Mes mayo 2010

Un tonto con suerte

Michael Carroll ganó casi diez millones de libras en la lotería británica hará ocho años. Hasta aquel momento en que la fortuna se cruzó en su camino había desempeñado el denostado oficio de barrendero, sin otra perspectiva de gasto que…

¿Crisis? ¿Dónde está la crisis?

La constitución que nos dimos a nosotros mismos los españoles, hace ya tres decenios y pico, no ha cumplido su función: poner freno al poder que se deriva del juego electoral en democracia. Se tiende a considerar erróneamente, como señalan los hacendistas Buchanan y Brennan en algunos de sus trabajos, al ciclo político democrático como una adecuada cortapisa de los excesos gubernamentales: si un gobierno se pasa, el electorado “le bota”. Por contra, lo que sucede en nuestro país, dramático ejemplo del despotismo ejercido por las mayorías, es que los excesos del gobierno, que se convierten en abierta manipulación de la realidad, no hacen que el electorado cambie sus preferencias. Esto se debe a lo que podría denominarse en términos económicos como una gran inelasticidad del voto respecto a la gestión gubernamental de los asuntos públicos, que sería debida a una fatal falta de seguimiento crítico por parte del electorado del trabajo desarrollado por sus representantes electos. A esto se le puede añadir que el voto se ejerce cada cuatro años, lo que impide un control exhaustivo y cotidiano de la cosa pública por parte de los ciudadanos.

La aplastante mayoría

Le pone a una en su sitio. Visitar «estercoleros» y leer los comentarios da qué pensar. Este blog que me arropa está formado por un ramillete de profesionales amantes de la veracidad dispuestos a dar la batalla de las ideas…