Durante los últimos tres años, las emisiones de gases de efecto invernadero han aumentado en Alemania. El año pasado el aumento ha sido de en un 1,2 por ciento respecto al año anterior. Esto es lo que muestran los datos que la Agencia de Medio Ambiente de Alemania Federal ha preparado para el portal de estadísticas de ZEIT ONLINE.
Las cosas deberían haber ido en la dirección contraria: En 2020, Alemania quiere reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 40 por ciento en comparación con 1990. Algunos profesionales, como el vicepresidente de la Agencia Federal de Medio Ambiente Thomas Holzmann, dudan de que Alemania pueda lograr ese objetivo. La razón no es otra que el aumento de producción eléctrica en plantas de carbón como solución de respaldo a las inestables plantas eólicas o solares. Las emisiones de CO2 siguen aumentando en la misma medida con que se utilizan las centrales de lignito y hulla para alimentar la red eléctrica. Nadie invierte en centrales de gas eficientes porque, gracias a la ley de energías renovables alemana, en el mercado actual éstas no son en absoluto rentables.
La “solución” que se propone es renovar el mercado europeo de emisiones de CO2, reduciendo el número de “derechos de emisión”, encareciendo los que queden, de forma que sea más caro quemar carbón que gas. Las repercusiones de tal medida sobre la factura de los consumidores de electricidad parece no importarle a nadie…. menos al gobierno germano, que ya ha adelantado que no adoptará semejantes medidas.
Lo que me resulta inexplicable es que los alemanes no salgan a la calle reclamando la devolución de los 100 mil millones gastados hasta la fecha de sus impuestos en HUMO.
No sé lo que he hecho mal antes, y me ha borrado en vez de publicar.
A ver si ahora:
Pongo un enlace a un artículo del Spiegel de 2012, que me parece que pega aquí.
http://www.spiegel.de/international/business/germany-s-environmental-protection-policies-fail-to-achieve-goals-a-821396.html
Es en la edición en inglés, ya siento, que aunque compro la revista en papel cada semana para mi germanófilo, el alemán me cuesta mucho, y lo que conservo es en la edición internacional, pero me parece que se encuentra la alemana muy fácilmente.
El caso es que el artículo habla del daño que han producido en Alemania en general, y en Berlín en particular los excesos en las normativas verdes, de no gastar agua, de poner dobles fachadas, etc etc.