Con motivo de la concesión del Premio Príncipe de Asturias de las ciencias sociales al psicólogo americano Howard Gardner, reproducimos la entrevista que le hicimos en Desde el Exilio.
La inteligencia es uno de esos conceptos abstractos que resultan más difíciles de definir. No hay nada físico ni tangible a lo que podamos llamar inteligencia. Forma parte del mundo de las relaciones, no del de los objetos. Pero dado que nuestro mundo, el humano, es un mundo de relaciones, ser inteligente no es precisamente algo carente de significado e importancia. No hay, empero, una cualidad única que pueda asociarse a la inteligencia, acaso la rapidez y eficiencia en el procesamiento neural de la información. La inteligencia, no obstante, parece expresarse de variadas formas y en diversos contextos. Los psicólogos realizan numerosos cálculos estadísticos a partir de unos test estandarizados, y llegan al coeficiente de inteligencia general, el llamado factor “g”. El número que arroja dentro de una escala no parece decir nada concreto de nosotros y, ha de añadirse, de nuestro éxito en la vida y nuestra felicidad. Los seres humanos somos adaptaciones al ambiente social y natural. A lo largo de millones de años de evolución el ser humano, como especie, ha surgido y se ha expandido por la tierra, enseñoreándose de todo gracias a su desarrollado cerebro y a la particular manera de procesar y crear la información del mismo. Esta inteligencia de nuestra especie no admite dudas, si por tal entendemos nuestra capacidad simbólica y de comunicación y nuestra autoconciencia, que nos distinguen sin duda de los otros seres que pueblan la tierra. Ahora bien, cuando se trata de medir diferencias entre grupos humanos y entre individuos el asunto toma un cariz complejo, tanto por las reacciones emocionales que suscita (políticamente correctas algunas, eugenésicas otras, y un largo etcétera de racionalizaciones la mar de estúpidas, todo sea dicho) como por el hecho indudable de que no todos somos iguales ni valemos igualmente para las mismas cosas, y de que cualquier valoración global de una persona es esencialmente imposible. Al ser adaptaciones, además, puede suceder y sucede que los más inteligentes (igual que los “más fuertes” en la jerga evolucionista decimonónica) no necesariamente son los que tienen una mayor supervivencia diferencial, los que dejan más de sus genes en el acervo genético de la especie. Acaso las diferencias sean, en términos evolutivos, nimias. Como dijera Nietzsche en su Zaratustra hay muy poca distancia entre el hombre más sabio y el más necio.
Howard Gardner probablemente no fuera el único que se dio cuenta de que tenemos habilidades cognitivas diversas. Pero estudió detenidamente cada una de estas e hizo inventario. De ello surgió el novedoso planteamiento de las inteligencias múltiples, que expresó excelentemente en su libro Frames of Mind. Cada uno de nosotros está especializado cognitivamente de alguna manera. Esto casa bastante bien con la evolución biológica y con la cultural. Con la primera porque es prueba de diversidad, de adaptaciones múltiples, de esas pequeñas diferencias que son el germen de las grandes; la segunda porque toda sociedad compleja lo es porque hay división del trabajo, de funciones, y por tanto de habilidades. Hay, ineluctablemente y le pese a quien le pese, zoquetes completos, así como hay mentes maravillosas que nos dejan a los demás con una desagradable sensación de inferioridad (a pesar de que, como dijera antes, tampoco es para tanto). Pero el caso es que nadie es perfecto, y que nuestro cerebro es un órgano biológico con unas capacidades limitadas –a pesar de su enorme potencial. En la medida en que nos especializamos cognitivamente –a partir de una predisposición genética, las más de las veces- pagamos un coste de oportunidad. Ni tenemos el tiempo necesario ni las neuronas del cerebro pueden dedicarse a diez tareas a la vez (sólo a 9, en el mejor de los casos y por decir algo). En esto tiene un destacado papel la denominada memoria operativa, aunque este sería tema de otro post.
En los años 90, aproximadamente 10 años después de la publicación de la obra pionera de Gardner, surgió el fenómeno de la Inteligencia Emocional. Este se asentaba indudablemente en el trabajo de Gardner, aunque no en todo. La IE es, de todas las inteligencias por él propuestas (bajo la denominación de inteligencia interpersonal; se pueden ver todas en el cuadro de abajo), la que más impacto ha tenido. Sin embargo todas estas formas de inteligencia forman un bello caleidoscopio en el que se puede visualizar la diversidad cognitiva humana. La inteligencia que miden los test, el coeficiente “g”, sin duda significa algo, algo verdaderamente relevante, humanamente hablando, pero no basta por sí solo para explicar las capacidades cognitivas de las personas en toda su amplitud y profundidad.
