Es sabido que los Bestiarios son tratados propios de la Edad Media que contienen la descripción de animales reales o fantásticos, y que se suelen presentar en correspondencia con virtudes o pasiones humanas, a las cuales, mediante un complejo sistema de símbolos, representan.
Alonso Quijano, «El origen de la representación de los Bestiarios: el grotesco».
A mí cuando me hablan del representante pienso en Belén Esteban o en la Rosa de España. Los artistas, famosillos y demás fauna mediática no tienen porqué saber gestionar sus contratos, ser expertos en estrategias de comunicación, de imagen y todo lo demás. Para eso está el representante. O estaba. Él hablaba con los teatros, las salas, las cadenas de televisión, las radios y contrataba en tu nombre actuaciones, entrevistas, apariciones… Todo eso a cambio de un porcentaje (variable) de tus beneficios, claro.
Pero el representante es un concepto más amplio y con una carga de profundidad que a veces se nos escapa. La representación simbólica es una herramienta cotidiana de trabajo de nuestra mente, en el piso de lo consciente pero también de la planta superior donde habita el subconsciente. Gracias a esta capacidad hablamos, imaginamos, dibujamos y comprendemos un mundo complejo.
A nadie se le escapa que los símbolos, las representaciones, las metáforas… no son la realidad, y que cuando el representante de Brad Pitt habla en su nombre, no habla Brad Pitt sino otra persona, y si firma una entrevista en televisión ese contrato debe llevar la firma de Brad Pitt para ser válido, a menos que Brad haya firmado una autorización expresa, cediendo su voluntad y poniéndola en manos de su representante. Y ahí es cuando empieza el lío.
Hoy en día vivimos en una sociedad repleta de representaciones. La democracia es representativa. Los sindicatos (al menos en España) son representativos. El Jefe del Estado viaja representando a la nación de la que es monarca o presidente de la República o tirano o dictador.
Y yo, representada por unos gobernantes, por un Jefe del Estado, por unos sindicatos… estoy al albur de un puñado de personas que deciden por mí, en mi contra, y viven de mi dinero. ¿Cómo se ha llegado a esta situación tan grotesca? Pues sigo dándole vueltas. Creo que el hombre de hoy, que echa la vista atrás, hacia una historia sesgada, la que conviene mirar, se agarra a los mitos, a los símbolos, para negar esa realidad que nos dice que seguimos siendo siervos que entregan su trabajo al señor, aunque éste ya no habite castillos, sino Casas Rosadas, Blancas, Moncloas o Zarzuelas…
Estos sindicatos que convocan una huelga porque pasaban por aquí, y resulta que ya hay una convocada en el resto de Europa, no me representan. No, cuando mantienen un mercado de trabajo artrítico por los convenios colectivos (que se llamen colectivos es de coña). No, cuando no han hecho nada ante la pasividad del gobierno ante la crisis, negada durante meses. No, cuando montan piquetes al servicio del Gobierno (más en las Comunidades Autónomas no gobernadas por el PSOE), agreden y obligan a no trabajar. No, financiados con mi dinero y no de sus afiliados, malversando fondos, trincando dinero de los sufridos españoles. No, porque mantienen un número grotesco de liberados sindicales que viven de los demás. No me representan. No simbolizan al trabajador. Simbolizan la podredumbre política.
¿Y dónde quedamos los ciudadanos? Estamos donde siempre: los Poseidones, Zeus, Afroditas y Hermes se han transformado en otros personajes que nos entretienen y nos permiten echarles la culpa y disimular nuestro conformismo. Mientras tenga la tripa llena y me crea que porque deposito un papel (mojado) en una urna vivo en una sociedad «moderna» donde impera la ley y se proclama la libertad, no me sentiré obligado a mover un dedo, a cambiar el status quo. No vaya a ser que tenga que renunciar a la tele de plasma, a las gambas de plástico y al oropel.
¡Qué caro estamos pagando un plato de lentejas!
María, hace tiempo que tengo claro que lo único que ha cambiado desde la Edad Media es que las clases trabajadoras tienen mejor calidad de vida….pero la nobleza sigue siendo la nobleza (véase como heredan de padres a hijos las dinastías políticas, sin importar el color político), aquí y hasta en los Estados Unidos (llevan décadas gobernados por las familias Bush, Clinton o Kennedy). Me encanta cómo escribes desde las tripas.
From the Wilderness, creo que el único refugio de pensamiento y libertad que va quedando es La Red. La próxima batalla mundial ya ha empezado a librarse: el control de internet por parte de los de siempre con excusas como la seguridad, la lucha contra la delincuencia, etc. Mientras podamos, por lo menos, pensemos y comentemos (aunque como dice una amiga mía, que probablemente lea esto, a veces es agradable escribir sin que importe si alguien lee nuestras reflexiones o no)
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En mi opinión, ya no son tiempos de lamentos y desgraciadamente seguimos en actitud de plañideras.
Existe una masa crítica de españoles que perciben el engaño, que son capaces de hablar de él. No sólo se critica al gobierno, tambien a la oposición recogenueces, a los sindicatos mafiosos, a los empresarios ventajistas, a toda la maleza pícara que hemos dejado crecer durante años. Es todo un régimen que se agrieta.
Sin embargo la incultura sociopolítica, el desconocimiento de la historia y un enmascaramiento masivo de la realidad por parte de los Medios mercenarios sitúan en una especie de limbo a la ciudadanía.
No se perciben salidas (yo tampoco) y comienza a expandirse una especie de amargo pesimismo, que progresivamente va minando la capacidad de reacción. Ni siquiera próximas réplicas del terremoto económico harán que se diga ¡basta !. Hemos sido inoculados con el bacilo del suicidio colectivo. Lá única preocupación es caiga otro antes que yo.
Muchas veces tiendo a la depresión y me pregunto si no es algo ya diseñado por otros más poderosos. Que el papel que nos han asignado en el cónclave internacional es el de la Tierra Media, lugar periférico e inhóspito donde se celebrarán los torneos y batallas, lejos de las polis selectas. Creo que el 11M fué un punto de inflexión. Si no fué ETA y tampoco yihadistas ¿quién fué? ¿a qué se orientó? Si alguien tiene mejor explicación estoy abierto a escucharla. Por favor, ahórrenme lo de conspiracionista.
Hemos perdido muchas oportunidades de aprovechar ayudas y recursos ajenos y nos las hemos «fumado». Creo que se acabó el crédito y llegan malos tiempos, no sólo económicos. Estamos ya en la encrucijada : ¿saltamos al precipicio o nos damos la vuelta?
Lo que más me asombra de todo esto es que casi nadie vea lo obvio -que es lo que cuentas- y, cuando lo pronuncias, te llaman sabiondo, listillo o cosas peores.
No sólo estamos bien con nuestras carísimas lentejas, es que no queremos que nos digan lo caras que son. Siempre es mejor vivir feliz soñando un mito que infeliz sabiendo que no existe … o nos lo roban.