Todos aquellos que hemos hecho un Master hemos elaborado una clasificación de los consultores responsables de su formación.
En la mía, por un lado, están los consultores «técnicos», de voz baja y tono pausado, cuya única motivación para no rendirse a Morfeo es la importancia del tema que aborda. Tienen la peculiaridad de que las personas con perfil técnico no necesitan gritar para tener razón.
Luego tenemos al consultor «charlatán»: persona también de perfil técnico pero al que le preguntas la hora y te responde durante 10 minutos yéndose por los cerros de Úbeda.
Además, están el consultor «modelo» (el profesional que todo buen estudiante quiere ser de mayor), o el consultor «powerpoint» (básicamente, se dedica a leer). De todos los que existen, y hay unos cuantos, el que peor me cae, está el consultor «entusiasta».
Con aires de que lo sabe todo, este consultor afirma que todo es un estado de ánimo, siendo irrelevante el mundo exterior. Así, teniendo la adecuada predisposición mental puedes superar las peores condiciones posibles. Y la predisposición mental adecuada es, siempre, el optimismo.
[Nota: Dentro de la categoría de entusiastas se encuentra la subcategoría «consultor zen». Es básicamente un señor que se dedica a dar conferencias de autoayuda en módulos técnicos como «Econometría avanzada III», y cuyo éxito se basa en que acabas de un buen rollo zen contigo mismo. Seguramente está entusiasmado con los últimos libros de Paulo Coelho, Jorge Bucay y otros escritores consagrados. En realidad, se trata de personas egoístas que, o bien no se han preparado el tema o bien no lo dominan; pero que sienten la imperiosa necesidad de hacerse sentir bien a los demás para sentirse ellos bien. Incomprensiblemente, y aunque se haya tirado el dinero, a todo el mundo le cae bien.]
No sé porqué, en Recursos Humanos se ha establecido la idea de que para ser un consultor «modelo» hay que ser previamente «entusiasta». Partamos de la base de que una cosa es el entusiasmo que debe tenerse en todos los ámbitos de la vida, imprescindible y sano, y otra muy distinta ignorar la realidad pensando que siendo optimista se consigue cualquier cosa que se plantee. No dudo del entusiasmo de los hermanos Wright, pero para inventar el avión tuvieron el detalle de pensar antes en las leyes de la física. Esa es la diferencia entre el «entusiasta», inocente insoportable donde los haya, y el «modelo». El «personaje modelo», el personaje a quien a mí me gustaría parecerme, analiza la realidad severamente, de la forma más objetiva posible, y adopta su visión sin miedo a que ello sea políticamente incorrecto o negativo. En base a ello, toma la decisión que estima oportuna e intenta ejecutarla con el máximo entusiasmo que le es posible. El entusiasta pretende dar agua en el desierto del Sáhara a una ciudad de cinco millones de personas, sin medios objetivos suficientes para conseguirlo, en base a su optimismo. No estamos hablando de que analices la situación y concluyas que la mejor opción sea pegar un tiro al aire. Es que ellos están dispuestos a pegar un tiro al aire sin siquiera mirar si hay patos.
Algo así he pensado cuando he leído un artículo de Ciro Negrín sobre la búsqueda de empleo. Adelanto que no tengo el placer de conocer personalmente al señor Negrín, si bien no me cabe la menor duda de que se trata de un excelente profesional. Tampoco soy quien para juzgarle, ni como persona ni como profesional, ni lo pretendo. Y, desde luego, no pretendo incluirle en ninguna de las categorías subjetivas indicadas anteriormente.
No obstante, no entiendo cómo, tras afirmarse que…
Algo que todavía no ha calado del todo entre la población activa, tanto en los desempleados como en los que no lo están, es que el entorno laboral tal y como lo conocíamos hasta hace unos pocos años, casi forma parte ya de los libros de historia de España.
Debido a esto, buscar empleo de la misma forma que lo hacíamos hasta hace unos años, puede resultar infructuoso y frustrante.
Se pueda afirmar que..
En definitiva, nuestra predisposición y nuestras acciones son las que van a marcar nuestro destino en un entorno laboral complejo, cambiante, exigente y apasionante, que se está abriendo ante nuestros ojos.
Lo más probable es que, ante tanto mensaje pesimista y con la percepción negativa que se ha generado del entorno laboral, te encuentres un poco sin saber por donde empezar. Creo que no debes alarmarte sino todo lo contrario. […]
Como siempre, encontrarás información valiosa e información irrelevante, y es precisamente esa información valiosa la que adaptándola a tu caso particular puede hacer que aumentes tu empleabilidad, es decir, que aumentes tus posibilidades de encontrar un empleo o de conservar el que ahora mismo tienes. De lo que se trata en definitiva es de aumentar “tu cotización” dentro del nuevo entorno laboral.
No entiendo ese optimismo cuasizapateril que mantienen algunos en el mundo de los Recursos Humanos entendidos en sentido amplio. Ahora, vamos a analizar la realidad maravillosa que nos rodea a través de la Encuesta de Población Activa.
- La ocupación registra un descenso de 348.700 personas en el cuarto trimestre de 2011, hasta un total de 17.807.500.
- La tasa interanual de variación del empleo es del –3,26%.
- La población activa baja en 53.400 personas.
- El número de parados aumenta en 295.300 personas y alcanza la cifra de 5.273.600.
- La tasa de paro se incrementa en 1,33 puntos hasta el 22,85%. Por su parte, la tasa de actividad se sitúa en el 59,94%.
- Tanto el descenso de la ocupación como el aumento del paro son más acusados en los varones que en las mujeres.
- La ocupación baja en los Servicios, la Construcción y la Industria y aumenta en la Agricultura.
- El total de asalariados con contrato indefinido baja en 104.200, mientras que el de asalariados con contrato temporal lo hace en 246.000.
- El número de hogares con todos sus miembros activos en paro aumenta en 149.800 en el trimestre y se sitúa en 1.575.000.
- Por comunidades autónomas, la tasa de paro oscila entre el 12,61% de País Vasco y el 31,23% de Andalucía.
- La tasa de actividad fluctúa entre el 51,74% de Principado de Asturias y el 64,36% de Illes Balears.
- Otra recopilación de datos horripilantes podemos encontrarla en El País.
Y ahora vamos a ver las perspectivas macroeconómicas de futuro: Mínimo, dos años más de recesión. Y, ojo, porque una cosa es que existe una recesión y otra el tiempo que durará la recuperación (pongamos, la tasa de paro del 10%), en lo que podemos estar unos 10 años.
En el mar de Aral, no es que la gente no pesque porque esté deprimida. La gente no pesca porque no hay peces, y eso les deprime (se deprimía, no sé si queda alguien allí).
Decia Montesquieu que los países más fértiles no eran aquellos mejor cultivados sino los más libres. En realidad, el ahora resucitado barón se refería a la importancia de la legislación para que se pudiera vivir, trabajar, prosperar, crecer, etc. Si se miran los datos indicados arriba, son los de un país en postguerra. Pero na lo hemos tenido. ¿Qué ha ocurrido? Que toda nuestra legislación laboral, educativa y económica ha fracascado estrepitosamente. No es un problema de optimismo. Es un problema de que no hay peces y no sabemos cómo hacer que haya más sin tirar otras dos generaciones a la basura.
¿Se puede ser optimista con la que está cayendo? Claro que sí. Basta con irse a otros lugares a los que se pueda prosperar. Incluso en España los hay, como el País Vasco o Navarra. Pero como se viva en la Comunidad Valenciana, Extremadura, Murcia, Ceuta, Melilla, Canarias o Andalucía, con tasas superiores al 25%, hablar de optimismo, y además con estas perspectivas, es un chiste de mal gusto. El cáncer no se cura con optimismo. Otra cosa es que haya que vivir, intentarlo y siempre con el máximo entusiasmo posible, incluso con quimioterapia.
Sinceramente, creo que aquellos especialistas de Recursos Humanos que centran sus esfuerzos en la percepción de quien busca empleo o una salida a sus problemas están perdiendo el tiempo. Echo en falta especialistas que se molesten en explicar a la sociedad en qué consiste la legislación laboral, porqué hay tantos problemas para crear empleo y cómo pueden aprovecharse las escasas oportunidades que existan. Precisamente en esto, no se ha perdido un minuto. Tal vez sea porque basarse en la legislación sea perder el tiempo.
Sí, un ejemplo acabado de «Narciso Coehlo el Afortunado»… pero qué mala que es la codicia!
Burrhus:
Pues no puedo estar más de acuerdo. Por eso empecé hablando de la ventaja de no ser el autor de la entrada. Que ya se sabe que empieza uno por un asesinato tontorrón y acaba faltando el respeto a las visitas. Y creo que ha quedado claro que la personalidad «real» de ese señor es irrelevante, y no ha comparecido aquí de todos modos, sino sólo sus audacias verbales.
Y yo no me he limitado a declarar lo que me parece esa clase de «tipos».He explicado porqué lo son y porqué son tan peligrosos. Que hay tanto concepto en un adjetivo – en realidad más- como en una proposición de geometría.
¿Ves tú, Dhavar? Ahora los piratas también me caen mal. 😉
Burrhus:
Si yo escribo una majadería, soy, evidentemente, un majadero. Y si esa misma tarde me tiro al agua y salvo a una niña de morir ahogada soy un tipo excelente y heroico.
