Tal parecería que en toda la historia de la ciencia nunca ha habido una verdad tan incuestionable como que nos vamos a achicharrar por emitir un poco de CO2. Dicen que no hay una discusión científica válida. Y sin embargo, atacan a los que participan en la no discusión como jamás se ha atacado a nadie en ciencia. ¡Negacionistas! ¿Cuándo se ha visto aplicar un término comparable en ciencia? Nunca; ni siquiera en los aspectos en que la ciencia roza la moral o la ideología, como puede ser la evolución o la cosmología. Expersiones como “negacionista” nunca han sido propias de las ciencias “duras”. ¿Será una ciencia un tanto especial la “ciencia del cambio climático”?
Debe serlo. Ha acabado con las mejores y más largas tradiciones. Por ejemplo, con el primer juramento de la Royal Society de Londres.
… it is an established rule of the Society, to which they will always adhere, never to give their opinion, as a body, upon any subject, either of nature or art, that comes before them. [–>]
Forma parte del aviso que figuraba en Philosophical Transactions, desde 1754. Y así lo ha cumplido la RS … hasta la época de la discusión del protocolo de Kyoto, y a partir de ahí. Con lo que también arrasa con su propio lema: Nullius in verba. No creas en la palabra de nadie. Ni siquiera en la de la Royal Society. [–>]
Así que estamos ante una ciencia con “permisos” especiales. Que se puede saltar las viejas y buenas normas de la ciencia, por así decir. Y cuando hay confianza, ya se sabe lo que pasa. Esta misma semana nos enteramos de que esa ciencia tan especial, tan consentida, se apoya en buena medida en falacias, mentiras, y exageraciones. Hay un ejemplo de cada caso.
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Falacias.
No es fácil averiguar en qué se basa la tesis de la alarma climática, si quieres llegar más allá de que eso es lo que dice “el consenso”. Pero acabamos de tener la suerte de saberlo de manos de una muy autorizada portavoz. Heidi Cullen. Que como Vicepresidente de Comunicación y Climatóloga Jefe de Climate Central [–>], se dedica tanto a estudiar el cambio climático, como a comunicar la ciencia a la prensa.
En resumen: son los modelos climáticos los que prueban el caso. Literalmente: Our climate models prove this.Porque si no cuentas con el CO2 en los modelos, estos no pueden explicar el calentamiento observado.
We have seen approximately 1.4 degrees Fahrenheit of warming in the past century. We are seeing CO2 going up—it is a measurable trend, not a cyclical phenomenon. On her own, Mother Nature’s earth cannot reproduce the observed global temperature record we have measured over the past century. Solar activity, volcanoes, and variability of other types are important, but on their own they simply cannot produce the significant warming trend we are now experiencing. Our climate models prove this. [–>]
Una falacia de libro. Se llama argumento “ad ignorantiam” [–>]. Como no conozco otra explicación, la que tengo debe ser buena. Pero no tener otra explicación de ningún modo prueba que la que crees sí es correcta. Si hubieran demostrado que conocen todos los factores que influyen en el clima, serían capaces de predecirlo. Y no son capaces. Cullen está hablando en abril de 2012, cuando ya todo el mundo (que no miente) admite que los modelos predecían un calentamiento que no ha habido. Por ejemplo:
Peter Stott, jefe de vigilancia y atribución del cambio climático del Hadley Center del Met Office británico, … también admitió que el calentamiento de años recientes ha sido menor de lo esperado por los modelos climáticos.
Sin embargo, Stott explicó que esto era una tendencia de corto plazo que podría estar dentro del rango natural de variación, y serían necesarios unos 10 años más antes de considerarlo una prueba de que falta algo en los modelos climáticos. [–>]
Recapitulemos. Cuando habla de “años recientes” no habla de unos años cualquiera. Habla de todos los años para los que esos modelos han funcionado en modo predicción. Se “cerraron” en 2000. Lo que quiere decir que los modelistas sabían el clima anterior, pero no el posterior. Y que los modelos “acertaron” (¿cómo no?) el clima que ya se conocía, y que han fallado en toda la parte, escasa, sí, en la que no sabían lo que iba a pasar. (No mencionaremos, por no extenderlo demasiado, que en la parte conocida que “aciertan”, lo hacen a base de ajustar parámetros desconcidos — Lindzen: there are enough adjustable parameters to simulate almost anything [–>]).
Recapitulemos más. Dicen que los modelos “prueban” la tesis. Y dicen que (todavía) no se ha probado que los modelos sean malos. Faltan diez años. Pero para que esos modelos puedan ser evidencia de algo, lo que hace falta es probar que son buenos, no alegar que todavía no se ha probado que sean malos. Ni siquiera acertando en lo que todavía no han acertado “probarían” estar en lo cierto. Siempre puedes dar con la solución correcta por el motivo equivocado. Después de todo, la temperatura solo puede subir, bajar, o no cambiar. Un mono tirando dados tienen un 33% de posibilidades. Es lógica elemental, de la que se debería de enseñar hacia los 15 o 16 años.
