En El Último Hombre Vivo, Charlton Heston juega una partida de ajedrez contra sí mismo. No hay frente a él otra mente humana que pueda dar significado a esas piezas puestas sobre un tablero, así que él hace de jugador A y de jugador B, de estratega del ejército blanco y de estratega del ejército negro.
El último hombre que habite la tierra tendrá un rival para el ajedrez, pero dudo que sea una mente humana. Probablemente será algo como esto.
A veces, cuando estoy solo y deprimido, juego al ajedrez con el ordenador. Hace un momento miraba la foto de mis dos hijos espléndidos y lloraba. He formulado una petición en alto: «que mi vida sea un infierno, Dios mío, pero por favor, salvales a ellos».He dejado de estudiar lo que tenía entre manos y me he puesto a jugar al ajedrez. ¿Juega Dios a los dados, o preferirá el ajedrez?
No albergo grandes esperanzas respecto a mi futuro. No es ya que no confíe en mis fuerzas, es que no tengo contra qué o contra quién emplearlas. A veces es preferible tener un enemigo o un competidor a nada en absoluto. Eso es lo que refleja el tablero de Heston. Es preferible incluso inventarse al enemigo o al competidor, imaginárselo con una serie de atributos psicológicos y físicos y enfrentarse a él.
Hay toda una cohorte de ninis que quieren seguir viviendo, y seguir viviendo bien. Antes se colocaban en cualquier trabajillo humilde, pero de esos quedan pocos, y son trabajos esclavos. Si la realidad no les ofrece esperanzas acudirán a las ficciones, se crearán su hombre de paja y lo incendiarán. Las utopías y los totalitarismos volverán, con sus liderazgos carismáticos compuestos de fantoches y de farsantes. La crisis empeorará, la competencia leal será sustituida por la lucha armada. Habrá guerras. Volveremos a la pesadilla del pasado siglo y la historia se repetirá, solo que de otra manera, con alguna ligera variante que nos muestre lo sutil que es el caos en sus formas. Y la Civilización Occidental, ese gran monstruo científico-tecnológico-organizacional-institucional que ha engullido a todas las antiguas civilizaciones, reventará por dentro, y explosionará masivamente, porque hemos llegado a un punto de no retorno en el cual un arma de destrucción masiva acabará siendo como una consola. ¿Y luego qué? Ya se ven bárbaros por las calles. Toda Decadencia tiene su barbarie que poco a poco medra sobre las ruinas de lo que fue una civilización próspera.
Estoy deprimido. He llorado contemplando la foto de mis hijos. Lo admito. No es por mi. Ya me doy igual. No me importaría morir ahora mismo. Es por ellos que lloro. Y no tengo consuelo posible viendo las noticias por la tele, ese gran invento, o de internet, ese otro gran desarrollo que ha hecho crecer el monstruo y le harán caer. Esas tecnologías no nos salvarán.
Engordar para morir, amigos, os lo digo: engordar para morir. Me gustaría ser el tío más imbécil del mundo y estar equivocado. De verdad que me gustaría.
¿Dónde puedo comprar ese libro?
Por ser tú te lo regalo, hombre. ¡Pero espera a qué lo escriba!
Es un buen consejo. Algo hago. Desde luego la metáfora de engordar para morir no se refería a mi. Yo he perdido 16 kilos en dos meses sin esfuerzo…..¿¿¿Cómo??? Compre mi libro: el método Germánico.
Un pequeño consejo Germánico: haz deporte, footing, natación,…lo que quirqs pero mueve el esqueleto. Te irá bien para tu mente.
Si, hay que mandar a la mierda a todos los que nos den consejitos desde una cómoda posición. Cómo si nosotros fueramos culpables de nuestras circunstancias.
Houellebeqs :
Como todo el mundo sabe, el infierno es una pasión, una experiencia.Ya no cabe actuar ni luchar.El dios «acción» es derrotado. Atado en un potro no cabe actuar, estás atado.Y entonces hay que poner cara de malo y escupir al torturador.Y después decir lo imposible: sea, qué cojones!. Y, sobre todo, «no abrir la boca».
Al infierno no se le puede ganar, pero sí se le puede empatar, hacer «match» con él.
