El líder del sindicato UGT en Madrid, José Ricardo Martínez, está cobrando, como consejero de Bankia, ciento ochenta y pico mil euros. Sus orígenes ferroviarios le acreditan como un experto en créditos, y una persona claramente idónea para ocupar un puesto de tan elevada responsabilidad en una entidad financiera. La astronómica remuneración, que supera a la del Gobernador del Banco de España o a la del Presidente del Gobierno, está más que justificada, dado que es el consejero más justo y solidario con los trabajadores. Él sabe que cobra el precio justo por su valía moral como defensor de la (inexistente) clase obrera.
Creo que el que gobierne el PP puede haber influido de algún modo sutil en que se publicite repentinamente su remuneración. Bankia ha informado al Banco de España de las remuneraciones de sus consejeros y algún avispado ha filtrado a la prensa que uno de ellos, sindicalista él, cobraba como el que más. ¡¡¡Qué narices!!! Se lo merece. Él es de los buenos.
Entre tanto informe y tanto movimiento de papeles a mi lo que me parece es que ha habido un ajuste de cuentas de la Banca con este reconocido enemigo de la Banca, y de paso con los que mi amigo Hurssel denomina “Sindicatos de Clase (Alta)”. Todo impecable. Ya, el tipo, ha perdido todo el crédito que pudiera tener entre sus partidarios. ¿O no? No, no nos precipitemos. Él alega muy tranquilo que todo va al sindicato y que él sólo cobra su sueldo de ferroviario, dos mil y pico euros, sin ejercer como tal, claro. Aunque tampoco puede creerse demasiado que haya ejercido demasiado como consejero de una entidad financiera, no teniendo formación en el asunto, ni aún haciéndolo gratuitamente.
Sefuela, son astutos, son aprovechados, son oportunistas sin escrúpulos, son fariseos, son innobles, son traidores, son ladinos, son racionales (entendiendo la racionalidad en su sentido más limitado), pero son mediocres, son pobres de espíritu (ganen lo que ganen), y, en el fondo, no son nada, representan la nada. En la medida en que sean conscientes de ello deben sentirse muy desdichados. Pero probablemente se autoseleccionan entre los que menos conciencia moral tienen.
Hay algo que escapa a mi comprensión. Es el hecho de que en los Consejos de las Cajas haya partidos políticos Y sindicatos. Es decir, PP, PSOE, PSOE laboral (UGT) y engendro de izquierdas laboral (CCOO). No me salen las cuentas. Tengo la impresión de que alguno está representado de más. Me disgusta, pero tragaría con la representación de los partidos. Ahora bien, el hecho de que también estén los sindicatos de uno de esos partidos me parece (iba a decir el colmo, pero no) otra muestra más de desvergüenza.
Claro, que si lo miramos desde el punto de vista de financiar a los sindicatos, ya encaja. Es ilegal que les financie una Caja. Se nombra a un sindicalista miembro del Consejo representando al sindicato. Pagan al sindicalista. Este dona esa pasta al sindicato y disminuye en ese importe su base imponible, teniendo un efecto irpf cero. Resultado: sindicato financiado por la Caja pero de forma legal.
Son unos p… genios para sus cuentas particulares estos chicos. Si lo hicieran la mitad de bien gestionando ese dinero que “no es de nadie” habríamos pagado ya nuestra deuda externa.
Por no hablar de las fiestas que deben montar cada vez que se reúnen. Son unos vividores.
Consuélate, amigo Cara de Palo, por haberte equivocado de camino. Los últimos seremos los primeros en el reino de los cielos, y el obrar bien hace que uno se sienta mejor. ¿O no?
Me equivoqué de camino, amigos.
Debí haberme hecho sindicalista. La vida de liberado sindical es descansada. No hacen falta estudios. Solo se requiere mucha jeta y un poco de demagogia. Es una ocupación muy bien retribuida si consigues que te nombren consejero en alguna caja. Por si fuera poco, ser de izquierdas te permite tener la conciencia muy tranquila, porque sabes que eres de los buenos. Te quitas el Rolex para levantar el puño con el pañuelo rojo, y cantar la Internacional. Luego te das prisa para recoger a los niños en ese colegio privado tan caro, porque luego tienes que ir a una manifestación en apoyo de la educación pública.
Una pequeña corrección: donde dice “con el pañuelo rojo”, debería decir “con el pañuelo rojo al cuello”.
Ahora sí está correcto. “Limpito, limpito”, como decía mi profesor de latín en 2º de BUP.
Ahora ando un poquito apretado de tiempo, amigos. Preparando un cumpleaños pirata. Por la tarde os doy mi parecer sobre los supersueldazos y los consejeros de izquierda sindical que los cobran. Gracias por comentar.
Genial. Hay un montón de consejeros que cobran lo mismo, pero si uno de ellos es de izquierdas, ése y solo ése es motivo de indignación. ¿Pensáis los temas uno por uno u os limitáis a atacar en cuanto algo os huele a izquierda?
[Nota del editor: gracias por comentar. Tal y como solicitó, he borrado los dos comentarios anteriores en el post equivocado. Bienvenido al blog! ]
¿No te parece suficiente motivo ser de izquierda para indignarte? Para mi sí. No es que ser de izquierda huela a podrido, no, es que la izquierda critica todo aquello que hace, además de robar esa riqueza a los trabajadores. Si mantenemos el discurso de izquierda, la riqueza que ingresa los sindicatos se les roba a los trabajadores. Aun así no queda clara tu postura ¿se puede criticar a alguien sin mencionar a su conjunto? ¿Molesta el sueldo de los consejeros, y el de este señor no porque sea de izquierda? Defínete. ¿O por ser de izquierda, honroso prejuicio al parecer, está libre de mención?
