevando al huerto a papanatas, indocumentados y otros especímenes de escasas luces, todos ellos con sus discursos y pancartas a cual más llena de chorradas.
Desde luego si esperan que alguien con dos dedos de frente y otros dos de conocimiento e información, den por bueno un cambio climático jaleado por estos especímenes, van apañados.
Pues ahí tienes a Felipe VI en la colección y en la ONU. ¡En fin! Cambio climático sí que lo hay. Siempre lo ha sido. Otra cosa es que los humanos sean la causa (al menos significativa). Otra cosa es que eso fuera malo (incluso si lo provocara el hombre mayormente). Otra cosa es que podamos destruir el mundo, un delirio antropocentrista, lo más nos haríamos daño a nosotros mismos y a algunas especies, pero de momento lo que hemos conseguido es vivir siete donde antes vivía uno. Vivir hasta los 80 donde antes se vivía hasta los 40. Vivir muy sanos donde antes se padecía de casi todo. Lo dicho. Es el retorno de los brujos. ¡O su venganza!
¡Cielos, estamos rodeados! Lo digo en serio. Todos los noticiarios (hasta los del tiempo) hablan continuamente del cambio climático como si fuera un hecho como la Luna (queda implícita la idea de que la culpa es del hombre).
¿Cómo es que no se habla nada de la pausa? No quiero parecer “conspiranoico” pero hace tiempo que me pregunto eso de ¿dónde se meten ahora los que antes se metían curas? Si miramos el globo, donde las religiones todavía tienen caché este tipo de movimientos no existen, o sea que es posible que los curas de occidente, enviados al paro por el racionalismo y la revolución industrial (esa que contamina tanto) sean más rápidos reconvirtiéndose que un inversor capitalista “deslocalizándose”. ¡En fin, qué estamos rodeados como los galos de Asterix! Sólo nos queda la poción mágica ¿de la razón?