Soy un seguidor irredento del programa radiofónico “Herrera en la Onda” mientras llego cada mañana de casa al trabajo. A eso de las 8.40 a.m. da comienzo su fabulosa tertulia matinal que introduce con su famoso ¡¡¡A los carromatos que vienen los indios!!!. Todas las mañanas Herrera y sus tertulianos azuzan a sus caballos y galopan y galopan tratando de salvarse de lo inevitable: de perder sus cabelleras a manos de los indios. Saben que no los pueden enfrentar sin sucumbir, y su única esperanza es cruzar las vías del tren antes de que el ferrocarril llegue para interponerlo como parapeto entre ellos y sus feroces perseguidores.
El gobierno de España parece que también se ha instalado en esta misma estrategia: una huída hacia adelante. Hace ya varios años que todos los vigías le avisaron de la irremediable llegada de los pieles rojas y de las malas intenciones que traían. Durante todo ese tiempo nuestro Gobierno lo negó hasta la saciedad. Cuando los gritos de los indios ya eran demasiado claros como para seguir negando su cercanía se aceptó que podían estar ahí. Pero no ha sido hasta que sus flechas han caído sobre nosotros y han dejado en la cuneta a 4,5M de habitantes cuando anunció que tomaría medidas.
Hemos visto que en su camino los indios han arrasado con la caravana griega y hace unos días con la irlandesa. Los carromatos portugueses están a punto de caer, y cada vez se siente con más fuerza el aliento de los caballos indios en nuestras españolas nucas.
El 7º de Caballería alemán nos avisa constantemente para que tomemos medidas, pero por estos pagos seguimos anclados en la inacción más absoluta. Hay un dicho en el lejano Oeste que reza que cuando la cabellera de tu vecino veas pelar…
Todavía no nos lo creemos o preferimos negar la realidad que se nos viene encima. Nos cerramos a abandonar en nuestro camino una serie de lastres que nos impiden alcanzar la velocidad de escape que necesitamos. No queremos cortar las correas que unen nuestros caballos a algunas carretas pagadas por todos que les han venido de miedo a algunos para alojar a los de su familia o a los del clan.
Ya es tarde. Si hubiésemos empezado la huída hacia adelante hace tres años quizá habríamos tenido alguna posibilidad de salvarnos y salvar la mayoría de los enseres que poseemos. En este momento aunque empecemos a cabalgar a toda prisa dudo mucho que evitemos ser alcanzados por las afiladas hachas apaches. Ya es tarde, y sólo tenemos dos posibilidades: morir a manos de los indios o arrollados por el tren.
El presidente RodrígueZ ha repetido hasta la saciedad que España no será rescatada por la UE. Y creo que por una vez acierta en su afirmación (no se hagan ilusiones: un reloj estropeado también da la hora exacta dos veces al día). No seremos rescatados no porque no vayamos a entrar en bancarrota -como él afirma- sino porque no habrá nadie dispuesto a darnos la ingente cantidad de dinero que exige nuestro rescate. No seremos rescatados por una sencilla razón: no hay dinero suficiente para ello sin hundir al rescatador que lo intente.
Señores, esto se acabó. Es sólo cuestión de tiempo. Los ajustes que han tenido que imponer Grecia e Irlanda son nimiedades de patio de colegio comparados con los que ha de hacer España. Pero ya, sin tardar. Sí, hay que soltar la mayoría de los carromatos, arrojar la inmensa cantidad de lastres y de cosas absurdas que nuestro elefantiásico estado ha ido acumulando en este tiempo de bonanza, y hay que azuzar a los caballos con fuerza, hasta el límite de sus fuerzas.
Nada de esto se hará, bien lo sabemos. Nuestra caravana caerá, la práctica totalidad de nuestros carromatos serán incendiados y casi todos perderemos nuestras cabelleras o una buena parte de ellas. Y digo casi todos porque los culpables de que nos encontremos en esta situación –los irresponsables que nos gobiernan- tienen bien cubierto el riñón. Ellos verán pasar de largo a los indios, verán cómo se ceban en la población. Mientras ellos estarán sentados en sus atalayas de cuero azul echando la culpa de nuestras desgracias a los demás, a los otros. Todos, menos ellos, serán responsables de la debacle.
¿No oís el pitido del tren? ¿Cuándo harán caso de una vez a los que gritamos desde hace tiempo ¡¡¡A los carromatos que vienen los indios!!!?
Habíamos robado al futuro y el futuro llegó. No hay dónde huir.
Carlos Herrera es un entrañable y exitoso bobo útil del nacionalismo catalán. que capitanea una medio similar en sus objetivos a los de La Razón.
Y a los que avisamos hace años de la crisis y se nos tildó de antipatriotas, como se le llamaría en el lejano Oeste? Supongo que seríamos los cuatreros o la banda de Billy el Niño, por ir siempre en contra de la Ley (la ley de ZP, claro)
Un fosforo.
La metáfora es apropiada, pero hasta que la gente no vea cómo el pillaje explícito y sin ambages ni florituras recae sobre sus posesiones no tomará conciencia.
Rafaben, ojalá al primero que se cargasen fuese al inane que nos desgobierna. Pero no, él dejará su puesto de preZidente llevándose una buena pensión vitalicia. El problema lo vamos a tener los demás. Él/ellos vive en su atalaya con el rión bien cubierto
Huber, no identifico los indios con los mercados, sino con la crisis galopante y galopadora que nos saetea a diario. Los mercados suelen ser todo lo contrario. Si eres fiable confiarán en ti, si eres un impresentable populista que juegas a la ruleta rusa con tu país huirán de ti como de la peste. Y tampoco identifico a RodrígueZ como un enorme conductor de la caravana patria. Precisamente es todo lo contrario: por no haber hecho su trabajo de guía nos encontramos donde nos encontramos.
Y sí, coincido con vuestras apreciaciones: ya estamos en el tiempo de descuento, y la cosa pinta rematadamente mal
Bravo por dramatismo y sentido de la aventura pero ni los mercados son los indios, ni ZP un abnegado conductor de caravanas que nos conduce a las inmensas praderas doradas del Oeste. En todo caso ZP es el guia corrupto y borrachín que lleva a los pobres pioneros a una emboscada de la que sólo pueden huir abandonando todas sus posesiones y cruzando una escollera fatal sobre un abismo infinito.
Hoy el «líder» ha estado ausente, aunque los tertulianos han seguido galopando como cada día y han dejado claro que los indios nos van a pillar de un momento a otro y al primero que se cargarán será al peculiar «General Custer» que nos dirige…