Asistimos atónitos -pero calladitos la mayoría- al sádico asesinato de la responsabilidad individual a manos de la oligarquía política. El arma: el miedo congénito a lo desconocido.
El atavismo mistérico, el ritual que nace de lo que no vemos y lo que no entendemos ha cambiado con los milenios. Sus raices son las mismas. Y los beneficiarios (siempre pocos) de los rituales también. Desde el agujero de Ozono hasta la nube de ceniza del volcán islandés de nombre impronuciable, pasando por la desaparicion de los bosques, los transgénicos, la gripe aviar, la gripe porcina, el calentamiento global … Con inusitado sadismo el aparato estatal va cortando miembro a miembro el corpus de nuestras libertades, apagando la llama de la responsabilidad individual. Nosotros, pacientes, nos dejamos aliviar con los emplastos de falsa seguridad social, supuesta educación gratuita, promesas de «todos juntos podemos» … hasta que nos demos cuenta de que son ellos los únicos que pueden gracias a que nosotros ya sólo existimos por y para ellos.
Les dejo simplemente una pregunta: realmente creen que un ministro y sus funcionarios son capaces de valorar mejor que ustedes y sus pilotos el riesgo de volar en cualquier circunstancia? No son los pilotos y sus superiores en las compañias aéreas los que mejor formación tienen para valorar las condiciones de vuelo? No es usted el más indicado para valorar si la asunción de un riesgo para su vida se ve justificada por el beneficio que se promete alcanzar haciéndolo?
En función de sus respuestas podrán saber si ya les han cortado otro trocito de su responsabilidad individual.
Veamos…
Que los pilotos o sus superiores sean los apropiados para saber si deben volar los aviones es, como mínimo, muy dudoso.
Los pilotos no tienen los conocimientos técnicos necesarios para saber si en esas condiciones, absolutamente extrañas, un avión está en peligro (recordar cuál es el nivel de peligro «aceptable» en aeronáutica) o no.
Sus superiores (se supone que en la línea aérea) está en las mismas o peores circunstancias, aún siendo ingenieros aeronáuticos (yo lo soy) no están especializados en seguridad de vuelo, si no en costes de operación, lo que puede llevarles a sobrevalorar el coste de no volar respecto al riesgo de sí hacerlo.
Los ingenieros de Boeing y Airbus pueden estar preparados y formados para decidir si es apropiado volar en estas condiciones, dentro de los márgenes de seguridad que toquen, sin embargo, volviendo al mismo tema, pueden tener presiones para dejar que «sus» aviones sí vuelen, ya que si los unos se quedan en tierra y otros no la publicidad de la empresa que vuela subirá como la espuma (si no hay accidente, volvemos a pensar en probabilidad de riesgos).
¿No es usted el más indicado para valorar si la asunción de un riesgo para su vida se ve justificada por el beneficio que se promete alcanzar haciéndolo? Pues no, ya que el público e, probablemente, el menos preparado para decidir: ¿cómo se explica a una persona las probabilidades de accidente que hay en cada vuelo? ¿cómo saber si lo valora bien o es que no lo entiende?
Los ministros tampoco son los más preparados y los que deben decidir…
Sin embargo los ministros no debieran tener presiones para poner en riesgo una vida por volar fuera de parámetros, por lo tanto,creo, los que deben valorar esto sonlos ministros con la buena indicación de los expertos de seguridad aeronáutica independientes. Véase que el misnistro sólo no es el apropiado, pero creo que es una instancia lo suficientemente alta como para poder ser imparcial y que bien aconsejada puede ser la mejor (o en su caso un estamento de seguridad aeronáutica independiente).
Por el tema de que los pringados de siempre paguemos a las compañías aéreas… es curioso… ahora les tengo que dar mi dinerito, pero cuando me dejaron en Paris un día tirado no me dieron el suyo… o cuando han ganado dinero a espuertas no han dicho «venga, vamos a repartir, bajemos los billetes un 20%»
Creo que gran parte de la culpa de este caos aéreo la tiene la creencia cuasi religiosa en los modelos teóricos de ordenador. Me explico: tal y como está la política en Europa, el principio de precaución se aplica en su máxima extensión, así que no es extraño que, ante la menor señal de posible peligro, se prohíba todo (menos mal que no nos han prohibido aún respirar por si la ceniza nos causa cáncer!). Combínese esto con un aviso de un oscuro organismo londinense que ha corrido unos modelos sobre cenizas volcánicas y ya tenemos el caos servido. De hecho, es probable que, si las compañias aéreas no hubieran efectuado el lunes esos vuelos de prueba, estaríamos todavía sufriendo cancelaciones «por si acaso»
Lo del cambio climático es parecido: se emplean modelos para predecir (ellos lo llaman proyectar para disimular un poco) el comportamiento del clima. Si luego el clima no se comporta así, echan la culpa a las observaciones. Pienso que el papel de los modelos debería ser meramente orientativo y que la amenaza de un peligro se demuestra con estudios de campo, que midan las condiciones reales en el mundo físico y palpable, que es por donde nos movemos, y que no es el mundo de Avatar precisamente.
