La letanía ahora se aprovecha de Lomborg. Y, para variar, sin demasiada razón

Está dando la vuelta al mundo la noticia de que, por resumir mal y pronto, Bjorn Lomborg, hasta hace unas horas azote de los ecologistas, ha cambiado de bando. Todo esto viene a colación por una entrevista que el danés le ha concedido al diario británico “The Guardian” . De acuerdo con el artículo en cuestión:

Given this background, the title of Lomborg’s new book immediately indicates a change of emphasis. It is called Smart Solutions to Climate Change: Comparing Costs and Benefits. This impression is reinforced by comments in the introduction that climate change is «undoubtedly one of the chief concerns facing the world» and «a challenge that humanity must confront».

Para dar más detalles:

Instead of being near the bottom of actions governments should take, as Lomborg argued in 2004, his new book proposes a global carbon tax to raise around $250bn a year to fight the effects of rising temperatures and sea levels. The money would be divided between clean energy research and development ($100bn); low cost geo-engineering solutions such as reflecting solar energy back into space ($1bn); and adaptation to the effects of climate change ($50bn). He further suggests $99bn of the $250bn should be held back to spend on traditional development activities such as clean water and better healthcare in poor countries.

BJORN LOMBERGEsto es el fondo del asunto. Todo ello por la publicación de su nuevo libro “Smart Solutions to Climate Change”, que, por la expectación levantada, va a ser un auténtico espectáculo.

¿Repercusión? La Cadena SER aprovecha para decir que era negacionista (algo que no era, ni del Holocausto ni del cambio climático), El Mundo le pone de escéptico del cambio climático (algo que no es, aunque sí de hacer disparates con este argumento), Ecodiario lo pone como el mayor opositor a las teorías del cambio climático (otra bobada que demuestra que no le han leído), el New York Daily News afirma que Lomborg considera AHORA una amenaza internacional… Luego está lo de Howard Friel, que no tiene nombre. No me preguntéis porqué, pero aquí todo el mundo se ha arrimado el ascua a su sardina.

¿Qué ha hecho Lomborg? No tengo el libro, así que tengo que interpretar. Ha cogido a cinco economistas y les ha planteado las ocho principales soluciones que se proponen, para que den su opinión. ¿Dónde está la historia? Lo que está planteando Lomborg no es que nos adaptemos un poquito para sobrellevar el Apocalipsis climático que se nos avecina de mala manera. Lo que plantea Lomborg es acabar a grandes rasgos con el problema. Para ello, entre otras medidas, hay que investigar mucho en energias limpias, hacer que las nubes bloqueen la luz del sol y crujir a los contribuyentes a impuestos con el CO2 para financiarlo. Y con esto, el problema podría estar esencialmente resuelto.

Examining eight methods to reduce or stop global warming, Lomborg and his fellow economists recommend pouring money into researching and developing clean energy sources such as wind, wave, solar and nuclear power, and more work on climate engineering ideas such as «cloud whitening» to reflect the sun’s heat back into the outer atmosphere.

[…]

Later in the book, reflecting on analysis by five economists of eight types of solution, he estimates that spending $100bn (£65bn) a year «could essentially resolve the climate change problem by the end of this century».

Veamos los antecedentes: Lomborg publica un libro hará unos 10 años llamado «El Ecologista Escéptico». El libro dice muchísimas cosas. Con datos que se podían comprobar, fiables y que aplastaban a todo progre descerebrado que se pusiera por delante (y lo hizo con cientos y cientos de ellos, única razón por la que se le odia por aquellos lares intelectuales), algo así como lo que están haciendo los medios con su nombre. Esto no quiere decir que sí existan problemas reales. Una vez detectados estos problemas, se deberían analizar para ver hasta qué punto son importantes y, con datos, calculadora y mucha cabeza, intervenir. Lo cual incluye a Papá Estado. Página 440:

«La importante lección sobre el debate del calentamiento global es triple. En primer lugar, debemos tener muy claro de qué estamos hablando: queremos gestionar el calentamiento global de la mejor forma posible o preferimos utilizar el calentamiento global como escalón para otros proyectos políticos». A juzgar por lo que están haciendo los medios de comunicación, va a ser la segunda. […].»

Y sigue más adelante diciendo que hay que usar la cabeza a la hora de tomar decisiones. De hecho, de los dos cálculos sobre el cambio climático y sus consecuencias, ambos implicaban invertir una cantidad de pasta muy considerable (el Stern y el Nordhaus), él se decanta por el Nordhaus (página 421) –ahora se ha pasado al Stern, aunque con matices importantes-. Pero él afirmaba que el foco de interés debería de ser otro: empezando por hacer que los pobres dejen de ser pobres y medidas concretas para problemas concretos, y no un plan quinquenal planetario.

Lo divertido viene ahora. Página 441: «No se trata de 5 o 10 billones de dólares. Ni mucho menos. Yo sigo creyendo que deberíamos utilizarlos de la forma más sensible que podamos».

Y, ahora, Lomborg está hablando de 250.000 millones de dólares anuales. Por acabar con el problema. Señores, que en la pasada Cumbre de Copenhague se propuso gastar 30.000 millones de dólares en tres años (1) para empezar a paliar el problema…

Lomborg es lo que es. Un pedazo de estadístico capaz de masacrar a cualquiera con datos. Y socialdemócrata. De hecho, nunca lo ha ocultado. Aquí podemos ver un vídeo en el que habla del problema del calentamiento global y cómo deberían ser invertidos los recursos.

Personalmente, creo que Lomborg es honesto. A partir de ahí, podrá equivocarse o no (a mí, poner impuestos a la producción de CO2 me parece un disparate en todos los términos). Pero conviene recordar que a este señor ya se le ha crucificó ante un comité por deshonestidad científica (y después absuelto).

