Riqueza intervenida

Tras la caída del telón de acero, podemos alegrarnos de que los individuos tienen más libertad para elegir su destino. El colectivismo se ha erradicado prácticamente de la sociedad moderna y las normas se ajustan mejor a la naturaleza humana: «el hombre está condenado a ser libre».

Sin embargo, uno de los intersticios más importantes de la sociedad sigue todavía con antigüos vestigios de estatismo. Me estoy refiriendo a la economía, que es el ámbito más intervenido actualmente. Los estados, en simbiosis con los banqueros, pactan la creación de dinero bancario lucrándose a costa de un tercero: el ciudadano. Los bancos centrales, en simbiosis con los estados, deciden el valor de las variables que más influyen en nuestras decisiones económicas, como el tipo de interés.

Los precios, que en teoría deben reflejar la oferta y la demanda del mercado, son alterados por las decisiones del los organismos de planificación financiera. El BCE, por ejemplo, se ha fijado como objetivo mantener la inflación de la zona euro en el 2%, en lugar de dejar que el mercado se regule por sí mismo.

Intervenir en las variables que se ajustan espontáneamente, como los precios, es muy pernicioso. El organismo planificador no conoce la realidad económica tan bien como el conjunto de individuos que la componen e, indefectiblemente, la decisión del BCE siempre será más desacertada que la del mercado, por muy bienintecionada que ésta pudiera ser.

Suele decirse que la deflación es igual de peligrosa que una inflación severa. Incluso esta idea es admitida por numerosos interventores económicos. Pero esto es falso. La deflación en sí sólo indica que los precios están bajando, lo cual es positivo si es porque el coste se está reduciendo (por ejemplo, por la inclusión de una nueva tecnología) o negativo si es porque la demanda se contrae, al reducirse la renta o la riqueza de la sociedad. Por tanto, mantener constantemente el nivel de inflación es impedir el progreso, pues es similar imponer un tope a la riqueza de la sociedad.

Además ello es aún más negativo si tenemos en cuenta que, en una economía no intervenida, los precios se reducirían en un promedio de un 3% al año (como ocurriría en un sistema basado en el patrón oro). Lo cual es lógico, ya que surgen nuevas y mejores formas de producir, que reducen el coste y abaratan los precios.

Es por esto por lo que nuestras decisiones económicas realmente no son nuestras, sino de aquellos que deciden ad hoc cuánto dinero imprimir, cuánto subvencionar, cómo hacerlo, a quién beneficiar y a quién perjudicar.

Antonio Vegas
Antonio Vegas

Economista, especializado en finanzas. Apasionado de la libertad.

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8 comentarios

  1. Si desregularizar para que impere la ley del mas fuerte, muy biológico lo suyo, lo que hay que hacer es profundizar en la democracía para que el ciudadano pueda decidir en mayores cuestiones, o cree usted que la mayoria de los españoles esta en desacuerdo con que si no se puede pagar un piso se entrega la llave y deuda resuelta, por ponerle uno de los ejemplos.

    Ya he visto como regulan las entidades privadas, ejemplo Moddy y la verdad que su independencia esta muy, pero que muy lastrada.

    Yo solo me creo lo que sale de urna, ¿y usted?

    • No se trata de desregularizar ni de regularizar, sino de eliminar privilegios y de que nadie decida por nadie. En consecuencia, sin privilegios (que siempre los otorga el Estado) no hay necesidad ni de regularizar ni de desregularizar.

      Usted no concibe otra alternativa y le pido que sea más heterodoxo. Usted sólo observa que los bancos actúan sin regla y que nos extraen todo el dinero, provocando desempleo y malas condiciones. Pero lo cierto es que las consecuencias negativas del sistema bancario es los privilegios obtenidos por el Estado, que no tiene ninguna empresa. ¿Hay que regularizar o desregularizar Google, Yahoo o Intel? No, porque no tienen privilegios; todo se debe a su esfuerzo y a que la gente les gusta su actividad.

  2. Bueno, parece como si usted no hubiese estado en los últimos años en el planeta, donde ha habido que inyectar dinero público a grandes bancos para no colapsar el sistema financiero, y muchos de ellos con grandes sueldos que han llevado a la ruina a estas entidades financieras, y encima se han marchado bien indemnizados, y eso si, una vez que toda la colectividad ha tenido que asumir sus perdidas, entonces han puesto el dedo en la llaga para hablarnos de la deuda del Estado.

    Para medir el grado de protección del ciudadano frente al Estado y frente a la iniciativa privada:

    La magistratura de lo social frente a la magistratura civil, el más debil es mejor tratado y mejor garantizados sus derechos en la social que la civil, con solo hablar de costas la magistratura civil se ensaña con el más debil.

    Los fondos de pensiones, estan mejor garantizados por parte del Estado, que los planes de pensiones privados que se ven afectados por crisis financieras que aparecen en el tiempo, como de un virus o epidemia se tratará, al que se le llama codicia.

    Energia nuclear en Francia esta en manos del Estado que asume todos sus costes, nos pretendian vender energía electrica a 82 euros el MW, frente a la inciativa privada española que tiene referenciado este coste a 36 euros el MW, eso transfiriendo el coste de seguridad (protección, simulacros, responsabilidad civil en sus justos terminos, Fukushima supera los 1.500 millones de euros en daños) y gestión de residuos (transporte, seguridad del mismo, deposito presente y futuro).

