Un Apocalipsis cotidiano

Se supone que el Apocalipsis debería ser un gran acontecimiento de catastróficas e inmediatas consecuencias. Sin embargo algunos empiezan a habituarse a vivir en él. Podríamos hablar de su Apocalipsis cotidiano. Yo no estoy entre quienes lo sufren más directamente, si bien he estado muy cerca de arrojarme a sus llamas con el pecho por delante gritando a la muerte. Ahora millones de almas deambulan por aceras del plan E sin rumbo. ¿Quo Vadis Unión Europea? ¿Quo Vadis Occidente? Los espectros que ahora muestran sus demacrados rostros otrora fueron gorditos felices que cenaban todos los fines de semana fuera y tomaban cervecitas casi a diario. La humanidad quejumbrosa no es que esté harta – para eso haría falta que antes hubieran estado incómodos con la situación pero callados por un exceso de prudencia que ahora consideraran estúpida y culpable -…la humanidad quejumbrosa lo que está es por muy por debajo de sus expectativas cuando antes vivían muy por encima de sus posibilidades.

Me propongo escribir un relato. Es sobre el fin de la humanidad. No sé si lo haré aquí por partes o para un editor que busca un autor en mi que hasta ahora no ha encontrado. El caso es que últimamente me obsesionan los libros y los filmes que abordan ese asunto tan unido al devenir de las locuras de nuestra historia como la muerte lo está al de la locura de nuestras vidas. He empezado por Soy Leyenda, pero cualquier farsa sobre la gran verdad del final me entretiene y me produce una oscura y perversa delectación que sólo puede explicarse por mis ansias de aniquilamiento. En fin, que podría ser el fin. Uno más de los posibles dentro de un horizonte de posibilidades que, en ocasiones, mengua hasta hacer atisbables, e incluso amigables, los grandes ocasos.

Ya les tendré informados sobre mi novela.

Germanico
Germanico

No hay aprendizaje sin error, ni tampoco acierto sin duda. En éste, nuestro mundo, hemos dado por sentadas demasiadas cosas. Y así nos va. Las ideologías y los eslóganes fáciles, los prejuicios y jucios sumarios, los procesos kafkianos al presunto disidente de las fes de moda, los ostracismos a quién sostenga un “pero” de duda razonable a cualquier aseveración generalmente aprobada (que no indudablemente probada), convierten el mundo en el que vivimos en un santuario para la pereza cognitiva y en un infierno para todos, pero especialmente para los que tratan de comprender cabalmente que es lo que realmente está sucediendo -nos está sucediendo.

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16 comentarios

  1. Los tengo en la lista. Ahora me acabo de terminar El Mapa y el Territorio de Houllebecq, Una Mirada en la Oscuridad, de Philip Dick, y oh sorpresa, Robinson Crusoe. Ya acaban las vacaciones y me he enfrascado con las Almas Muertas de Gogol. Todo eso con un trago ocasional a la pócima venenosa del Brevario de Podredumbre de Cioran.
    Leer, leer, leer, leer, leer, leer, leer, leer…….
    y puede que también cantar. Ya colgaré un vídeo.
     
    Salu2 a todos

  2. Respecto a enfoques literarios sobre el apocalipsis permíteme recomendarte GALAPAGOS de Kurt Vonnegut;

    Uno puede estar en desacuerdo o no con sus apreciaciones, pero lo que no puede negarse es que el libro es original y está bien escrito; no es perfecto, ni lo pretende, pero vale la pena.

    Por otro lado, es interesante recordar que el propio autor vivió un apocalipsis en primera persona (es una larga e interesante historia real plasmada en otros libros y que también late en éste).

    Un abrazo
     

  3. Nada de Parcas y demás «como si» personajes para representar hechos. O, si prefieres, la Parca es una de las tres hermanas. pero sus nombres propios son los más básicos de todos: Muerte, Nacimiento y Vida. Tres. No una sola. O solo dos. Las tres.

  4. Resulta que el hilo de Ariadna te lo cortan, las Parcas, justo cuando crees que estás a punto de escapar del laberinto del misterio cósmico y el Minotauro que da fin a todo, justo cuando eres consciente….

