«The rule of the many by the few we call tyranny; the rule of the few by the many is tyranny also, only of a less intense kind.» Herbert Spencer
Democracia, del griego demos=pueblo y kratein=gobierno, es el orden político en el que los gobernantes representan y se ciñen a la voluntad del pueblo. La voluntad del pueblo se extrae de votaciones en las que la mayoría decide qué se debe hacer y cómo. Esto, claro está, siempre y cuando los candidatos a gobernantes expongan claramente qué pretenden hacer y cómo y que los votantes lean atentamente y entiendan las propuestas recogidas en los programas de aquellos.
El problema de las decisiones colectivas, siempre que no sean unánimes, es que la minoría derrotada se ve obligada a hacer justamente aquello que contradice sus intereses. Esta forma de toma de decisiones genera vencedores y vencidos, lo que la convierte en un instrumento de gobierno de dudosa calidad moral.
«The man whose character harmonizes with the moral law, we found to be one who can obtain complete happiness without diminishing the happiness of his fellows … But the enactment of public arrangements by vote implies a society consisting of men otherwise constituted – implies that the desires of some cannot be satisfied without sacrificing the desires of others – implies that in the pursuit of their happiness the majority inflict a certain amount of unhappiness on the minority – implies, therefore, organic immorality.» Herbert Spencer
El liberalismo clásico exige, por estos motivos, limitar los ámbitos de la acción política nacida de la voluntad de las mayorías a la mínima expresión. Cuanto mayor sea el ámbito de la vida de las personas regulado por decisiones mayoritarias, menor será el campo de decisión de los individuos, tanto de los comprendidos en el grupo mayoritario como de aquellos que han optado por otras alternativas, minoritarias. Allí donde sea posible, debemos pretender devolver al individuo su capacidad de decisión responsable. El estado, el aparato de gobierno, ha de ser lo bastante reducido como para permitir la felicidad tanto de quienes hoy se encuentran en «mayoría» como de quienes lo hacen en una «minoría».
El demócrata ve en la soberanía del pueblo el más alto valor legítimo. Se concede a un colectivo (la mayoría) el gobierno total sin límites. Por el contrario, el liberal piensa que la soberanía del individuo es el más alto valor legítimo. El colectivismo democrático se presenta como claro antagonista del individualismo liberal. Para una persona cuyo ámbito de acción se encuentra limitado por la acción de gobierno (poder) es indistinto si esa coerción procede de un déspota unipersonal, unos cientos de parlamentarios o la voluntad de muchos en referéndum. El resultado, precisamente la pérdida de libertad, es el mismo en cualquiera de esos supuestos.
“En cuanto a mi, cuando siento que la mano del poder pesa en mi frente me importa poco saber quien me oprime y no estoy dispuesto a poner mi cabeza bajo el yugo, aunque un millón de brazos me lo presenten” Alexis de Tocqueville
Vivimos en tiempos de crisis. Unas reales, otras inventadas: crisis de valores, crisis económica, crisis climática, crisis poblacional, crisis…
Cuánto tiempo le queda al estado para sobrevivir saqueando el dinero de todos para cumplir los regalos electorales con que los políticos pretenden comprar la voluntad de la mayoría? Cuantos votantes españoles viven hoy gracias a la «caridad interesada» del estado y la «solidaridad calculada» de los políticos? El 30%? el 40%? (No se olviden de los funcionarios!) Cuánto falta para que la «mayoría» de los españoles vivan del «dinero de todos» y no exclusivamente del fruto de su trabajo? El español se convierte en estadodependiente, drogadicto del sistema de forma silenciosa, casi inconsciente, envuelto en los humos de una democracia mal entendida y que, en nuestro caso, dista mucho de ser la mejor democracia posible. Los políticos se arrojan unos a otros cientos de propuestas pagadas con el dinero de los impuestos sobre cómo aumentar la estadodependencia. Quién ofrece más? No importa el precio: para eso esta la capacidad del estado de endeudarse sin límite, sin vergüenza, irresponsablemente. Cuanto más ofrece el estado, más exigen los votantes. Cuanto más exigen los votantes, más prometen los políticos. Cuanto más prometen los políticos, mayor es la deuda acumulada por todos. Al final los votantes, los de la mayoría y los de la minoría, pagan la factura: pobreza.
Cada vez son más quienes reciben del estado que quienes pagan al estado. El endeudamiento por habitante es en estos momentos de 21.150 € y subiendo. La bancarrota ya solo es evitable si la mayoría de los votantes acudiesen a las urnas y votasen en contra de sus intereses económicos: eliminación de ayudas y subvenciones, limitación de la acción estatal. Se me antoja muy improbable.
«A democracy cannot exist as a permanent form of government. It can only exist until the voters discover that they can vote themselves largesse from the public treasury. From that moment on, the majority always votes for the candidates promising the most benefits from the public treasury with the result that a democracy always collapses over loose fiscal policy, followed always by a dictatorship.» Lord Alexander Fraser Tytler
Ningún partido que defienda la capacidad del estado para endeudarse cuenta con mi voto. Ningún partido que pretende saber qué es lo que me hace feliz y asume para ello buena parte de mis decisiones, de mi responsabilidad, cuenta con mi voto. Ningún partido que renuncie a limitar los ámbitos de acción del estado (limitar la capacidad coercitiva y liberticida de las mayorías) cuenta con mi voto.
Yo votaría por el Partido de la Libertad Individual (P-LIB), pero no se presentan en León. En mi territorio nadie representa mis intereses, por lo que vuelvo a no votar. Bueno, voto en blanco, para ser exactos.