    Mire su capitalismo es un fraude, mucha liberalidad, mucha no intervención, y al final si hay un problema a colectivizar las perdidas, la libre competencia brilla por su ausencia, pero es que además ese capitalismo siempre pretende imponer su poder e influenciar las normas que se dictan a su favor, lobby petroleros, bancarios, nucleares, alimentarios, eólicos, del carbón, etc, y el consumidor el más desprotegido, de verdad de la buena, no me creo ninguna de sus buenas intenciones.

    A veces, creo que en este mundo tenemos alzheimer, o que nos olvidamos de nuestro pasado, volviendo a viejas ideas fracasadas sin pretender enmendar los errores cometidos del pasado. Aunque usted no lo crea yo pienso que el Estado es menos codicioso que la iniciativa privada, y eso que tiene muchos males también.

    La codicia no es buena, de verdad, es un virus que provoca epidemias.

    • Por tanto, no se trata de regular más, sino de eliminar los privilegios bancarios otorgados por el Estado.

  3. Llama la atención lo que dice usted del liberalismo, pero no se refiere a los bonos basura, las hipotecas basura, y a muchos productos financieros tóxicos que el liberalismo ha dejado circular, es como si en la industria alimentaria se podría consumir aceite de colza desnaturalizada, no hay regla se vende todo.

    Otro cantar, cuando la oferta esta en manos de unos pocos, oligopolios, llamese mercado del petroleo, de electricidad, de comunicaciones en España, el consumidor dispone de muy poco margen maniobra par intervenir en el mercado, y un libre mercado la oferta y la demanda tienen que estar equilibrada.

    Que le voy a decir de los servicios financieros y seguros con toda su burocracia jurídica donde el consumidor se pierde sobre el producto elegido y en caso de contingencia, es vapuleado por los mercenarios de la ley.

    Ustedes como los comunistas, como todas las ideologias y religiones de la humanidad pretenden montar escenarios donde sus teorias se cumplen en  un mundo ídilico, pero la realidad es mucho más voraz frente al individuo libre pensante, amenazado y chantajeado por los poderes de turno que tratan de someterlo incluso en el bien más preciado que Dios le dió que es su libertad para pensar, para decidir su destino, para crear al servicio de la colectividad y de si mismo, y la colectividad poner las herramientas para el desarrollo de su personalidad, sin más límite que aquel que el inviduo no desease para sí mismo y no interfiriera la convivencia pacífica.

    • Como usted dice, la oferta y la demanda deben estar equilibradas, con la máxima libertad de elección en sus alternativas. Pero ni en el sistema bancario, ni en los cárteles petrolíferos, ni en las empresas energéticas ocurre eso. Le diré por qué.

      El sistema bancario está ampliamente intervenido por el Estado, no me puede negar eso. En primer lugar, el número de bancos está limitado por el Estado; es decir, no existe libertad de creación de empresas, como en otros ámbitos (alimenticio, informático, etc.). En segundo lugar, el Estado, mediante el Código de Comercio, permite a los bancos convertir los depósitos en préstamos; dicho de otro modo, el dinero que alguien deposita en el banco, no está realmente depositado, sino que es prestado. Cito textualmente del artículo 180 del Código de Comercio: «los Bancos conservarán en metálico en sus Cajas la cuarta parte del importe de los depósitos y cuentas corrientes«. Esto genera la creación de dinero bancario, que termina induciendo las crisis económicas. En tercer lugar, los bancos centrales inyectan dinero a los bancos inviables, como si de una subvención estatal se tratase.

      Si realmente el sistema bancario fuese libre, los bancos que mal actúan quebrarían y, al no tener ayuda estatal, no permanecerían actuando de esa forma. Un sistema bancario realmente libre actuaría igual que cualquier empresa sometida a los principios de la libertad (como una alimenticia o automovilística). Sobre todo, porque al poderse crear bancos sin restricción existirá una competencia que obligará competir por la satisfacción del cliente.

      ¿Por qué cree usted que en el mercado alimentario no se vende aceite de colza desnaturalizado? Porque hay competencia. Oviamente, si hubiera diez empresas alimentarias en España, ambas respaldadas por el gobierno, y ayudadas cuando estuvieran a punto de quebrar, venderían con una calidad paupérrima. Se generan bonos basura por todo lo expuesto anteriormente, que puede resumirse en los privilegios otorgados por parte del Estado.

      Con respecto a las eléctricas y a las petrolíferas le recomiendo que no generalice, pues hay muchos lugares en el mundo y empresas que sí funcionan bien con libertad. Bien es cierto que ambos mercados funcionan mal en varios lugares, pero ello no es más que por lo dicho anteriormente: la intrusión estatal. No hay nada más que ver que la OPEP, el organismo con mayor poder sobre el petróleo, es un cártel interestatal. ¿Qué más estatismo que ése?

      Luego, no se trata de regular más, sino de eliminar los privilegios bancarios otorgados por el Estado.

  4. Plenamente de acuerdo, pero ¿qué podemos hacer para conseguir una sociedad que disponga de libre mercado?.

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