Como ya sabrán formo parte de lo que he denominado la Generación Prima, que viene a ser el grupo de entre 25 y 35 años de españoles con severas dificultades para encontrar trabajo, montar un negocio, ganar 1.000 euros u otras cuestiones utópicas. ¿Alternativas? Seguir insistiendo en la búsqueda de empleo sin perder el optimismo, continuar formándose o emigrar.
Ahora El País está haciendo un especial sobre los problemas de los jóvenes para encontrar un empleo y tener unos salarios por encima de los 1.000 euros. Aunque si el editorial afirma que…
En un contexto de elevado desempleo y de incertidumbre laboral, emolumentos en negro y trabajos sin ningún tipo de derechos empiezan a ser moneda corriente entre esos jóvenes, muchos de ellos con estudios universitarios, que ven cómo se truncan sus expectativas mientras asisten al obsceno espectáculo de un reparto cada vez más desigual de la riqueza. Durante la crisis, la brecha salarial entre directivos y empleados no hace más que crecer, como demuestra la encuesta de estructura salarial del INE; un fenómeno que no es exclusivo de España.
… y semejantes ideas se consolidan como el pensamiento mayoritario, se estará contribuyendo a crear una generación acomplejada, algo que no ayudará a resolver sus problemas.
A su vez, mientras la izquierda socialdemócrata mundial y española continúan incapaces de asumir el verdadero desastre que ha supuesto la aplicación de su ideología y su incompetencia para ofrecer una idea de salida de la crisis, su brazo social, los sindicatos patalean por volver a pintar algo en una negociación colectiva de la legislación laboral que ha fracasado estrepitosamente desde su implantación. Seguirán sin aportar nada útil mientras defiendan que los salarios dependen de la ley o de su poder y no del ajuste entre la oferta, la demanda y la productividad de cada uno de nosotros.
Leyendo los casos que contaba el artículo sobre los jóvenes, he sentido una mezcla de miedo, compasión e indignación. Gente como yo, que a duras penas ganas 700, 800 o 900 euros limpios mensuales en, literalmente, cualquier puesto. Y gracias. Claro, por eso decidí irme del país. Pero después caí en la cuenta de que mi pareja, profesora de español en Polonia, cobra menos de 900 euros brutos netos mensuales. Me preguntaba si acaso ella sería una excepción. Pues bien: En media Europa están cobrando los mismos sueldos. O incluso menos. Concretamente, en Europa del Este. Me he dado un paseo por EuroStat, comparando salarios.
Aquí tienen el mapa de los salarios mínimos mensuales de todos los países de la UE.
Y aquí, los salarios medios en diferentes países hasta 2010, en euros.
Lo que están viendo son salarios brutos anuales. Cuando todos estos buenos españoles se quejan de que están cobrando esas cantidades pírricas netas, deberían tener en cuenta que en países como Estonia, Letonia, Lituania, Polonia o la República Checa están cobrando en bruto. Ellos también son licenciados. Y para colmo, varios de estos países, como Polonia, Letonia, Estonia o Eslovenia están por encima de nosotros en el último informe PISA, mientras que las Repúblicas Checa y Eslovaca nos pisan los talones. Hasta China ve cómo están subiendo los salarios. ¿Alguien puede explicarme por qué estos jóvenes del centro y el Este de Europa no pueden cobrar lo mismo que los jóvenes españoles? Hasta que no produzcamos como alemanes, holandeses o irlandeses, ésta es nuestra competencia. Y nos están recortando terreno año a año. Eslovenia ya tiene el mismo salario que nosotros hace 10 años.
En aquellos países, pensarán, al menos pueden vivir de modo independiente, tratar de prosperar y formar una familia porque el nivel de vida es más bajo, y muy probablemente tienen razón. Visto así, la única salida viable, como dice MILL, es por deflación. Sin embargo, existe un miedo social y políticamente generalizado a la deflación. Pero, ¿y qué hay de la reforma laboral?
Salvo acuerdos voluntarios previos, los salarios de los trabajadores no van a bajar. Otra cosa es que pueda cambiarse el convenio colectivo, despedir a alguien más barato por razones de pérdidas y que la persona que ocupe ese puesto tenga un salario menor. Esto sí podría darse. Y más vale que se dé pronto, porque cuanto antes se dé el ajuste, antes empezaremos a salir.
Esta solución tiene un problema: Si bien se ajusta el salario a la productividad, los salarios que los nuevos trabajadores tengan pueden ser inferiores a los que antes se percibían. Es decir, que mi generación debe tener muy claro que tiene realmente difícil conseguir 1.000 euros al mes. No obstante, teniendo en cuenta que el 50% de los jóvenes cobran 0 euros al mes y existe una generación perdida, cobrar 800 euros debería ser el menor de los problemas.
Buff. Para eso tendríamos que tener fábricas.
Sería interesante comparar también el PIB por hora trabajada.
Fíjate, ahí yo no lo tengo tan claro, Darshiva. El PIB por hora depende de las circunstancias de cada país. yo me centraría, poniendo el ejemplo de una fábrica, en el número de unidades en una hora producidas por un operario, a ver qué sale. Y eso sí puede ser divertido.
Cuidado con el PIB, es un valor muy sesgado en su método de cálculo y su utilidad real es casi anecdótica. Si un sector con peso en la ponderación del cálculo desarrolla una mejora productiva que le permita vender más barato (lo cual es estupendo) el reflejo en el PIB -mientras no haya un incremento de ventas que compense la caída en el volumen de facturación- será de una caída (que será interpretado por muchos como algo negativo y a evitar).
Así mismo, una economía que cuente con más inversión pública (aún a costa de endeudarse) dará un PIB superior al de una economía más liberalizada y con menos deuda…
Y esto nos lleva a otra gran pregunta. Con esta productividad, como bien reflejas, ¿podemos mantener el Estado de bienestar, el Estado sin más que tenemos en España?. Mi respuesta es no. Y cuanto más se intente mantener, más caerá la economía. Esto lo comento por los que ayer se manifestaban «contra los recortes».
A esa pregunta puede responderte mejor que yo, MILL. No obstante, comparto tu impresión. A mí me da que esto es una pataleta de la izquierda a través de los sindicatos más que una convocatoria de huelga. Es decir, es una huelga ideológica.