Desde luego, no va a tener muchos colegas en la esfera ecologista. En Amigos de la Tierra afirman de él:

«But he is still dangerously attracted to pursuing the cheapest, more risky geo-engineering solutions, is putting too much faith in future technologies and R&D, and is not giving enough support to the urgent need to reduce current emissions through rapid deployment of existing solutions and behavioural changes.»

A mí no se me ha caído ningún mito, aunque tengo curiosidad por conocer su opinión al respecto. A quien se sienta mal siempre le quedará James Delingpole. A otros, Pachauri. Por mucho tiempo, según parece.

Burrhus el elefante neocon
Burrhus el elefante neocon

Manolo Millón.
Licenciado en Psicología.
Máster en Dirección de Recursos Humanos.
De vuelta cuasiobligada en Málaga

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16 comentarios

  1. Tampoco soy un gran experto en el tema, Pedro. Sé un poquito. Lo mejor que puedes hacer para saber qué clase de gris defiende Lomborg es leerlo tú mismo.

    Perdón por el retraso en la respuesta. Mucho curro.

    Saludos.

  2. Querido Burrhus:

    Está muy claro que tú sabes mucho más de esto que yo, y no entraré a un debate para el que no estoy preparado.

    Pero manteniéndose, como lo hace, cuidadosamente en lo «gris» de la cuestión, Lomborg al final parece como si no estuviera defendiendo en realidad ninguna idea. Así es muy fácil.

  3. Creo, estimado Pedro, que no es tan así. Esto no va tanto de blanco y negro, sino de tener unas ideas y defenderlas con honestidad.

    Yo, como liberal, simpatizo con la gente que sigue sus principios, aunque se pueda equivocar. No creo que sea tanto el poner velas a Dios y a Satanete como que sinceramente cree que hay bastante de gris en la cuestión. Y, teniendo en cuenta que él quiso despellejar a Julian Simon, con más razón.

  4. Entonces Lomborg necestiba efectivamente el dinero antes de lo que yo pensaba.

    La conclusión es que puso las dos velas, a Dios y al diablo, desde el principio.

  5. Yo tengo que decir que me ha decepcionado Lomborg.

    Le pone una vela a Dios y otra al diablo.

    Debe necesitar el dinero proveniente de las instituciones que defienden la tesis del cambio climático(ex calentamiento global) antropogénico.

  6. Un poco flipante lo de la prensa. Lo que enlazas del Guardian de las esencias tiene un pase. Lomborg cambia su «tono». Bien, se corresponde, aunque no explica las razones del cambio. Pero, ¿El Mundo? «El mayor ‘climaescéptico’ admite ahora la gravedad del calentamiento global».

    ¡Caramba! ¿Y por qué admite ahora esa gravedad? ¿Algún motivo especial para caerse del caballo? A El Mundo eso no le interesa, y no indaga. Ninguna mención. Y la cara de imbécil que se le queda al lector es un poema. Y eso sin tener en cuenta la peregrina idea de que el mayor «climaescéptico» sea un economista. ¿Se dedican al clima ahora los economistas? De traca.

  7. Hombre, para eso nos gastamos la morterada de dinero, en pagar a científicos incapaces de hacer bien la estadística en la cual basan sus estudios (véase el ejemplo del CRU). Claro, los del CRU podrán ser unos inútiles integrales, pero todos… El clima cambia. Eso lo decimos todos. El tamaño del problema sí es discutible. Y en ello se está.

  8. Pues yo creo que más importante que la respuesta (público o privado) es si la pregunta es correcta, o mejor, si existe la pregunta (el problema).

  9. Querido JAHD: Todos funcionamos así. Recordamos aquello que nos conviene. En el caso de los medios duele mucho más, en tanto que tiran de prejuicio. Y, sinceramente, creo que quienes han redactado el artículo ni siquiera se han molestado en leer a Lomborg en diagonal. Sólo así puede entenderse la cafrada de la SER. A mí me parece más grave que te repliquen con un dato contundente y lo ignores. No lo digo por ti, hablo en general.

    Sobre el cambio climático, esto que dices es lo que presuntamente hace el IPCC. Aunque muy chapuceramente, a juzgar por los últimos escándalos. No creo que sea la cuestión más importante. Para mí, esa cuestión es si la respuesta pasa por la esfera de lo público o de lo privado. La virtud de Lomborg es que plantea la intervención pública desde lo racional, con lo que puedes discutir. A ver quién le pone el cascabel al gato… y no sólo desde el lado ecologista, sino también desde el escéptico y el liberal. En cualquier caso, el reto es muy interesante.

  10. La primera conclusión es que los progres leen a medias para sacar las conclusiones que les interesan, que realmente son sus premisas.

    La segunda, que el tema del cambio climático hay que tratarlo desde el punto de vista científico: si existe; qué lo causa (eventualmente); si el ser humano puede hacer algo por evitarlo o debe adaptarse a él.

    Y la tercera, que pase lo que pase los progres tienen la memoria muy corta y selectiva, y este es sólo un ejemplo: leyeron a Lomborg en diagonal, no se acuerdan de lo que leyeron/entendieron en ese momento, y vuelven a leerlo en diagonal ahora. Por lo mismo que no se acuerdan de qué pasaba en 2003 antes de entrar en Irak, o que el 11-S fue antes de la invasión de Afganistán, o que Zapatero fue a reunirse con el dictador marroquí mientras España no tenía relaciones diplomáticas con Marruecos, pero es Aznar el que crispa. Esta gente funciona así.

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