En 1992-1993 España se hallaba inmersa en plena crisis económica, consecuencia de la resaca de los fastos del 92, y política (el felipismo comenzaba su lenta agonía víctima de sus vicios y corrupciones, y un José María Aznar denostado en general por los medios de derecha e izquierda manejaba como podía el timón del recientemente bautizado Partido Popular, heredero de la Alianza Popular de Manuel Fraga).
En aquella época Mario Conde era un hombre en la cima del éxito. Joven, millonario, atractivo, seductor y buen comunicador, controlaba uno de los bancos más pujantes del panorama patrio. Su futuro no parecía tener límites. Pero, como él mismo ha reconocido en múltiples ocasiones, era vanidoso. Muy vanidoso.
De hecho, era tan vanidoso que él mismo creyó que no debía poner límites a su ambición, y que su destino era ser, primero el nuevo líder de la derecha española, y posteriormente el Presidente de Gobierno de la nación.
Consciente de la influencia de los medios de comunicación de masas en la opinión pública (y, sobre todo, en los votantes), a mediados de 1992 toma parte en una operación bien orquestada para acabar con la influencia política del grupo Antena 3 que, con Antonio y Luis Herrero, y Federico Jiménez Losantos, era el único medio realmente importante afín a José María Aznar (recordemos que Antena 3 de Radio era la radio líder en España en aquella época, por delante de la SER). Poco después, PRISA pasaba a controlar A3 Radio, y el Grupo Zeta, apoyado por Banesto, A3 TV.
El 6 de Junio de 1993, fecha de las elecciones generales, Aznar se las prometía muy felices. Ya se veía ocupando el despacho presidencial del Palacio de la Moncloa. Pero la sonrisa se borró de su cara cuando contempló con estupor que, de nuevo, Felipe González le ganaba las elecciones y sería capaz de gobernar con los apoyos puntuales de CiU y PNV.
El 9 de Junio de 1993 (isolamente tres días después de las elecciones!), Mario Conde pronunciaba, durante su nombramiento como Doctor Honoris Causa en la Universidad Complutense de Madrid, ante el Rey Juan Carlos y en ausencia total de políticos de uno u otro signo, un discurso titulado «Sociedad Civil y poder político», en el que arremetía contra la clase política en general, y proponía una mayor control y participación por parte de la sociedad civil en la acción política frente a la casta partitocrática imperante.
No es de extrañar que los partidos políticos principales se pusieran nerviosos; no sólo Aznar, que temía que tras su escaso éxito en las recientes elecciones Conde le pudiera «mover la silla», sino también, por razones obvias, el PSOE.
Tengo la íntima convicción de que fue el temor de los grandes partidos a perder «su chiringuito», y no las posibles tropelías cometidas al frente de Banesto, lo que provocó la intervención del banco, las investigaciones judiciales a Mario Conde y, finalmente, las condenas y el ingreso en prisión. Tengo la convicción de que si Mario Conde se hubiera mantenido al margen de la política, hoy sería el «hombre de negocios» más importante de la España actual, y jamás habría entrado en la trena. Ejemplos hay de gente poderosa sospechosa de desmanes similares (o incluso condenada por ellos) que jamás vieron de cerca los barrotes. Pero MC intentó pescar en charco ajeno. Y ese fue un error imperdonable, e imperdonado.
Dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Pues bien, me da la sensación de que Mario Conde es, después de todo, un ser humano. Porque no es la segunda vez que vuelve a intentarlo; es, de hecho, la tercera, tras presentarse al frente del CDS fundado por Suárez en el año 2000. Por cierto, poco después fue condenado por segunda vez por los «independientes» tribunales de justicia.
El sábado asistí al Congreso fundacional de «Sociedad Civil y Democracia», en el Palacio de Congresos de Madrid.
La organización fue impecable. Se respetaron los tiempos de inicio y final; pese a haber más de 3/4 de entrada no hubo ningún tipo de aglomeración, y la iluminación y sonido fueron perfectos. Almudena Negro, en su papel de maestra de ceremonias, estuvo ágil y simpática.
Al inicio del Congreso, y bajo los acordes guitarreros de «La grange» de ZZ Top, subió al estrado Daniel Movilla, hombre cercano a Conde desde sus inicios, que dio una introducción prometedora, hablando de regeneración democrática y resaltando varios de los problemas actuales de la situación política española.
