Yo siempre me he considerado poco inteligente. No he necesitado a nadie que me dijera: “mira, chico, no eres ningún fuera de serie, olvídalo, no pretendas pasar por listo”. Sin embargo, y desde mis escasas luces, que apenas se proyectan en las sombras de mi mente, encuentro que otras personas, acreditadas como sabias en sus correspondientes ámbitos, dicen cosas que no tienen demasiada conexión con la realidad, por mucho que las adornen con matemáticas -ya se sabe, el lenguaje de la ciencia. Esto ocurre mucho en el campo de la psicología. Me siento obligado a partir de un aforismo de Voltaire al que siempre acudo cuando me hallo en serios apuros: “si quieres discutir conmigo, primero define tus términos”. Pues, desde mi limitada capacidad intelectiva, siempre he conseguido llegar mucho más lejos desmenuzando los significados de las palabras y viendo a ver a dónde me conduce su interpretación dentro de los textos en los que se insertan como palabras clave. En fin, que intento definir los términos de la mejor manera posible para poder entender al otro y, sobre todo, para entenderme a mi mismo y saber que hablo su mismo idioma.
Hay un estudio, uno, al menos, que indica de forma contundente y clara que las personas de izquierdas son más inteligentes que las de derechas. Por supuesto que, a priori, no niego tal aserto, tal conclusión, por considerarme yo dentro de la muestra poblacional que podría considerarse “derechosa”. Oye, confirmaría mi autoconcepto, y eso no es malo. Lo malo es mi autoconcepto, que me crea muchos complejos, ay.
El estudio es longitudinal, recoge datos durante 50 años de más de 15.000 personas, contrastando su IQ en la niñez con sus pensamientos políticos de adultos. Como los de izquierdas son tan listos, algunos como el desgraciadamente desaparecido Stephen Jay Gould, se revolvían contra sí mismos, en La Falsa Medida del Hombre, viniendo a decir que el coeficiente “g” de inteligencia era una medida poco fiable de la inteligencia.
Otro científico, este psicólogo de Harvard, experto en educación y muy querido por la gente de izquierdas (y por algún tonto de derechas como yo), por su teoría de las inteligencias múltiples, recientemente galardonado con el Principe de Asturias de las Ciencias Sociales, Howard Gardner, nos decía aquí, y en La Nueva Ilustración Evolucionista, sobre “g”:
“G” es el nombre que los psicólogos dan a la correlación entre los puntajes de pruebas diferentes. Es evidente que, en cualquier batería de tests, algunas personas lo harán relativamente mejor que otros, y el primer grupo tiene un mayor «g». Pero que los que tienen un alto ‘g’ necesariamente hacer mejor las cosas en diferentes pruebas, en diferentes períodos de tiempo y con distintas enseñanzas y recursos, nadie lo puede saber. Yo no soy un gran creyente en la importancia de «g», excepto como un predictor del éxito en determinados tipos de puestos de trabajo o en la escuela tal como están organizados en nuestro tiempo. Que se consideraría inteligente en el paleolítico o en un futuro digital es algo que nadie puede saber.
Luego está el llamado efecto Flynn, según el cual cada generación es más lista que la anterior, según ese coeficiente.
Cuando dicha medida ha estado al servicio de ideas políticas conservadoras los inteligentísimos izquierdistas siempre han sabido refutarlas -a su manera más o menos veraz. Ejemplos muchos, pero por no irnos muy lejos volvamos a Gould y a su Falsa Medida del Hombre. El pobre tuvo que actualizar el libro no tanto ya debido a su éxito por cuanto un par de neocons terribles, es decir, un par de tontorrones -uno de ellos, Charles Murray, entrevistado aquí y en La Nueva Ilustración Evolucionista- afirmaban en un libro llamado The Bell Curve que los negros eran, por término medio, menos inteligentes que los blancos.
En fin, que “g” es un buen indicador si de lo que se trata es de medir la estupidez de las personas de derechas, pero no si lo que mide es la estupidez de una raza. Y es que otro de los puntos curiosos del estudio es que señala que los niños de menor inteligencia, tienden a desarrollar pensamientos racistas y homofóbicos en su madurez. Yo, os lo juro, no soy racista ni homófobo, ni sexista, si me apuran. Mi limitada inteligencia no me da para valorar, ni con “g” de gilipollas ni con ningún otro epíteto o número arbitrariamente sacado de una serie de test dudosos a grandes grupos de personas como superiores o inferiores intelectualmente. Claro que también depende de las muestras que tomes, y, por supuesto, de lo que midan exactamente tus números. De momento la idea misma de inteligencia se nos escurre entre las manos. Volvamos con Voltaire, al que dejamos al principio: ¿Qué es izquierda? ¿Qué es derecha? ¿Qué es inteligencia? ¿Qué es estupidez? Ya, ya lo sé, son preguntas ingenuas. Pero es que este estudio no se las ha planteado siquiera.