Les deseo mucha suerte y acierto en su decisión, queridos lectores.
Mientras se siga aplicando la ley de hont en españa, la situación política no va a cambiar. Lo democrático en unas elecciones es 1 hombre/mujer 1 voto.
Para lo que dice PVL del senado, o para el que quiera expresar una protesta al sistema mismo, hay una opción que supongo que conoceréis. Escaños en Blanco.
http://votoenblancocomputable.org/
Ahí sale el mapa de dónde se presentan.
No les conozco, y no doy fe de su seriedad (ni de lo contrario). Su única propuesta es que los votos en blanco se cuenten como tales, sin adjudicarse a los partidos. De forma que si suman un número tal que alcanza para un escaño, el escaño se quede vacío. Y su promesa es dejar los escaños vacíos si los consiguen. De momento ya han conseguido dejar tres escaños de concejal vacíos en dos ayuntamientos de Cataluña.
A mi me parece una de las ideas más sensatas que he oído en mucho tiempo. Mucho más civilizado que hacer una revolución, cuando fuera el caso.
Por cierto hace tiempo me llegó una cadena de esas que circulan por Internet, supongo por la persona que me la envió que proveniente de medios indignados, que tengo que reconocer que es la 1ª propuesta con un mínimo de sentido común que he leído viniendo de ese entorno: en resumidas cuentas proponía NO VOTAR (o votar en blanco) AL SENADO, como una forma de trasmitir a nuestros gobernantes que estamos hasta la coronilla de pagar con nuestro dinero instituciones públicas tan evidentemente inútiles como el Senado. Después de darle unas cuantas vueltas al asunto he llegado a la conclusión de que es una buena idea. Pongámonos en el peor de los escenarios: siguiendo esa consigna el PP consigue la mayoría absoluta en el congreso, que le auguran todas al encuentas, mientras que en el Senado por el contrario, los únicos que no votamos somos los de derechas, por lo que el PSOE, en un resultado que ni en sus mejores sueños puede imaginarse consigue mayoría absoluta (vale ya sé que no es realista, pero recordad que estoy poniéndome en el peor escenario posible). Bien ¿y ahora qué sucede?:Pues que el PSOE lo más que va a poder hacer, dadas las competencias del Senado, es retrasar la aprobación de leyes que quiera poner en marcha el PP. Insisto, lo único que puede hacer es patalear y retrasar la aprobación de las leyes que le lleguen del Congreso, pero no puede vetarlas, ni paralizarlas ni imponer nada de nada. ¿Qué conseguimos con eso?: Varias cosas: 1º Que Rajoy no se crea que le entregamos un cheque en blanco, 2º Que a pesar de eso pueda gobernar y 3º Que no tenga más remedio que hacerse, al menos, la siguiente reflexión: «Joder, una buena parte de los que me han concedido la mayoría absoluta y me han aupado al poder, sin embargo se han abstenido en la votación al Senado y han preferido incluso que de esa forma gane el PSOE. ¿Por qué lo habrán hecho?. ¿Quizás por que están hasta las narices de pagar con sus impuestos una institución tan inútil?». Bueno, ahí esta la idea y yo voy a votar de acuerdo con ella, al PP en el congreso y en blanco (para que mi voto pueda ser contabilizado y distinguirlo de los abstencionistas) al Senado.
No sabía que en la derecha también se utilizaba el concepto de «voto útil» a base de miedo al contrario. Pensaba que al PP sólo lo votaban convencidos. Curioso.
Hombre claro, la pseudodemocracia es como el comunismo: «Haz como que trabajas y yo haré como que te pago«, una ilusión.
Yo votaría al partido de los banqueros, la máxima es votar al más corrupto para poder echarle luego toda la culpa. Desgraciadamente es como una hidra, cortas una cabeza y salen dos más, pero por lo menos uno se puede desahogar.
Por mi parte creo haberlo expresado ya: respeto y comparto tus opiniones. En una situación «normal» no votaría. Pero no estamos en una situación normal: estamos literalmente al borde del precipicio al que no ha llevado la muy progresista creencia de que hay algo llamado Estado del bienestar al que tenemos derecho simplemente por tener la suerte de haber nacido en España en vez de en Somalia o Haití. No me cabe duda alguna de que el PP no es el ideal para invertir esa situación (no hay más que ver al manirroto del Gallardón a punto de convertirse en ministro con mayordomo incluido). Pero la alternativa real es sencillamente resignarnos a que el PSOE nos precipite a todos en el caos. Y puestos a elegir entre caos: prefiero un caos dirigido por el PP que un caos dirigido por el PSOE; al menos no me provocará arcadas el que nos gobiernen los de «los 100 años de honradez», la «alianza de civilizaciones» o la «igualdad entre ciudadanos y ciudadanas» como sus máximos logros intelectuales y políticos.
Yo comparto la conclusión de PVL, hay que votar al PP a pesar de Gallardón. Nunca vamos a encontrar un partido perfecto. Ya nos pondremos puntillosos cuando el psoe haya desaparecido y con él la amenaza de la destrucción de España. Ya sabéis que es una muestra de madurez esperar al puñado de caramelos dentro de un rato. No poder reprimir el impulso del primero que nos ofrecen es una irresponsabilidad con la que está cayendo.
votando en blanco favoreces a ppsoe, porque los votos en blanco se reparten entre los mas votados. es mejor votar a un partido minoritario. upd, pumj, equo…
Maldito sistema electoral! Cuándo surgirá un partido que pida cambiar la ley electoral?
Una pena q tenga tan poca implantación