Esto hay que hacerlo, y no abrir la boca significa fidelidad absoluta a lo que hay.Nada de consuelos. Nada de discursos.Nada de pastillas. Sólo orgullo y fiereza, de bestia a bestia.
El que quiera y tenga cojones, que pruebe. Y verá qué pasa. Y a los pisicólogos, curas y científicos, que les vayan dando.
Sí,ése es el sufrimiento perfecto, el reverso de ése amor feroz que se tiene por nuestros huesecillos. (Sé de que hablo.Hijo con tumor y otras aventuras, ruina absoluta entre ellas). Trata de recordar dos cosas:
-Los hijos también nos aman porque sí, no por que seamos cojonudos.Sé sincero con ellos y fortalece tus lazos.Cuando les dices:Hijos, viene tormenta, nuestra bandera sufre, pero apretémonos todos, responden como lo que son:superiores en todo a los adultos.
-Manda a tomar por culo todo ése discurso tan «liberal» de bastarse, ser responsable, no pedir ayuda – toda la mierda calvinista-que sólo te va a añadir una humillación sin límites a tu dolor. En cada momento la situación es el resultado del «mundo» (98%) y lo que puede dominar tu voluntad ( 2%).Al conjunto se le llama destino. Si no te lo has gastado en putas y juego, si no te has tirado a la bartola y no has cometido crímenes, tranquilo. No eres CULPABLE, digan lo que digan los putos calvinistas. Eres un hombre en momento de infortunio y fracaso, no un perdedor ni un fracasado. Si una tormenta o el fuego arrasan tu granja, estás en una jodida, pero no tienes porqué, encima, sentir vergüenza o humillación.
Contra tristeza y desesperación, ira. Alza el puño al cielo, maldícelo y ruge en desafío. De ahí se sacan fuerzas, no del «optimismo» y todas sus paridas.El infierno es el infierno, y es donde se templan los metales.
The Black hand may be defeated, but never surrenders.
Hace unos días estaba viendo una película protagonizada por Russell Crowe, Cinderella Man, en la que un boxeador arruinado durante la Gran Depresión, y encallado en trabajos poco cualificados y peor pagados, intenta salir adelante y sacar a su familia de la pobreza a base de lo que mejor sabe hacer. Yo pensaba, mientras la veía, que ese hombre al menos tenía la posibilidad de «luchar» en sentido literal; es muy duro, quién lo duda, pero es menos complicado que abrirse paso de la forma tan sofisticada en que solemos hacerlo hoy en día en las sociedades desarrolladas, donde la agresividad resulta más bien contraproducente. Creo que me resultaría más fácil enfrentarme a un adversario físico que enfrentarme a mi propio pesimismo.
Ese espíritu del que habla Dhavar, esa rabia, se expresa mejor en la lucha física. Un boxeador lo puede poner en práctica mejor que un biólogo, un contable o un diseñador industrial. A estos últimos, es más fácil que les venza el «Mal de Houellebecq», que es lo que me ha sucedido a mí.
Yo también padezco ese mal.
Dhavar, tu has estado en el infierno. Podrías contarlo mejor que Dante.
Tal vez sea sólo cuestión de lugar donde se está. Un cambio de aires.
¡Vente pa’Alemania Pepe!
Voy a pedir a algún científico de esos a los que hemos entrevistado que sea particularmente simpático que me invite a EEUU. Una vez haya aceptado me presento con toda la familia.
Pero qué coño! Si Heston no está jugando solo, hay un figura de una mujer frente a él. Recordando, creo que una mulatona de escándalo, que encuentra escondida en su casa huyendo de los hombres del sayo negro, paisanos de Andrés Iniesta.
Bloquéame, pero no mientas, elemento con demasiado tiempo libre!
¡¡Canalla, calla!!! Si me sobra el tiempo es porque lucho contra el aire en una batalla de antemano perdida. Voy a ver si cazo un par de gamusinos y cuando cace uno te digo qué carajo es eso del gamusino.