Viene de:
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Mentiras.
El Informe Stern [–>] es la gran biblia alarmista sobre los males económicos que nos traerá ese calentamiento global, si se cumple. Y la disculpa para gastar muchísimo dinero en evitarlo. En Bishop Hill acaban de encontrar una mentira bien gorda, nada irrelevante, en el informe.
Muestra que un aumento de temperatura producirá una disminución de las cosechas de trigo. Hambre. Con este cuadro:
A partir de 30ºC, según sube la temperatura disminuye la producción.
El problema es que acaban de descubrir que Stern hizo la gráfica partiendo de unos datos, de Wheeler et al, y no los puso completos. Los datos, completos, son así:
Falta el dato señalado con la flecha roja, que relativiza mucho el resultado. Y falta algo mucho peor. Los triángulos negros. Se diferencian de los blancos en que es la producción con el CO2 aumentado, y los blancos la producción con el CO2 que hay ahora. Pero si hablamos de un calentamiento por aumentar el CO2, los datos indicativos sería los de más CO2, por definición. Los triángulos negros. Los que Stern no puso. Y que dan el resultado contrario: Mayor producción de trigo al aumentar la temperatura (y el CO2).
La historia, más completa, aquí:
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Exageraciones.
Una confesión de James Lovelock, padre de Gaia. Le honra.
James Lovelock, el científico inconformista que se convirtió en el gurú del movimiento ecologista con su teoría de “Gaia”, que ve la tierra como un organismo único, ha admitido haber sido “alarmista” sobre el cambio climático, y dice que otros comentaristas, como Al Gore, también lo han sido.
Lovelock, de 92 años, está escribiendo un libro en el que dice que el cambio climático está ocurriendo, pero no tan rápido como se temía.
“He sido un alarmista sobre el clima.”
“El problema es que no sabemos lo que está haciendo el clima. Hace 20 años pensábamos que lo sabíamos. Eso condujo a algunos libros alarmistas – el mío incluido – porque parecía un caso claro, pero no ha ocurrido”.
“El clima está haciendo sus trucos habituales. Pero no está pasando realmente nada todavía. Se suponía que deberíamos estar a mitad de camino del achicharramiento para ahora”
“El mundo no se ha calentado mucho desde el cambio de milenio. 12 años es un tiempo razonable … la temperatura ha permanecido casi constante, cuando debería de haber estado subiendo — el CO2 está subiendo, de eso no hay duda.
Fuente:
Tres en una, y todas de abril de 2012. Falacias, mentiras y exageraciones. Y esto, que es nuevo, después de todo lo que llevamos contado. Si la ciencia es un método, y se saltan el método, ¿qué tenemos?
Lovelock, 92 años… ¿Cuánto tardarán en lincharle? Yo apuesto a que no pasa de esta semana.
Lovelock (ni nadie) no debería de importar: Nullius in verba.
Ah, vale ya tienes lo de Lovelock.
¿Pedirán perdón?
Habría que saber por qué. ¿Un científico, por equivocarse? ¿Muchos científicos, por equivocarse? No parece que la costumbre sea disculparse. Por la sencilla razón de que equivocarse es normal en ciencia. Sobre todo en ciencia de investigación y de vanguardia (no así en ingeniería). Pero como sabemos que equivocarse es normal en ciencia, la contextualizamos. Separamos el cuerpo de lo que se puede dar por confirmado y requeteconfirmado, que acaba usando la tecnología, y la parte de avance, que por definición no está confirmada aún. Prácticamente toda la ciencia del clima es de este segundo cuerpo. Todo lo que no pueden usar los meteorólogos (a partir de unos días). Así que el que tiene que pedir perdón es el que ha convencido al mundo de que una rama de investigación es un campo de conocimiento. Y por supuesto la élite de los científicos del IPCC, que han desmontado todas las reglas de la ciencia para imponer su tesis capricho. Y los que les han seguido y aplaudido en ello. No creo que Lovelock.
Probablemente la culpa la tenemos todos, en la medida de que es una culpa social, de sistema. Si la ciencia se hace con fondos públicos, ya empiezas porque hará las preguntas que le interesan al que paga. Que en vez de ser muchos y variados, será uno y monolítico. Y las respuestas dependen mucho de las preguntas. No se puede responder lo que no se pregunta. Si además resulta que las respuestas son de una importancia política y económica formidable, tienes todas las papeletas de que se empezarán a saltar las barreras.
Por engañar a sabiendas los que lo hicieron, muchos.