“Culpables de ser pobres” es un artículo de Milagros Pérez Oliva publicado este 5 de octubre en El País, acerca de la posición de algunos políticos respecto de los parados.
La idea básica es que a través del lenguaje en el discurso político se pretende legitimar los recortes en el Estado del Bienestar, y que estos recortes, además de crear un entorno de rechazo hacia el parado, tienen consecuencias muy negativas sobre colectivos muy desfavorecidos.
Así, el artículo empieza diciendo que:
«Si es pobre, por algo será. Si le van mal las cosas, es que no se ha esforzado suficiente. Como una lluvia fina, el pensamiento que culpabiliza al pobre por ser pobre y al parado por no encontrar trabajo va calando en el discurso político.”
Ciertamente, el discurso político está dispuesto a echar la culpa de cualquier cosa a todo chivo expiatorio imaginable en lugar de reconocer sus propios errores. Es algo que, dada la calidad de nuestra clase política, no debería sorprender a nadie.
“Es en realidad el reverso del ideario del liberalismo económico, que entroniza la figura del emprendedor como modelo social y sitúa la competitividad como motor de cualquier progreso.”
¿Se puede saber qué tiene que ver una cosa con la otra? ¿En qué se basa para realizar semejante afirmación? El reverso del liberalismo económico no es que haya gente en paro. En todo caso, podría serlo que unos ganan más y otros menos. Pero lo que afirma la señora Pérez Oliva es una arbitrariedad sin fundamento. El hecho de resaltar la importancia del empresario, y nos basaremos en el concepto de Israel Kirzner, no implica tener una empresa para hacerlo: basta con querer hacer las cosas mejor que antes de forma sistematizada, independientemente de su posición en la empresa.
“En fase de bonanza económica, especialmente si está basada en dinámicas especulativas, este ideario tiene una gran aceptación social porque siempre hay historias de éxito fulgurante que mostrar. Pero en tiempos de crisis, puede volverse fácilmente contra los pobres y los parados, a los que se presenta como sospechosos de holgazanería y culpables de haber malbaratado sus oportunidades.”
A diferencia de la socialdemocracia, el liberalismo económico no ha tenido a lo largo del Siglo XX y lo que llevamos del XXI una gran aceptación social. Otra cosa es que, a pesar de las cada vez mayores regulaciones, con la poca libertades que quedaban se hayan podido lograr grandes cosas. Pero es que, además, la señora Pérez Oliva ignora que las grandes fortunas no solo pueden generarse en tiempos de bonanza. También en tiempos de recesión: gente que aprovecha las nuevas oportunidades que aparecen en el mercado por la caída de las viejas.
Aunque pocas veces se expresa abiertamente, el desprecio por quienes necesitan ayudas públicas acaba aflorando. A veces de forma inoportuna, como le ha ocurrido al candidato republicano Mitt Romney. Sugerir que casi la mitad de los norteamericanos son parásitos sociales ha arruinado su carrera a la presidencia de Estados Unidos. Otras, de forma estridente, como cuando la diputada Andrea Fabra lanzó en el Congreso de los Diputados aquel burdo “que se jodan” en el momento en que se debatía recortar prestaciones a los parados. Y a veces sibilinamente, como cuando el diputado Josep Antoni Duran i Lleida afirmó que mientras los payeses catalanes lo pasan mal, en otras partes de España “hay campesinos que pueden quedarse en el bar de la plaza y continúan cobrando”.
Respecto de lo de Romney, aquí tienen una más que interesante explicación (y con las palabras exactas). Sobre el comentario de Andrea Fabra, la autora del artículo ignora la réplica de la diputada del PP (que con aquella expresión se refería al PSOE). Y en relación a las declaraciones de Durán y Lleida, mucho nos tememos los andaluces que lo peor de todo es que tenga razón. Basta con leer que el aumento de infracciones detectadas en el cobro de prestaciones por desempleo ha sido de un 50% con respecto al mismo periodo del año anterior.
«Estas palabras no son inocentes.”
¿Y lo son las palabras del artículo?