En inglés:
1)- You first proposed your theory of multiple intelligence in the early 80’s, in your book Frames of Mind. At the beginning of the next decade came the phenomenon of «emotional intelligence». Is not this form of intelligence what you called interpersonal intelligence? Do you think it has had more impact on public opinion and popular culture than other forms of intelligence you proposed? If it is so, why do you think this happens?
I think that, apart from the appealing writing and flair for a name, the personal intelligences (or what Goleman now calls Emotional and Social intelligence) are ones that we can see quite easily, in home, community, and work settings. We know that people can be socially smart without being smart at school, or vice versa. Other intelligences, like spatial intelligence or naturalist intelligence are much less vivid– they capture what goes on within the mind, rather than what can be seen in how individuals interact with others or understand themselves.
2)-At the moment many scientists who do research into our nature and our origins are getting into the various forms of artistic expression, particularly music (for example, Zeki and Mithen). In your book Art, Mind and Brain you already stressed the enormous importance of art to explain ourselves. What do you say now, after this explosion of studies on art, about its relationship with our symbolic abilities, archetypes and communication?
I have been involved with the arts all my life, and as a founding member of Harvard Project Zero, I have been studying artistic abilities, skills, and aptitudes for over forty years. I am delighted by the spurt of interest in the arts, on the part of serious researchers in the biological and social sciences.
Now,however, I worry about the opposite problem– the tendency to claim that we have evolved to do the arts, or that artistic capacities make you better in school or a better person. Such empirical claims need to be substantiated by careful research on the arts, with appropriate control groups.
As for the specific terms that you use, the arts involve the use of certain kinds of symbols (words, pictures, sounds, gestures) in certain kinds of ways (exemplificiation, attention to detail, susceptibility to multiple interpretetations etc). We use them to communicate, of course, but the communication can occur within our own minds. A s for archetypes, that term comes from the Jungian approach to the mind, and it is one for which I do not have much sympathy. If there are archetypes, these are created by cultures over a long period of time,
not given to us as part of our biological nature.
3) – Intelligence has a strong innate component. Is this true for the different forms of intelligence? How can we explain the multiple intelligences in evolutionary terms? More precisely, each of the intelligences will have a certain heritability quotient. This is the technical term for the extent to which variation within a population can be attributed to genetic factors. We do not actually know how heritable each intelligence is– I would suspect that logical and musical intelligence are more highly heritable than interpersonal or linguistic intelligence, but I dont hvae evidence on that.
Clearly, no intelligence would exist if it had not been adaptive over thousands of years. This is as true for musical intelligence as it is for spatial intelligence. But it is hard to go beyond this statement. We don’t know WHY musical intelligence evolved or how. And I don’t think that it pays to spend too much time speculating, since I don’t see how we could ever answer that question.
4) – What can you tell us about the «g» coefficient? And the Flynn effect?
«G» is the name that psychologists give to the correlation among scores on different tests. Clearly, in any test battery, some individuals will do relatively better on the tests than others, and the former group has a higher ‘g’. But whether those with a high ‘g’ would necessarily do better on different tests, at a different time period, and with different teaching and resources, is anyone’s guess. I am not much of a believer in the importance of ‘g’, except as a predictor of success in certain kinds of jobs or school settings in our times.
Who would be considered smart in the paleolithic era or in a digital future is anyone’ s guess.
James Flynn showed that IQ has gone steadily up over time. This is surprising and seems to be a refutation of the argument of «The Bell Curve» that intelligence is fixed. Herrnstein and Murray attributed the rise to better nutrition’; I think it is far more likely to do with more schooling around the world. Flynn says that the rise is due to certain kinds of complex reasoning and spatial tasks that are more valorized today than in the past, and he is probably correct.
5) – What are the main results of your work in education? Will we be able to enhance healthy multiple intelligences?
With little help from me, the idea of multiple intelligenes has spread all around the world (We have a book on this topic coming out next year). This is amazing, whether or not the ideas about intelligences are correct and whether or not they are helpful for education.
After 25 years of studying intelligences, I think that there are two primary
educational implications:
a. We should personalize education as much as possible; There is no need to teach the same materials to everyone in the same way. Computers will make this personalization into a reality.
b.We should teach important topics in multiple ways. By so doing , we reach many more students; and we demonstrate what it is like to understand something deeply. You are able to think about it in many ways– in my term, using multiple intelligences.
Schools like this will be kind to the multiple intelligences and will help the students enrolled in them.
6) – What do you think about the controversy that arose around the books The Bell Curve, by Murray and Herrnstein, and The Mismeasure of Man, by Stephen Jay Gould? What is your assessment of these works?