La investigación, dice el artículo fascinante que me han pasado, fue llevada a cabo por académicos de la Universidad Brock en Ontario. Yo no soy académico, ni me pagan por ello pero, a la luz de las preguntas sencillas arriba formuladas, ¿Qué significa lo siguiente?
Según las conclusiones del equipo, las personas con un nivel inferior de inteligencia gravitan en torno a pensamientos de derecha porque les hace sentir más seguros, descartando que tenga relación con su nivel educacional.. Los individuos con habilidades cognitivas inferiores gravitan hacia ideologías sociales conservadoras de derecha que mantienen las cosas como están, porque les provee una sensación de orden,… las personas con baja inteligencia detectada en la infancia tendían a desarrollar pensamientos proclives al racismo y la homofobia. Las ideologías conservadoras representan un vínculo crítico a través del cual la inteligencia en la niñez puede predecir el racismo de los adultos. En términos psicológicos, la relación entre inteligencia y prejuicios puede derivar de cuán propensos son los individuos con bajas capacidades cognitivas a respaldar con mayor fuerza las ideologías conservadoras de derecha, debido a que ofrecen una sensación de estabilidad y de orden.
Pues les diré lo que significa todo esto: nada. Nos hablan de ultraconservadores. A esos ya los conocíamos, y hablamos de otra época. Son estudios longitudinales que no tienen en cuenta que los tiempos han cambiado. ¿Qué son la izquierda y la derecha hoy? Porque una gran mayoría de los que se declaran liberales de derechas, partidarios del libre mercado, no se sentiría representados por el retrato arriba presentado, por más listos o tontos que fueran. ¿Son el racismo y la homofobia algo típico de un amante del comercio o son más bien algo propio de nacionalismos trasnochados, algunos que perseveran sostenidos por partidos que se declaran tanto de “derechas” como de “izquierdas”? ¿Por qué Castro mete en campos de concentración a los mariconsones, él, tan de izquierdas? Hay muchas cosas que un estudio basado en un constructo espurio y probablemente estadísticamente mal diseñado no puede explicar.
Por lo que yo veo en mi país los que menos han cambiado y más perseveran en sus viejos mantras y dogmas políticos son los de izquierdas, todavía con el puño en alto tras caer el Muro. Esos son conservadores. Mantienen la tradición. Tienen prejuicios contra los mercados, los bancos, el comercio y los liberales (neo), y no son racistas de cara a la galería, pero es que hoy NADIE LO ES, de cara a la galería, y, en muchos casos, ni siquiera en su casa.
Ahora bien, estoy de acuerdo en una cosa: uno se adhería antes y se sigue adhiriendo ahora a la derecha porque quiere más orden, menos riesgos, más tranquilidad. Que no haya incertidumbres en los mercados, que no haya paros millonarios, pero al querer ese orden apuestan por un riesgo, que se llama, por ejemplo establecer el despido libre. Ay, que miedito les entra a algunos con eso. ¡¡¡Se derrumbarían los sindicatos verticales de la izquierda como torres gemelas!! ¿Será posible que estos liberales de derechas sean tan imprudentes? No, no pueden ser imprudentes, lo hacen para mantener el status quo de unos ricos que siguen siendo ricos y unos pobres que siguen siendo pobres. ¿A qué es inteligente, la salida? Esa es la que tendría un buen pensador de izquierdas. Uno bueno de derechas, si es que lo hay, se limitaría a señalar con el dedo los resultados de la gestión política de los inteligentes gobiernos de izquierdas.
Me parece una tontería de estudio, ya que hay personas de derechas más lista que algunos de izquierdas y vicersa,, en el mundo hay de todo.
Ahí le has dao, Heber…..
Pues no sé si serán o no más inteligentes… aunque tengo mis dudas.
Lo que sí son es más listos. Mientras que los de centro o de derechas nos tenemos que matar trabajando (cuando podemos conseguir trabajo), los de izquierdas siempre se la están currando con sindicalismo, ecologismo, ciencias sociales, etc.
Sí, debemos aceptarlo. Son más listos.