Posteriormente pasaron por el estrado Galo Mateos, empresario a caballo entre Noruega y España y colaborador habitual de El Confidencial, Leopoldo Abadía, ex del PP de Aragón y pequeño empresario, también colaborador habitual de El Confidencial (¿coincidencia?), e Ilia Galán (poeta y filósofo, habitual de las páginas de cultura de El País). Todos ellos con mensajes más o menos concretos o vagos sobre un futuro político regenerado, de separación de poderes, donde el poder político no controle medios de comunicación, y en general un estado de participación y control por parte del ciudadano; todos ellos acompañados acertadamente por el tema de Queen «We will rock you» como telón de fondo.
Tras esto, un descanso de media hora, y por fin, la actuación estelar del gran líder, que iniciaba su discurso entre voces que le pedían que «!les diera caña!» y con el apoyo sonoro de «Glory Days» de Bruce Springsteen. Por cierto, la letra de la canción ya sugiere que cualquier tiempo pasado fue mejor…..
Casi una hora de discurso emotivo, bien declamado, sin ningún texto de apoyo, salvo cuando leía alguna cita concreta, y, en mi opinión, bastante hueco y deslavazado, e incluso con deslices importantes:
– Dijo algo muy parecido a: «en 1993, éramos muy jóvenes, controlábamos EL banco a controlar, controlábamos medios de comunicación porque creíamos que era útil para educar a la sociedad civil…». He intentado sin éxito encontrar la grabación para intentar ser lo más literal posible, o por si simplemente me equivoqué al escuchar. Si alguien la encuentra, no tendré inconveniente en desdecirme si escuché mal, porque ese mensaje es al menos inquietante, y además contradictorio con parte del discurso oficial del propio Mario Conde.
– Confundió 40.000 M € con 70 billones de pesetas al hablar del agujero bancario. Señor Conde, son 7 billones de pesetas. No da igual ocho que ochenta, lo siento. Por cierto, en ningún medio he visto reflejado el gazapo (aunque ya no me sorprendo en absoluto).
Votaciones a la búlgara, tanto a la ponencia de estatutos, como a la ponencia política y sus enmiendas, como, por supuesto, a la ejecutiva del partido.
Sobre las ideas económicas de SCD no puedo hablar, iporque en 4 horas de congreso no se dijo ni una sola palabra al respecto!
En cuanto al contenido político del Congreso, simpatizo con bastantes de los principios básicos expuestos en ponencias y discursos:
– Separación clara de poderes, incluyendo elección directa e independiente del ejecutivo
– Mayor participación de la sociedad civil en la vida política
– Listas abiertas
– Eliminación de fueros judiciales y privilegios de políticos electos
– Crítica al sistema autonómico y políticas lingüísticas actuales
En definitiva, estoy básicamente de acuerdo en cuanto a los principios de regeneración política que proponen. Sin embargo, creo honradamente que no tienen ningún futuro, al menos de momento:
En primer lugar, porque, como ya ha comentado Eclectikus en estas mismas páginas, Mario Conde es una figura turbia a ojos de la opinión pública (con o sin razón), y será presa fácil de los medios de comunicación hostiles, siempre a sueldo del sistema.
En segundo lugar, porque el propio Mario concita la enemistad y/o ninguneo de políticos tradicionales y medios de comunicación, con la excepción de Intereconomía. Si piensa que criticando públicamente a la COPE se hace un favor, creo que se equivoca. Vuelve a intentar pescar en charco ajeno.
Y en tercer lugar, y más importante en mi opinión, porque al menos aparentemente no tiene claro a qué segmento de la población se dirige:
– ¿Qué diferencia hay entre SCD y UPyD?…..honradamente, tras cuatro horas largas de congreso, no tengo ni idea. Los principios básicos son también predicados por el partido de Rosa Díez. Y el partido tradicional, el PPOE, preferirá siempre a la propia Rosa (una de los suyos, en el fondo, aunque odiada) a un advenedizo en la arena política. Posteriormente tuve la oportunidad de charlar con Juan Espino, uno de los miembros del recientemente elegido comité ejecutivo, que me indicó que el modelo de estado era una importante diferencia (UPyD defiende un «federalismo cooperativo de intensidad media», mientras SCD defiende un sistema más centralizado). No digo que no. Pero si es así, que incidan sobre ello. Si no, la gente centrada solamente en la regeneración votará a Rosa Díez.