Some of the specific points in Gould’s book may be inaccurate or overemphasized. But I agree very much with his overall assessment of the weaknesses of intelligence testing per se and the sometimes shocking uses to which IQ testing has been put. I have written extensive critiques of The Bell Curve. Fundamentally, this book jumps to conclusions about the immutability of intelligence which are unwarranted. When individuals are motivated, when there are ample resources available, and when there is excellent pedagogy from the earliest childhod, there is much more potential for intellectual flowering that Herrnstein and Murray thought. Look at the achievements of east Asian young people– these are due to culture, and not to genes.
7) – What is your research topic now? What is your main focus of interest?
My major focus now is on good work– how to define it, how to understand it, how to nurture it. Good work is work that is at once excellent technically; personally engaging and meaningful; and carried out in an ethical manner. It is good to be intelligent, and/or to develop multiple intelligences. But it is far more important to use your abilities to serve others and the wider society. I recommend that readers visit goodworkproject.org or look at some of our books, for example Good Work (Basic Books) and Responsabily at work (Jossey Bass)
En castellano:1)- Usted propuso por primera vez su teoría de las inteligencia múltiples a principios de los 80, en su libro Frames of Mind. A principios de la década siguiente surgió el fenómeno de la «inteligencia emocional». ¿No es esta forma de inteligencia la que usted denominó inteligencia interpersonal? ¿Cree que ha tenido más impacto en la opinión pública y en la cultura popular que las otras formas de inteligencia que usted proponía? Si es así ¿a qué cree que se debe?
El concepto de inteligencia emocional de Dan Goleman abarca gran parte de lo que quiero decir con las inteligencias inter e intra-personales. Él escribió acerca de estas inteligencias muy convincentemente en su libro de 1995 y, a continuación, una revista semanal creó el concepto de Inteligencia Emocional – un «meme» que rápidamente se extendió por todo el mundo.
Creo que, aparte del encanto literario y del estilo para «hacerse un nombre», las inteligencias personales (o lo que ahora llama Goleman inteligencias emocional y social) son las que podemos ver muy fácilmente, en el hogar, la comunidad y el entorno laboral. Sabemos que la gente puede ser socialmente inteligente sin ser inteligente en la escuela, o viceversa. Otras inteligencias, como la inteligencia espacial o la naturalista son mucho menos claras – ellas capturan lo que pasa dentro de la mente, en lugar de lo que puede verse en el modo en que las personas interactúan con los demás o se comprenden a sí mismos.
2) En estos momentos muchos estudiosos de nuestra naturaleza y de nuestros orígenes se están volviendo hacia las distintas formas de expresión artística, muy particularmente hacia la música (por ejemplo Zeki y Mithen). En su obra Arte, Mente y Cerebro usted ya apuntaba la enorme importancia del arte para explicarnos a nosotros mismos. ¿Qué nos diría ahora, tras esta eclosión de estudios sobre el arte, sobre su relación con nuestra capacidad simbólica, los arquetipos y la comunicación?
He estado involucrado con las artes toda mi vida, y como miembro fundador del Proyecto Zero de Harvard, he estado estudiando habilidades artísticas, destrezas y aptitudes por más de cuarenta años. Estoy encantado con el auge del interés en las artes, por parte de investigadores serios en las ciencias biológicas y sociales. Ahora, sin embargo, me preocupa el problema opuesto- la tendencia a afirmar que hemos evolucionado para hacer las artes, o que las capacidades artísticas te hacen mejor en la escuela o mejor persona. Estas afirmaciones empíricas necesitan ser sostenidas por una cuidadosa investigación en las artes, con los apropiados grupos de control.
En cuanto a los términos específicos que usted usa, las artes implican el uso de ciertos tipos de símbolos (palabras, imágenes, sonidos, gestos) en determinados tipos de formas (ejemplificación, atención al detalle, susceptibilidad de múltiples interpretaciones etc.) Usamos los símbolos para comunicarnos, por supuesto, pero la comunicación se puede producir dentro de nuestras propias mentes. Sobre los arquetipos, este término proviene del enfoque de Jung de la mente, y no tengo una gran simpatía por el mismo. Si hay arquetipos, estos son creados por las culturas durante un largo período de tiempo, y no nos vienen dados como una parte de nuestra naturaleza biológica.
3)- A la inteligencia se le atribuye un fuerte componente innato. ¿Es así para las distintas formas de inteligencia? ¿Cómo podemos explicar las Inteligencias múltiples desde el punto de vista evolucionista?
Más precisamente, cada una de las inteligencias tendrá un cierto cociente de heredabilidad. Este es el término técnico para la medida en que la variación dentro de una población se puede atribuir a factores genéticos. No sabemos realmente cómo es de hereditaria cada inteligencia- yo sospecho que las inteligencias lógica y musical son bastante más heredables que la interpersonal o la lingüística, pero no tengo pruebas de que sea así.