Ups. estoy cagao con el argumento, Cara de Palo. ¿Le respondes tú o lo hago yo? Mejor tú, ¿vale?, que eres el que ha hablado de superioridades morales. A mi me da miedo,
No, no me equivoco, Lendermain, eres de los que se consideran de la verdadera izquierda, luego eres de izquierdas (en un sentido más o menos estricto). Eso es ser de izquierdas aquí, en mi pueblo, en el Congo, en Wall Street y en la luna, me da igual que luego votes a la falange.
El liberalismo no lleva a nada. El liberalismo no existe. Si quieres mira el post de mi amigo Luis sobre el incremento de la deuda pública, o repasa la evolución en general de los Estados en los países democráticos: va a más, siempre. Así que si uno es liberal lo que hace es decir que otro mundo es posible, frase idealista muy del gusto de la izquierda, porque el status quo, el VERDADERO status quo, es el de la socialdemocracia con Estados crecientes que intentan dirigir nuestras vidas en todos los aspectos en los que puedan meter su pata (meter la pata, je).
Dentro del liberalismo hay corrientes, no es que seamos una secta muy homogénea y, en efecto, algunos apuestan por algo que otros -más o menos tontos, no lo sé- consideran peligroso: el anarcocapitalismo. Y dentro del conservadurismo sucede lo mismo. Los hay prejuiciosos y ¡oye! que encajan en el perfil que diste arriba, pero son pocos. Conservador puede ser (o puede llamársele) a cualquiera que sostenga principios de sentido común, sea un poco tradicionalista en algunos aspectos de su vida, o simplemente se escandalice ante los CAMBIOS RADICALES que la izquierda trata de introducir en las conciencias y en las sociedades.
Pero bueno, también esto me lo refutarás hábilmente, dado tu superior intelecto, de izquierdas, o mejor aún, de izquierda idealista y verdadera, de esa que considera ideales válidos solo los suyos y utópicos los del resto.
He oído varias veces a gente de derechas hacer ese tipo de comentarios: “la gente de verdadera izquierda considera que tiene superioridad moral sobre el resto”.
Tal hecho lo utilizáis como reproche, pero sin embargo no lo rebatís. Bajo mi punto de vista eso es equivalente a reconocer que no os importa no tener superioridad moral.
Otro tipo de superioridades, sin embargo, os preocupan más, como superioridad social, económica o laboral.
Creo que ese es un buen argumento contra la mentalidad de derechas.
“sin embargo no lo rebatís”.
Es usted el que tiene que rebatir esa observación sobre la gente de izquierdas, si es que no está de acuerdo. Ahora, si lo que pide que rebata es la supuesta superioridad moral, es muy sencillo:
100 millones de muertos (según el Libro Negro del Comunismo) a lo largo del siglo XX, víctimas directas de los delirios de la buena gente de izquierda, de la verdadera izquierda.
Y le recuerdo que, hasta hace poco, la “buena” gente de izquierdas apoyaba el totalitarismo comunista, así como cualquier movimiento terrorista inspirado por el mismo paradigma ideológico. Los que rechazaban eso eran minoría dentro de la izquierda. Tal vez usted sea demasiado joven para saberlo, pero hay ríos de tinta, millones de toneladas de letra impresa que sirven de recordatorio.
Cuando se indica a la autopercibida “superioridad” moral de la izquierda es para criticar tal cosa. No porque nos importe cómo se vean. Sino porque es el argumento que emplea la izquierda para actuar y para no argumentar. Ya un tal Marx se negaba a discutir con los demás en base a que toda opinión que no fuera la suya estaba contaminada por los valores burgueses. Tan “científica” era su postura y tan superior, que no se dignó jamás a rebatir las críticas argumentadas en su contra.
Por lo tanto no tiene nada que ver con lo que usted indica. Y por si fuera poco, en el liberalismo no se busca imponer una moral a nadie, si bien es cierto que se precisa establecer unos valores básicos que regulen la convivencia. Note la diferencia entre intentar programar la vida de todos en cualquier aspecto en base a una moral científica y perfecta que no se puede discutir (izquierda) con establecer unos principios básicos y dejar que cada uno ejerza su libertad y responsabilidad, dejando abierta la puerta al diálogo y a probar y descubrir nuevas y mejores soluciones.
Ciertamente es usted un ejemplo de libro de lo que presume ser. Menos mal que no es radical…¿qué le faltaría para serlo?
Eh, por favor, no me lo dejéis KO, era mi sparring, me hubiera durado un par de rondas más….
Dichos principios básicos, Juano, han demostrado que no son suficientes para asegurar el libre mercado ni la libre competencia. Nada más ver como uno de los mercados más liberales del mundo, USA, ha creado una élite financiera que se ha forrado literalmente a costa de las clases medias y ha exportado al resto del mundo una crisis de difícil solución.