– ¿A qué segmento de votantes se dirige?….¿busca al votante más derechista del PP, desencantado de las tibiezas de Mariano?…..¿por qué entonces no incide en temas como el rechazo al aborto?……¿busca al liberal asqueado por la socialdemocracia rajoyista?…..¿por qué entonces no habla para nada de economía? mucho me temo que quieran ser un partido trasversal, en el que todo el mundo se debe sentir cómodo…..y de esos ya hay unos cuantos….
En mi opinión, o cambian de líder (Daniel Movilla me causó muy buena impresión), aclaran sus ideas en materia económica, y deciden en qué caladero electoral quieren pescar, o van a estrellarse de forma inevitable. Si siguen teniendo como activo fundamental la figura de su actualmente indiscutido líder (al que ciertamente admiro por su empuje y resiliencia), bien podrían cambiar el nombre del partido a «Vanidad Condal y Demagogia».
Una pequeña maldad, para terminar: todos los allí asistentes apoquinamos 5 euros para la entrada. A mí no me entregaron ningún recibo, con o sin IVA…..
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Su error puede estar en su soberbia. Si quiere hacer las cosas de verdad bien, debería dar simplemente el impulso inicial y apartarse casi de inmediato.
Lo que parece claro es que le siguen teniendo miedo. Que nadie me diga que le tenían que intervenir las cuatro fincas por casualidad precisamente ahora después de diez años, porque no me lo voy a creer. Según se ha movido, le ha caído la galleta.
De lo que cuentas, casi lo que me parece peor es lo de … ni media palabra de economía. En este momento …
Y en la comparación que haces con Rosa Díez, me da la impresión de que Conde no tiene ni media bofetada. Ambos son muy buenos actores. Conde es mucho más inteligente, preparado, experimentado, culto, y todo lo que quieras, pero resulta un pipiolo como demagogo al lado de Rosa. Su experiencia profesional más destacada ha sido vender cosas muy difíciles a gente muy competente.Y fue un genio. Pero la demagogia es vender cuentas de colores a los asnos, y eso no es lo suyo. Mientras que Díez va sobrada.
Añade lo de banquero condenado (un hecho, aunque pueda parecernos chungo), y la envidia que despierta en España cualquiera que destaque por virtudes nada comunes, y el fracaso me parece una apuesta segura.
Tampoco pasa nada si me la tengo que comer, al final. 😉 . Si comparo, no creo que tenga nada peor que otros políticos, ni más peligroso. Pero sí tiene una ventaja. Sería un punto cambiar a los cenutrios habituales por alguien que sí podría inspirar cierto afán de superación.
No puedo estar más de acuerdo. Por eso creo que, a no ser que remarque las diferencias con UPD, no se va a comer una rosca. Y probablemente así tampoco. Les ví muy verdes (supongo que es disculpable), muy amateur para el mundo en que se meten. Dicho lo cual, tenemos la democracia en tal estado que lo que necesitamos son precisamente mensajes cuasirefundacionales: hacen falta nuevas reglas del juego. Pero dudo que sea Mario Conde el que convenza a la tropa.
No entiendo, ¿críticas a Conde por NO ser demagogo?
Uno critica a otros por Sí serlo. Tú criticas a RD por SÍ serolo, mucho.
No ser demagogo lo tengo por virtud, no defecto, y si consideramos que para dedicarse con éxito a la política hay que ser un hijo de puta, apaga y vámonos (a la mierda, para siempre).
Vaya, se me olvidó el detalle de los cinco euros en B de la entrada xD
Por lo demás creo que llegamos a conclusiones bastante parecidas… qué conste que no habíamos consensuado nada xD
Muy parecidas. Para mí decepcionante el propio Mario Conde; dominio del medio, pero en mi opinión poca preparación. Me temo que está cansado para una labor de la dificultad de cambiar el sistema. Acabo de leer lo que he escrito, y me parece más crítico de lo que quizá intentaba: que conste que me pasa a menudo con cosas con las que simpatizo/defiendo: intento indicar los puntos débiles, por si alguien cree que puede corregirlos. Lo mejor del congreso fue conocerte. Un abrazo