Desde que arrancó este gran invento que es Internet, hemos asistido con una especie de hormigueo a los sucesivos avances y herramientas que se han ido poniendo sobre la mesa: correo electrónico, World Wide Web, foros, chats, buscadores, blogs, periódicos digitales, vídeos, streaming, redes sociales, e-books… y suma y sigue. Hoy cada una de estas facetas depende e influye en todas las demás, de tal manera que se ha creado un enjambre a modo de red neuronal, tan imbricado con el mundo real que es imposible entender este si nos abstraemos de aquel.
Todas estas tecnologías han producido un cambio de paradigma qué quizá estamos todavía asimilando: la socialización del acceso a la información. E información es un concepto íntimamente ligado con el de Educación, un asunto siempre controvertido.
Las generaciones que nos formamos antes de que Internet fuera un hecho, tendíamos a pensar, en mi opinión equivocadamente, que el uso de la red para la formación adolecía de unos fallos insalvables a la hora de adquirir o asimilar determinados conocimientos, especialmente en el ámbito de una enseñanza reglada. Con todo y con eso, muchos de nosotros, pre y post cuarentones, hemos disfrutado con las mil posibilidades culturales e intelectuales que nos ofrece un simple acceso a Internet y un pequeño ordenador (o ya incluso un mísero móvil): deambular por enciclopedias, visitas virtuales a museos de todo el mundo, acceso a todo tipo de informes técnicos, las en ocasiones fascinantes conferencias en TED, los a veces encarnados debates en blogs a lo largo y ancho del planeta, etc… Todo un mundo que al menos para mi, ha mandado al infierno la televisión, y la radio al purgatorio.
Génesis de Coursera y de sus competidores
El último hormigueo que he sentido en esta dirección, fue hace unos días cuando me tropecé por casualidad con la web de Coursera.org, que según parece se está convirtiendo en la referencia mundial en formación online. Os resumo la historia de esta compañía y tangencialmente la de sus competidores.
Los orígenes de esta nueva revolución hay que buscarlos en Khan Academy, que empezó cuando su creador Salman Khan, empezó a grabar vídeos en Youtube en 2006 para resolver las dudas de su sobrina que estudiaba en la otra punta de los Estados Unidos. Los miles de seguidores de su canal le llevaron a inscribir Khan Academy como Organización sin ánimo de lucro en 2008, hasta que en 2010 llamó la atención de Google y de Bill Gates (en concreto 2 millones y 1.5 millones de atenciones en dólares respectivamente), y terminó de asentarse como primera plataforma estable y gratuita de cursos online.
Durante el año pasado (2011) en la Universidad de Standford se crearon también dos cursos que se pueden considerar precursores de esta nueva revolución. Por un lado Sebastian Thrun, un gurú de la Inteligencia Artificial creó «Introduction to Artificial Intelligence«, que es la semilla de Udacity, la clara competencia de Coursera. Paralelamente aparece el curso «Introduction to Databases» que a su vez se considera la semilla a partir de la cual Andrew Ng y Daphne Koller -al igual que Sebastian, profesores de Ciencias de la Computación en la misma Universidad de Stanford-, creaban Coursera.
Ni que decir tiene que a nivel corporativo también ha habido movimientos. El MIT y Harvard que andaban también ensayando sus respectivas plataformas online desde incluso antes, se unen para crear edX y ya ofrecen siete cursos en su plataforma, oferta que seguro se verá incrementada próximamente, y más ahora que en julio otra gran universidad, la de California Berkeley, anunció su compromiso de colaboración con edX.
Pero la verdadera eclosión de Coursera se ha producido durante estos últimos meses; especialmente a partir de abril tras la obtención de 16 millones de dolares de capital privado, y tras el contrato firmado con la Universidad de Michigan, y la alianza con esta y con las prestigiosas universidades de Princeton y Pennsylvania primero, y algunas otras más de primera línea en julio: California Institute of Technology; Duke University; the Georgia Institute of Technology; Johns Hopkins University; Rice University; the University of California, San Francisco; the University of Illinois; the University of Washington; the University of Virginia y así hasta 33 universidades punteras; de manera que ya pueden ofrecer (y ofrecen) en torno a los 200 cursos gratuitos para diferentes niveles, y en un amplio abanico de temáticas tanto de Ciencias como de Humanidades, adelantando así por la derecha a Udacity, edX e incluso a la «antigua» Khan Academy.
Modelo de Negocio
¿Todo gratis? Si, totalmente gratis para el alumno, solo se necesitan un ordenador, tiempo y neuronas libres para realizar los cursos. Entonces ¿cuál es el modelo de negocio? Pues según parece si lees el contrato enlazado antes, ni ellos mismos tienen muy claro como van a monetizar la plataforma, pero… ¿sabían acaso Larry Page y Sergey Brin, -curiosamente estudiantes también entonces de Ciencias de la Computación en la Universidad Stanford– cómo iban a monetizar su humilde buscador Google a finales de los noventa…?, pues mira donde han terminado.
Y algo de esa filosofía Google (crea e innova, y el dinero llega solo -y a mantas) nos la encontramos aquí. Clousera no reclama ninguna propiedad intelectual sobre los cursos, y los profesores (de momento) tampoco cobran por sus clases, aparte de lo que ya cobran de sus respectivas universidades, las cuales a su vez tampoco cobran nada por los cursos impartidos en la plataforma virtual, aparte de lo que ya cobran en sus sedes físicas.
También hay una parte importante del proyecto que bebe de otra vertiente de la filosofía Google que ya todos conocemos: indagar (más o menos) discretamente y desde dentro, en cómo aprende el ser humano, y que se puede hacer para mejorar estos procesos de aprendizaje. Si logran en la Educación el 30% de lo que Google ha aportado a la Información, la aventura habrá merecido la pena con creces.