Digo que soy de izquierdas en el sentido idealista del término porque veo muchos de los principios de la izquierda (como educación y sanidad universales, energías limpias, igualdad de renta, igualdad de oportunidades) de difícil aplicación.
Pero PREFIERO QUEDARME CON DICHOS PRINCIPIOS O IDEALES como meta a seguir, como objetivo principal, como utopía máxima, antes que con otros, como el LIBERALISMO que, aparte de HABERSE DEMOSTRADO DE DIFÍCIL APLIACIÓN Y DE UTILIDAD DISCUTIBLE, NI SIQUIERA PRESUMEN DE SOLUCIONAR PROBLEMAS O DE EXTENDER DERECHOS BÁSICOS al conjunto de la población. Es más, relegan estos últimos factores a posiciones secundarias o menos importantes.
Por todo ello JUSTIFICO LA SUPERIORIDAD MORAL DE LA IZQUIERDA.
Habría que discutir igualmente si liberalismo y conservadurismo son equiparables, daría para muchos post.
Por supuesto, los totalitarismos no son de izquierdas, por favorecer a las élites, por la utilización de la fuerza y la represión, por su belicismo, por atacar las libertades y la democracia.
Lendermain, eres un dechado de principios, y probablemente de moralidad. Pero no de lógica.
Has mostrado unos principios que, según tú, tiene la izquierda. Y has rechazado unas prácticas muy típicas de la izquierda que, según tú, no son “verdadera” izquierda. De ahí deduces una superioridad moral de la izquierda (a gritos).
Pero hay un problema. Planteas que la derecha solo tiene como ideal el liberalismo, cosa falsa para la mayor y más convencional parte de la derecha. Y olvidas muchos principios asociados de siempre a la derecha, como Dios, patria, orden, etc. Que no te gusten a ti (ni a mi) no quiere decir que no sean morales. Con lo que todo el argumento se desploma, y a tomar por culo la superioridad moral.
Es el problema de pensar; que lo que parecía muy claro antes de, se vuelve nebuloso y oscuro.
Hay otro problema. Saber si la moralidad consiste en la proclamación de buenas intenciones, o consiste en llevar a cabo actos moralmente dignos de aplauso. Todo lo que dices apunta a lo primero, y liquidas la paradoja con el expediente de izquierda verdadera / izquierda no verdadera. Y si no nos presentas a la izquierda verdadera y sus actos prodigiosos, suena muy chungo.
Plazaeme, ni Dios ni la patria ni el orden son valores que se deban extender o imponer al conjunto de la población. Allá cada cual. Pertenecen al ámbito de decisión personal del individuo.
En cuanto a si las ideas o valores de la izquierda a menudo consisten en una serie propósitos de buenas intenciones de difícil aplicación, sí, te doy la razón.
Pero prefiero que no se pierda el norte, los principios básicos o valores que deberían constituir los pilares de una sociedad (educación y sanidad universales, igualdad de oportunidades, distribución asumible (que no reparto) de la riqueza, energías limpias) a que se imponga otra serie (más o menos discutible) de principios que hagan olvidar los primeros por inalcanzables.
Es más, Esperanza Aguirre, una más que reconocida liberal, presume de la sanidad de los madrileños (por ahora no ha discutido suprimirla. Por ahora!)
¿Alguien ve a G.W. Bush hablando de educación y sanidad universales, igualdad de oportunidades, distribución asumible (que no reparto) de la riqueza o energías limpias??
¡Jó, macho!, vamos a tener que empezar p0r lo más básico.
Para ti, Dios ni la patria ni el orden son valores que se deban extender o imponer al conjunto de la población. Para los que tienen eso principios, solo tienen sentido como principios para la sociedad.
Verás, un principio se distingue de una idea o de una ocurrencia precisamente por su vocación de universalidad. La libertad, aspiración de los liberales, es un principio para ellos. Universal, por tanto. Y desde luego moral, como lo son todos los principios, porque marcan la bondad o maldad de algo. Que a ti no te guste, incluso que no lo entiendas, no quita ni pone que los principios sean (a) universales y (b) morales. Tu opinión no pinta nada en ello.
Lo mismo pasa con patria y orden, principios nada liberales, pero al fin principios. De Dios, nada menos que La Verdad, ni te cuento.
Tú prefieres que no se pierda tu norte. Pero eres incapaz de apreciar que tu norte no son todos los nortes. Cosa que, según se mire, resulta profundamente inmoral. Al menos, muy peligrosa, y fundamento de todo totalitarismo.
