Rajoy, Rubalcaba: ¡Es el tiempo de recuperación, estúpidos!

Nuevo debate del Estado de la nación. Nueva demostración de que los dirigentes de los principales partidos políticos no han entendido la gravedad de los problemas a los que nos enfrentamos los españoles, ni su papel en la solución de los problemas.

Rubalcaba se ha envuelto en la bandera de los derechos sociales, reprochándole a Rajoy el aumento de las desigualdades, de la deuda pública y el empeoramiento de las condiciones de vida de los más necesitados. Como el mismo Valeriano Gómez hace una semana. Esas críticas, en mi opinión, son muy débiles. No se puede reprochar que por un lado no se haya recortado suficientemente la deuda pública y por un lado los recortes sociales (que, dicho de paso, han sido bastante débiles). ¿Cómo quiere Rubalcaba reducir el déficit? Porque ahí sí tiene razón.

Para colmo de males, estas críticas las hace quien ha sido vicepresidente del Gobierno anterior. Va, en serio. ¿No hay nadie en el PSOE que pueda decir lo mismo que Rubalcaba y que no haya sido responsable de la situación actual?

Rajoy, por su parte, nos ha intentado vendernos que la situación ya se ha estabilizado. No nos ha vendido una recuperación (porque no la ha habido), ni optimismo (porque no hay motivos), ni nada por el estilo. Que la situación se ha estabilizado y que eso podría suponer un cambio de perspectiva. Punto. El PP ha cuidado muy bien su propaganda. A partir de aquí se podrá argüir que esto no es cierto, que su gestión ha sido manifiestamente mejorable y que la deuda sigue aumentando (menos que antes, pero sigue haciéndolo).

Lo único verdaderamente positivo que tuvo el debate fue la propuesta de Rajoy de limitar a 100 euros las cotizaciones a la Seguridad Social por cada nuevo contrato indefinido durante dos años, siempre que este contrato dure tres o más años. Conste que me parece otro parche más, que hay que modificar es la legislación laboral en su conjunto (las indemnizaciones al despido, el salario mínimo, la dualidad o la ineficacia de las ayudas destinadas a formación, y todo esto simplificado en un sistema que cualquiera entienda), que todavía tiene que confirmarse en el Boletín Oficial del Estado, que en Andalucía tendrá una repercusión limitada y que hay que ver cómo afecta a las maltrechas arcas de la Seguridad Social, pero me parece un parche de los que funcionan (la gestión de Zapatero fue desastrosa, pero algo bueno quedó).

Hablando en términos políticos, todo aquel que plantee el debate en esos términos lo perderá. ¿Por qué? Porque Rajoy ha visualizado el problema como si fuese un barco a la deriva al que primero había que frenar y luego redirigir poco a poco. O lo que es lo mismo, estabilizar la situación económica y emprender una serie de reformas que lleven a España al crecimiento económico y del empleo sin deteriorar excesivamente el Estado del Bienestar. Y para estos objetivos, las políticas de Rajoy funcionan.

¿Cuál es el problema de estos objetivos? Que no son lo suficientemente ambiciosos. El objetivo que debería tener España es tener un 10% de paro. Preferiblemente, en 10 años (sí, ya sé que esto es comparable a los unicornios keynesianos, pero es que la tasa de paro del 10% se considera en Europa perder una generación y en España lo normal es tener un 15%). La función de los políticos consiste en llevar a cabo las reformas del Estado que permitieran llegar a ese objetivo. Con el camino que ha elegido Rajoy, ¿cuánto tiempo vamos a tardar en tener un 10% de paro? ¿Quince años? ¿Veinte, tal vez? Si según el propio Presidente del Gobierno el mejor Estado del Bienestar es que la gente trabaje, ¿por qué no lleva a cabo todas las reformas necesarias de golpe, para lograrlo? ¿Por qué perder el tiempo en medidas tibias y no hacer las verdaderas reformas que se harían en la siguiente legislatura, cuando se pueden hacer ahora?

Las escasas reformas que se han hecho a día de hoy han sido en materia de empleo (con una reforma tibia, hay que ver si llega esta reducción de cotizaciones sociales), contener el gasto público (especialmente en sanidad) y poco más. Ah, bueno, sí, y subir los impuestos. Eso, muchísimo. No hay una reforma energética (lo que hay es un bandazo que ha destruido la seguridad jurídica de un sistema ya de por sí absurdo), estamos esperando una reforma de las administraciones públicas, de la educación, de las inversiones y de otros muchos ámbitos. Medidas insuficientes si queremos dejar de perder generaciones de jóvenes y mayores en la emigración y el subempleo.

Burrhus el elefante neocon
Burrhus el elefante neocon

Manolo Millón.
Licenciado en Psicología.
Máster en Dirección de Recursos Humanos.
De vuelta cuasiobligada en Málaga

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