““El relato que se hace de lo que ocurre es determinante porque contribuye a construir el marco conceptual que servirá de referencia a la hora de valorar lo que ocurre”, explica Montserrat Ribas, profesora de la Universidad Pompeu Fabra y coordinadora del grupo de investigación sobre Estudios del Discurso. Si en ese relato se introduce la idea de que los parados y los pobres son parásitos, es presumible que cuando se decidan recortes en las prestaciones, estos no encuentren resistencia entre quienes no sufren esa situación.””
Tiene razón en que el relato es importante. Es una pena que no diga lo mismo pero a la inversa. Es decir: Si el relato de la crisis afirma que todo lo que promete el Estado del Bienestar son “derechos” exigibles en cualquier circunstancia, ignorando que todos esos “derechos” hay que pagarlos, que no hay dinero para mantenerlos y que el Estado puede quebrar por ello, la gente siente sale a la calle a protestar por sus derechos. Ciertamente, parece que las palabras del artículo no parecen inocentes o, cuanto menos, neutrales.
“El sociolingüista George Lakoff, autor del libro No pienses en un elefante, ha definido el papel de estos marcos conceptuales en la conformación de la opinión pública. Cuando la ideología conservadora, afirma Lakoff, utiliza por ejemplo la expresión “hay que aliviar la carga impositiva”, el marco conceptual en el que se inscribe implica una visión de los impuestos como algo que aprieta, que oprime a la sociedad.”
Quejarse de la retórica de las pocas medidas liberales que se aplican es un chiste de mal gusto para los liberales. Teniendo en cuenta que prácticamente todos los gobiernos occidentales, de izquierdas o de derechas, son socialdemócratas, y que ser socialdemócrata implica que el Estado se coma más del 37% del PIB, y ascendiendo tanto en tamaño del gasto público como en el intervencionismo de las leyes, parece que presta mucha atención en la paja en el ojo ajeno y muy poco a la viga del propio. ¿Acaso no es lo mismo chorradas como “social”, “de progreso”, “ecológico”, “sostenible” o «público», y la mitad de los adjetivos del Diccionario de la RAE (la otra mitad de los adjetivos, los despectivos, se utilizan para describir las ideas contrarias)? ¿No es lo mismo decir que los ricos no pagan suficientes impuestos? ¿Y cuando los políticos piden un esfuerzo para una subida de impuestos, ignorando que se trata de un impuesto adicional a los muchísimos que ya hay? ¿Qué broma es esta? A parte, por supuesto, del comentario absolutamente discriminador contra los elefantes.
“Del mismo modo, cuando Mitt Romney se refiere a “ese 47% de la población norteamericana que no paga impuestos y depende de las Ayudas del Estado”, que se siente “víctima” y se “cree con derecho a recibir atención médica, comida o vivienda”, está diciendo que ni es víctima ni tiene derecho a esas ayudas.”
Es que las preguntas son: ¿Son víctimas? Si lo son, ¿de qué lo son? ¿Por qué lo son? ¿Quién es el culpable, y por qué? ¿Por qué tienen derecho a ayudas sociales? ¿Por qué tiene que pagar el contribuyente por los males ajenos?
Esa idea forma parte de un marco ideológico según el cual, cada uno ha de espabilarse y si alguien es pobre o fracasa, es por su culpa. Algo habrá hecho mal.”
A mí me gustaría que se nos explicara, preferiblemente con referencia bibliográfica, nombre y apellidos, ese marco ideológico. ¿Dónde lo pone?
“En este marco conceptual, los poderes se sienten legitimados para abandonar a su suerte a los desfavorecidos.”
Lo que decía esta señora del uso del lenguaje para crear una opinión pública en una dirección lo acaba de hacer ella misma. Aquí, el hecho de que el Estado no tenga dinero y que corra serio riesgo de quebrar (y quebrar supone unas consecuencias mucho peores que la retirada de ayudas sociales) es irrelevante. Es una cuestión de legitimación a través de un discurso político de emprender medidas de ese tipo.
«Todo discurso político tiene un marco conceptual de referencia. También el de la crisis. Montserrat Ribas ha observado que el relato que se hace de la crisis está orientado a neutralizar cualquier resistencia a las medidas que se aplican. “El relato hegemónico presenta la crisis como una catástrofe natural, que ha ocurrido por una serie de fuerzas que no podemos controlar y que tiene consecuencias graves para todos. Como en las catástrofes, hay que resignarse, aceptar los sacrificios y colaborar para salir de ella”.”