Currela, sí. Me olvidé de los ingenieros. No porque les tenga tiña, sino porque los empaqueté junto con los superiores de los pilotos.
Espectador:
Exactamente. Es la patología del Homo politicus: no dejar que otros asuman su responsabilidad individual, pero al mismo tiempo, evitar por todos los medios ser responsables de algo. Lo importante es repetir escaño/poltrona.
Emilio, un placer volver a verte por aquí. Describes perfectamente las consecuencias de la locura estatista: como soy estado regulo, como regulo me auto-obligo a asumir una responsabilidad subsidiaria. Esta puede costar dinero. Cómo evitar el gasto? Que nadie se mueva! Y nosotros tan contentos! Pena …
Spartan, qué fué primero, la ley o la invención de cinturón de seguridad? Evidentemente, establecer standards es bueno para todos, pero eso también lo pueden hacer el mercado y la innovación empresarial.
Hiel, la medida es claramente política, no técnica. Buena prueba de lo que cuentas es la rueda de prensa que dio ayer el Ministro de Transportes alemán… justificando la medida tomada por SU departamento. Vino a decir que como se trataba de un «peligro» sin precedentes, lo mejor era lo que se hizo: no dejar que nadie se moviese. Sobre las apreciaciones de ingenieros, pilotos y las cuitas de los pasajeros … ni una palabra.
Literalmente, mi sensación es de que han cortado (una vez más) las alas al personal, excepto a los huelguistas maquinistas de Renfe. Harta tanta chulería y presunción por parte de la clase política; y en España, además, la tenemos pésima y en abundancia. Eso sí, a las compañías aéreas, leña: hay que sacarles hotel, reintegro del importe del billete, bocadillo de ibérico, una Mahou (cinco estrellas) y la muñeca hinchable para dormir «caliente».
Cuando esos incompetentes burócratas incrementen la «metida de mano» en el bolsillo del contribuyente para pagar los citados bocadillos… los pantalones esos tan de moda que llevan los chavales dejando ver su ropa interior ya irán por las tobillos. Y lo peor es que a la mayoría ni le duele.
Saludos.
YO NO LE VOTÉ: ^^
Perdón, Air bus es semipúbLica*
¿En que COÑO estaría pensando yo…?
Yo creía, al empezar a leer el artículo, que Luis iba a hablar del asunto de las perdidas económicas de las compañias aéreas, que según tengo entendido las vamos a pagar los tonti-buyentes europeos.
En el tema de la decisión de volar o no, creo que el argumento de Currela es bueno, serán los ingenieros y técnicos de Airbus/Boeing/etc los que decidan, y estas son empresas privadas. Bueno… privadas mas o menos, porque Airbus es del consorcio EADS-CASA, y es semipúbica.
En el resto de asuntos (CC, gripe transgénicos, etc) si que estoy de acuerdo, siempre que exista una información fiable. Quiero decir… yo no tengo problemas en comer transgénicos y a la oveja Dolly si hace falta, pero primero (ya que no soy médico ni biólogo) necesitaría una certificación de que ese producto es sano. Si no, es facil que un comprador sea defraudado. Eso no es liberalismo ni capitalismo para mí. Es un fraude. Esa certificación puede venir de un estado o de un organismo privado, eso es otro asunto que se puede discutir, y que yo, como liberal, no veo ningún problema en que venga de organismos privados, obviamente. Todo se basa en la confianza que tengamos en estas entidades cerrtificadoras. Igual que cuando usamos dinero mostramos cierta confianza en el estado que lo emite, incluso si es dinero fiat. La cuestión es que pasa cuando esa confianza se pierde… como está pasando con Grecia y quizás España, en un futuro «no muy lejano»
Para mí es un dilema interesante, sobre todo cuando le he dado vueltas a la existencia de sociedades sin estado (ancaps, vaya)… ¿debe haber regulaciones o no? Yo creo que un cierto control o estandarización no es malo. Pensemos que pasaría si en vez de fabricar tornillos estandarizados (rosca métrica, rosca gas, rosca X), cada fabricante produjera lo que le viniera en gana. Sería un poco caótico y anti-económico.
¿Iríais a un médico que no tuviera título? Yo en principio no (y cierto an-cap que todos conocemos me reconocía que él, tampoco). Pero si tuviera una confianza plena en el médico(por su fama, por su historial, por que me lo dice una asociación certificadora de cierto prestigio, por lo que sea que me diera confianza…), no dudaría.