Charlton Heston no estaba instalado entre estatuas y programas de ordenador sino en la realidad. Tú no eres un mero catálogo de comportamientos sino el que convierte todo eso en afrontamiento, el que enfrenta y asume la realidad, se adapta al tiempo que le toca, mide, proyecta de nuevo, trabaja, produce, inventa y se enfrenta al tiempo activamente y no sólo lo padece.
Ciertamente los fenómenos complejos y macro tienen tales y cuales propiedades, pero no las poseen. El torio no se posee a sí mismo: tú sí. Y gracias a eso puedes darte a tí mismo. Esa es tu fuerza y tu fragilidad. Un abrazo.
Mi fuerza es mi debilidad
Mi debilidad es mi fuerza
¿A qué suena chachi?
Creo que me voy a dedicar a la poesía críprica.
Por defincion el ultimo ser humano no tendra una mente humana enfrente suyo para jugar al ajedrez.
Quizás los expertos en energía de este blog nos podrán decir si tendrá algún resto de energía para encenderse un aparato, si algo como internet funcionará, si, en fin, podrá al menos tener su máquina que piense, sin pasar el test de Turing más que para el ajedrez.
Saludos Germánico.
Te aseguro que yo me siento igual a menudo. Me siento especialmente identificado con las dos últimas líneas. Pero me temo que ni tu, ni yo, ni casi ninguno de los lectores de aquí pertenecemos a los más imbéciles del mundo.
A largo plazo todos muertos, dijo Keynes. Tenía razón, pero también el largo plazo de un momento termina por ser el presente en otro, Sefuela.
No temas por el mundo, no temas por tus hijos, no temas por ti… no temas, pues es el miedo el que nos mantiene atados en una realidad que creemos no escoger. Si temes el cambio éste vendrá de la mano del miedo y te mantendrá en la oscuridad de la incertidumbre, te hará dudar de ti y de lo que te rodea, sin embargo si aceptas el reto de creer en ti volverás a creer en la gente y verás que la vida no es más que un camino de elecciones en el que el horizonte no es el fin, sino algo que nos acompaña regalándonos la vista de algo que jamas alcanzaremos (ni tenemos que alcanzar) pero de lo que podemos disfrutar a cada paso que damos.
Si no te gusta el mundo en el que vives… cambialo, pero no como te dicen que has de hacerlo, sino como solo tú puedes hacerlo; cambia tu forma de verlo, de entenderlo, de compartirlo, de juzgarlo… y el mundo cambiará ante tus ojos
Tú tienes la clave
http://www.youtube.com/watch?v=43c29hk166k
Felíz hoy!
Fina repostería de optimismo impostado, me temo, Siyno. No sé si has comprendido por dónde iban los tiros o es que promocionas a un gurú del buen rollito, de esos que no tienen ni idea de los fenómenos complejos y «macro».
Veo que no soy el único optimista bien informado. Yo también me siento de forma parecida muchos días, con la sensación de estar sacudiendo mamporros a sombras que desprecian mi magnífico gancho de derecha.
A veces ya hasta desespero de patalear.
Fufinski, no sé si irá con tus principios o predisposiciones pero ¿has probado con el gancho de izquierda? Creo que a algunos, a pesar de la que está cayendo, todavía les funciona. Mira el tonto ese de Valencia, sin estudios, seguidor de Cháves y Amaiur, aupado por los socialistas valencianos.
Ah, principios. Eso es lo malo, que no soy Groucho, y no tengo principios de recambio.
Te has quedado obsoleto, como yo. Creo que ya nos pueden tirar entre la chatarra que aún queda de los trenes del 11-M, en Tafesa. Irónico, en mi caso, una empresa del grupo de donde me despidieron.
Bueno, Drizzt, todas caen por una mezcla de factores, pero los económicos subyacen a todos ellos. Me pregunto que tal estará el libro Colapso de Jared Diamond. Quizás lo lea, porque va de los colapsos civilizacionales.
Hola Germánico
No soy tan pesimista como tú, excepto en un punto: Volverán los totalitarismos. En cuanto a los ninis que mencionan, serán los que más los sufran, tras haberlos aupados. Saturno devora a sus hijos.
Los demás, habrán (¿habremos?) migrado a tierras más fértiles.
A mi lo que me hace pensar, es si todas las civilizaciones han caído por exceso de deuda ….