Como todos ustedes sabrán, a los niños les gusta comer espaguetis, salchichón y patatas fritas, probablemente porque estos alimentos contienen sustancias muy positivas para el desarrollo de los cuerpos jóvenes. Las frutas y verduras son mucho menos populares entre la población infantil, lo que podría deberse a que nuestros genes nos dicen que las cosas ácidas y amargas no son tan necesarias en edades tempranas (vea Birch and Fisher “Development of eating behaviors among children and Adolescents” PEDIATRICS Vol. 101 No. Supplement 2 March 1, 1998 pp. 539 -549.)
Efectivamente, los niños reciben el 50 ó 60% de la energía necesaria para su día a día por medio de los hidratos de carbono (no, no hablo de caramelos y chuches), lo que los hace indispensables para su crecimiento y desarrollo cerebral.
Pero, del mismo modo que el Estado no está ahí para servir a los ciudadanos, sino los ciudadanos estamos ahí para servir al Estado, las dietas modernas no están ahí para servir al cuerpo, sino el cuerpo debe adaptarse a las dietas. Es así que no reconocemos la bondad de una dieta en función de que sea sana, compensada, digerible o agradable al paladar, sino en el hecho de que contiene gran cantidad de frutas y verduras.
Los políticos de la Unión Europea, siempre atentos a este tipo de cosas, se dieron cuenta allá por el 2009 del enorme potencial económico burocrático social que tendría regular los comportamientos alimentarios de nuestros hijos, y pusieron en marcha el llamado School Fruit Scheme. Se trtata de un plan magistral por el que se obliga a los ciudadanos a pagar al estado para que éste de a los niños la comida que no quieren.
En Alemania existe incluso una ley que recoge la voluntad de los burócratas europeos: la Ley de Fruta Escolar. Lamentablemente deberá ser cambiada en breve, ya que en la UE creen que ellos pueden (con nuestro dinero, por supuesto) cofinanciar las medidas oportunas, no en un 50%, sino en un 75%. Es decir, el dinero necesario para mantener esos programas de alimentación frutal-verdural en las escuelas alemanas ya no será financiado con un 50% del dinero procedente de todos los ciudadanos europeos y un 50% procedente de los, por ejemplo, sajones. Ahora a los sajones les quitarán sólo el 25% de manera directa, ya que el 75% restante procederá de Bruselas: ese saco roto que llenamos todos los europeos.
Y por qué les cuento esto? Resulta que la participación en el programa es voluntaria. Hay estados alemanes que lo siguen, otros no lo hacen. Y no lo hacen porque, atentos: ¡los costes de administración y funcionariado son demasiado altos! Ahora que la UE va a poner más pasta para la verdura de los escolares, ya han avanzado algunos de esos estados que entonces sí, que tal vez puedan permitírselo.
Ya saben ustedes que lo mejor contra la ignoracia no es la información, sino una ley bien financiada.
Sin comentarios ….
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La burocracia de la UE lleva ya muchos años descontrolada. Lo que nació como una buena idea, básicamente un mercado común europeo del hierro, la base de la industria militar, que minimizara el riesgo de nuevas guerras entre las naciones europeas, se ha convertido con el paso de los años en una gigantesca burocracia intervencionista al máximo y que va a acabar agotando y esquilmando la riqueza que, las sociedades europeas, pese a todo aun pujantes, consiguen generar. Y por supuesto, todo por nuestro bien.
El unico camino es limitar el poder de los politicos:
http://etrusk.blogspot.com.es/2013/08/la-constitucion-radical-del-siglo-xxi.html
Perdona por el doble post. Publiqué por accidente pero el texto no aparecio asi que crei que lo habia borrado y volvi a escribirlo
El gusto acido suele indicar fruta todavia verde la caul aparte de causar molestias intestinales tiene menor valor alimenticio. En cuanto al gusto amargo es caracteristico de la mayoria de los venenos (alcaloides?) de los vegetales superiores. La mayor sensibilidad de nuestro paladar es precisamente hacia lo amrgo seguida de hacia lo acido. Y probablemente es mayor en los niños que en los adultos. Y ahora retocedamos unos cuantos siglos o milenios: los padres pueden no estar detras del niño cuando intenta comer una planta o la fruta de un arbol. Mas vale que tenga un mecanismo para rechazar toda fruta o planta que tenga un sabor acido y mas aun si el sabor es amargo amargo ya que a diferencia del adulto el no sabe todavia caualas son verdaderamente peligrosas o no. En cuanto a los humanos o proto-humanos que no tenian ese mecaniismo de rechazo a lo amargo durante la infancia se han caido del arbol genetico.
Desgrcaiadamente no tenemos ningun mecanismo para detectar los venenos de las setas los cuales son completamente distintos. Posiblemente porque su consumo sea relativamente reciente.
lo que podría deberse a que nuestros genes nos dicen que las cosas ácidas y amargas
Otrra rzon es porque lo acido frecuentemente indica que la fruta estú todavia verde lo cual significa aparte de molestias intestinales un valor alimenticio mediocre. En cuanto al gusto amargo es caracteristico de la mayoria de los venenos (alcaloides?) de los vegetales superiores. Un adulto puede saber que tal planta amrga no es perjudicial pero un niño es mejor que rechace instintivamente todo lo amargo; Y len el curso de los millonnes de anyos de nuestra evolucion los que no lo han hecho han sido podados de nuestro arbol genetico. Por cierto que la sensiblididad de nuestro pladar a lo margo es muchpo mayor que a la de caulquier otro gusto lo caul confiram su pale de detector de veneneos.
Desgraciadamente nuestro detector de venenos no funciona con las seta