Uno de los mejores momentos del día era levantarme a las 6 de la mañana, sacar el tazón, ponerle una buena cucharada de colacao, echarle la leche… aunque no demasiado, poner la leche en el microondas y calentar la leche hasta que esté tibia, y echarle un cartucho entero de galletas. Se tratan de las María Hojaldrada de Cuétara. Hace varios días que el supermercado de al lado de mi casa no trae mis galletas para desayunar. Estoy pasando por uno de los peores momentos de mi vida.
Para desayunar he sacado algo de pollo del frigorífico, lo he cortado en trozos pequeños, he cortado algo de lechuga, algo de tomate, lo he mezclado con mayonesa de marca blanca y me he hecho un bocadillo con pan caliente mientras miraba el BOE de ayer. Estaba asqueroso. Creo que por la mayonesa. Donde esté la Hellmanns, que se quiten las demás. O tal vez ha sido por el último despilfarro estatal: la concesión directa de una ayuda de carácter excepcional para la construcción del Centro Federico García Lorca.
Ya me dirán para qué diantres puede querer un contribuyente que se monte un Centro de estas características. Los keynesianos pensará que está muy bien porque así, el Estado estimula la economía. Teniendo en cuenta que el principal problema de este razonamiento es que la oferta de hacer un edificio no responde a la demanda, estaríamos tirando el dinero, 200.000 euros, en algo que a nadie le interesa.
Pero es que ni eso: Este centro se va a construir en Montevideo, Uruguay. Concretamente, la subvención se concede a la Secretaría General Iberooamericana, el órgano que organiza las Cumbres Iberoamericanas. El mayor éxito que se ha logrado en dichas Cumbres en los últimos años ha sido ésta.
La explicación que se da en el BOE a que sea esta Organización quien lleve a cabo la ejecución es la siguiente (art. 2):
La subvención regulada en este real decreto tiene carácter singular, derivado de la necesidad urgente de finalizar las obras de construcción del Centro Federico García Lorca en Montevideo. Por otra parte, el carácter extraterritorial de las inversiones descritas hace que la ejecución de las mismas corresponda a la Secretaría General Iberoamericana, lo que dificulta la convocatoria pública de esta subvención.
En concreto, las razones de interés público que justifican el otorgamiento directo de la subvención ala Secretaría General Iberoamericana residen en la necesidad de finalizar la construcción del Centro Federico García Lorca de Montevideo, con el fin de completar la inversión realizada en los últimos tres años, lograr la efectiva puesta en funcionamiento del Centro y situar en la capital uruguaya un espacio de difusión y promoción del teatro español.
¿Por qué necesitamos un “espacio destinado a convertirse en referencia del teatro español en Uruguay”, un país hermano pero que tiene apenas 3,5 millones de habitantes? Si se trata de una aportación extra, ¿cuánto dinero va a costar el centro en total? ¿Qué ha ocurrido para que sea necesaria esa aportación extra?
No estoy diciendo que haya nadie que esté metiendo la mano en la caja, o cuestionando la inocencia de nadie, ni que se hayan seguido los procedimientos legales adecuados. Pero construir un edificio para la promoción del teatro español en un país de 3,5 millones de habitantes me parece un despilfarro. Aunque la medida no supone un aumento del déficit, tampoco supondrá una reducción.
Más le vale a este país que vuelva a poder desayunar mi leche con galletas.
Enestepaís, cuando escucho la palabra “cultura”, echo mano a la cartera.
Y siempre falta algo.
Arreglar el famoso gotelé de Barceló en Ginebra costará otros 2,6 millones de euros. Según el BOE, el dinero está destinado a “sufragar los gastos derivados de la ingeniería y la intervención plástica en la Sala de los Derechos Humanos y de la Alianza de Civilizaciones del Palacio de las Naciones de Naciones Unidas de Ginebra”.
Es todo un chiste, Cara de palo. ¿Y cuánto tiempo ha pasado para que ya tengamos que arreglarlo? ¿Un año?
No hombre. Casi dos. Y con la “calidá” con que se han construido en España muchas viviendas, eso es casi un record.
No, eso no es importante…
Además… no me afecta porque las que a mi me gustaban eran las Campurrianas
Debemos subvencionar la marca para que produzca las galletas que queremos. Si caigo yo, tú serás el próximo, Bastiat.
Con que con esas estamos……..
Me rindo….. ¡¡¡¡¡¡QUE SUBVENDIONEN A CUÉTARAAAAA!!!!
Mi reino ideológico por unas Campurrianas.
Y lo próximo serán los panelillos solares.
Si es que te preocupas de unas cosas……
Pues si no son galletas Cuétara que sean de las del Día… lechessss….
Mira que no hay cosas importantes en la vida.
Por ejemplo revitalizar el Teatro Español en Uruguay, es más deberían revitalizarlo de igual modo en Paraguay, que es igual de….. guay….
Quiero mis galletas. ¿No podrían subvencionarlas igual que hacen con ese teatro de marras?
Aquí hay gente que no tiene ya ni para pagar el alquiler o la hipoteca, que sufre la angustia y la desesperación del que no ve una salida; y, mientras tanto, estos sujetos que manejan el dinero público asignando partidas presupuestarias a su antojo, con una ligereza y una inconsciencia propias de quien nunca ha sufrido dificultades, deciden que este asunto es, por lo visto, prioritario.
Es de suponer que ese dinero, descontando el “desgaste” previsible en estos casos (utilizo el término “desgaste” con la acepción que se le daba en la película “Casino”), irá a parar mayormente a algún contratista de obras, es decir, a empresarios y trabajadores de Uruguay. Esto es, un pequeño Plan E para uruguayos. Espero que estén contentos y agradecidos, y que luego no vayan por ahí echando pestes contra los españoles.
Así que muy bien. Entre esto y la “ayuda exterior” (asunto que ofrece mucha tela que cortar), las subvenciones a ONGs progres solidarias (solidarias con el trinque, quiero decir), las aportaciones a tinglados burocráticos y corruptos como la ONU y sus derivados, las embajaditas de las nacioncitas ibéricas y mil dispendios más, se ve que aquí estamos muy generosos, con el dinero de los sufridos contribuyentes, para asuntos mucho menos prioritarios que las necesidades acuciantes de los españoles que, en número creciente, carecen de ingresos para hacer frente a sus necesidades más elementales. Ellos por cierto, también han pagado impuestos.
Muchos se preguntarán a dónde ha ido a parar ese dinero, mientras se dirigen a un comedor de Cáritas.
Y a ese dinero debes añadir el que ya se ha gastado. Esto es un gasto extra. En fin.