Es curioso, Freelance: La frase que más repetimos los liberales es «tenemos lo que nos merecemos». Pero no, lo que quieren hacer ahora es una nueva institución Europea que «unifique» las decisiones relacionadas con la materia en el campo de los vuelos. Al parecer, han perdido tres días en la toma de decisiones.
¿Dónde está la rescisión de contrato con los políticos?
Happy.
Es lo que la clientela política demanda, querido Luis. Desde hace ya demasiado tiempo, la ciudadanía se queda mirando al Gobierno en toda circunstancia a la espera de instrucciones, de respuestas, de cobijo, de dinero, de todo. La Madrastra de Blancanieves ya no se mira en un espejito, espejito: se mira en el Estado y el Estado, los mismo que los espejos, es muy suyo y, cuando lo miras, crees que te estás mirando a ti mismo cuando, en realidad, lo que ves es una ilusión bajo la cual se esconden sus propios intereses y beneficios. «Estado, Estado, ¿debo volar?» «No, ciudadanito mío, no vueles que, si vuelas, puedes tener un percance (y, en ese caso, lo mismo me pides una indemnización)».
Vivimos en una sociedad que aspira al riesgo cero, lo cual es inalcanzable. Vivir expone a accidentes, frecuentemente produce cancer, conduce inevitablemente a la muerte, etc., pero no podemos renunciar a vivir por ello.
En los EEUU, gran parte del costo médico se debe a las crecidas pólizas de seguros que los profesionales de la medicina deben suscribir para defenderse de los litigios injustificados a los que se ven sometidos, no solo cuando cometen un error, sino simplemente cuando no son capaces de evitar lo inevitable. La Medicina Defensiva, en la que se encargan costosas y a veces perjudiciales pruebas diagnósticas para evitar ser demandados por no hacerlas, es otro síntoma de este mal.
A los políticos les causa pánico que puedan acusarles, muchas veces partidista y demagógicamente, de no haber previsto todos los peligros. Por eso se curan en salud prohibiendo todo aquello que puede conllevar algún riesgo, en vez de informar sobre ello y dejar que cada cual tome la decisión que crea conveniente. Estamos viéndolo ahora con la prohibición de vuelos en Europa, lo vimos con la compra desaforada de vacunas para una pandemia de gripe A que luego no se produjo, etc. El Estado se convierte cada más en algo casi omnipotente que decide por los individuos, a los que juzga incapacitados para tomar decisiones correctas por su cuenta. Saben lo que es mejor para ti, y te obligan a ello, quieras o no, y lo peor es que lo hacen con tu dinero, que algunos de ellos dicen que no es de nadie.
La ciudadanía de algunos países posee anticuerpos contra ello; véase la airada reacción en los EEUU a las bienintencionadas propuestas de Sanidad Obligatoria de Obama, que han provocado una fuerte corriente a favor de reducir la intervención del Estado en la vida de los individuos. Aquí, en cambio, el ideal de una mayoría de la población es un estado providente que se encargue de eliminar todos los riesgos, y garantice una total seguridad, sin pararse a considerar que el objetivo es inalcanzable, es insosteniblemente costoso, y es mucho más fácil que conduzca a la ruina que a la utopía. Subsidio de paro universal (incluso para los que nunca han cotizado) aunque ello destruya todavía más puestos de trabajo. ¿Y cuando no quede ya casi nadie trabajando, quien pagará los subsidios? ¿La máquina de imprimir billetes? ¿Un milagro laico? ¿Las irrenunciables conquistas sociales? ¿La marcha imparable de la Historia?
Pero todos los políticos, y especialmente los de la izquierda, no se preocupan más allá de las próximas elecciones, hasta que llega la catástrofe final. Nosotros llevamos ese camino. Un barco sin brújula en medio de la tempestad, mandado por un capitán inepto que cree saber mejor que nadie a donde se dirige, aunque el oficio lo aprendió en dos tardes. Y que además odia profundamente a la mitad de la tripulación y el pasaje, y prefiere hundirse a dejar el timón.
Luis, en mi opinión:
Evidentemente, no.
En este caso, no. Los daños de la ceniza volcánica se producen en los bordes de ataque de los álabes de los motores de los aviones (compresor y turbina) y en los instrumentos de vuelo (medidores de velocidad aerodinámicos) sobre los que los ingenieros de Airbus y Boeing tienen mucho más que decir que los pilotos y sus jefes.
Evidentemente, sí, pero aquí ha faltado una información veraz y seria (para variar) desde el principio. Como de costumbre, hemos estado oyendo a políticos, burócratas y chupópteros de nuestros impuestos hablando de algo de lo que no tienen ni p.ta idea en lugar de estar oyendo a los técnicos especialistas, que esos sí, deberían dar la información precisa y sincera para que pudiéramos evaluar seriamente los riesgos. Pero claro, igual van y dicen que no hay que volar y eso, supongo, no iría del todo bien a las cuentas de resultados de las compañías aéreas ¿no?.
Saludos,