El viento, sinónimo de aire fresco, limpio, imágenes de niños respirando libres en una playa, ancianos felices caminando por un bosque. El sol, radiante entre los visillos de nuestras ventanas, regalando luz y calor…
Los eco-especuladores de la industria eólica y solar utilizan estos modelos de asociación con el fin de dar a su industria la imagen de una industria limpia, al tiempo que las plantas eléctricas de carbón o las centrales nucleares son denigradas como «contaminadores» peligrosos para la vida de los niños, los ancianos, los animales. Dado que los trabajadores en ese tipo de instalaciones gozan de la misma buena o mala salud que quienes trabajan en un parque natural, el uso propagandístico y a gran escala de tragedias como la deFukushima se convierte en prioridad absoluta. Del efecto demoledor en toda mente medianamente preocupada por su medioambiente de la imágenes de una montaña castrada por una explotación de carbón a cielo abierto, o una marea negra tras el hundimiento de un petrolero no necesito escribirles nada.
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El lector avezado sabrá sin duda de la capital importancia de las tierras raras –lantánidos– en la fabricación de unidades eólicas para la generación de electricidad. El Neodimio es una de ellas, y las turbinas eólicas se encuentran entre los mayores consumidores de este elemento, especialmente adecuado para la producción de potentes imanes permanentes.
Hasta una tonelada de este elemento es utilizada en la fabricación de ciertos tipos de aerogeneradores. Las tierras raras constituyen un grupo especial de elementos que se utilizan, debido a sus propiedades especiales, para numerosas aplicaciones industriales, especialmente en el campo de la electrónica, en el de la metalurgia y en la fabricación de componentes de muchos productos tales como coches eléctricos y lámparas de bajo consumo. Los minerales que contienen estos elementos lo hacen en concentraciones relativamente bajas de manera que para su extracción son necesarios complejos procesos químicos. Estos procesos químicos de separación del mineral producen grandes cantidades de residuos tóxicos.
Más del 90% de los metales llamados tierras raras se extrae actualmente en China. Entre los riesgos documentaos escribe el Öko-Institut de Friburgo: «La minería de tierras raras genera grandes cantidades de residuos, que contienen componentes tóxicos. Estos se acumulan en estanques artificiales, rodeados de una presa de contención». Una rotura de la presa puede provocar efectos ambientales altamente destructivos, con emisiones específicas de torio, uranio, metales pesados, ácidos y fluoruros.
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Lea el artículo completo en Libre Mercado: El viento, la magia y la mentira de la energía eólica
En el ultimo año se produjeron en todo el mundo casi 50 millones de toneladas de Aluminio.
¿Cuanto se destino a fabricar aerogeneradores?
Tenían que haber visto anoche el programa de Iker Jiménez en Cuatro: ¿Existe la llamada conspiración de la energía?
Hacen una encuesta entre el público y casi el 98% de los participantes contesta que hay una conspiración en marcha.
Los vendedores de misterios y conspiranoias y los ecologistas se llevan el gato al agua.
Saludos Currela.
No, no es un artículo EN CONTRA de la energía eólica. Es un artículo EN CONTRA de la angelificación indiscriminada de todo lo qaue lleva el epíteto «renovable». sabes perfectamente, pues lo he dejado en varias ocasiones, que estoy claramente a favor del desarrollo de fuentes y métodos de generación de enegía más limpias que las que usábamos.
Por eso no se trata tanto de demonizar un generador eólico por el uso de lantánidos o alumnio como de dejar muy claro que la fabricación de los componentes necesarios para crear un parque eólico también lleva a sociada una larga serie de procesos contaminantes, al igual que cualquier otro proceso industrial que necesite materias primas de ese tipo. Esto lo digo tres veces en el artículo, ya veo que debí decirlo más veces 🙂
Saludos.
Pues yo sí que demonizo a los molinos esos.
Porque si una va a la Estaca de Vares, por ejemplo , que solía ser un lugar maravilloso, no puede salir del coche por el estrépito. Y he leído bastantes estudios sobre el tema, y todos resaltan la enorme incidencia de trastornos mentales en la zona del entorno de los parques eólicos.
Por no hablar de las aves muertas por las aspas, que parece que las chupasen. Así que, en las zonas de parques de molinos de esos, la vida se hace invivible para personas y animales. No es una buena recomendación, me parece a mí.
Querido Luis,
Discrepo casi totalmente de tu artículo. Aparte de la inexactitud de las cifras que das por aerogenerador (ya veo en LD que has corregido algo), creo que tu crítica a lo contaminante en la fabricación del molino no está justificada, porque usando los mismos argumentos, podrías decir lo mismo de las turbinas de gas o vapor de las centrales convencionales (no te digo ya de los componentes del circuito primario de una nuclear). En fin, que compartiendo que los parques eólicos se puedan cuestionar por su coste de producción, creo que intentar demonizarlos porque usen alumino o tierras raras no es un argumento sólido para oponerse.
Saludos,
Más allá del debate sobre la contaminación de una u otra fuente de energía —honestamente desconozco la materia para entrar a debate—, ¿conoces alguna central nuclear viable sin un Estado que asegure y externalice los riesgos? Si la respuesta es negativa, me parece argumento suficiente para que cualquier libertario rechace de plano esa fuente de energía. Las renovables, al menos potencialmente, pueden sobrevivir sin Estado.
Un saludo.