Más allá de que no exista un relato hegemónico de la crisis (puedo cansarme a fusilar enlaces con diferentes relatos), el argumento viene a ser como: “El relato hegemónico presenta la ecuación 2+2=4 como algo natural, que ha ocurrido por una serie de fuerzas que no podemos controlar y que tiene consecuencias graves para todos. Como en las cosas naturales, hay que resignarse, aceptar los sacrificios y colaborar para superarlas”.
Como ya se ha dicho, existen tropecientos relatos; el problema está en que la mayoría son una basura infumable y que a la hora de la verdad, cuando elaboras los Presupuestos Generales del Estado, o bien tienes unos gastos iguales a los ingresos (2+2=4) -no me planteo ya el superávit-, o bien los ingresos son inferiores, en cuyo caso tienes un problema. El quid de la cuestión no es el relato hegemónico. El quid son las matemáticas y el Derecho. Si quieren presentar relatos alternativos, todos ellos bienvenidos, tengan el detalle de formularlos en esos términos, no en base a adjetivos.
“Con este enfoque, la crisis no tiene responsables, ni se considera importante determinar cómo se reparten sus cargas.”
¿Según qué enfoque? ¿Quiénes defienden este enfoque? ¿Quién dice que la crisis no tiene responsables? ¿Y qué es eso de que no es importante determinar cómo se reparten las cargas? Nombres y apellidos, por favor.
“Una vez instaurado este discurso, quienes cuestionan las políticas de ajuste y se resisten a los sacrificios son malos ciudadanos, como sugirió Rajoy en Nueva York al ensalzar “a la mayoría de españoles que no se manifiesta, que no sale en las portadas de prensa”, en referencia a las protestas de la plaza de Neptuno de Madrid.”
Muy interesante el uso de las palabras “malos” y «sugirió». Si le damos la vuelta a la frase, es decir: Mariano Rajoy sugirió que quienes se resisten a los sacrificios son malos ciudadanos. Yo creo que Rajoy no habría querido decir eso. Pero incluso aún incluso en el caso de que fuese así, tendríamos que reconocer que no se trata de algo exclusivo de este discurso, sino de algo más básico: cuando los políticos tienen problemas, tienden a discriminar negativamente a quienes les critican. ¿O es que ya no nos acordamos de cuando Zapatero llamó antipatriotas a quienes hablaban de crisis económica allá por 2008?
“Montserrat Ribas invita a imaginar qué ocurriría si en lugar del “relato de la catástrofe” se impusiera “el relato de la estafa”. Estaríamos buscando a los responsables de lo ocurrido, les estaríamos exigiendo responsabilidades políticas y penales, y exigiríamos cambios radicales en la regulación del sistema financiero para evitar que vuelva a repetirse. “En este relato, el papel del ciudadano es totalmente diferente. No es de pasividad y resignación, sino de exigencia y reforma”, señala.”
¡¡Pero si ya lo hacemos!! Los malos son los Bancos Privados™ (no las antiguamente públicas Cajas de Ahorro arruinadas y rescatadas por una gestión política, o la espantosa gestión del BCE, no, Botín, que tiene beneficios sin necesidad de ayudas estatales), los Especuladores™ y los Malvados Mercados™. De ahí que muchísima gente celebre la subida de impuestos a Hollande a los ricos, por ejemplo. ¿Y a qué narices se ha dedicado el Movimiento 15-M, sino a proponer reformas (por muy ridículas y mal planteadas que fueran)?
“Y aún hay un tercer relato posible: el de la crisis como “golpe de Estado del capitalismo”. En este relato, la recesión es utilizada para limitar la democracia e imponer un sistema autoritario que permita someter a toda la población a los dictados del poder económico, en beneficio de este.”
Y esta señora es profesora de Universidad. Es una pena que no se le haya ocurrido un cuarto relato, el de que, mientras se dice que hay que reformular el capitalismo, se hagan más leyes (casi todas ellas cada vez más restrictivas), el Estado controla más porcentaje del PIB y se ignora por completo el papel del Estado, nuestro marco jurídico y nuestra socialdemocracia en el origen y mantenimiento de la crisis. Y, a diferencia de todos esos relatos, este cuarto sí es avalable con datos en la mano.
