El coste del altruismo

altruismIm2El altruismo, a un nivel muy elemental, genuino y originario, es cosa de genes, familias y tribus (grupos muy reducidos con un alto grado de parentesco). Consiste precisamente en un coste: aquel en el que el actor incurre para beneficiar a otro. Puede ir desde asumir un pequeño riesgo o renunciar a una pequeña satisfacción hasta entregar la vida. La primera lección que podemos extraer de él es que nada es gratis. El altruista pondera inconscientemente la fortaleza de los lazos que le unen a quien ha de beneficiar. Sobre ese cimiento biológico nuestra mente construye toda una serie de fantasías sociales en las que la hermandad es cosa universal, y con ella la propensión al altruismo, y lo hace tanto más cuanto más liberada está de centrarse en buscar soluciones para los problemas inmediatos que plantea la subsistencia.

Pueden leer sobre ello en Libertad Digital

Germanico
Germanico

No hay aprendizaje sin error, ni tampoco acierto sin duda. En éste, nuestro mundo, hemos dado por sentadas demasiadas cosas. Y así nos va. Las ideologías y los eslóganes fáciles, los prejuicios y jucios sumarios, los procesos kafkianos al presunto disidente de las fes de moda, los ostracismos a quién sostenga un “pero” de duda razonable a cualquier aseveración generalmente aprobada (que no indudablemente probada), convierten el mundo en el que vivimos en un santuario para la pereza cognitiva y en un infierno para todos, pero especialmente para los que tratan de comprender cabalmente que es lo que realmente está sucediendo -nos está sucediendo.

Artículos: 465

6 comentarios

  1. El problema del «altruismo» obligado no es a quién va destinado, sino que el mecanismo de funcionamiento nada tiene que ver con el altruismo real. Es una razón más para que no se realice.

    Al realizarse una acción altruista el perceptor nota el carácter voluntario del que la realiza. El hecho nace en un entorno de incertidumbre y el beneficiado lo es inesperadamente. Ello por norma genera gratitud, unión, contraprestación… Es lo que hace que el altruismo sea una característica beneficiosa a largo plazo en el plano individual y colectivo.
    Además, la incertidumbre hace que el que gane del acto no cuente con que se repita siempre, por lo que más le valdrá cambiar su situación…

    Ahora bien, en el «altruismo» obligado se beneficia al que supuestamente tiene un «derecho» a ello. Por lo tanto los beneficiados perciben que se les está dando lo que les pertenece, no algo que tengan que agradecer ni compensar. Eso anima a todo el que esté próximo a adquirir ese «derecho» a cambiar su situación para lograrlo. Recibir cosas gratis es un gran incentivo, sobre todo cuando la alternativa es trabajar y que te quiten para… dar a los que tienen ese «derecho».

    Es el mecanismo lo que invalida la imposible caridad obligada, no los actores.

  2. Plazaeme, hay más que genes, familias y tribus, ciertamente. Está lo que Trivers denomina altruismo recíproco, que puede darse con personas no emparentadas, y que practican hasta los murciélagos. Entre nosotros, aquellos que favorecen nuestras aspiraciones y se oponen a quienes tratan de perjudicarnos se convierten en amigos y aliados. Con el tiempo se pueden formar lazos muy sólidos. Por otro lado alguien puede tener nuestros genes y sernos odioso, muy especialmente en la sociedad impersonal e individualista en la que vivimos, muy distinta de aquella primitiva en la que se desarrollaron nuestras capacidades cognitivas, sociales y afectivas.

    Juano, en el sentido que le apunto a Plazaeme se puede contemplar el largo plazo y sus rentabilidades. De todas formas no tenemos una mente preparada para pensar bien a largo plazo. Este surge de la suma y acumulación de juegos (tómese la palabra en el sentido que se le da en la Teoría de Juegos) en el corto plazo.

    Estoy totalmente de acuerdo contigo en que el altruismo obligado no es altruismo, y ahí quería ir a parar en el artículo. Pero además quería resaltar que dicho altruismo obligado tiene por objeto a una colección de individuos que, en la mayoría de las ocasiones, nos son por completo ajenos, tanto como personas o individuos como por sus aspiraciones en sociedad.

  3. No creo que la raíz del altruismo esté en los genes ni en el cálculo de rentabilidad a corto plazo. Creo que es una institución conformada a lo largo de los siglos por su probada rentabilidad a largo plazo como norma general.

    Supongamos un mercader que tiene que elegir entre dos aldeas para establecer una relación comercial. Las dos pequeñas, con buenas materias primas y producción, con un beneficio esperado similar. Ahora bien, en una si te partes una pierna antes de que alguien te atienda tienes que llamar la atención primero y negociar el precio del servicio después. Mientras que en la otra ante tal eventualidad te atenderán de inmediato como uno de ellos y, de haber algún coste será un tema a tratar en segundo lugar.
    ¿Qué aldea tendrá más probabilidad de atraer a más comerciantes, de ampliar sus contactos y enriquecerse a la larga?

    Los colectivos con principios cooperantes serán más prósperos que los puramente competitivos. Los individuos que abren más puertas a las interrelaciones por norma llegan más lejos que los que se mantienen aislados.
    El altruismo es sobre todo una institución social. También puede analizarse como decisión personal. Pero ha de distinguirse bien cuando se trabaja en un campo o en otro, el tratamiento y los resultados no son ni paralelos ni equiparables. De ahí me da que viene la sensación de carencia con respecto al artículo. Y esa es la trampa que utiliza el sistema, extrapolando las conclusiones colectivas al ámbito individual.

    El altruismo obligado no es altruismo. Y el estado no puede ser nunca altruista, de la misma manera que no puede parir a un elefante ni a ningún ser vivo, no está en su naturaleza ni capacidad…

  4. Yo creo que falta algo a lo de genes, familias y tribus. La cuadrilla, intertribal y no necesariamente genética, que opera ya desde los chimpas.

Los comentarios están cerrados.