Sigue habiendo bastante movida con la última noticia del cambio que ha hecho el Met Office británico a su predicción de calentamiento global para la próxima década. Los calentólogos están en modo defensivo (leñero, vaya), proclamando por todas partes que “no se ha acabado el calentamiento global”. Y desviando, como siempre, la atención de lo importante. La cuestión nunca ha sido si hay calentamiento global o no. De momento, hay; nadie lo discute. La cuestión es cuánto, y por qué.
Un poco de calentamiento no le haría daño a nadie, y los calentólogos son los primeros en saberlo. Pero para que nos asustemos es necesario que sea cierta la aseveración del IPCC, que reza: Más de la mitad del calentamiento observado desde mediados del siglo pasado se debe a los gases invernadero que emitimos, básicamente el CO2. Y justamente eso es lo que pone en cuestión la nueva predicción del Met Office.
Porque esa predicción está planteando una veintena de años sin calentamiento global. O demasiado poco calentamiento para la teoría. Y eso no se ve en los modelos que han creado la alarma.
Para justificarlo, ahora acuden a los ciclos oceánicos, que producen de forma natural fases de calentamiento y de enfriamiento. De algunas décadas. Y explican que los modelos no contemplaban esos ciclos, pero que no importa que no haya calentamiento unos años. Después volverá, cuando cambie el ciclo. El problema es que se olvidan, o quieren que no nos demos cuenta de algo importante. Si los modelos no contemplaban los ciclos, y hasta hace unos años el ciclo era de calentamiento, una parte sustancial del calentamiento se debió a ese ciclo, y no tanto al CO2. Necesariamente está mal el cálculo de cuánto calentamiento se debe al CO2, si han omitido un factor natural de calentamiento. No hay más solución.
Imaginemos que no hay calentamiento desde hace 16 años, y nos esperan al menos cinco más. Y que lo que ocurre es que el ciclo de los océanos está contrarrestando exactamente el calentamiento del CO2. Es lo que proponen, sin decirlo muy crudamente. Pero entonces lo que pasa es que del calentamiento anterior, con el ciclo a favor, la mitad tuvo que ser por los océanos, y no por el CO2.
Alguien puede pensar que entre “más de la mitad” y “justo la mitad” hay una diferencia demasiado escasa. No es así. El calentamiento predicho por el IPCC hacia final de este siglo lo da en un rango muy amplio. De 1,5ºC a 4,5ºC. Es una diferencia enorme. Y esa diferencia depende, precisamente, de que del calentamiento observado hasta ahora poco más de la mitad haya sido causado por el CO2 (estaríamos en la parte baja del rango / 1,5ºC), o haya sido francamente más de la mitad (parte alta del rango / 4,5ºC). Y lo que indicaría esta “nueva” idea del efecto de los ciclos oceánicos, es que en realidad el calentamiento que se puede esperar es inferior a la parte baja del rango. Esto es, tendríamos un no-problema.
Pongo entre comillas lo de idea “nueva” porque los escépticos llevan hablando de ello desde el principio. Diciendo que no se podía hacer el cálculo como lo hacía el IPCC y el “consenso”. Y aunque poco, algunas menciones empiezan a salir del mundo académico “oficialista”:
-Are these cycles just something scientists have invented to explain away the lack of recent warming?
–No. The Met Office admits that we still know far too little about how these natural cycles work, and how big they are. And climate scientists are open to the charge that they ignored the potential impact of natural variability when it was accelerating global warming. According to Brian Hoskins of Imperial College London, it now looks like natural cycles played a big role in the unexpectedly fast warming of the 1990s. [Newscientist –>]
Hasta ayer mismo los ciclos estaban prohibidos en la ciencia del cambio climático. En climatología eran lugar común; pero en calentología, anatema. Ahora, como son ellos los que los necesitan para explicar la falta de calentamiento presente, parece que va a haber permiso. En realidad hay muchos trabajos que hablan de esos ciclos, pero estaban apestados. La idea general es que parece haber ciclos de unos sesenta años, treinta de fase de calentamiento y treinta de la contraria.