“De momento, el relato de la crisis como estafa pugna por abrirse paso desde la plaza de Neptuno de Madrid y desde los foros sociales abiertos al calor del movimiento del 15-M. Pero en el discurso oficial el que predomina es el de la crisis como catástrofe.”
Es muy cierto. Aunque no en los términos que sería deseable.
“La culpabilización de las víctimas aparece, en este contexto, como un mecanismo de legitimación de los recortes sociales. En la presentación del plan Prepara, la ministra de Trabajo, Fátima Báñez, insistió en que se iban a aplicar medidas contra los parados que no quisieran aceptar un trabajo, como si los parados españoles recibieran muchas ofertas de empleo. Báñez justificó los nuevos criterios de concesión de la ayuda de 430 euros en la necesidad de hacerla más equitativa y evitar abusos. Para justificarlo, declaró sentirse “insultada” al saber que había “hogares que ingresan 8.000 euros, en los que un niñato recibe una paga de 400 por no hacer nada”. De entrada, hogares en los que entran 8.000 euros al mes no hay tantos como para ponerlos como paradigma, pero lo que en realidad la ministra encubría con esta retórica era un drástico recorte en las ayudas, que a partir de ahora solo podrán cobrar quienes estén prácticamente al borde de la indigencia.”
Hay una gran parte de verdad en este párrafo. Los parados no tienen muchas ofertas de empleo. Por otro lado, creo que también es importante resaltar que en todo sistema jurídico, y más en tiempos de crisis, es luchar contra el fraude. La pregunta es si con ella se criminaliza a los parados o no. Y más allá de lo que diga la Ministra, lo importante es lo que sale en el BOE. ¿Y qué dice el BOE? Pues que las ayudas por desempleo están prorrogadas, y siguen vigentes para quienes realmente podrían necesitarlo. Es una pena que, mientras se habla de las ayudas sociales, no se hable de todas las limitaciones estatales a la posibilidad de trabajar: salarios mínimos, trabas al despido, cotizaciones sociales, etc.
“La vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría anunció también que los parados que reciben una prestación podrán ser requeridos para realizar trabajos comunitarios, como limpiar bosques, y que si se niegan, se les podrá retirar el subsidio. “En realidad, anunciaba algo que ya existe. Los trabajos de colaboración social están regulados desde 1994. Entre 4.000 y 6.000 parados realizan este tipo de colaboraciones y si no hay más es porque las Administraciones deben aportar la diferencia hasta el salario mínimo interprofesional, y no tienen dinero”, explica Paloma López, secretaria de Empleo de CC OO. “Es curioso que cuando la pobreza ha escalado dos puntos en un año y hay 1.737.000 hogares en los que todos sus miembros están en el paro, se insista tanto en la idea de que los desempleados no hacen suficiente esfuerzo para poder trabajar”, añade. “Con este discurso, las víctimas de la crisis se encuentran doblemente penalizadas: además de perder su empleo, son sospechosos de querer vivir a costa de los demás”.
Aún siendo muy cierto lo que dice Paloma López, es una pena que no cuestione las políticas que tanto dificultan la creación y mantenimiento de empresas. Por otro lado, el caso es que una persona que está recibiendo una ayuda estatal está viviendo a costa de los demás. Y a juzgar por los datos que reflejan más fraudes detectados, esa sospecha existe. Desde luego que hay muchísima gente que no quiere vivir de la caridad obligatoria estatal, pero también hay caraduras que abusan de la ley y del esforzado contribuyente. Y quien no tiene la culpa de estos abusos es el siempre ninguneado contribuyente. Lo que es exigible, y es algo que en ningún momento se cuestiona en el artículo, son las regulaciones estatales que dificultan el acceso al empleo.
“Ignasi Carreras, director del Instituto de Innovación Social de Esade, subraya que la crisis ha aumentado la pobreza, pero muchos de los actuales pobres ya estaban en situación de exclusión social antes de que estallara. En la fase de máximo crecimiento España seguía teniendo un paro estructural del 8%. “En 2007, el 18% de la población se encontraba bajo el umbral de la pobreza. Ahora ese porcentaje es del 22% y lo que ha ocurrido es que quienes ya eran pobres, están mucho peor”. Durante la crisis han aumentado las diferencias sociales. “En 2007, la diferencia del PIB per cápita medio del 20% de los más ricos era 5,3 veces mayor que el del 20% más pobre; ahora es 6,9 veces mayor”, señala Carreras.”
