Comercio internacional y crisis económica.

Uno de los lugares comunes sobre esta crisis es que parte de la culpa la tiene el comercio internacional. China y el «dumping social» que comete porque sus empresarios pagan sueldos bajos, no pagan seguridad social y exigen a sus empleados unos horarios “dignos del siglo XIX” es un ejemplo de como el comercio exterior perjudica a las empresas y economías de naciones como España dicen los detractores del comercio internacional.

A pesar de que la relación parece obvia: si los trabajadores chinos tuviesen sueldos y condiciones de trabajo igual que sus colegas europeos las empresas chinas tendrían costes más caros y no podrían vender (con tanta facilidad) sus productos en Europa y por tanto se crearían millones de puestos de trabajo para producir los productos que no se importasen, pero en realidad el comercio internacional no sólo no es culpable ni en una mínima parte de la crisis sino que si se tomasen medidas contra él la crisis se agravaría terriblemente.

Vamos a ver por qué es así. Si de alguna manera, ya sea:

a) Cerrando nuestras fronteras al comercio exterior.

b) Imponiendo aranceles que compensasen el “dumping social” a los productos importados de tal manera que estos al final tuviesen un precio igual al que tendrían si fuesen fabricados por empresas que tuviesen parecidas condiciones para sus trabajadores que las europeas.

c) Consiguiendo de alguna manera que los empresarios de las naciones de las que importamos diesen a sus empleados unos salarios y condiones de trabajo similares a las europeas

Entoces el “dumping social” se habría acabado y nuestras empresas competirían en “igualdad de condiciones” con la de las naciones del Tercer Mundo y en consecuencia millones de puestos de trabajo se crearían en Europa al volverse (algunas) empresas europeas nuevamente competitivas.

Pero en este caso, como en muchos en Economía, las cosas no son tan sencillas.

Los productos fabricados ahora, ya sea en el extranjero o en Europa, con las nuevas condiciones laborales, tendrían unos costes mucho mayores y en consecuencia la renta disponible de los trabajadores europeos o españoles disminuiría puesto que tendrían que pagar más por los productos que ahora se importan de China. Esta disminución de renta disponible podría intentar solucionarse con una subida de los salarios pero eso sólo generaría una espiral inflacionista que acabaría en una hiperinflación y en la destrucción de la sociedad.

La disminución de la renta disponible de la gente esterilizaría el aumento de demanda de los trabajadores que encontrasen empleo produciendo los bienes que ahora no se importarían.

Adicionalmente los empresarios y trabajadores Chinos que antes producían productos para la exportación se quedarían sin trabajo o se pondrían a producir otros productos para uso interno, en cualquier caso las importaciones Chinas de productos españoles o europeos disminuirían quedandose sin trabajo los trabajadores españoles o europeos que antes trabajaban en empresas que se dedicaban a las exportación.

La conclusión final es que aunque (puede que) el paro disminuyese también lo haría la capacidad adquisitiva de los trabajadores… suponiendo que estos la aceptasen, porque en caso contrario nos veríamos abocados a la antes comentada hiperinflación. Es más, la disminución de la renta de los trabajadores sería muy elevada puesto que se verían obligados a producir productos intensivos en mano de obra y con poca productividad. Los bajos sueldos de los trabajadores chinos (o indios o mexicanos o vientamitas…) nos benefician puesto que así tenemos, a bajos precios, productos que son intensivos en mano de obra y que si los tuviesemos que producir nosotros con nuestros sueldos y nuestras cargas sociales resultarían carísimos.

Para compensar el paro producido por las empresas que cierran debido a las importaciones de otras naciones sólo hay tres soluciones: o los sueldos bajan (y lo harían bastante menos que si interrumpimos el comercio internacional) o nos volvemos más productivos o producimos nuevos bienes que sean exportables.

¿La solución es entonces que trabajadores españoles “trabajen como chinos”?

En un principio hay muchos trabajos que por tener que realizarse necesariamente en España no sufrirían la competencia de los trabajadores más baratos del Tercer Mundo, en segundo lugar existen otros trabajos que necesitan de una tecnolonogía y cualificación que no tienen las empresas y trabajadores chinos o de otras naciones pobres, finalmente están los trabajadores o empresas que realizan productos o trabajos sin tecnología, capital y/o cualificación y que además pueden ser importados. Para este último grupo la única opción razonable es reciclarse, reestructurarse, reinventarse… o cobrar y trabajar como chinos.

¿Injusto? Bueno podemos subvencionar a las empresas ineficientes y a los trabajadores poco productivos y cualificados… y acabar como Grecia.

¿Y de los pobres trabajadores chinos? A parte de los problemas con el comunismo, si las empresas chinas siguen acumulando capital y mejorando su tecnología esto acabará repercutiendo en el poder adquisitivo de los chinos via sueldos más altos o precios más bajos. Ninguna nación del mundo empezó su desarrollo económico subiendo los sueldos. Como muchas veces he dicho y repetiré es la producción lo que precede al poder adquisitivo y no al revés.

Arturo Taibo
Arturo Taibo

Economista. Liberal. Cansado de ver como se engaña a la gente y como se desperdician las posibilidades de desarrollo económico. Intentando que la gente aprenda un poco de Economía.

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