Angela Merkel y Dimitri Medvedev van a inaugurar hoy la primera de las tuberías del controvertido gasoducto Nord Stream. Con 1.224 km de longitud, este tubo conectará directamente la localidad rusa de Vyborg con la alemana de Lubmin. Todo el recorrido del gasoducto se realiza baja el agua del Mar Báltico sin atravesar ningún otro país. Este proyecto es muy interesante desde el punto de vista estratégico puesto que evita tener que atravesar ninguna de las ex-repúblicas soviéticas, especialmente Ucrania y Bielorrusia, tan propensas a los cortes de gas cuando llega el invierno. Recuerden ustedes las navidades de 2006 cuando media Europa tuvo cortes de gas debido al conflicto ruso-ucraniano por los precios del mismo.
El gasoducto consiste en dos tuberías paralelas que serán capaces de transportar 55.000 millones de metros cúbicos de gas al año. Hoy se inaugura la primera de las dos tuberías que tendrá una capacidad de 27.500 millones de metros cúbicos anuales. La segunda parte del gasoducto espera inaugurarse a finales del 2012. Este tubo transportará gas, principalmente, de los campos de Yuzhno-Ruskoye, en Siberia, con una capacidad de producción de 25.000 millones de metros cúbicos anuales.
El origen de este proyecto, sin embargo, estuvo marcado por la polémica. Alemania realizó una fuerte presión política para que el proyecto se hiciera realidad cuando Gerhard Schröder era canciller alemán. Apenas un mes y medio después de abandonar la cancillería en favor de Angela Merkel, Schröder se convirtió en superjefazo de la empresa que iba a construir el gasoducto NordStream, perteneciente al gigante Ruso Gazprom… ¿casualidad, verdad? Las críticas, por supuesto, no se hicieron esperar. Se publicaron artículos bastante duros al respecto, pueden leer éste en el Washington Post o este otro en la BBC.
Sin embargo las críticas más duras, sin lugar a dudas, fue las que le dedicó el miembro del partido demócrata estadounidense Thomas Lantos, por aquel entonces miembro del Comité para Asuntos Exteriores. En Junio de 2007 se desmarcó con unas declaraciones espectaculares en las que decía: «Me he referido a él como una prostituta política, ahora que acepta cheques de Vladimir Putin. Pero las prostitutas de mi distrito se han quejado, así que no seguiré utilizando esa expresión«.
En España, que es lo que nos importa, estamos perdiendo una oportunidad enorme de convertirnos en una referencia del gas en Europa. Tenemos unas instalaciones gasísticas de referencia mundial, con una capacidad de regasificación de gas natural licuado impresionantes. Sin embargo, para darle salida a nuestro gas (proveniente del Norte de África) necesitamos más conexiones con Europa. Es necesario realizar un esfuerzo negociador grande con Francia. Alemania nos está tomando la delantera, pero este nuevo gasoducto no está disminuyendo la dependencia de Rusia, el origen del gas sigue siendo el mismo y no se está diversificando su origen, lo cual sigue siendo un error fundamental en la Unión Europea. Tenemos que aprovecharlo.
¿Y para qué quieren tanto gas los alemanes (cuya combustión genera pernicioso CO2, recordemos) si los MWh de las nucleares cerradas los van a suplir con simpáticos molinillos?
Que cosas…
Alemania hace tiempo que va por delante. Tiene la capacidad de almacenamiento mayor de Europa con diferencia. Esa batalla hace tiempo que se perdió.
Si tratamos el asunto energético como una cuestión de seguridad nacional, yo no dejaría de cuidar mucho el tema de la exploración de las reservas nacionales. El problema del origen de los combustibles fósiles estriba en que nuestras importaciones vienen de países poco fiables, por lo tanto, debemos tener alguna baza más.
Hace poco comentaba con un amigo de la infancia, la sensación sicológica que ambos compartimos de que al haber abandonado dogmas izuierdistas que profesamos en nuestra juventud y enfocar los problemas generales con las herramientas de anáisis (sobre todo económicas) que nos ha proporcionado el liberalismo, casi TODO empieza a encajar. Un buen ejemplo de ello es la tesis del art.: que desde cualquier punto de vista y en especial desde el geoestratégico, diversificar las fuentes de suministro energético es esencial. Pues bien, simplemente quiero destacar como este ideal que podríamos situar en el nivel «superior» de las grandes decisiones geoestratégicas de la «alta política» de una nación, coincide como un guante con la importancia que el liberalismo otorga a la libre competencia, situada aun nivel mucho más modesta en la escala de las prioridades de la «alta» política.. Dicho de otra forma: con tan solo dotarnos como nación, de un escenario en el que exista de hecho la libre competencia (en este caso entre suministradores de energía) estaremos asegurándonos la mejor opción geoestratégica que podamos tomar. En este sentido creo que es muy útil la visión global que nos ofrece el liberalismo como una especie de recetario o de guía con la que afrontar las decisiones que una sociedad debe tomar: así ante dos (o más) alternativas posibles (de las que no tenemos garantía de su resultado final) apostaría por la que que favorezca la competencia frente a la que la restrinja, que la sabiduría popular ya resumió hace mucho tiempo en el dicho de «no metas todas las manzanas en el mismo cesto».