Las contradicciones de Marx.

¿Queréis saber lo que es dictadura del proletariado? Os lo diré en tres palabras: rechazo del trabajo.

Gabriel Albiac

Curiosamente, todos los enemigos de la libertad presentan enormes contradicciones irresolubles, que sin ellas no sería posible un sistema dictatorial. Por ello, como fabulosamente escribió Albert Camus en su magnífica obra Calígula, los dictadores buscan eliminar los contradictores del mundo. Asimismo, George Orwell, en 1984, reflejó que la contradicción es la anulación de toda verdad, la negación de toda lógica, y de todo pensamiento.

Cuando hablo de contradicción no me refiero a una lucha de opuestos, como podría ser felicidad y tristeza, que no se entienden una sin la otra y se complementan, o podría ser la noche y el día. Me refiero, en este caso, a contradicción en los términos, a afirmaciones que se excluyen entre sí, que si existe una, obligatoriamente la otra no puede darse. Paradójicamente, este tipo de contradicción es la característica de aquellas personas que pretenden poseer la verdad absoluta.

Bien, pues el filósofo Karl Marx, uno de los que más ha influido en la historia de la humanidad, se caracteriza sobremanera por lo anteriormente expuesto. Su obra está llena de contradicciones axiomáticas irresolubles, lo cual implica que casi todas las conclusiones a las que llega el marxismo son falsas, no tienen validez. Intentemos analizar algunas de ellas.

Es curioso que Marx, tras ser expulsado de numerosos países, termine afincándose en Londres, ciudad baluarte de la libertad, el capitalismo y la revolución industrial. Es decir, Marx se encontraba más agusto en una “ciudad capitalista” que en otra cualquiera, al tiempo que criticaba intelectualmente al sistema capitalista. Este tipo de contradicción aparece en miríadas. Numerosos anticapitalistas utilizan los medios capitalistas para luchar contra el capitalismo: por ejemplo, el comunista Sánchez Gordillo, utiliza un iPhone para lanzar críticas al sistema de economía de mercado. A este fenómeno lo llamó Milton Friedman “votar con los pies”, haciendo referencia a que numerosas personas pueden estar a favor o en contra intelectualmente de un sistema, pero a la hora de la verdad, se exilian en busca de mejores oportunidades a los países de economía de mercado, dando el voto al capitalismo con los pies. Marx ha sido pues el máximo representante del concepto “votar con los pies”: mientras criticaba ferozmente al capitalismo, en su vida personal no le quedó más remedio que exiliarse al país más liberal y capitalista del momento, Inglaterra. Dió su voto pues al capitalismo.

Hablemos ahora del polilogismo. El polilogismo es una doctrina que defiende que existen varios tipos de lógica, varias formas de razonamiento, diferentes estructuras mentales, y que éstas cambian en función del sujeto. Por ejemplo, tenemos el racismo, que propugna que unas razas tienen una estructura mental a la de otras razas, y unas son superiores a otras. El marxismo también defiende el polilogismo en el caso de las clases sociales al afirmar que los burgueses tienen una “lógica” diferente a la de los proletarios. Es cierto que las circunstancias personales influyen en la mentalidad de cada uno, pero la estructura lógica de cada persona es idéntica, no cabe concebir otra forma de razonar que la única que existe. Sin ello, no se explicaría entonces que Marx, de familia burguesa, y Engels, propietario textil, estuviesen imbuidos de la “lógica proletaria”.

En el marxismo intelectual se supone que se dan a la vez dos movimientos: el materialismo histórico y el materialismo dialéctico. El materialismo histórico lo que afirma es que la historia transcurre a través de la lucha entre dos clases sociales, la clase dominante y la clase dominada. El materialismo dialéctico lo que nos dice es que la materia es lo único realmente existente, rechazando por tanto todas las realidades espirituales (fantasías, religiones, etc.). Por tanto, según este criterio, la economía se fundamentaría en la materia, en objetos físicos.

El materialismo dialéctico es uno de los errores más evidentes de Marx. La economía se caracteriza precisamente por lo contrario, por tratar de realidades espirituales, subjetivas, que sólo están en la mente del ser humano. Así se explicaría que en los países desarrollados la mayor parte de los intercambios económicos estén constituidos por servicios prestados, que no son realidades materiales. De la misma forma, tampoco se explicaría la revolución tecnológica que también forma parte de la economía: la mayoría de los intercambios en internet están formados por objetos virtuales y no materiales, al comprar un libro electrónico, al comprar una fotografía, una canción, patentes, derechos, etc.