Atroma, creo que tus preguntas son muy pertinentes. A alguien de izquierdas debería indignarle que otro de izquierdas sea tan fariseo.
Hola LSL. Hay consejeros que cobran lo mismo y los hay que cobran mucho más. Y lo hacen sin complejos, porque ellos lo piden y se lo dan, o porque directamente se lo ofrecen las empresas para que entren a formar parte de su Consejo de Administración. En los consejos de administración de las grandes empresas, no sólo las financieras, los consejeros ganan un pastón. Es un tema controvertido, sobre todo en EEUU, dónde muchos se plantean si es una buena política corporativa remunerar a los consejeros con tantísimo dinero, acciones y opciones de compra de acciones y demás. Tras este debate se encuentra el conocido como problema de agencia de las sociedades anónimas. Este consiste en que el capital, es decir, la propiedad, y la gestión están divididos. Los gestores, los miembros del consejo de administración, deben, supuestamente, darlo todo para aumentar el valor de la empresa a través del tiempo (de ahí que uno de los incentivos sea pagarles con acciones y opciones de la propia empresa), pero no siempre obran en interés del accionista ni, desde luego, del consumidor. Dicho eso debo pasar a otro tema, pues es otro tema realmente el que me ha hecho destacar esta noticia. A mi el olor a izquierda no me desagrada, puede ser hasta una fragancia en un campo ecológicamente ideal, pero en todo caso el olor a izmierda, es decir, a una izquierda de mierda, de baja calidad, que actúa de una forma y perora de otra, que es, digamos, lo que debería expulsar la izquierda de su cuerpo como producto de desecho, si me apesta.
Huele mal que alguien de izquierdas que denuncia a los bancos y entidades financieras en general sea consejero (¡ni más ni menos!), no conserje, en ellas. No digo que por ser de izquierdas deba ser conserje -aunque algunos creen lo contrario, que si se es conserje es de gilipollas no serlo, y que siendo consejero se ha de ser de derechas por narices- (no estoy de acuerdo, pero ese es otro asunto). Digo otras cosas. Una, que no tiene, que se sepa, la formación que le acredite para un puesto de semejante responsabilidad en un sector como el financiero (es ferroviario, imagino que maquinista liberado). Otra, que si por sus ideas, o ideales, considera abusivos los elevados sueldos que cobran los grandes directivos, él tendría que elegir entre Dios y el César, no coger la pasta de la banca con una mano y luego con la otra soltar bofetadas al demonio que acuña en sus infernales hornos el vil metal, el dinero, el único dios verdadero (para algunos). No tengo la idea ampliamente extendida entre muchas personas de derechas de que ser de izquierdas le obliga a uno a ser un ejemplo de austeridad y pobreza. Puede obtener dinero legítimamente de una labor, la que sea, hacerse rico, pagar religiosamente sus impuestos, y de paso montar un par de organizaciones benéficas. Puede tener una empresa y tratar a sus trabajadores estupendamente, dándoles unas condiciones laborales fabulosas y unos sueldos por encima de la media del mercado. Y si el negocio da pérdidas, puede cerrarlo pagando a los trabajadores un despido procedente a la antigua usanza con un extra y quedarse con una mano delante y otra detrás. Eso me parece coherente y estupendo. Podría llegar a admirar verdaderamente a alguien así, un filántropo humilde, TRABAJADOR (no liberado), valiente y altruista. Pero señor mío, para ser así tendría que ser EMPRESARIO, y CAPITALISTA. ¿Cómo? No lo entiendo. Pues sí, mira.
Y aquí en este paisito de tercera no es así como funciona el tingladillo montado por la PPSOE y los sindicacos en las antiguas Cajas de Ahorros. Lo siento pero no es así como funcionan las cosas. En una empresa financiera privada ese señor no pinta nada como consejero. No vale, él no puede decidir, y los accionistas tienen derecho a expulsarle. Pero es que Bankia, pues eso, es lo que es, aunque esté en vías de ser algo más independiente de los políticos. Y no pinta nada que cobre sumas que él mismo, al menos de cara a la galería, considera excesivas, injustas, casi diríamos una auténtica plusvalía marxista. Y más viniendo de los gestores del dinero, el único dios verdadero, repito.
Lo siento germánico pero no comparto la expresión final de un filantrópico humilde, valiente y altruista. No desde el prisma en que la izquierda etiqueta a las vertientes ideológicas. Una netamente de izquierdas aborrece la acumulación de capital, ya sea para pagar esas indemnizaciones, en casos, millonarias, como para montar un chiringuito y regirse por las normas del mercado. En el primero porque el rendimiento debe ir integro al obrero, y en segundo lugar, porque el mercado le genera competencia. En ambas hay errores. Si aplicamos adjetivos bondadosos a la corrección de hechos diferenciales entre izquierda y derecha, ganaran en virtud, y podrán materializar lo que les antoje. La izquierda parte de absurdos, y absurdos son sus actitudes y planteamientos.
Bueno, Atroma, estaba esbozando una figura ideal, casi utópica, para señalar precisamente la incoherencia de las ideas de izquierda con la práctica, especialmente en la gestión empresarial. No pretendía reflejar las características que cabría esperar en un izquierdista tipo en las situaciones sociales reales.