Del mismo modo, lo que piense Bush no es todo lo que puede pensar cualquier persona de derechas. Aparte de que el argumento, ya sin el problema lo mencionado, resultaba falaz. Por ejemplo:
President George W. Bush and many members of Congress championed the No Child Left Behind Act, passed in 2001, because the law aimed to give all American students a good education. A good education gives people the ability to compete for good jobs, which means that they can achieve success if they so desire.
http://www.sparknotes.com/us-government-and-politics/american-government/american-political-culture/section3.rhtml
O, sea, exactamente lo que te parecía imposible. Bush hablando de educación y igualdad de oportunidades. Ahora me dirás que es que en realidad no es “verdadera” derecha.
Más. Me encanta el alegre juego de manos: distribución asumible (que no reparto). El problema es que si te tomas la molestia de consultar en la RAE, repartir es distribuir algo, dividiéndolo en partes.
O sea, de verdad. En serio. Coge el catón. Pero con ganas. Y después de unos años, ascendiendo de libro en libro, y dedicando algún tiempo a pensar por medio, vienes, y nos cuentas.
Me olvidaba, ledermain. Otro día hablamos de “energías limpias”. Porque sospecho que tienes tendencia a pensar que cualquier frase campanuda y biensonante tiene detrás inevitablemente una realidad definible. ¿LOGSE?
Sigo exponiendo lo mismo, Plazaeme, los defensores de la idea de Dios, de la patria (aunque yo sí sea patriota o nacionalista) o del “orden” (un concepto poco claro (qué tipo de orden??? El de Fraga cuando supuestamente dijo que la calle era suya??) no me pueden imponer dichos valores como universales, por mucho que sus defensores piensen que tienen vocación de serlo.
No discuto si eso es lo mismo que el reparto. A mí no me suena igual. Yo sí estoy a favor de una distribución asumible de la riqueza porque el capitalismo y el liberalismo pueden favorecer la creación de riqueza, pero no el reparto equilibrado de la misma. Volvemos a la esclavitud???
Cuanto más hablas, cuanto más muestras tu relativismo, comparando peras con manzanas, comparando la idea de dios con la idea de la distribución de la riqueza, comparando la idea de patria con la de igualdad de oportunidades, o no sé qué “orden” que defiende la derecha con el derecho a sanidad universal, más siento la superioridad moral de la izquierda.
Tendrás que preguntarle a Esperanza Aguirre (garantizando la sanidad a los madrileños) o a George Bush (fomentando la educación para todos).
Lo mismo ellos, a tu lado, hasta son de izquierdas…
Las energías limpias son aquellas que no contaminan el medio ambiente, que es un patrimonio y un valor universal (otro más). Además, están basadas en fuentes INAGOTABLES de energía, como la solar, la eólica, la geotermica o la de las olas.
A mí no me suena mal. Mas te vale a a ti tampoco. Han llegado para quedarse. Y para acabar a medio y largo plazo siendo las principales fuentes de energía.
Por algo será, siéntate un rato y piénsalo detenidamente.
Fuerte lo tuyo, lendermain. Se trata de enseñarte a pensar, nada menos.
“Distribución asumible (que no reparto)” es una frase que no quiere decir nada. Porque distribución y reparto son lo mismo. Es un sencillo problema de lógica; el término que se define no puede estar en la definición. O sea, estás diciendo una frase campanuda, sin significado alguno. La frase correcta es “la distribución que me parece razonable”. Y el problema está en el “me”.
Igualdad de oportunidades, que no de resultados, es un ideal típico de los partidos de derechas, una vez acabado el anciene regime. La idea liberal de la libre competencia se basa exactamente en eso. Y la idea liberal del estado de derecho, también.
Educación universal, según como se haga, no es un principio razonable. Por ejemplo si significa que todos sean universitarios, cuando la sociedad no necesita que todos sean universitarios, implica un desperdicio de recursos, y una degradación (para todos) del sistema universitario. Tú puedes opinar que eso es cojonudo, porque el principio o derecho que subyace es más importante que todo lo demás. Pero será tu opinión, no es algo que todo el mundo tenga que compartir por ser una verdad incuestionable. De hecho es una verdad tan cuestionable como, por ejemplo, la salvación de las almas.
Sanidad universal. Está en el espíritu humano ayudar al enfermo. Es algo que “nos sale”. Pero se puede llevar a cabo de muchas maneras diferentes, así que como principio resulta francamente impreciso.