Asimismo, se estudia en numerosos lugares que Marx enunció numerosas “leyes” del capitalismo. Por ejemplo, la Ley de la baja tendencia del beneficio, que vendría a decir que llegará un momento en el que, como la competencia será tan fuerte y las oportunidades de ganancia se estarán agotando, el beneficio de los capitalistas se hará cada vez más pequeño, hasta que el sistema en su totalidad colapse. Esta ley por supuesto no se ha manifestado en la economía real nunca, ya que las oportunidades de ganancia ni son finitas ni están dadas: se crean continuamente.

También nos encontramos con la Ley de la pauperización creciente, que nos dice que el capital (medios de producción, máquinas para producir) irá ganándole terreno al trabajo, que poco a poco el capitalista irá despidiendo a trabajadores para sustituirlos por máquinas. Y así el desempleo se hará cada vez mayor, y llegará un momento en el que ya no sea posible satisfacer las propias necesidades de subsistencia. Esta ley tampoco se ha manifestado en la realidad. Los recursos son escasos, y la gente tiene deseos ilimitados, por lo tanto es absurdo que se desaprovechen trabajadores estando ociosos (si es que la legislación laboral permite aprovecharlos), con el tiempo siempre habrá una actividad que los contrate y los aproveche. Además, es todo lo contrario: el aumento del equipo capital en la empresa lo que hace es incrementar la productividad del trabajador, porque produce mucho más en menos tiempo, y esto se traduce en salarios mucho más altos. Precisamente  la intensificación de capital hace crecer los salarios del trabajador.

El corazón de la teoría marxista se encuentra en la teoría del valor. Marx afirmaba que existen dos tipos de valor: el valor que el objeto tiene en sí mismo, y el valor que se utiliza para intercambiar ese objeto con otro. Esto es falso, los seres humanos sólo damos un valor a las cosas, mediante comparación. Afortunadamente, los seres humanos no somos bipolares.

Marx también nos decía que el valor de cambio está formado por la cantidad de trabajo utilizada para producir el objeto en cuestión: a más trabajo, más valor; a menos trabajo menos valor. ¿Entonces que valor de cambio tienen los bienes de la naturaleza, como por ejemplo el oro? ¿Ningún valor? ¿Entonces por qué una persona está dispuesta a trabajar con tal de conseguir un poco de oro?

El valor es subjetivo y cada persona le da un valor diferente a cada cosa. Aunque un señor haya estado varios años trabajando en un libro, muchos lectores no pagaría un euro por él. Sin embargo, libros menos trabajados pueden venderse como la espuma. Sencillamente, tiene más valor aquello que la mayoría de la gente valora más. De ahí que el que mejor satisfaga las valoraciones o las preferencias de los consumidores, mayores beneficios obtendrá, y no el que gane más. De ahí que Cristiano Ronaldo por acudir a un partido 90 minutos gane mucho más que mi madre trabajando toda su vida, porque este señor es visto y valorado por millones de personas en todo el mundo, mientras que a mi madre solo unas cuantas personas.

Así que volvemos al punto en el que iniciamos este artículo. Parece que Marx tiene la verdad absoluta (“El valor depende del trabajo”). ¿Entonces si la mayoría de la gente está dispuesta hacer muchos esfuerzos por algo que no tiene nada de trabajo, es que esa gente está loca? ¿Y, en ese caso, los locos no participan del mercado? ¿Marx, a qué llamabas alienación, a que la realidad del ser humano no se adapte a tu teoría? De nuevo, contradicción irresoluble. En economía no hay realidades materiales y verdades objetivas: hay realidades espirituales, y valoraciones subjetivas. Por eso mismo la bolsa, el mercado de valores, está continuamente bajando y subiendo, aparentemente sin criterio ninguno: son millones de seres humanos, cada uno con su propia valoración personal, comprando y vendiendo acciones.

Precisamente esto es lo que hace imposible el ideal utópico de Marx: que los valores no están dados, sino que surgen espontáneamente en la mente de cada ser humano, y van cambiando constantemente en función de las circunstancias personales de cada uno. Es imposible llegar a conocer las valoraciones de todas las personas, en todos los momentos, sobre todas las cuestiones. Y por ello, el Estado socialista jamás podrá satisfacer a todos y cada uno de sus ciudadanos.