Una buena exposición de estadísticas.
“Hay pues más pobres que además están peor y tienen menos posibilidades de salir del agujero. Porque justo cuando más se necesitan, la crisis está erosionando también las políticas de inserción social. Así lo confirma Nacho Sequeira, director de la Fundación Exit, una entidad creada en Barcelona para facilitar la inserción laboral de jóvenes de 16 a 21 años con un perfil de fracaso escolar. “Los alumnos con mayores dificultades pueden salir adelante si tienen un acompañamiento adecuado. Pero en un momento en que hay índices de paro tan alto, las empresas demandan un tipo de trabajador que coincide con el perfil considerado de éxito. Los jóvenes menos formados o que necesitan un proceso de preparación más largo, tienen ahora menos posibilidades”, señala.”
Lo del perfil de éxito es falso. No se buscan perfiles de éxito, se buscan a las personas más productivas posibles para puestos de trabajo concretos. Y una persona de entre 16 a 21 años, sin experiencia, poca formación y otros malos hábitos para un posible trabajo (no digo que sean malas personas, o incapaces de cualquier forma de trabajo, digo que existen hábitos personales difícilmente compatibles con el trabajo en una empresa), tienes menos posibilidades. Por tanto, las estrategias deben ir por ahí. En este caso, como siempre, lo mejor es quitar cuantas más trabas mejor, y seguir centrándose en la formación de los alumnos.
““Se está desmontando el discurso de la promoción social”, corrobora Isidro Rodríguez, director de la Fundación Secretariado Gitano. “Ver que hay gente de clase media que tiene que acudir a Cáritas o a los comedores sociales causa mucha alarma. Todo el mundo teme encontrarse en esa situación y acepta con naturalidad que se destinen los recursos a los casos extremos. Se está instaurando un discurso de la urgencia en el que, como todo está muy mal y hay que atender lo más urgente, los programas de inserción social quedan relegados”.”
Es lo que ocurre cuando no hay dinero, tienes que priorizar recursos. Pero no pasa de ser algo descriptivo. No es una cuestión de criminalización. Es que no hay dinero.
“La consecuencia es bastante previsible: quienes están en esos programas pasarán a engrosar en poco tiempo las listas de quienes tienen necesidades perentorias y han de acudir a Cáritas. “La crisis puede suponer una marcha atrás de varias décadas en las políticas de inserción social”, advierte Isidro Rodríguez.”
Repito: No hay dinero. Un Estado del Bienestar es lo que le permite su economía. Y España está en recesión, y con unos datos de paro absolutamente demenciales.
“Esas políticas no solo son necesarias, también son económicamente rentables. Cuando en Francia se produjo la crisis de los campamentos gitanos, toda Europa miró hacia España. En los últimos 30 años, las condiciones de vida de los gitanos españoles han mejorado de forma espectacular. “El éxito se debe a dos factores: nuestro tardío Estado de bienestar ha sido inclusivo con los gitanos; han podido beneficiarse de políticas de acceso a la vivienda, la educación y la salud. Pero además se han aplicado programas específicos de acompañamiento educativo, de realojamiento o de integración en el mercado laboral”, señala Isidro Rodríguez. El resultado es que ahora todos los niños gitanos acaban al menos la enseñanza primaria, y el objetivo ahora es que también terminen la secundaria. Y si en 1978, el 75% de las familias gitanas estaban instaladas en infraviviendas, en 2007 ese porcentaje se había reducido al 12%. Y las que viven en chabolas, hasta el 4%. Estas cifras muestran que la inserción es posible. Que ir al colegio y vivir en barrios normalizados abre oportunidades y no solo ellos, sino todo el país sale beneficiado. Los programas de acompañamiento permiten que el horizonte de un joven gitano no sea ya la chatarra o el mercado ambulante.”