Por cierto, tus cuatro principios básicos son compartidos por buena parte de la derecha, y definitivamente por la derecha “conservadora”. Sólo tiene diferencias de grado con la izquierda. Así que o basas la superioridad moral de la izquierda en esas diferencias de grado, o es una majadería. Y para basarla en el grado tienes que, o definir el asunto con exactitud (es imposible), o proponer que más siempre es mejor (es estúpido). Por lo tanto que la superioridad esa es una majadería.
¿Así lo entiendes?
Las energías “limpias”. Si piensas que la energía solar o la eólica no contaminan, tienes mucho que aprender. Y si piensas que el CO2 “ensucia” todavía tienes mucho más que aprender. Pero no tenemos tiempo ni espacio para eso.
¡Joder!, nos ha caído un manual LOGSE al completo, asumido con una fe reverencial. ¡La leche!
Entiendo el resultado del estudio en que la gente de izquierdas (la verdadera gente de izquierdas) cree en un mundo mejor, es idealista, cree en las energías limpias, en el bien común, en el progresismo y la igualdad de clases, en la solidaridad y el avance tecnológico.
Es difícil dar ejemplos de gente de izquierdas porque el poder lo corrompe todo, incluido el de los partidos de izquierdas o los sindicatos.
La gente de derechas, por definición, no cree en el progreso, es inmovilista, cree en la lucha depredadora y en la sociedad clasista, es elitista (en el sentido exclusivista del término) a menudo es belicista, no le interesan en absoluto las energías limpias y es partidaria de la ley de la selva (en la que ellos son los leones, por supuesto)
Un ejemplo de gente de derechas son los ejecutivos de Goldman Sachs o Richard Fuld, el presidente de Lehman Brothers. Aquí en España la derecha pura la representa como nadie Mario Conde o Ruiz Mateos.
A menudo es conveniente que gente de derechas gestione la economía. Salvo cuando les da por defender a los oligopolios.
Apasionante, lendermain. Lástima no tener tiempo. A ver si a la tarde …
Hola Lendermain,
Deduzco que eres de izquierdas, así que me andaré con tiento no me des sopa con ondas con tu inteligencia.
¿Qué es más inteligente: ser idealista o ser posibilista; creer en la energías “limpias” o valorarlas racionalmente a la luz de los costes y beneficios que generan; el bien común (a falta de una definición precisa me quedaré con las ideas de Bentham) como falacia lógica e imposibilidad práctica, o la libertad para que cada cual se gane el sustento con el menor número de trabas y coacciones; el progresismo, entendiendo por progreso una mejora de la especie humana, o la comprensión de nuestra psicología evolucionada que nos permite comprender nuestras limitaciones y nuestros defectos; la igualdad de clases, esto es, que todos tengamos el mismo poder adquisitivo con independencia de nuestros méritos, o una sociedad meritocrática en la que se premien las buenas ideas y el trabajo esforzado y se castiguen o se dejen de lado las malas y la vagancia; la solidaridad -entiendo que a gran escala, es decir, a través de la redistribución forzosa de las rentas gestionada por Leviatán, o las familias y las redes sociales de apoyo; el avance tecnológico como un fin per sé o el avance tecnológico como medio para lograr resultados prácticos que nos permitan comprender mejor la naturaleza y explotarla de forma más eficaz y eficiente?
Son algunas dudas de tonto de derechas que me surgen, pero seguro que tú me las podrás aclarar con argumentos incontestables.
“El poder corrompe”, decía Lord Acton, un liberal de “derechas” de la industrial explotadora Inglaterra decimonónica -“y el poder absoluto corrompe absolutamente”. Así es. Es una pena que toda la ideología de izquierdas gire en torno al reparto del poder y al incremento de las atribuciones de ese poder para el Estado. Lo convierte en más poderoso, y en más corrupto. Por eso los sindicatos están corrompidos, por eso la gente de izquierdas tiende más a corromperse que la de derechas, al crear un patio de recreo más grande para los corrompidos.
No creer en el progreso, ser inmovilista, creer en la lucha depredadora y en sociedades clasistas, ser elitista (en el sentido exclusivista del término), a menudo belicista, no interesarse por las energías limpias y ser partidario de la ley de la selva (en la que uno ha de ser el león) me parece mucha tralla para ser algo por definición -esto es, que define unívocamente-a la gente que se declara de derechas.
