El autor de obras literarias y económicas José Luis Sampedro quiso morir discreta y tranquilamente, ya nonagenario y probablemente cansado de un cuerpo que ya le pesaba -aunque era un tipo delgado. Y quería informar con posterioridad a los medios, para que su muerte no tuviera una inmediata repercusión. Coincidió ésta con la de otra anciana inglesa de la que en este blog siempre hemos hablado elogiosamente.
Cuando veía y escuchaba hablar a Sampedro lo encontraba bastante simpático. Yo, mucho más joven, siempre le conocí como un viejecito entrañable. Era, el abuelito, un firme defensor de ideas económicas anticapitalistas y altermundistas, y, con una voz entre ronca y melosa (extraña mezcla), decía cosas tales como “El capitalismo ha muerto”.
Ésa frase, que pronunció no sé si exacta o aproximadamente, me recuerda una broma que corre por ahí desde hace tiempo sobre mi querido Federico Nietzsche. Se sabe que el autor de Así Habló Zaratustra había sentenciado “Dios ha muerto”. Así que algunos creyentes le hicieron firmar su aseveración “dudosa” (entre otras cosas por la idealidad de Dios) y la siguieron de otra indudable:
“Dios ha muerto” -Firmado: Nietzsche.
“Nietzsche ha muerto” -Firmado: Dios.
No me gustaría hacer una broma parecida con Sampedro. Era un hombre de ideas. Otro asunto, que merecería una discusión en profundidad es la profundidad misma de dichas ideas y con mayor o menor acierto sobre lo acertadas que eran.
¿Podría, en cualquier caso, el capitalismo, firmar un “Sampedro ha muerto”? Pues bien, el hecho es que no, porque el capitalismo, como entidad o institución tangible, no existe. Sí, lo sé, usamos esa palabra para referirnos a un sistema de producción, distribución de los recursos escasos etc….pero el hecho es que la idea de Capitalismo la trajo el principal anticapitalista, Carlos Marx, en su ladrillo El Capital (¿Alguien tiene un resumen para dummies?). El hecho de que hubiera empresarios que acumulasen capital preocupaba a Marx, así que consideró que las cosas económicas estaban maniqueamente divididas entre los que aportaban el trabajo (los trabajadores, los buenos, los sufridores) y los que se limitaban a “acumular capital, o plusvalías” (los empresarios, los malos, los…ejem, vagos). Capitalismo sería entonces un sistema en el cuál unos pocos acumularían capital a costa de una masa cada vez más empobrecida. Tal cosa no ha sucedido nunca.
La realidad misma se ha encargado de demostrar una y otra vez que la acumulación de capital crea riqueza para los que lo acumulan y para los que trabajan en dicha acumulación, que en una sociedad libre son todos. Pero los nuevos señores feudales que llevan la cortante espada y el protector escudo del Estado, tras saquear toda la riqueza generada por la acumulación del capital, declaran solemnemente que ellos son nuestros salvadores, que ellos matarán al dragón del Capitalismo Salvaje, después de haber dejado inmerme y a su merced a la escasa acumulación de capital, que ha de rendirles cuentas, incurriendo en serias pérdidas por ello.
Y algunos ideólogos, entre ellos el desgraciadamente fallecido Sampedro, defienden un punto de vista confluente con éste. El Capitalismo es un Dragón y hace falta un Caballero Feudal que lo destruya. Nada importa que volvamos a la oscuridad, la pobreza, los Feudos y el vasallaje. Y sí se muere de viejo, el capitalismo, mejor. Eso creía Sampedro que había sucedido, pero el que realmente ha muerto de viejo es él, y la humanidad tiene que seguir su camino, y, si quiere que éste sea el adecuado para que se cree riqueza, se tendrá que acumular capital y crear riqueza, y los Caballeros tendrán que bajar su espada y su escudo.
Por cierto que cuando Nietzsche hablaba de la muerte de Dios hablaba de la muerte de una idea. Como tal dicha idea no podía firmar ninguna cosa, ni siquiera que Nietzsche ha muerto. Y además la afirmación (que encerraba un vaticinio) de Nietzsche, no era del todo errada. Parte de las consecuencias de muerte de esa idea ha sido el anticapitalismo, sorprendentemente. La pérdida de un cimiento existencial sólido puede conducir a que las masas se agarren al clavo ardiente de cualquier ideología, clavo que es el primero de su propia cruz (gamada o formada por una hoz y un martillo), y las ideologías son contrarias a la libertad, por ser un conjunto de ideas que ha de llevarse a la práctica de forma TOTAL (totalitario).
Sampedro era un hombre de ideas. Ideas anticapitalistas que representan la apuesta por quemar las naves a través de un consumo presente que niega el futuro que permite la acumulación de capital. Otro fallecido reciente y prematuramente, y hombre de acción, Hugo Chávez, es la verdadera conclusión lógica de sus ideas en la práctica, lo supieran o no, uno u otro.
Disculpen que no llore a Chávez. Descanse en paz Sampedro.
Yo no he leído sus novelas, ni está entre mis prioridades hacerlo en un futuro próximo. Como la vida es tan corta, incluso para quienes llegan a tan avanzada edad como Sampedro, dudo que las lea nunca. Y mis padres tienen al menos una de ellas en una de las estanterías de su casa.
Leí un libro suyo que se llama, creo recordar, El Malestar en la Globalización. Y he escuchado alguna entrevista que le han hecho. Creo que murió como vivió: equivocado.
Pues, Ya siento, pero:
A mí, las novelas de Sampedro, me aburrían una barbaridad. Tanto como me aburren las de Millás. Siento que se haya muerto, sobre todo porque ahora, con su muerte, y haciendo honor al gusto necrológico de los medios en este país, habrá un “revival” lleno de alabanzas de su obra. Que ya digo, a mí me parece que aburre a las piedras.
En cuanto al capitalismo, me pregunto:
¿ Por qué será ?, que los que quieren darle la puntilla, aparte de algún famoso millonario hecho a sí mismo pero en parte gracias a las ideas, el trabajo, y los avances de otros, y que se siente culpable por ello, y encima es demasiado joven para pensar de verdad en su sucesión ;
¿Por qué será pues, que los que quieren abolir el capitalismo son gente que vive de la cosa pública, ?
Porque de sus libros, de sus películas, etc etc, no podrían vivir si no estuviesen subvencionados, o no tuviesen un empleo público del que vivir ?
Ya que he mencionado Change.org, quisiera aprovechar para proponer a los lectores interesados que se adhieran a esta solicitud para reabrir la investigación de la masacre del 11-M.
De momento, parece que tiene más adhesiones la petición para “Poder volver al Tuenti Classic y actualizar la aplicación antigua del móvil” (sic). Esto es lo que, al parecer, preocupa a los españoles.
Que Dios les conserve su sentido de las prioridades.
Ya hay una solicitud en Chage.org, dirigida a la alcaldesa de Madrid, para cambiar el nombre del Paseo de Muñoz Grandes y llamarlo “Calle de José Luis Sampedro”.
Nota bene:
De “paseo” a simple “calle”. Esa postergación me resulta misteriosa.
En el Pleno del Ayuntamiento se le puso una calle a Sampedro y otra a Thatcher. La última sólo se aprobó con los votos del PP. Curioso.