Exportando nuestras miserias

No logro salir de mi ignorancia al leer en el blog de Mary White el sabio parecer de la autora sobre la descoordinada multilateralidad de la invasión de Libia. Decía el otro día en Madrid Opina el analista político Florentino Portero que para amparar semejante despropósito la legalidad internacional (y en general toda legalidad) resultaba un instrumento sumamente útil y flexible, por su característica e intrínseca ambigüedad. Dicha legalidad vale para un roto y para un descosido. Podemos decir que es una “operación de liberación del pueblo Libio” o que es un intento de “derrocar a un tirano y establecer la Democracia”.

Imagen cortesía de Barcepundit. Click para ver artículo original.

Ya hemos visto en Irak y en Afganistán la fragilidad inherente a todas esas democracias de cartón piedra. Si Hussein puso tanques falsos de ese mismo material, para fingir que disponía de más fuerzas de las que realmente tenía, los salvadores y liberadores del pueblo irakí probablemente no hayan hecho otra cosa distinta al tratar de instaurar una “democracia occidental” en esas tierras con una larga tradición de tiranías.

Antes teníamos salvapatrias, pero esos personajes y grupos han pasado a formar parte de las curiosidades de la historia, y los que quedan se consideran excéntricos desmedidos. Ahora lo que se estila es salvar la patria ajena, y a ser posible reformarla de raíz, de acuerdo con nuestras instituciones y valores, lentamente evolucionados a lo largo de cientos de años. Mientras renegamos, esquizofrénicamente, dentro de nuestras cada vez más difuminadas fronteras, de las mismas instituciones y valores que tratamos de exportar.

¿Qué hay de verdaderamente bueno en el llamado Occidente que merezca ser exportado? No ciertamente la democracia, o no al menos entendida como aquí se entiende, como lucha de intereses contrapuestos y reparto de tartas geográficas, políticas y económicas sobre una base de demagogia y su dialéctica con la locura y necedad colectivas. Lo que debiéramos exportar es la libertad, pero entendida en un sentido profundo, no como libertad para votar, reunirse, expresarse o asociarse, que también. Lo que verdaderamente debiéramos exportar es el capitalismo, el sistema de mercado, y un régimen jurídico que preserve la libertad de contratación y la propiedad privada.

¿Debiéramos presumir, pues, de libertadores, si lo único que hacemos es derrocar a un tirano para poner a otro, o bien a una asociación de tiranos colegiados? ¿No estamos acaso exportando nuestras miserias?

El tiempo dirá, como siempre.

Germanico
Germanico

No hay aprendizaje sin error, ni tampoco acierto sin duda. En éste, nuestro mundo, hemos dado por sentadas demasiadas cosas. Y así nos va. Las ideologías y los eslóganes fáciles, los prejuicios y jucios sumarios, los procesos kafkianos al presunto disidente de las fes de moda, los ostracismos a quién sostenga un “pero” de duda razonable a cualquier aseveración generalmente aprobada (que no indudablemente probada), convierten el mundo en el que vivimos en un santuario para la pereza cognitiva y en un infierno para todos, pero especialmente para los que tratan de comprender cabalmente que es lo que realmente está sucediendo -nos está sucediendo.

Artículos: 465

19 comentarios

  1. Ja ja ja,  Mill. O como decía Winston Churchil: «La democracia es el peor sistema de gobierno si excluimos a todos los demás»
    Mucho mejor haríamos en occidente en poner orden en nuestra casa, limpiar nuestras instituciones públicas y buscar en profundizar en una democracia que respetase los derechos individuales y la libertad personal.
    Pero como dice germánico: «Es políticamente incorrectísimo»…..Como sigamos así el Rubalcaba nos manda a la GC para regalarnos unas largas vacaciones a la sombra, en hotel estatal a gastos pagados …………ah ¡Y paro al salir!

