¿Se puede salir de la crisis? ¿Estamos en el buen camino?
Creo que a estas alturas ya todo el mundo sabe cómo se ha producido la crisis. (puede saltarse el siguiente cuadro)
.
.
.
.
.
Expansión crediticia amparada por el BCE y sobre todo por el Banco de España.
Aumento de la demanda especialmente en el sector inmobiliario.
Disminución del desempleo, aumento de la demanda y vuelta a empezar.
Comienza la inflación, no revelada en los datos oficiales porque se centra en el sector inmobiliario.
Pero la gente percibe esa inflación y empieza a comprar pisos y chalets… porque los pisos nunca bajan de precio.
Aumento de los ingresos fiscales, aumento del gasto público, nuevo aumento de la demanda.
Al ser incapaces las empresas españolas de satisfacer tal aumento de la demanda la balanza por cuenta corriente es escandalosamente negativa (llegó a ser de menos 100.000 M€)Llegados a estas alturas, o mejor dicho bastante antes, cualquiera se habría dado cuenta de que las cosas no iban bien. Y la solución hubiera sido bien sencilla: que el Banco de España hubiera dado un toque a los bancos y cajas para que no relajasen las condiciones de concesión de créditos y reducir el gasto público para tener superávit, un superávit importante. Pero nada de eso se hizo.
Y finalmente, cuando ya se endeudó la última persona que podía, aunque no debía, endeudarse, la burbuja explotó.
Si se pudieran transformar los medios de producción y la mano de obra utilizada en la burbuja inmobiliaria, sin coste alguno y de manera inmediata, en producir otros bienes que pudieran exportarse o sustituir las importaciones, más que nada por no seguir endeudándonos, todos nuestros problemas estarían solucionados.
La gente recuperaría sus empleos y el Estado volvería a recaudar dinero.
Pero desgraciadamente no es así.
Puede que a largo plazo nuestro sistema productivo se adapte, aumente la productividad, entre en mercados con productos de más tecnología, productos del sector del lujo o en definitiva cualquier cosa con tal de que podamos venderla en el mundo y así superar nuestra dependencia energética, tecnológica, de diseño, de calidad… pero insisto eso es a largo plazo.
¿Que hacer a corto plazo?
Lo primero lo que no hay que hacer: subir impuestos. El problema no se va a solucionar nunca intentando hacer cuadrar las cuentas públicas subiendo impuestos. Provocarán una nueva recesión, más gasto público en prestaciones por desempleo y menos ingresos fiscales de lo esperado.
Reducir el gasto sí es deseable, dado el gigantesco despilfarro de nuestras administraciones públicas. Pero reducir el gasto público va a llevar a un aumento del paro y más prestaciones por desempleo y reducción de la demanda.
Y esta espiral de reducción de la demanda y aumento del desempleo no parará hasta que no se equilibre nuestra balanza por cuenta corriente más las inversiones extranjeras directas. Y eso es así porque tal y como están las cosas es muy difícil que nos presten más dinero para financiar el chiringuito.
Bien ahora ya tenemos un objetivo claro de la política económica para lograr disminuir el desempleo y el déficit a la vez: exportar más e importar menos (y atraer inversiones extranjeras).
Pero subsiste el problema de hacerlo en el corto plazo, puesto que si seguimos así mucho tiempo la deuda pública va a llegar al billón de euros y eso son, a los tipos actuales, casi 50.000 M€ al año sólo de intereses.
Para aumentar las exportaciones y disminuir las importaciones a corto plazo sólo hay una política:
Flexibilidad en la contratación que permita una disminución en los salarios para mantener empresas que de otra manera no serían competitivas o para poder crear empresas que puedan competir o para atraer inversiones directas extranjeras.
Facilidades a las empresas: menos burocracia, más seriedad y menos impuestos para lo mismo que en el anterior punto
Y por supuesto más competencia para abaratar precios, idem.
Pero esas medidas no son una garantía: España está atrapada en una zona donde nuestros salarios son demasiado altos para competir con países emergentes o del Tercer mundo y nuestra tecnología, diseño y calidad son demasiado bajas como para competir con los países más desarrollados. Salir de esa zona, obviamente para situarnos en la de los países más desarrollados, no es cuestión sencilla en una nación con pocas multinacionales, fuga de cerebros, 35 % de analfabetismo, clase empresarial acostumbrada a los favores estatales y poco innovadora y sobre todo una opinión pública recelosa de todo cuanto suponga libre mercado, competencia y beneficios.
Y es lo que hay señoras y señores, es así de sencillo, no hay fórmulas mágicas ni gurús económicos que reinventen la rueda.
En el 2011 hemos tenido la suerte que las revueltas en los países del norte de África han salvado un sector esencial como el turismo, pero el tiempo se nos echa encima.
PD: Hoy he visto al ministro de Asuntos Exteriores decir muy serio que España cumplirá el objetivo de déficit público del 4,4 % para este año. Pero todavía no he visto en dónde se va a aplicar el ajuste de 25.000 M€, como poco, que haga posible semejante prodigio.
Teniendo en cuenta que las pensiones y el sueldo de los funcionarios ya están fijados, que ya se ha subido el IRPF y el IBI, que el ministerio de Fomento no va a ejecutar casi ninguna obra… ¿Qué queda? ¿Se cerrarán los miles de chiringuitos empresariales públicos? ¿Se subirá el IVA? Yo creo que ni así se conseguiría el 4,4 % porque la recesión de este año va a ser muy dura.Y además está el problema de una posible quiebra desordenada en Grecia, o de otra posible quiebra en Portugal, e Italia y atentos a una posible guerra en el Gólfo Pérsico. Y qué decir del pufo de las renovables, 7.000 M€ al año…
En fin salgan a la calle, den un paseo y piensen que la vida, a pesar de todo, es bella.
Más competitividad, más productividad, más investigación y desarrollo, más exportaciones… todo eso se resume en un cambio de mentalidad en la clase empresarial. De todo lo dicho se deduce que -aparte del rotundísimo ajuste pendiente en la administración-, son las empresas las que tienen la llave de un cambio de modelo productivo. O bien se forman los empresarios e inversores o bien se deja paso a una nueva generación de empresarios. Lo segundo es complicado porque no hay dinero, lo primero… bueno, de lo primero mucho se ha escrito sobre el «rechazo al cambio». El cambio empieza en cada uno de los que forman parte de la cadena económica. Muy complicado todo, pero no por ello hay que dejar de intentarlo.
Es enormemente sencillo: basta con que el estado deje de intervenir en la economía.
El problema que tenemos con nuestra clase empresarial es que están acostumbrados a que el beneficio dependa de su relación con el poder, no de su competitividad. Desde el taxista que tiene su oligopolio protegido, hasta las grandes empresas que tienen su cuota de mercado cerrado por ley, pasando por los agricultores que disfrutan de las fronteras cerradas a la competencia…
No hay que formar a nadie, no hay que dirigir a la gente a ningún sitio, no hay que ubicar recursos para buscar un fin deseado. Es tan simple como dejar que cada uno haga lo que estime oportuno y pueda ganarse la vida.
Cierto que el paso de una economía intervenida a una libre conlleva la caída de muchísimas empresas y pérdidas de puestos de trabajo. Todos aquellos que no son competitivos o se transforman o desaparecen. Pero en poco tiempo el surgimiento de proyectos rentables auspiciados por la necesidad llenarían el hueco dejado por los parásitos del sistema.
Completamente de acuerdo con el art. de Mill con una matización: a efectos prácticos (es decir puramente económicos) es absolutamente equivalente mantener a un empleado público que en la práctica no hace nada, que mantener un parado, con una ventaja fundamental añadida para el caso de mantener a un parado: como el paro solo se paga durante un tiempo, existe un incentivo para que el parado se busque un trabajo (cosa distinta es que lo encuentre), mientras que en el caso del empleado público que sobra (y somos unos cuantos cientos de miles, si no millones, y puedo asegurar que sé de lo que hablo) la carga que suponemos para el resto de la sociedad es a perpetuidad. Evidentemente que nadie espere que sea el empleado público el que levante el brazo para proclamar:¡¡Heyy, que yo soy el que sobro!!
Lo de los contratos «a perpetuidad», clama al cielo. Hacen falta instrumentos de control, como ligar subidas salariales a productividad (para algunos funcionarios, no para los médicos de cabecera, por ejemplo, como se está haciendo en alguna comunidad autónoma, tampoco para la policía/guardia civil), eliminar el sistema de oposiciones para las categorías más bajas, deshacerse de servicios con un plan de transición hacia la gestión privada…
Felicitaciones searicns por este logro. Que sea la oportunidad para estimularlos a continuar con este trabajo y a pensar más temas iberoamericanos. Saludos desde Colombia. |
España no puede competir en salarios con los países emergentes (ni debe hacerlo, afirmo). Es imposible pagar sueldos equivalentes a los salarios chinos, indios,…). Básicamente porque el nivel económico de unos y otros países no tienen nada que ver con el nuestro. Daría igual lo que bajen nuestros salarios, pues nunca podríamos ser tan ‘competitivos’ como los salarios chinos, por ejemplo.
Ergo tendríamos que optar por la segunda de las vías que señalas, por la diferenciación en el producto, por la calidad, por la excelencia, por…
Creo que el enfoque que expones es un poco ambiguo. La estructura salarial actual emana de un planteamiento nefasto que ignora totalmente la teoría del valor. El precio de los bienes producidos no ha de ser acorde a los recursos empleados en su producción, sino todo lo contrario: los recursos empleados han de estar dentro del margen de costes que posibilite un beneficio dado el precio.
La rigidez del mercado laboral es lo que complica una corrección beneficiosa para todas las partes. Para producir ciertos bienes sí hay que ser competitivo en precios, por ende en costes. Si las partes libremente deciden entrar en esa competencia, es lo que hay, si no les resulta suficientemente atractivo, pues buscarán competir en calidad. La decisión es individual y libre, nadie tiene derecho ni capacidad para establecer el camino a seguir.
No tiene ningún sentido mantener la estructura a actual ni proponer cambios hacia otro modelo determinista. Simplemente se trata de que haya la suficiente libertad para que cada uno decida lo que es mejor para él, cosa harto difícil con el marco legal que soportamos y las cargas fiscales que nos asfixian…
También se podría aducir que mediante nuevos esquemas de producción se puede competir en precios, la capacidad inventiva del ser humano es inagotable. Disminuyendo la mano de obra, con tecnología, con nuevos diseños, combinaciones logísticas…., es viable competir en costes si se encuentra la manera adecuada (y el estado no te complica la vida).
Ergo desde cualquier punto de vista no hay que optar de entrada por ninguna vía.
Muy bueno el artículo. De joven desconfiaba profundamente de los economistas. Ese recelo debía ser producto del sistema educativo, con la LOGSE en ciernes, tremendamente politizado. Con los años, ya desprovisto de anteojeras, fui descubriendo a los clásicos liberales y me di cuenta de la capacidad de análisis de que hacían gala, de la diversidad de información que manejaban y de las propuestas tan lucidas que planteaban. Regreso con agrado a este rincón. Enhorabuena a todos los que habitáis en el exilio
Muy bueno el primer cuadro. Extiendiendo eso a USA y el resto del sur de Europa y con un descenso de la demanda en el resto ya tenemos la mundial. Justifico la subida de impuestos sólo por la urgencia de las fechas (regalo envenenado) y las exigencias de cuadre inmediato desde Europa. También porque había que hacer algo inmediato para bajar el coste de la financiación de la deuda. Pero estoy de acuerdo en que agrava la crisis y que la salida a corto plazo no existe. La fuga de gente preparada disminuye las posibilidades de recuperación a medio y largo plazo. La escasa cultura empresarial se ve machacada con la ausencia de crédito a la empresa, especialmente a la nueva.
La financiación de start-ups sólo se consigue con rentabilidades esperadas superiores al 30% y así no crearemos empleo nunca.
La luz ahora puede venirnos desde la EBA que parece que está reconsiderando las necesidades de solvencia que va a exigir BasileaIII. Estúpido exigir solvencia a un sistema quebrado y además conseguir con ello que la inmensa barra libre de liquidez se guarde otra vez en el BCE en lugar de tener que usarla para dar créditos y reactivar la economía.
La cantidad de apaños montados para que no se nos caiga del todo el chiringo (sistema) es gigantesca. Por si no lo conoces te invito a que, si quieres, leas esto sobre una de las formas de disimular el alcance de la crisis http://tinyurl.com/7zghvqy que escribí en Plaza Moyua . Saludos