Yo soy, en cada caso, todo y sólo aquello que he hecho o dicho. Los juicios globales sobre una vida se los dejo a los dioses.
Desde El Exilio, Dhavar, es un blog colectivo. A pesar de mi presencia (perdón por la falsa modestia), aquí escribe gente de prestigio con nombre y apellidos originales. Yo, aunque no tengo ningún problema en hacer pública mi identidad (me atrevo a decir que el 90% de los bloggers políticos de España saben quién soy, y da igual la ideología), no lo hago (quien quiera saberlo, es muy fácil: mi twitter es @manolomillon). Y no lo hago porque mi trabajo puede afectar al de mis compañeros, aunque no lo pretenda, tanto como colectivo como individualmente.
Podría coger a este buen señor y despellejarlo vivo (y sé de lo que hablo). Pero puedo ser yo quien esté equivocado. Y si fuese así, lo que estaría haciendo sería insultando a alguien inocente desde el anonimato. Y creo que eso es muy negativo para mí mismo, para mis compañeros de forma individual y como colectivo. De modo que… sí, la imagen importa y hay que ser diplomático, aunque sea muy difícil para alguien de gatillo fácil como yo.
En Desde El Exilio siempre hemos intentado basarnos en datos reales o en razonamientos sólidos para mantener cualquier postura. Yo no tengo pruebas suficientes para afirmar que este señor es un «imbécil integral» o un «charlatán de feria de tres al cuarto». Y tampoco pretendo buscarlas porque la desacreditación personal no es el objetivo del blog (mucho tienen que esforzarse para que ponernos en esa posición).
Lo que, como bien dices, es innegable, son los hechos. Aspiramos a comprenderlos. Y, como bien dejas intuir, dejemos los juicios de valor a los dioses. Descubrir la realidad ya es de por sí demasiado puñetera.
Qué grandísima entrada… Y qué real.
Habría mucho para comentar (a diario me encuentro con personajes y personajillos como los que aquí tan bien describes) pero sólo me centraré en algo que hablaba ayer con mi santa:
La gente quiere oir lo que quiere oir y punto. Independientemente de que sea verdad o mentira. Todo ha de ser políticamente correcto. Sólo queremos oir cosas que reafirmen las decisiones que ya hemos tomado. No queremos oir que somos unos gilipollas redomados y que mejor nos vendría hacer las cosas de otra forma…
Germánico:
Narciso Bello el Afortunado es el primo del Pato Donald. Yo, a Hércules Fuerte no lo recuerdo.
Un detalle genial del autor es que el tío Gilito no tenga nunca del todo claro que Narciso – que aspira a quedarse con Daisy y la Herencia-, sea de la familia .
Los dioses, desde que el mundo es mundo, han equilibrado bien las cosas.Así que, a aquellos a quienes colman de fortuna sin límites, a cambio les ciegan radicalmente y les vuelven totalmente imbéciles.
Ahí radica su peligro. Como el común se rige por el axioma «tiene éxito y felicidad, ergo es sabio», tienden a confiar en el juicio de estos cretinos de marca, y les aúpan doblemente al frente de las sociedades.
Y así nos luce el pelo a todos. Por eso, es absolutamente vital cerrarles la boca al primer intento de decirles a los demás lo que hay que hacer.
Por eso ese extraño desasosiego , cuando tras tratar con esos hombres de éxito arrollador te das cuenta, no sólo de que no ven más que el común, sino mucho menos, que son casi subnormales en sentido estricto.
¿Narciso Bello no era el primo hermano de Hércules Fuerte?
Joder, Narciso Bello ¡Es verdad!
Como tengo la ventaja de no ser el autor de la entrada, sujeto a mayores exigencias diplomáticas, voy a escribir lo que casi con toda seguridad es una traducción fiel de su pensamiento: El Sr. Negrín y todos los de su calaña son Imbéciles Gran Reserva.Punto.
Su arquetipo es el majadero perfecto encarnado por Narciso Bello el afortunado, primo del Pato Donald.
Uno puede aceptar, dentro del orden misterioso del mundo, aquello de que » al agricultor más tonto, las patatas más gordas».
Pero, cuando esa clase de majadero afortunado se pone a dar lecciones sobre la vida, es absolutamente necesario para la salud de todos cerrarle la boca inmediatamente, a ser posible de un guantazo.
No, Dhavar. Es que no tengo el placer de conocer personalmente al señor Negrín, y prefiero conceder el beneficio de la duda. Oye, a lo mejor soy yo quien está equivocado. Los que nos enfadamos mucho leyendo lo que entendemos como errores de los demás debemos aprender a frenarnos y saber dar oportunidades para que los demás se expliquen. Lo digo por experiencia.
