Como estáis vagos, traigo dibujitos de tarde de domingo. Pueden ser interesantes. Y son del mar, que por una parte es una afición, y por otra probablemente es la madre del cordero.
Sabemos, ya fuera de dudas, que el factor que más afecta a ese concepto un tanto alegre que llaman “temperatura global”, es el mar. En concreto el fenómeno de El Niño / La Niña. Pero no solo. Básicamente, el calor del sistema climático está en los océanos, y el calor del aire no es más que un residuo del calor del agua.
También hay menos vaivenes en la temperatura del mar, y el resultado es más promediado y significativo.
Vamos a usar “la” serie por definición de temperatura oceánica. OISST v2 (Optimum Interpolation Sea Surface temperature), de la NOAA, que usa todo lo que hay. Mediciones in situ y satélites. Desde 1981. [–>]. Muy conveniente, porque son 30 años. (Definen “clima” como la media de 30 años). Y son unos gráficos extraordinariamente parecidos a los de la temperatura del aire medida desde los satélites. Esos que tanto fastidian al alarmismo, porque marcan menos calentamiento de lo que deberían, en 30 años, y ninguno desde hace ya demasiado.
La ultima actualización es de abril de 2012. Pero no voy a dejar el calentamiento sin un mínimo de contexto. ¿Qué quiere decir que la superficie de los océanos se ha calentado globalmente 0,24ºC en 30 años? Literalmente nada. ¿Eso es normal, anormal, mucho, poco? Sin contexto no hay forma de saberlo. Y el contexto, si hablamos de la alarma por el “calentamiento global”, son los modelos en los que se basa esa alarma. Otro contexto muy útil serían los siglos pasados, pero no los tenemos. Así que pongo los modelos junto a la temperatura real. Solo la línea de tendencia de los mismos, porque sus “subibajas” no tienen sentido (no aciertan ni una), y los mismos modelistas dicen que lo que tiene valor es la tendencia de décadas, porque no son capaces de reproducir la variabilidad natural. (Aquí, “variabilidad natural” significa lo que no saben, pero disimulando).
El cuadro:
Modelos +1,45ºC/siglo; realidad +0,84ºC/siglo
Se puede añadir una media móvil, para facilitar. Con el mar, tres años es una buena suavización, porque quita buena parte de los meneos del El Niño, y lo deja más claro.
No hace falta comentar gran cosa. Se nota a primera vista que el calentamiento es mucho menor de lo que esperaban, y que eso es todavía peor en la parte reciente. Pero sí hay que recordar que esos modelos, los CMIP3 que usaron para el gran informe del IPCC de 2007, “conocían” la temperatura hasta diciembre de 2.000, y es a partir de ahí lo que se puede llamar predicción.
Así que si comparamos sólo la parte predictiva de los modelos, con la realidad, todavía empeora más:
Modelos +1,45ºC/siglo; realidad -0,67ºC/siglo.
Los alarmistas del IPCC argumentan que esos once años son muy pocos, por aquello de que los modelos no pillan la “variabilidad natural”, y hace falta medir tendencias de plazo más largo. Es razonable, pero también es razonable exigirles que digan ellos cuánto plazo necesitan los modelos para poderse comparar con los datos reales. Si quieren llamarle ciencia, tendrá que poderse contrastar con el mundo real en algún momento, ¿no? Preferiblemente antes de cien años.
Hasta ahora se han estado resistiendo con gran éxito a proporcionar ese elemental elemento de contraste. Era fácil; si los discrepantes están amordazados, no hay preguntas incómodas, y no hacen falta respuestas. Pero el alarmismo está perdiendo pie. En parte por el escándalo del Climategate, que dejó a la vista del orbe el extraño y anticientífico comportamiento del núcleo dirigente de científicos del IPCC. Y en parte por la falta de calentamiento. Así que ahora están empezando a verse obligados a mojarse.
El primero ha sido Ben Santer. De la nota de prensa [–>]:
Recently, a number of global warming critics have focused attention on the behavior of Earth’s temperature since 1998. They have argued that there has been little or no warming over the last 10 to 12 years, and that computer models of the climate system are not capable of simulating such short “hiatus periods” when models are run with human-caused changes in greenhouse gases.
“Looking at a single, noisy 10-year period is cherry picking, and does not provide reliable information about the presence or absence of human effects on climate,” said Benjamin Santer, a climate scientist and lead author on an article in the Nov. 17 online edition of the Journal of Geophysical Research (Atmospheres).
Y del “paper” propiamente dicho:
Because of the pronounced effect of interannual noise on decadal trends, a multi-model ensemble of anthropogenically-forced simulations displays many 10-year periods with little warming. A single decade of observational TLT data is therefore inadequate for identifying a slowly evolving anthropogenic warming signal. Our results show that temperature records of at least 17 years in length are required for identifying human effects on global-mean tropospheric temperature.
La temperatura de los océanos es mucho menos “ruidosa” que la de la troposfera, así que podemos pensar que 17 años sea un tiempo suficiente para Santer.
Modelos +1,45ºC/siglo; realidad +0,29ºC/siglo
¿En qué se nota el “calentamiento antropogénico”, si hemos emitido más CO2 del que contemplaban los modelos, y el calentamiento observado es cinco veces menor que el predicho, en un espacio de tiempo en el que según Santer debe quedar clara la señal del hombre pecador? Y sobre todo, ¿por qué iba a ser “preocupante” cinco veces menos calentamiento que el que dice la media de los modelos? (Eso sería +0,6ºC a finales de siglo, en el aire). Pero no seamos como los alarmistas, que en cuanto sale un trabajo que favorece su tesis le dan el marchamo de “ciencia establecida”. Harán falta más estudios, y contraestudios, y algún tiempo para seguir viendo cómo evoluciona la temperatura. Es razonable. Pero por el mismo motivo, lo razonable es esperar ese tiempo, sin lanzarse a tontas y a locas a tomar medidas que nos empobrecen a todos.
Nota:
Muy, muy resumida, la defensa del alarmismo va así. El calor se ha “escondido” en el fondo del mar, pero en cualquier momentro saldrá y nos achicharrará. No se ha parado el calentamiento, solo que está ocurriendo en las profundidades.
Hay un dato (insuficiente) que les puede dar algo de razón. Las mediciones de calor del mar de las boyas ARGOS, por debajo de 700 metros (hasta 2.000, que es lo que miden) [–>]. El problema es que aun contando con eso, el calor que estaría entrando en el sistema sería como la mitad de lo que “debería”. Y luego que resulta un poco difícil de explicar que ese calor esté llegando allí, desde el aire (por el CO2), sin que se caliente ni el aire, ni la superficie del mar, ni la capa de 0 a 700 metros. Tampoco le han visto aceleración, a pesar de que aumentamos el “forzamiento”. Y esa mitad no puede asustar a nadie. Más CO2 y un calentamiento suave, sobre todo muy al norte y en invierno [–>], no es un problema; es una bendición.
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Enlaces.
Bob Tisdale lleva mucho tiempo estudiando las series de temperatura del mar, y comparándolas con los modelos. Merece la pena visitar su blog [–>] de vez en cuando. Pero destaco:
Datos.
La temperatura superficial del mar:
Los modelos (CMIP3):