A lo mejor me equivoco, discúlpame si lo hago, es que soy de “derechas” según el término al uso. ¿Son de derechas los exclusivistas-elitistas y belicistas miembros de la izquierda abertzale? ¿No interesarse por las energías límpias consiste en integrarlas dentro del conjunto de las energías poco poco para poder mantener el suministro energético que te permite encender la luz de tu mesilla para leer a Engels y calentar tu radiador? ¿Es de derechas creer que la energía nuclear es limpia, de hech o de las más limpias y segura? Vaya con ese otro Lord inglés, James Lovelock, completamente comprometido con la tierra y contra el cambio climático, y de izquierdas, que defiende en la Venganza de la Tierra que nuestra única tabla de salvación son las nucleares. ¿Es la ley de la selva que la gente pueda intercambiar libremente en los mercados su trabajo, sus bienes, sus servicios, su valor añadido? ¿Entonces qué, volvemos a los gremios de la Edad Media? ¿Entonces sí que había leones, se llamaban Señores Feudales? Y la pobreza era máxima, así como la guerra, desgraciadamente asociada tantas veces a la lucha por recursos escasos.
Sea como fuere tus ejemplos de gentes de derechas son personas bastante formadas y que han demostrado tanto profesionalmente como en otros ámbitos tener una inteligencia “feroz”. Sí, puede que algunos ejecutivos de grandes multinacionales financieras asentadas en Wall Street hayan jugado con fuego, pero para hacerlo hace falta ser listo, al menos. ¿Y qué me dicen de Mario Conde, que se benefición del pelotazo de la era González? El amigo Mario, de todas formas, hay que admitirlo, es de derechas. Pero el elemento en cuestión aprobó con 24 años las oposiciones a abogado del Estado. No, es que entonces era de izquierdas. Ahora se ha entontecido, haciendo caso a la célebre admonición de Pascal: “entonteceos”.
Sobre la inteligencia de Ruíz Mateos no sabría decirte lo que dirían los test, pero a la luz del imperio que elevó, y que la Justicia Social le expropió, no parecía tan tonto, el chico.
Estoy de acuerdo en una cosa contigo, quizás en eso sea yo más listo o tú más tonto, pero yo introduciría un matiz. Es cuando dices “a menudo es conveniente que gente de derechas gestione la economía”. Yo pienso más bien que siempre, siempre y cuando no cumplan con la definición tan particular que has dado del “hombre medio de derechas” con la que ni yo ni seguramente nadie de derechas que pase por aquí, nos sentimos identificados.
No sabía que los oligopolios, y peor aún, los monopolios, crecían al margen del Estado únicamente. De hecho soy tan tonto que creo que los monopolios los crea y mantiene el Estado. Jajajaajjaajajaajaja ¡Qué estupidez!
Gracias por tu amable comentario.
Te equivocas, soy de izquierdas en el sentido idealista del término (aunque no radicalmente), pero no en el sentido práctico del mismo.
Pero eso no quita que la derecha “moderna” (el liberalismo, que llaman algunos) no es más que otro idealismo de difícil o imposible aplicación que lleva a la creación de oligopolios y a la concentración de los recursos en unas pocas manos.
De la derecha clásica, el conservadurismo, la que defiende abiertamente los privilegios de unos pocos, la sociedad de clases y la ley de la selva, no creo que haga falta hacer comentarios.
En un mercado libre sólo se puede lograr una posición dominante siendo el mejor para el cliente. Desde el momento que quien logre ese punto intente explotar la situación subiendo los precios, crea un margen añadido que atrae competencia, por lo que si deja de ser el mejor, pierde el monopolio. Y si hablamos de oligopolio, en caso de acuerdo para poner precios, se aplica el razonamiento anterior. Y cualquier acuerdo podrá ser roto por cualquier miembro según le interese sin ningún coste.
Actualmente los oligopolios y monopolios que sufrimos son los que consagra el estado mediante legislación ad-hoc… Soltar afirmaciones sin razonarlas, máxime cuando son falsas, ¿qué utilidad buscan?
También la concentración de recursos es lo que se da ahora, tanto mediante el dinero fiduciario que roba de los ahorros de todos dando poder de disposición a una élite minoritaria, como mediante la interferencia política que -siendo también una minoría ínfima- dispone actualmente de la planificación y disposición de más del 50% de la economía.
Culpas sin fundamento al liberalismo de los males ya perceptibles que produce el sistema actual, curioso…
Las personas de izquierdas, como Lendermain, están enamoradas de sí mismas y de su superioridad moral. Padecen una especie de narcisismo moral, de tal manera que, cuando se ven reflejados sobre la cristalina superficie de un estanque, se dicen: “Qué hermoso soy, qué idealista, qué puro, qué solidario, qué progresista, qué justo, qué generoso, qué sensible”, y así hasta que, al inclinarse demasiado sobre el agua, a menudo caen en el venenoso pozo del sectarismo.
¡Ten cuidado cara de palo! Ni siquiera un tipo duro como tú podrá soportar el peso plúmbeo de los argumentos de un verdadero izquierdista. No te la juegues.