Es una pena que esos datos no recojan la factura de lo que ha costado todo eso y el coste de oportunidad. Lo normal cuando uno se gasta una auténtica pasta en «algo» es que ese «algo» mejore de forma espectacular. La pregunta es «a costa de qué».
“Pero el presupuesto de la fundación Secretariado Gitano para 2013, de 17 millones de euros, es un 20% inferior al de este año y se mantiene gracias a que el 60% de sus fondos proceden de la Unión Europea. “Se está aprovechando la crisis para deslegitimar este tipo de programas”, dice su director.”
No hay dinero. En este caso, lo que toca es lo de siempre: hacer más con menos. Si se han conseguido resultados positivos a un precio razonable (o incluso sin un precio razonable, los políticos quieren salir en la foto a cualquier precio), lo que no tiene sentido es decir que se quieren deslegitimar este tipo de programas.
“Pero la pobreza no solo se nutre de colectivos en riesgo de exclusión. Hay también nuevos perfiles de pobres que viven su situación de precariedad con una gran angustia pues son personas preparadas que forjaron sus expectativas en los años de bonanza. ¿Quiénes son esos nuevos pobres? Son aquellos para los que el ascensor social, en lugar de subir, está bajando. El discurso oficial no los trata como tales, pero Montserrat Ribas señala dos ejemplos: “Esos jóvenes profesores asociados de la universidad que se han quedado sin trabajo por los recortes, o aquellos que se han quedado cobrando 500 euros al mes. También podría incluirse a muchos de los investigadores que trabajan en una plaza Ramón y Cajal”. Estamos hablando de jóvenes científicos que han hecho una tesis doctoral en el extranjero y hacen investigación de primera línea. No es que fueran unos potentados de la ciencia, pero si a un sueldo de 1.100 euros al mes se le recorta el 25%, lo que queda fácilmente cae por debajo de los índices de pobreza. Estos talentos empobrecidos ven con estupor que no hay dinero para la investigación, pero sí lo hay para rescatar a la banca.”
Ciertamente, lo de los estudiantes, becarios y profesores asociados da para mucho. Esto, dicho lo cual, refleja un fracaso del Estado del Bienestar, incapaz de facilitar un futuro digno a su gente más preparada.
“Se ha repetido que para triunfar en la vida se ha de ser emprendedor, estar muy preparado y ser competitivo.”
Falso. Para triunfar en la vida tienes que ser funcionario, trabajar lo justo, ganar una pasta, poder cogerte una excedencia cuando quieras y volver a tu puesto en unos años. Al menos ésta era la mentalidad que se nos inculcaba «social» y, sobre todo, legalmente.
“Pero, como apunta Ignasi Carreras, no todo el mundo tiene un perfil emprendedor, no todo el mundo ha de hacer un negocio y por muy activo que alguien sea, si cierran las empresas y se destruye empleo, es muy difícil encontrar trabajo. En este contexto, la idea de que solo los mejores saldrán adelante y de que quienes quedan relegados es porque no valen o no se esfuerzan está teniendo efectos psicológicos devastadores en los muchos jóvenes que se estrellan una y otra vez contra la realidad de un mercado laboral en caída libre.”
Quienes quedan relegados es porque no valen o no se esfuerzan. Es una pena que a nadie se le haya ocurrido que tal vez lo que habría que aumentar, y mucho, es la oferta de empresas. Por otro lado, ignora un detalle muy importante: El perfil, importante, no lo es tanto como la productividad de la propia persona.
«El mismo marco conceptual que permite culpabilizar a los pobres y a los parados es el que opera en los países del norte contra los del sur.”
Esto de los marcos conceptuales es fascinante. De repente, los marcos conceptuales (es decir, la película que cada uno se monte sobre su vida) tienen más poder en los hechos que las leyes bajo las que se vive (que son las que posibilitan o no el contraste de la película mental de cada uno con la realidad).
“El discurso culpabilizador genera angustia, pero también insolidaridad. Y abre la puerta a una nueva ignominia: la competencia feroz entre los mismos pobres por los escasos recursos disponibles. “No quiero ser apocalíptico, pero lo peor que nos puede ocurrir es que después de la crisis económica venga la crisis social”, afirma Isidro Rodríguez. “Los países que mejor resisten la crisis son aquellos que tienen un Estado de bienestar más sólido y una sociedad civil fuerte y cohesionada. No podemos pasar del Estado de bienestar al Estado de beneficencia”, concluye Carreras.””