  2. Uy, Mill, cuidado con lo que dices, que es políticamente incorrectíssssimo!!!!

  3. Germánico, me ha gustado tu idea de asíntota; aunque dudo de cuáles son los planos; la izquierda andaba en la democracia del pueblo, luego en la democracia igualitaria y ahora…digo de verdad que no creo que sepan en que democracia creen salvo aquella en la que manden ellos; en cuanto a la derecha estaría de acuerdo contigo si una milésima parte de quienes se definen como liberales saben o han oído hablar de qué es el anarcoliberalismo.
     

    • Sea como fuere, Ángel, el hecho es que las ideas de la izquierda tienen de lejano referente  a la democracia, mejor o peor entendida. Los liberales (hemos de distinguirnos de otros homo politicus denominados «de derechas»)   tenemos por referente un estado de cosas sin Estado, y con relaciones libres y voluntarias basadas en contratos, esto es, el anarcocapitalismo, le pongamos o no ese nombre o sepamos o no que es un faro que nos guía. A partir de ese ideal especulamos con distintas formas de Estado limitado y, por supuesto, de limitar el poder del Estado.

  4. No están preparados, en estos países, para una democracia tan avanzada…..

  5. Ni nuestra democracia ni nuestra libertad pasan los controles de calidad necesarios para poder exportarlos y el  capitalismo se nos va al carajo.
    Solo podemos exportar humo: zapateradas.

  6. Los hombres de acción escasean tanto como los de buena cabeza, dicen en el artículo. En esta época relativista cualquier energúmeno disparatado pasa por hombre de acción y cualquier bobo solemne por sabio.  ¿Y es a eso a lo que nos ha conducido la democracia representativa? ¿Con dichos representantes, cuál cabe suponer que es la talla de los representados?

    Las circunstancias exigen una democracia liberal, pero nos hemos quedado sin la segunda parte de la fórmula.

    •  
      «.. nos hemos quedado sin la segunda parte de la fórmula.»
      ¿quizá porqué no hay primera parte, democracia pura, directa, sin diferencia entre gobernante y gobernado?
       

        • O, dentro de un interrogante, «por qué». Pero eso no tiene mayor importancia.

          Quizás esa democracia directa y pura no sea factible, como tampoco lo es una sociedad liberal pura. Pero sirven como sueños, acaso utopías, como asíntotas hacia las que tienden las ideas de cada cual.

          Es posible que lo que diferencia a un «liberal» de derechas de uno de izquierdas sea la asíntota hacia la que se siente atraído, siendo la de la izquierda del plano la de la democracia idealizada y la de la derecha la del anarcoliberalismo. 

          O algo parecido. 

  7. Y el Dios-hombre subió a los cielos al tercer día, y dejó a la humanidad abandonada nuevamente a su suerte….

  8. Eugenio D´Ors advertía laausencia de un tipo ejpañol de héroes: los héroes del tres de mayo. Para que aquello no se quede en otro motín malthusiano o en el enésimo circo «revolusionario», serán necesarios esos hombres capaceds de cumplir laimportante y callda gesta del día siguiente. Cabezas perseverantes que lleven a buen término el fervor y elfrenesí del día 2, cuando ya los muecines no convoquen a empresas urgentes.

  9. ¿Y cuándo podemos empezar a exportar unos cuantos bancos y cajas?, pero tendrán que cumplir los preceptos del Islam.
     

  10. Exportamos onanismos púbicos y congresos de los imputados, pero no nuestras mejores creaciones y, en efecto, Ángel, no tenemos hijos, con lo que importamos los hijos de otros lugares, de otras culturas, que se traen consigo sus ancestrales costumbres, con lo bueno y lo malo que tengan.

  11. Estoy contigo Germánico.
    Dices «¿Qué hay de verdaderamente bueno en el llamado Occidente que merezca ser exportado?».
    Y eso me hace recordar la anécdota dicen que real (si no lo es, al menos es plausible) del diálogo entre un turco-alemán y un alemán germánico. Le dice el primero al segundo:
    «Pero ¿¡qué clase de civilización nos queréis vender si no queréis tener hijos!?.
    Es para meditarlo.
    Saludos

    • No veo el aliciente de tener hijos. Cuando yo los tuve al menos los podía enviar a buscar tabaco.
      Ya no.

Los comentarios están cerrados.