Es evidente que la inteligencia no existiría si no hubiera sido adaptativa durante miles de años. Esto es tan cierto para la inteligencia musical como para la espacial. Pero es difícil ir más allá de esta declaración. No sabemos por qué evolucionó la inteligencia musical o cómo. Y no creo que valga la pena gastar demasiado tiempo especulando, ya que no veo cómo podríamos nunca responder a esa cuestión.
4)- ¿Qué puede decirnos del coeficiente «g»? ¿Y del efecto Flynn?
«G» es el nombre que los psicólogos dan a la correlación entre los puntajes de pruebas diferentes. Es evidente que, en cualquier batería de tests, algunas personas lo harán relativamente mejor que otros, y el primer grupo tiene un mayor «g». Pero que los que tienen un alto ‘g’ necesariamente hacer mejor las cosas en diferentes pruebas, en diferentes períodos de tiempo y con distintas enseñanzas y recursos, nadie lo puede saber. Yo no soy un gran creyente en la importancia de «g», excepto como un predictor del éxito en determinados tipos de puestos de trabajo o en la escuela tal como están organizados en nuestro tiempo.
Que se consideraría inteligente en el paleolítico o en un futuro digital es algo que nadie puede saber.
James Flynn demostró que el coeficiente intelectual ha ido creciendo constantemente a lo largo del tiempo. Esto es sorprendente y parece ser una refutación del argumento de The Bell Curve de que la inteligencia es algo fijo. Herrnstein y Murray atribuyeron el aumento a una mejor nutrición; creo que es mucho más probable que tenga que ver con una mayor escolarización en todo el mundo. Flynn dice que el aumento se debe a ciertos tipos de razonamiento complejo y destrezas espaciales que están hoy más valoradas que en el pasado, y esto es probablemente correcto.
5)- ¿Qué resultados está dando su trabajo en el ámbito educativo? ¿Cree que en el futuro seremos capaces de potenciar saludablemente las inteligencias múltiples?
Con alguna pequeña ayuda mía, la idea de las múltiples inteligencias se ha propagado por todo el mundo (Tenemos un libro sobre este tema que sale el año que viene). Esto es increíble, ya sean o no correctas las ideas acerca de las inteligencias y sean o no útiles para la educación. Después de 25 años estudiando las inteligencias, creo que hay dos implicaciones educativas primordiales:
A. Debemos personalizar la educación tanto como sea posible; No hay necesidad de enseñar los mismos materiales a todas las personas de la misma manera. Los ordenadores harán que esta personalización sea una realidad.
B.Debemos enseñar los temas importantes de múltiples maneras. De este modo, llegamos a muchos más estudiantes; y demostramos lo que es entender algo profundamente. Usted está en condiciones de pensar en ello de muchas maneras – en mis términos, utilizando las inteligencias múltiples.
Las escuelas de este tipo serán agradables a las múltiples inteligencias y ayudarán a los estudiantes matriculados en ellas.
6)- ¿Qué opinión le merece la polémica que surgió en torno a la obra The Bell Curve, de Murray y Herrnstein, y The Mismeasure of Man, de Stephen Jay Gould? ¿Podría valorarnos esas obras?
Algunos puntos específicos en el libro de Gould son inexactos o exagerados. Pero estoy muy de acuerdo con su evaluación general sobre la debilidad de las pruebas de inteligencia per se y, los a veces chocantes usos al servicio de los cuales han sido puestas las pruebas de CI. He escrito amplias críticas de The Bell Curve. Fundamentalmente, este libro salta a conclusiones acerca de la inmutabilidad de la inteligencia que son injustificadas. Cuando los individuos están motivados, cuando hay amplios recursos disponibles, y cuando existe una excelente pedagogía desde las primera infancia, hay mucho más potencial para el florecimiento intelectual del que Herrnstein y Murray pensaban. Vea los logros de los jóvenes de Asia oriental- éstos se deben a la cultura, y no a los genes.
7)-¿Qué está investigando ahora? ¿Cuál es su principal foco de interés? ¿Cuál el misterio que desearía desvelar?
Mi principal foco de interés ahora es el buen trabajo – la manera de definirlo, ¿cómo entenderlo, cómo criarlo. El buen trabajo es el trabajo que es a la vez excelente técnicamente, personalmente atractivo y significativo, y se lleva a cabo de una manera ética. Es bueno ser inteligente, y / o desarrollar múltiples inteligencias. Pero es mucho más importante utilizar nuestras capacidad para servir a los demás y la sociedad en general. Yo recomiendo que los lectores visiten goodworkproject.org o que miren algunos de nuestros libros, por ejemplo, Un Buen Trabajo (Basic Books) y Responsabilidad en el Trabajo (Jossey Bass).