Este último párrafo es realmente impresionante por la cantidad de errores en tan poco espacio de tiempo.
1.- Decir que el discurso culpabilizador genera angustia e insolidaridad viene a ser como decir que el discurso socialdemócrata genera dependencia de otros y la corrupción del sistema. La gente no actúa en base a discursos, sino a la interpretación que hace de las leyes imperantes. Eso genera unas conductas, y estas conductas generan en las demás opiniones (que pueden ser orientadas, vale). Lo grave no son las opiniones, lo grave son las leyes, que son las que conforman las conductas iniciales. Personalmente, no creo que sea una cuestión de discurso. Se trata de una cuestión de creencias personales y prejuicios que unas personas tienen respecto a otras en función de sus circunstancias. Y sí, como parado, sé lo que es que te miren como si fueras un vago o un parásito.
2.- Ya tenemos una crisis social. Pero no una crisis social derivada de la escasez, sino una crisis social de un montón de jóvenes que hay perdido la esperanza en España y han preferido irse al extranjero. Por desgracia, seguimos sin darnos cuenta de que la crisis social depende, y mucho de la crisis económica. No queda otra que hacer lo que sea con tal de cumplir con los objetivos de déficit a costa de recortar de donde sea.
3.- ¿Por qué no podemos pasar de un Estado del Bienestar a un Estado de beneficencia? Si el Estado no tiene recursos, ¿por qué no apostar por vías privadas para la resolución de problemas? ¿Cuál es el problema? ¿Que puedan resolverse los problemas, o mantener el sistema a través del cual se resuelven los problemas?
En fin, una nueva muestra del discurso socialdemócrata dominante en nuestros tiempos, incapaz de encontrar una respuesta, no ya correcta, sino original a los problemas que nuestros sistemas jurídicos han creado.
Perdón por esta última maldad.
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El sentido del artículo de El País era defender una salida constructiva para la crisis fiscal sin, por otra parte, onerar a otros, los desempleados y demás clases pasivas, con un
culpabilidad que aturde, autodevalúa y hace sufrir casi físicamente. Hay hechos o situaciones que se producen sin culpa de nadie. Sin culpables.
Precisamente esa es la mayor mentira de todas. Ni la derecha política ni la derecha liberal acusan al parado de nada.
Empecemos por la parte más fácil. El discurso liberal considera que los parados son una consecuencia de la crisis económica, y que la crisis económica ha sido causada por los Bancos Centrales (entre otros factores que, en ningún caso, incluye a los parados). Como consecuencia, adoptar las medidas económicas correctas (entre otras, la reducción del gasto público) permitirá a España salir de la crisis económica, esto es, crear empleo.
En cuanto a la derecha política, no me parece irrazonable (en un Estado socialdemócrata) el quitar prestaciones a quien no acepta un empleo porque no le gustan las condiciones. Además, estas medidas ya existían antes del PP, y son generales en Occidente.
Por último, te recuerdo que muchos parados dejan de cobrar el subsidio de desempleo para pasar a cobrar el famoso subsidio de los 400 euros, aprobado en principio como medida excepcional por seis meses y que ya lleva no sé cuantas prórrogas.
Voy a aprovechar para plantear una cuestión. La cuestión los gitanos pone blanco sobre negro que el Estado del Bienestar es un Estado excepcionalista, esto es, que sobre una legislación común a todos, se aprueban mil y una excepciones por «situaciones que se producen sin culpa de nadie». ¿Dónde queda la igualdad ante la Ley? En el cubo de la basura.
Me parece un magnífico análisis de otra sandez progre más. Tiene bemoles que los que más berrean acerca del «pensamiento único» sean los que regurgitan sin cesar las mismas tonterías socialdemócratas, día tras día, y vez tras vez. Y lo peor es que todavía hay una gran mayoría que se traga la acumulación de lugares comunes y espúreas tautologías que pasan por proceso intelectual en la sopa primordial projeta en la que estamos inmersos.