Vamos a echarle un vistazo superficial a la idea. Como especular en alto. Situarse. Usaremos la serie de temperatura HadCrut4, la más moderna del equipo cuasi oficial del IPCC. Hadley Center y Climate Research Unit, en Inglaterra. Si ponemos los datos en una hoja de cálculo, y les añadimos una polinómica de grado suficiente (5 ó 6), se ve muy bien.
No hay que hacerle caso a la pronunciada bajada del final, es trampa. Pero probablemente el pico del ciclo lo marca bien, y efectivamente son fases de alrededor de sesenta años. Tal y como lo vieron algunos científicos no obsesionados con el CO2, mucho antes de que estuviera claro el parón en el calentamiento. Y lo predijeron. Por ejemplo Klyashtorin [–>].
Lo que vamos a hacer es trasladar la curva del primer calentamiento del siglo XX, sobre el segundo. Para ver la diferencia. La curva trasladada, en rosa.
Se ve que son muy iguales los dos calentamientos en duración, y que el segundo es más pronunciado. Aproximadamente 0,17ºC más pronunciado. Es imposible sacar ninguna conclusión, porque no hay forma de saber cómo hubiera sido sin CO2. Según el enlace anterior:
The Met Office admits that we still know far too little about how these natural cycles work, and how big they are.
Pero tal vez sirva para hacerse una idea del problema. La falta de calentamiento de los últimos años, y la nueva previsión del Met Office, hace que ahora los calentólogos mencionen los ciclos, antes verboten. Y si nos hacemos ciclistas … mala pinta para el IPCC. Problemas. No se ve mucho calentamiento del CO2. No parece.
Una curiosidad. Si descomponemos el calentamiento en los hemisferios norte y sur, el resultado es extraño. Se ve que el calentamiento “global” es una media engañosa. Como si el calentamiento global debido CO2 estuviera concentrado en el hemisferio norte, cuando hablamos de un gas muy bien repartido por todo el globo.
Tiene su miga. La teoría dice que el efecto del CO2 empezó sobre todo a partir de 1945, pero que no se notó hasta hacia 1975 porque la contaminación que tirábamos lo frenaba. Las partículas en el aire oscurecen la luz del sol, y hacen de sombrilla (enfriamiento). Eso dicen. Y que a partir de hacia 1975 la fuerza del CO2 ya fue más fuerte que la de la contaminación industrial, y se notó. La paradoja es que mientras el CO2 es un gas muy bien repartido, porque dura años en la atmósfera y le da tiempo, la contaminación la lava la lluvia, y no llega tan lejos. Quiere decir que el efecto del CO2 es global, pero el de la contaminación es regional, o como mucho hemisférico. Y entonces no hay mucha justificación para que ese efecto calentamiento del CO2 no empezara en el hemisferio sur hacia 1945, donde no tiene el freno de la contaminación. Pero ni empezó en 1945, ni aparentemente nunca – si nos hacemos ciclistas.
Por ponerlo de otra forma. Si nos da por pensar que los ciclos oceánicos tienen mucho efecto -de hacerle caso a estos gráficos- y vemos que el “calentamiento global” ajeno a los ciclos es solo en el hemisferio norte, ¿qué pensaremos? ¿Acaso que se trata de una causa que solo ocurre en el hemisferio norte, y entonces no puede ser el CO2?
Es solo para pensar; yo no me lo tomaría muy en serio. Ni siquiera me tomaría muy en serio las temperaturas globales o hemisféricas de antes de 1980. Usan termómetros, y los termómetros no fueron instalados ni cuidados para medir eso. Y además, como son más abogados de causa que científicos, nunca sabremos hasta qué punto consiguieron “corregir el blip de los años 40″. Un deseo confesado por escrito en los emails del “Climategate” [–>]
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Enlaces.
Lo del New Scientist lo he encontrado en el blog de Tallbloke: