En una entrevista concedida al diario “Bild” el nuevo jefe del sindicato IG Metall Wetzel dijo que la reforma energética pone en peligro 200.000 puestos de trabajo. Poco antes el diario “Die Welt”, a partir de un estudio realizado por el Instituto para el Futuro del Trabajo (IZA), había informado que ya se habían destruído 86.000 puestos de trabajo como resultado de las medidas puestas en marcha por el gobierno alemán en materia de reforma energética. En el artículo no queda claro si los 12.000 puestos de trabajo destruídos en las empresas suministadoras de energía estaban incluídos en esa cifra. Verdaderamente sorprendente es el hecho de que los líderes de los sindicatos hayan tardado tanto tiempo en reconocer la Ley de reforma Energética como el más grave de todos los ataques a los puestos de trabajo de sus afiliados en los últimos tiempos.
Los gastos en subvecionar las energías renovables (eólica y solar) en Alemania han aumentado en sólo un año desde los 14.000 millones en 2011 a los 20.000 millones en 2012, el precio medio de la factura de la luz se ha duplicado desde 2000 a hoy.
Los hogares alemanes deberán pagar este año 7.200 millones de euros vía recibo de la luz, a los que debemos añadir los costes adicionales generados por la subida de precios en industria, el transporte y el comercio. Y como las subvenciones están garantizadas durante 20 años, no duden que las cifras serán aún mayores en los años venideros. En Alemania ya existe la llamada “pobreza energética“, familias que no pueden encender sus neveras, o calefactar en invierno. Es el gran “logro” de las políticas descerebradas verdes, trampa en la que cayó inexplicablemente el Gobierno de Angela Merkel.
Escribe “Die Welt“:
En un estudio de los investigadores del Instituto para el Futuro del Trabajo (IZA) del que dispone “Welt am Sonntag”, se analizó si un aumento en los precios de electricidad causados por la reforma energética pueden potencialmente destruir puestos de trabajo en Alemania. El resultado: en bruto, el reciente aumento de impuestos en virtud de la Ley de Energías Renovables (EEG) podría costar alrededor de 86.000 puestos de trabajo industriales en el corto plazo. Los investigadores han analizado cómo entre 2003 y 2007, el aumento del precio de la electricidad ha tenido un impacto directo sobre el empleo en la industria. El resultado: si aumenta el precio de la electricidad, las empresas emplean a menos trabajadores. “Los altos precios de la electricidad tienen efectos negativos para el empleo moderado”, dice Nico Pestel, uno de los autores del estudio.
Pero es que eso no es todo. La especialmente sensible a costes energéticos industria de materias primas alemana, junto con sus proveedores, tiene en nómina 850.000 empleados. Ya no se trata de adivinar si comenzartá un proceso de deslocalización, sólo se trata de saber cuándo tendrá lugar.
La pérdida de empleos no es el único problema de una política energética absurdamente abandonada en manos del lobby de las renovables. Se corre serio peligro de sufir un apagón espectacular estas Navidades en Alemania. Así se desprende de un informe elaborado por la Asociación Europea de Gestores de Transporte energético (ENTSO-E). El problema es grave en los países importadores de energía, tales como Croacia, Finlandia, Letonia, Polonia, Suecia y Hungría. Pero especialmente tensa es la situación en Alemania, como advirtió hace un mes el “Frankfurter Allgemeine Zeitung“.
Estoy feliz de encontrar webs donde leer informacion tan necesaria como esta. Gracias por facilitar este post.
Saludos
Coincido con el articulista de que la decisión de Merkel de apostar por la subvención a las renovables (decisión que, recordemos, es previa a su pacto con el SPD, aunque el pacto haya supuesto un espaldarazo en esa misma dirección “ecologista”) es un error histórico, que a medio y largo plazo puede dar al traste con la pujanza económica de Alemania.
Y en economía los errores siempre se pagan.