De esta idea se desprende el resto de ideas marxistas: Marx nunca entendió la ley de preferencia temporal, según la cual, los seres humanos, a igualdad de circunstancias, valoran más el presente que el futuro. ¿Qué quieres un euro ahora mismo o un euro dentro de cien años?

Marx llegó a defender la idea de que el dinero era innecesario y no hacía falta utilizarlo para realizar intercambios. Mises le contestó que, en efecto, en un mundo estático, congelado, donde sea posible conocer todas las valoraciones subjetivas de cada uno y que éstas no se modifiquen, no haría falta el dinero. Pero resulta que la realidad es dinámica, y necesita de elementos dinámicos, tales como el dinero.

El líder intelectual del comunismo defendió también la idea de que en el capitalismo se irá debilitando poco a poco, por la explotación cada vez mayor que se producirá de los trabajadores en el mismo. Debido a la fuerte competencia, los precios serán cada vez más bajos, para poder echar al competidor del mercado. Esto se traducirá en reducción de costes, y por ende de salario. Llegará un momento en el que el trabajador no cobre casi nada. Pero, señor Marx, suponiendo que lo que dice sea cierto, ¿en ese momento no serán también los precios tan sumamente bajos que no hará falta ganar tanto? Es lo que ahora llamamos deflación.

Hayek afirmó que el socialismo se basa en la fatal arrogancia de creer que uno tiene la suficiente capacidad como para conocerlo todo, para saber cuál es la mejor organización de la sociedad, y para llevarla a cabo. En el caso de Marx no hay mejor definición que la de fatal-arrogante.

Antonio Vegas
Antonio Vegas

Economista, especializado en finanzas. Apasionado de la libertad.

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4 comentarios

  1. Le verdad es que la obra de Marx no es que haya una contradiicion, es que hay cientos. La teoria del valor trabajo que es facilisima de refutar (la mejor y mas sencilla esta en el autor de ciencia ficcion, Heinlein: por mucho trabajo que le pongais a un pastel de barro seguira teniendo un valor nulo), que la teoria de la plus valia solo pudo ser la obra de de alguien que no hubise plantado un clavo e su vida (mas, mas abajo), la teoria de la baja tendencial del beneficio postula al mismo tiempo por una tecnologia estagnante y en evolucion y a Marx se le «olvida» que la bajada del precio de un producto suele aumentar su consumo o las nuevas posibilades abiertas por la nueva tecnolgia: por ejemplo los progresos de la metalurgia hacen posibles barcos mas grandes que los de madera y ello permite importar materaias primas utilizadas para nuevos productos, en Francia el ferrocarril permite que los quesosblandos de Normandia y en especial el Camembert dejen de ser quesos de consumo local y puedan ser vendidos en Paris);. Con Marx hé tenido tres fases, una en al que yo querai creer en sus tesis pero por mas que lo intentaba no podia, la segunda en la que lo examiné con un ojo critico y su obra quedo a la altura del betun, la tercera en la que examiné al mismo tiempo su obra y su vida y saqué la conclusion que sus errores no eran tales sino que Marx era un vago de siete suelas cuyos escritos de «economia revolucionaria»l le servian para vivir sin trabajar.

    A proposito de la plus valia: un dia necesité que me abrieran una zanja y por ello estaba dispuesto gastarme cien euros. Con pico y pala era cosa de una semana o sea que el trabajador hubiese gando cuatroscientos euros brutos al més. Y eso antes de pagar la Seguridad social y las pensiones. Con una excavadora fué cosa de hora y media , tras lo cual el empleado quedaba libre para otras tares o sea que anque el empresario se embolsase cincuenta de mis cien euros el trabajador salia ganando porque aunque el capitalista se haya tomado la mitad del pastel su maquina ha permitido que este sea muchisimo mas grande. Y aqui salta el izquierdista diociendo: Si no hay otro trabajo en toda la selmana el trbajador habra ganado cincuente euros en vez de cién. Cierto pero ademas de que no es muy probable no hay razon para que el trabajador accepte genar la mitad que lo que ganaria trabajando con pico y pala y ademas teniendo que accetar ordenes.

    • Porque es muy largo tratar ese tema, y es muy conocido. Además ya dediqué un artículo a la falacia de la explotación laboral.

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