  5. «o hay algo muy profundo en él que lo demanda como catársis del ser, de la vanidad y del sin sentido.»
    Hombre, si uno es medio lelo – el 99% de la humanidad – y anda pensando gilipolleces del tipo que la cosa que somos todos ni se mata ni nace, sino que vive, es decir, ni se crea ni se destruye, sino que se transforma, que es una parida tan inmensa como decir que el agua templada no es ni fría ni caliente, está jodido y bien jodido.
    Así que pregúntate ¿Es posible cambiar sin destruir? Como no tienes más remedio que responder que no – oh sorpresa!- , y ese cambiar equivale a vivir, ser, durar, etc., resulta que para vivir tenemos que matarnos -y nacernos, claro está.
    Así que sí hay algo que dentro exige la destrucción, ya que sin ella no habría creación ni transformación.
    Esto queda como chulo o vaporoso hasta que se empieza a ver de cerca y en ciscunstancias bien encarnadas, en plan puñetazo en la cara.
    En una palabra, ni la muerte  es «a se», ni anda sola por su cuenta, ni nos vamos a librar jamás de ella, ya que es coexistente necesariamente con sus hermanitas, a saber, la vida y el nacimiento. Y ese trío calavera no hay quien se lo salte y no puedes hacer apartadijos de trilero quitando a una u otra o dos de las hermanitas sister.O te casas con las tres o con ninguna.
    Jodido, bien jodido es el sistema, pero encaja de puta madre.

  6. Poderosas razones tengo para ello. O no. Tengo que revisar el códice de los corresponsales de la nada.

  7. Amigos míos, he sido abducido por unos extraterrestres con cabezones enormes llenos de antenas que han estado manipulando mi cuerpo durante horas sin anestesia, y la verdad es que no he podido pasar por el blog ni para responder a vuestros amables comentarios. Ahora creo que tengo algo en el cerebro que escribe y piensa por mi, algo que me han implantado esos alienígenas, así que disculpad si digo algo inapropiado o grosero. Me cago en la puta madre que parió a los políticos que han creado el problema del que habla Asnef, que han conducido a la falsa apariencia de prosperidad que todos los ilusos votantes han tenido, aparte de generar empleos de la nada durante un tiempo razonable. La nada, oh si, Dhavar, la nada. Esa a la que miraba a la inescrutable cara Cioran, y que hacía que él -y hace que yo – contemplemos los abismos con cierta ironía maliciosa. Lo siento José Ángel, pero llegado un punto uno se pregunta si realmente prefiere ahorrarse el Apocalipsis o hay algo muy profundo en él que lo demanda como catársis del ser, de la vanidad y del sin sentido. Voy a necesitar mucho ánimo para escribir una novela, PM. El primer capítulo salió como un churro. El segundo está empezado con celeridad y parece estar a la altura del primero, bastante legible. Pero de pronto me pongo a mirar a una mosca y pienso en otra cosa. El caso es que tengo toda la historia con todos sus detalles en la cabeza. Quizás esté esperando a que el editor del que hablaba dé noticias de sus deseos e intenciones. Según él le debo guita. Supongo que según se mire se la debo o no, pero creo que manejamos unas cantidades más propias de míseros chichinabos que de Concejales de la Prosperidad.

  8. No estoy de acuerdo con lo que comentas. Desde las instituciones nos hacen creer que los españoles hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, cuando el índice de morosidad es muy pequeño y la deuda privada se está devolviendo. La crisis de deuda no viene derivada de la deuda privada, sino de la burbuja inmobiliaria y de las decisiones de gasto público. Eso sí ha ha creado el problema. 

  9. …y tras aquella terrrible -colisión,explosión,terremoto, epidemia…. – toda vida se extinguió y hasta las piedras se licuaron y el antaño feliz planeta azul se convirtió en una especie de amorfa masa congelada, una roca helada y oscura que rodaba sin rumbo por los espacios estelares….informe, vacía y oscura… y donde sólo el espíritu de Dios latía y se cernía sobre sus aguas sólidas y negras… y entonces dijo Dios: Fiat Lux! etc.,! el resto ya nos lo sabemos.
    Pero claro, si, herederos de los teólogos de huevos pequeñitos – con áquel «ser» que ni se creaba ni se destruía- los científicos actuales postulan al principio de todo una sustancia que ni se crea ni se destruye, sino que se «transforma», como si fuera posible transformar sin destruir – igual de cobardes que la vieja teología-, estos giros audaces de la realidad, tanto la cotidiana como la cósmica parecen no ya imposibles sino tan aterradores que preferimos nuestro querido wishful thinking, siempre vigilados por el fantasma: La Nada.
    Si haces un relato apocalíptico debes hacer un relato 100% destructivo y 100% creativo, a tope con ambas, a la vez y juntos el cielo y el infierno.Eso es «apocalipsis» o revelación, justo un paso más allá de agotar el último infierno, justo en la raya del alba.

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