Otra cosa es que me considere enemigo total de cierta forma de pensar. Y sí, considero una tontería cierta forma de pensar. Como me lo parece la idea de que hay que probarlo todo, incluyendo la consumir por primera vez heroína pura en vena. Pero yo al señor Negrín no le conozco personalmente, ni su filosofía ni su pensamiento. Y, además, no tiene porqué darme explicaciones sobre cómo piensa.
Yo creo que cuando supere la crisis (la mía, la personal) me voy a poner a dar conferencias sobre cómo salir del cascarón de nuestras propias debilidades y alzar el vuelo hacia un cielo abierto y hacia unas posibilidades ilimitadas. Todos aplaudirán, sacaré un par de libros best-seller y dormiré como un niño, sin remordimientos.
¿Puedo hacerte el prólogo?
¡Con ese pesimismo de perdedor que tienes no te lo podría consentir!
Hay una cosa que sí es cierta. Las emociones son contagiosas. La depresión y la mala leche, por ejemplo. Aunque también el entusiasmo. No sé si quieres a alguien que transmita esa mala leche contra los libros de autoayuda.
Mejor ir pensando en el libro anti-ayuda. Creo que será un best-seller
¡Mirad, otro idiota!
No sólo eso, Germánico. Además, el tío es cirujano. Vamos, que ha sido de los que, por suerte, le ha ido bien en la vida. La conclusión es muy sencilla: Para que te vaya bien en la vida, tienes que ser cirujano. Brillante lección. No sé, a lo mejor ha pasado por toda clase de experiencias traumáticas y las ha superado… pero me da a mí que es sólo otra persona iluminada ante su éxito y optimismo ante la vida.
No sé porqué no te respondí al primer comentario, pero aprovecho ahora. Las personas con problemas de depresión, y estoy tirando de memoria de facultad, tienen el problema de que son muy inteligentes, de forma que siempre están pendientes de todas las posibilidades negativas que les pueden afectar. Su problema consiste en que, debido a su enfermedad, no pueden valorar todas las posibilidades positivas.
Es curioso, pero el «aceptador realista», no sé porqué, nunca acepta las posibilidades positivas. Algo bastante poco real. 😉
Un gran artículo, me ha gustado bastante la analogía con el lago de Arat. Sin duda, la cosa pinta fatal y hay datos objetivos que lo confirman. Yo la verdad es que espero emigrar también antes de que el lago no se seque por completo.
Machaca el inglés, Vegas. Porque si la cosa está como está y la opinión popular se sintetiza en los tertulianos de la SER de «A vivir que son dos días» de esta mañana, no nos recuperamos en 2o años.
Me estoy acordando de un post que escribí hace mucho, antes de estar por DEE. Lo traigo porque tiene mucho que ver con el tema que tratas.
http://abandonatodaesperanza.blogspot.com/2006/10/uno-puede-ser-lo-que-se-proponga.html
Me acordaba yo también…
Lo peor de todas esas tonterías tipo «lo único que necesitas para conseguirlo es desearlo lo suficiente» es que hay gente que se las quiere creer y se las acaba creyendo…hasta que se da de leches con la realidad. Mucha gente.
A todo esto, debe añadirse el tiempo perdido que supone para el «iluminado».
Uno puede ser lo que quiera, sí. La pregunta es si está dispuesto a sacrificar tanto tiempo para conseguirlo. 😉
En los estudios sobre el optimismo se ha observado que las personas tienen una distinta disposición al optimismo, y que esto afecta a cómo se enfrentan a los acontecimientos cambiantes (y generadores de estrés) de la vida. El optimista es más resistente al estrés.
Hay sin duda un componente genético. Las personalidades neuróticas tienden a ser pesimistas, mientras que las extravertidas son generalmente optimistas. Lo que parece peor de todo es lo que se denomina aceptación realista. Está comprobado hasta en el ámbito de la salud: quienes aceptan las peores consecuencias son los que las sufren más y más rápido.
La gente optimista tiene más fe en que puede cambiar las cosas si se esfuerza, se echa a caminar y tiene suerte. Pero el optimismo es en realidad una de muchas ilusiones cognitivas creadas para la evolución en una especie social, igual que el pesimismo, y ambas se contrapesan. Porque el optimismo, a su libre albedrío, tiende a lo que los científicos llaman optimismo irreal, que se proyecta en escenarios futuros para cuya construcción no hay materiales disponibles. En efecto, sin milagrosa multiplicación de los peces (y los panes, para que siga el Circo), ser optimista sólo te conduce a los callejones sin salida del irrealismo, a los molinos del Quijote o, de puritita casualidad, y ahí está el caso que siempre pueden contar los formadores que desinforman, a un chollo o a una revelación.