Como se sabe, los maníacos del calentamiento global han depositado todas sus esperanzas en que el próximo El Niño, que posiblemente ya ha empezado sus primeros pasos, tenga la fuerza suficiente como para acabar con la famosa “pausa” que padece el calentamiento global. Lo necesitan con urgencia. La teoría del achicharramiento por CO2 (la manía) dice que el calentamiento no se pudo notar hasta 1945, más o menos. No había suficientes emisiones. Y los datos, con todo lo masajeados que estén, no ven calentamiento entre 1945 y finales de los 70s. Ahí empezó el calentamiento global.
Y de repente, la pausa.
Primero, la negaron. Diez, doce años de pausa en el calentamiento, y decían que no había. El informe IPCC de 2007 no la mencionó. Y los maníacos atacaban a cualquiera que osara señalarla. Tiene guasa que le llamen “negacionista” a quien señalaba una pausa que sí había, y no le llamen “negacionista” a los que negaban una pausa como la copa de un pino. Pero ahora ya no han podico ocultar que no llega al 2% el número de modelos climáticos capaces de producir una pausa de 17 años. Y ni uno solo que la pueda producir durante 20. Señal de que los modelos no están reflejando el mundo real, por mucho que digan que están “basados en la física”.
Y eso, a pesar de que los modelos cambian. Intentan que no se distancien demasiado de la realidad, una vez que se conoce. O una vez que llega el futuro que habían predicho tan mal. Y los mejoran corrigen. Pero la realidad es muy complicada, y la mejora corrección no la puede abarcar entera. Como tienen un paradigma equivocado, si mejoran corrigen por una esquina del tablero, lo empeoran por la otra. Por eso la calentología nunca avanza. Ver [–>] y ver [–>].
Esto ya es una imaginación mía. Creo que la pausa que negaban los que nos llaman “negacionistas” era tan importante, que en la última generación de modelos climáticos se obsesionaron con ella – a pesar de negarla. Y para justificarla tuvieron que estropear otra esquina del tablero. Más importante.
La clave de la temperatura global está en la superficie del mar. Le “robo” a Bob Tisdale este gráfico, de aquí [–>]. Lo rosa es añadido mío. Representa los modelos de la generación de los que se usaron para el IPCC de 2007, y la del 2013.
La diferencia que yo veo es esta. Los modelos anteriores (2007, azul) apenas se separan de la línea de tendencia. Es un calentamiento monótono y sin historia. Porque no ha habido volcanes, que era la única causa de variabilidad significativa que contemplaban en el clima. En los modelos más actuales (2013, verde) han incluído cierto efecto de los ciclos oceánicos (que también negaban hasta ahora). Y eso les ha permitido que se refleje una pausa. O una “pausita”, al menos.
El problema es que al conseguir una pausita, y tener esa “chepa” en la segunda mitad de la serie, también han aumentado la tasa de calentamiento. O sea, que en ese sentido, en esa esquina del tablero, lo han estropeado. En lugar de arreglarlo.
Pongo en este gráfico la diferencia antiguos / nuevos modelos (sólo la línea de tendencia), y su comparación con la realidad. Pasando de “la pausa”.
Tratar de “encajar” una pausa en los modelos ha sido mal negocio. Les ha salido muy pequeña; 7 años en lugar de 17. Y ha hecho que el calentamiento real sólo sea el 52% del calentamiento de los modelos, en vez del 57%.
Y ya que estamos, veamos esa diferencia entre los modelos y la realidad, repartida por “los siete mares”. Es curiosa. El gráfico muestra, en cada cuenca oceánica, el porcentaje de calentamiento real respecto del calentamiento predicho para esa zona por los modelos. Llama la atención que un gas esencialmente bien repartido produzca unos errores tan mal repartidos. ¿Puede ser que el mundo de los modelos tenga muy poca relación con el mundo real?
Hay que pensar que el Atlántico Norte y el Ártico son lo mismo. Al Ártico le llega el agua (y el calor) casi exclusivamente del Atlántico Norte. Ahí, los modelos aciertan bastante. De hecho dan menos calentamiento del realmente producido. En el resto de la tierra, son un verdadero desastre.
Lo mismo, en mapa, quedaría así.
- Rojo: algo mas de calentamiento que el previsto por modelos
- Verde: la mitad o menos del calentaminto predicho.
- Azul: enfriamiento, en lugar de calentamiento, y en la misma cantidad.
Y en números (de Bob Tisdale, enlace citado). CMIP5 son los modelos última generación.
Datos | CMIP5 | Observado | Porcent |
Global | 0,161 | 0,084 | 52 |
Atl. N | 0,188 | 0,232 | 123 |
Atl. S | 0,161 | 0,065 | 40 |
Pac. N | 0,194 | 0,066 | 34 |
Pac. S | 0,14 | 0,042 | 30 |
Índico | 0,169 | 0,097 | 57 |
Árt. | 0,106 | 0,121 | 114 |
Ant. | 0,041 | -0,047 | -115 |
Si este El Niño que se espera no consigue acabar con “la pausa”, tendremos que el calentamiento global ha durado unos 20 años, y el no calentamiento global (la pausa), otros 20. No podrían decir que “la pausa” es demasiado corta como para tenerla en cuenta. Que es lo que dicen ahora. Porque entonces se podría decir lo mismo del calentamiento global, si ha durado lo mismo. De ahí que todas las miradas estén puestas en El Niño.
Pero cuando arreglan una esquina del tablero, estropean otra. Porque el paradigma no funciona. Y si nos quedamos sin el icono de “la pausa”, señalaremos otro icono mejor: El calentamiento es la mitad. Y hablamos de más de 30 años, que incluyen todo el “calentamiento global”.
Judith Curry (soy fan) tiene una entrada sobre si se acaba o no se acaba el icono anterior:
Como últimamente estoy absorbido por FB copio lo que en ese lugar he escrito con mis saludos:
Al estilo del ilustre “plazaeme” me declaro “NEGACIONISTA”. Copio su mantra: “plazaeme
Negacionista. Que no se sabe muy bien si quiere decir que niego que exista el clima; que niego que el clima cambie; que niego que el clima esté cambiando actualmente de forma que no se haya visto antes; o que niego que hayan mostrado que se trata de un problema real, y no imaginario. Nunca me lo explican, y sigo esperando.”
Yo añado que cuánta es nuestra soberbia como para refrendar que el cambio climático no es necesariamente antropogénico pero sí tan variable cómo lo han sido a través de cientos de millones de años con la enorme influencia del sol y sus gemidos de cuando en cuando. Somos casi 8.000 millones de habitantes en la tierra; preguntémonos ¿ a cuánto le corresponde por habitante el incremento del CO2″; ¡¡¡por favor!!!; ni aun insuflando ese gas en la atmósfera ¿en cuánto lo podemos incrementar unos enanos como nosotros aunque sea multiplicado por ocho mil millones?. ¡¡¡Qué soberbios somos!!! y ¡¡¡cómo ha cambiado la ciencia desde que se financia desde la ONU? (A esta última frase prometo un “Grand Prix”• a quién le supere su conciencia y manifieste las corruptelas científicas a las que nos someten). Ángel