Creo que la clave para entender e interpretar los resultados de este estudio reside en saber qué entienden sus autores por “derechas” e “izquierdas”. El significado de esos términos, el contenido de esas etiquetas, depende en buena medida de la orientación ideológica, política y filosófica de cada cual, de la cosmovisión a través de la cual percibimos las cosas, con su carga inevitable de prejuicios y sesgos cognitivos.
Para las personas que se consideran de izquierdas, la izquierda es la Suma de Todas las Virtudes (morales, intelectuales, políticas…), mientras que la derecha es la suma de todos los males, de todos los vicios, de todas las injusticias; la reacción frente al Progreso y la Ilustración. Si las personas que han concebido, dirigido y elaborado este estudio se consideran de izquierdas y asignan un significado a esos términos, el resultado está cantado. Me figuro que es eso lo que ha sucedido.
Por otro lado, el significado de esos términos cambia bastante en función de épocas y lugares.
Pondré un caso práctico que mueva a la reflexión.
Supongo que todos conocemos a Atticus Finch, el protagonista de Matar a un ruiseñor. Este personaje es caracterizado como un hombre ejemplar, virtuoso, inteligente, generoso, justo, buen padre, magnífico profesional. Preguntemos ahora a gente de diferentes orientaciones ideológicas si creen que Atticus Finch es “de derechas” o de “izquierdas”. Me atrevo a sugerir que quienes se consideran de izquierdas lo añadirían mayoritariamente a su carrito de la compra; los de derechas harían otro tanto (no hace mucho, J.M. de Prada puso la película Matar a un ruiseñor en su programa Lágrimas en la lluvia para ilustrar el concepto de un padre ejemplar).
Para terminar: ¿y si, en lugar de hacer el estudio a partir de unos conceptos tan resbaladizos y confusos, hubieran partido de la dicotomía “liberal/antiliberal” (o “liberal/colectivista”, o “liberal/socialista?
¿Qué resultados habría arrojado ese estudio?
Creo que quienes colaboran en este blog, y la mayoría de sus lectores, son liberales, cada uno con sus matices (el liberalismo no es, o no debería ser, una ideología). Si hubiéramos estado en Burgos en 1937, es muy posible que nos hubieran considerado rojos. Si hubiéramos estado en Madrid por esas fechas, es muy posible que nos hubieran considerado facciosos (según la terminología de la época). Hoy en día, se nos considera “de derechas” porque la idea de la derecha ha cambiado bastante. Ahora, estar a favor de la economía de mercado y del gobierno limitado te convierte en derechista.
Evidentemente, con este lío conceptual no se puede trabajar seriamente.
A eso me refiero yo cuando hablo de que estos estudios son estudios longitudinales que no valoran que los tiempos han cambiado. No hay más que ver lo que era el partido conservador británico antes y después de Thatcher, por ejemplo. Y pongo este ejemplo por considerarlo paradigmático y central.
Germánico, es que no sé si conoces al tipo de gente que diseña y hace esos estudios.
Yo sé, bastante bien, y por eso no me sorprende nada que obtengan los resultados que obtienen. Pero que nada en absoluto. Si te contara…
PS: DEE insiste en rechazar mi nueva personalidad y me tarta como a un vulgar spamer, eso cuando no manda directamente al limbo mis comentarios. Ya, si valiosos no son, pero…
¡A spam deberían ir todos esos estudios presuntamente científicos, no tus comentarios!
Se puede mirar de otra forma. Creo que será correcto imaginar que, en las personas que cambian a lo largo de su vida, por término medio son más de izquierdas en su fase lactante que en su fase de adultos. Incluso se puede especular que la gente de izquierdas es la que no pasa de la fase lactante, al modo en que los perros son lobos que nunca se hacen adultos de verdad.
Bien, si eso es cierto, tenemos una conclusión. O los lactantes son más inteligentes que los adultos, o esos tests de inteligencia son … ¡muy poco inteligentes!
Yo creo en ese aforismo que dice que inteligencia es lo que miden los test de inteligencia. Con esa fórmula puedes vivir siempre fuera de la realidad pero metido en una montaña matemática.
El problema es que aunque eso sirve para las personas, no sirve para los tests. Para saber si son test inteligentes, tendríamos que saber si pasan los tests de inteligencia, que parece jodido.
Hay que hacer un test de inteligencia de los test de inteligencia.
Eso es justamente lo que estaba haciendo, en un boceto. Y la pinta no es muy favorable.
¿Tiene la forma de la cara de Rubalcaba?