Los bonos basura nacieron de la siguiente forma:
Mike Milken se dio cuenta de que existían empresas de alto riesgo que emitían bonos. De estas empresas (los porcentajes son ficticios)
– Un 80% devolvía capital e intereses
-Un 15% podía devolver el capital, pero no hacer frente al pago de los intereses
– Un 5% no devolvía ni capital ni intereses, y el inversor perdía todo su dinero.
Invertir únicamente en una de estas empresas suponía un elevado riesgo, porque podías elegir la incorrecta. Así que había elevadas reticencias para hacerlo. Supongamos que el tipo de interés ofrecido era el 14% (no muy lejos del real de la época)
Si empaquetaba los bonos de 100 de esas compañías y luego troceaba ese paquete para hacerlo accesible a inversores no muy grandes, era casi seguro que el rendimiento final de la inversión sería:
– 80%*14= 11,2% +
– 15%*0= 0% +
– (5%*-100)= -5%
Con lo que el rendimiento total de la inversión era del 6,2% frente a unos intereses de otros activos seguros de alrededor del 4%.
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La anécdota es la siguiente (real como la vida misma):
A finales de los 80 se celebró una reunión en el Banco de España entre el Gobernador y los presidentes de algunos bancos. En ella, el gobernador les anunció que (al día siguiente) el rendimiento de las emisiones de Pagarés del Tesoro (el equivalente a las Letras a un año actuales) bajaría del 8% al 6%. Los presidentes se comprometieron a no revelar el secreto dentro de sus propias entidades financieras.
Uno de ellos, al volver a su despacho, alrededor de las 6 de la tarde, encargó a sus traders de la sala de mercados la compra de un pequeño importe de pagarés. En concreto, 1000 millones de pesetas. El trader, que se olió algo raro, compró 2.000 (1000 para el Presi y 1000 para él). La hora no era muy normal, y el banco que se lo vendió, se olió algo raro, y compró 3.000 millones de Pagarés a un precio superior (rentabilidad inferior).
El Presidente del banco que vendió los 3.000 millones se encontraba paseando por la sala de mercados de su entidad. había respetado el pacto, pero alguien no lo había hecho. Así que ordenó que comprasen 4.000 millones de pagarés del Tesoro a un precio aún más alto.
Los traders de las salas que se habían ido a casa fueron localizados y se les ordenó volver. Se realizaron operaciones hasta las 10 y media de la noche. La rentabilidad de los Pagarés del Tesoro cayó en unas pocas horas casi un 2%.
Al día siguiente, Banco de España llamó a los presidentes al orden. Anuló todas las operaciones realizadas (las cuales se liquidaban a través de sus sistemas) y avisó de que, en caso de repetirse, se llevaría por delante a los presidentes responsables.
El supervisor fue respetado. No volvió a haber una filtración de este tipo de reuniones. Por otra parte, los traders y brokers tomaron la decisión de finalizar las operaciones a las 17.30 como tarde. un buen supervisor hizo más que cualquier regulación.
Perdone mi cinismo Sr Sefuela pero están para eso los supervisores en la actualidad.
M.