Es mucho más fácil sacar conclusiones sin sumar dos y dos que echar dos cuentas de la vieja antes de encontrarte con que la terca realidad te fastidia el titular o va a contrapelo de tu «ideología».
En el grupo Prisa son especialistas en no dejar que la realidad les arruine un titular.
No sólo eso, Fufo. Lo mejor de todo es que los gobiernos y las oposiciones de todo occidente comparten la misma ideología que los articulistas.
Por otro lado, no estoy de acuerdo en que sea más fácil buscar argumentos para defender tu ideología. Yo creo que es mucho no complicarte la vida, ser honesto, sumar dos y dos y aplicar el sentido común. Ese tocho de artículo de cinco páginas en word está realmente currado, aunque sea un desastre intelectual. Se trata de un conjunto de argumentos absurdos pero que han requerido de mucho trabajo previo. Una pena.
También es cierto que eso lo hacemos casi todos. Lo realmente difícil es reconocer que uno ha estado metiendo la pata durante años.
Saludos.
Es jorobado admitir que uno está errado (algunos hasta con H mayúscula). Requiere una honestidad intelectual nada habitual.
La otra honestidad es aún más difícil de encontrar, especialmente en algunos círculos. Es mucho más fácil tirar de universitario paniaguado de los que excretan papelitos projetas a diario.
Lo que más me desanima, especialmente ahora que yo también estoy parado es el hecho de que casi ningún político se atreve a decir o hacer nada que se salga de lo que la opinión publicada considera «correcto», esto es, la más absurda ortodoxia socialistoide.
Sigue escribiendo, digo yo que en algún momento seremos más de cuatro los que nos encocoramos cuando nos intentan hacer tragar con sus ruedas de molino. Animo.
Es cuando más se enriquecen los ricos, porque son los que tienen el dinero suficiente para especular con él aprovechándose de la necesidad de otros.
No se atrevió a escribir que «la culpa de la crisis la tiene el pueblo porque vivió por encima de sus posibilidades» porque esa frase ya está trallada y no cuela, y como la casta política es santa por eso «no encuentra» responsables. Me da que es un Zapatero en versión femenina.
A ver, Xad. No creo que sea una Zapatero en versión femenina. Creo que este tipo de pensamiento está mucho más extendido en la sociedad. Creo, por usar los mismos términos, que estas personas manejan un discurso, algo perfectamente plausible, y que más allá de ello que hay mucha gente dispuesta a no ver más allá de sus narices por respeto a sus principios, y que sólo están dispuestos a aceptar aquellos puntos de vista que encajen dentro de dichos principios. Creo que es un problema más de fondo. Saludos.
No merece ni el derecho de ser contestada…. es muy gracioso el culto a la pobreza que tienen muchos como sinonimo de honradez y ser rico como sinonimo de ser una mala persona. Como sino hubiera pobres cabrones y ricos buena gente.
Desde luego que tiene todo el derecho a ser contestada. Primero, por libertad de expresión. Segundo, porque me apetece. Tercero, porque publica en El País. Otra cosa es que no haya por dónde coger los argumentos. Un saludo.
Jejejejejeje menuda payasa….
Hombre, la verdad es que no me gusta un pelo el artículo, pero de ahí a llamar a esa señora «payasa»…
‘Payasa’ no es el término adecuado, aunque las palabras de la tal Milagros podrían producir mucha risa de no subyacer la cuestión moral más grave a la que el ser humano se ha enfrentado a lo largo de su historia: la anulación del individuo, el rechazo de la realidad, el odio a la libertad y la negación de la verdad, es decir, la ausencia de razón.
Que una periodista ‘especialista en deontología’ (así la calificaban en su nombramiento como defensora del lector de El País) ose soltar semejante cantidad de barbaridades sin que nadie -salvo Burrhus y cuatro más, entre los que me incluyo- se escandalice, es una muestra de que la capacidad intelectual humana está volviendo a los tiempos del Holoceno.
También es cierto que algunos de los que nos sentimos insultados leyendo cosas así estamos ya muy cansados: poco falta para que el saqueo -de todo tipo- al que somos sometidos por parte de los ‘arregladores de vidas ajenas’ nos lleve a avanzar aún más en nuestra defensa propia. Y es que evitar pagar impuestos ya no es suficiente.
Saludos.