Yo pensaba que la gente estaría pasando ya mucho del cuento del cambio climático. Pero parece que aunque sigue yendo a menos la preocupación, está lejos de haber desaparecido. Se entiende más al ver que tiene un claro componente ideológico. Quiero decir que va a haber unos irreductibles agarrándose al clavo ardiendo, mientras puedan.
Los datos son del Pew Research Center, y están tomados de aquí:
No sé si se puede extrapolar la opinión USA a Europa y España, pero imagino que la tendencia sí.
Llama la atención que parece que se puede dividir esos resultados de la siguiente forma: Los seis primeros son cosas que afectan directamente a los encuestados. Del resto, cinco, cuatro son problemas que afectan a los demás países. No me extrañaría que lo del calentamiento global se vea de la misma forma.
Lo que parece indicar ese resultado es una tendencia lineal muy constante. 3 puntos menos cada cuatro años.
En el artículo señalan un detalle interesante. La comparación entre lo que podríamos llamar “clase gobernante”, y el público general. La primera la deducen del Council on Foreign Relations. El “think tank” más importante en USA sobre política internacional, del que forman parte políticos relevantes, más de una docena de secretarios de estado, directores de la CIA, banqueros, abogados, catedráticos, y periodistas señeros. Cuesta una pasta ser miembro. [Wikipedia –>]. Y la diferencia es que entre los socios del CFR, el 57% tienen como prioridad las políticas de cambio climático, contra un 37% entre el público general.
Por ideologías, lo que se podía esperar. Los que quieren mucho estado, expresan gran temor por el cambio climático. Lo que lo quieren más pequeño, no saben por qué habría que tenerle miedo. Y los del medio, en el medio. O sea, poca preocupación.
Pues yo, últimamente, espero que tengan razón los sedicentes escépticos -que tiene guasa que se llamen a sí mismos escépticos quienes defienden la teoría del Calentamiento Global Antropogénico-, porque donde yo vivo hace un frío que pela y me vendría bien un cambio. ¿Frívolo, dice? Págueme usted la factura de la calefacción y llámeme frívolo todas las veces que le apetezca.
Vamos, que a mí no me preocupa el cambio. Al contrario, lo que me molesta un poco es la ausencia de cambio.
(Barack Obama, en su primera campaña por la presidencia de los USA, se hartó de prometer cambio, ¿se acuerdan? No obstante, por otro lado también se ha hartado de decir que le preocupa mucho el cambio y que hay que luchar contra el cambio. Un hombre tan incoherente no es de fiar.)