Volvemos al dinero. Algunas ideas para obtener beneficios se pueden encontrar al final del contrato original con la Universidad de Michigan, supuestamente análogo al firmado con todos los otros socios académicos. Las más evidentes serían por supuesto el cobrar una pequeña cuota por la certificación de los diplomas (hoy gratuitos), o cobrar por la intermediación entre empresas empleadoras y alumnos. Pero hay otros servicios entre bambalinas que podrían generar también suculentos beneficios: cobro de cuotas por tutorías personalizadas, la cesión de derechos de uso de la plataforma a otras universidades y empresas, buscar sponsors entre fundaciones y entidades educativas, etc… Y eso sin contar con las posibilidades más prosaicas de toda la vida: cobrar por la matrícula en los cursos, o hinchar a los alumnos a publicidad, políticas ambas que parecen de momento descartadas según la propia filosofía de la empresa… toco madera.
Sea cual sea el origen y el montante de los beneficios, las universidades se embolsarán entre un 6 y un 15% de los ingresos y hasta un 20% de los beneficios después de impuestos, por tanto Coursera mantiene el control de la mayoría del cash flow, lo cual habrá sido una gran maniobra cuando este deje de ser como es a día de hoy CERO.
Reflexiones
Pues en líneas generales me parece una excelente dirección por la que puede avanzar la Educación, más en concreto la Educación para adultos, o para jóvenes que por una razón u otra no han llegado a la Universidad convencional. Creo que el método socrático (aquí escribí algo sobre él, perdón por la autocita) es más apropiado para la enseñanza básica y media, y en algunas ramas de la superior, pero lo cortés no quita lo valiente y toda iniciativa que promueva el desactivar asnos, o al menos no generar nuevos, pues a mi me parece estupendo.
Por otro lado no es oro todo lo que reluce. Desde el momento que los cursos en realidad no son más que la extensión online de lo que en la actualidad se imparte en la Universidad, nos encontraremos cursos con la matraca del cambio climático, la sostenibilidad y otras lindezas del pensamiento único engarzadas en el menú de la casa… No puedo evitar echar unas risas solo de imaginar a Plazaeme enrolado en este curso sobre el Cambio Climático, o a Ijon Tichy todo aplicado en un curso sobre sostenibilidad… ¿Cuánto tardarían en echarlos de clase por revolver al ganado…? Creo que poco 🙂
Yo por mi parte tengo dudas entre varios cursos que me interesan, pero de momento el curso Principles of Economics for Scientists, me parece el más adecuado para no perderme en muchas de las espléndidas entradas de algunos compañeros aquí en Desde el Exilio.
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Propina
Os dejo un vídeo de la charla que dio Daphne Koller (What we’re learning from online education) donde explica algunos de los intríngulis de Coursera. Muy interesante.
[youtube http://www.youtube.com/watch?v=U6FvJ6jMGHU&version=3&hl=es_ES]
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Se me olvidaba
En español también se mueve algo. Por supuesto no en España que estamos ocupados en otras cosas no relacionadas con el conocimiento, pero desde latinoamérica está lanzándose Wedubox, una iniciativa que pretende competir con las empresas comentadas anteriormente, al menos en el mercado hispano, algo es algo. (Más info.)
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En España tenemos el caso de Videotutoriales enfocados a la enseñanza de programación informática. No es una Universidad sino un proyecto personal de un señor que empezó a subir videotutoriales a la red de forma desinteresada. Actualmente hay cientos de videos disponibles y en Castellano.Miles de estudiantes lo agradecen. Estoy convencido que la educación va a cambiar y mucho en poco tiempo gracias a la red.S2
En esos proyectos americanos, ¿sabéis si incluyen material en español?
En general no Ogro, pero si tienen los vídeos subtitulados en inglés (y algunos traducidos o traduciéndose al español). Pero lo estarán sin duda, el español es un mercado demasiado apetecible como para dejarlo aislado. Aparte Wedubox trabajará en origen en español. Hay que tener en cuenta que esto no ha hecho más que empezar.
Interesante articulo. Gracias. No estaba al tanto de algunas de estas iniciativas.
Como autodidacta crónico, internet es lógicamente un sueño hecho realidad para los de mi cuerda. Antes del dos mil, pasaba fácilmente una docena de horas a la semana en una u otra biblioteca. No sorprenderá si digo que hace una década que no piso físicamente tal lugar.
Probablemente se deba a una cuestión de preferencias pero el tipo de recursos mencionados en el articulo nunca me han atraído. En general, requieren una inversión de tiempo que no veo justificada. Me es posible aprender mas rápido y mejor.
Seria interesante obtener datos sobre la repercusión real de estas iniciativas.
Gracias Txomin.
Yo también soy autodidacta, quizá todos lo somos de un modo u otro. Creo que Coursera y compañía son un buen complemento al autodidactismo, los cursos son en general básicos y suponen una buena introducción a los tópicos que tratan realizada por gurús de las distintas materias. Si no te paras en los contenidos estrictos de cada curso, son toda una incitación a la faceta autodidacta del alumnado.
Sobre la repercusión real es muy pronto para hablar, esto todavía no es más que una larva de lo que puede llegar a ser. Lo que si prometo es hacer una entrada cuando termine alguno de los cursos, analizando las ventajas e inconvenientes del método.
Se agradece.
Muchas gracias por la información. Mmmmm ¿me apunto? ¿no me apunto?
A lo mejor de oyente, o para darte el gustazo de hacer pellas… si no igual no te renta 😉